domingo, 4 de marzo de 2018

LA STRADE BIANCHE


El mes de marzo da al ciclismo las primeras grandes batallas del año. Y empieza con la Strade Bienche, una clásica moderna que la inmensa mayoría de los corredores considera la más bella. Pero esta vez también fue la más bestial, porque a los muros y a los tramos de sterrato se unió un tiempo de perros, frío y la lluvia que convirtió en lodazales los tramos menos firmes y con menos gravilla de los 11 que había en la carrera.
Ayer, el “Bala” Alejandro Valverde partía como uno de los favoritos para llevarse la Strade Bianche, esa prueba del "sterrato" que recorre la Toscana.
La clásica italiana presentaba en esta su 12ª edición 184 kilómetros de los que, 63 de ellos fueron sobre pistas de tierra embarrada. Pero si los barrizales son un problema para la serpiente multicolor, mucho más fueron algunos de los muros fangosos que plagan el recorrido hasta que a 900 metros se supera la guinda a un recorrido de alta emoción y que les lleva a la pendiente que da a la Piazza del Campo.
Tras su regreso victorioso del Tour de Abu Dhabi, Andalucía y Vuelta a la Comunidad Valenciana, Alejandro Valverde regresaba a la competición tras superar una gastroenteritis esta misma semana y al que le pillo un overbooking en el aeropuerto de Barcelona la tarde del viernes que le hizo llegar casi de madrugada a Siena, después de que su vuelo se viese obligado a ir a Roma en lugar de Florencia.
En los días previos, había nevado, helado y caído mucha agua en Siena, con lo que esta Strade Bianche nada tuvo que ver con las ediciones de años anteriores donde el “Bala” había brillado.
Demasiados inconvenientes y difícil papeleta se le presentaba al español.
Pese a ser una carrera tan joven, la Strade Bianche ha conseguido mucho protagonismo de forma muy rápida, gracias a su más que atractivo recorrido, que a su vez ha atraído a los mejores corredores del pelotón, dotándola de un prestigio de gran clásica. En 2015 entró en UCI Europe Tour, y en 2017 dio el salto al World Tour, por lo que la participación de los mejores clasicómanos está siempre garantizada.
En una carrera épica, con mucho barro debido a la lluvia y a la nieve caída los días anteriores, el “Bala”  firmaba la cuarta plaza, a 1 minutos y 25 segundos del vencedor, tras otra fantástica muestra de fortaleza. El murciano contó en el tramo final de carrera con la asistencia de José Joaquín Rojas, que lo acompañó en los peligrosos cortes dentro de los últimos 60 kilómetros, y Andrey Amador, que realizó labor de avanzadilla por delante del grupo de favoritos.
La lluvia y la subida de las temperaturas impidieron ver estampas invernales por los campos de Siena, pero a cambio embadurnaron de barro a los héroes seducidos por el encanto del que ya se ha convertido en el 'Monumento' del siglo XXI. No fueron blancos los tramos de tierra, sino marrones, como si se tratara de ciclocross en lugar de ciclismo en ruta.
Cuando Tiesj Benoot cruzó la línea de meta en Siena y se llevó las manos a la cabeza para celebrar su victoria, el sudor de su rostro al mezclase con el barro, hacia que la tierra se agrietara haciendo irreconocible el sufrimiento de los ciclistas. Unas imágenes más propias de décadas anteriores.
Esta 2018 será una Strade Bianche difícil de olvidar para este joven belga del Lotto Soudal, primera victoria como profesional, y también para todos los que tuvimos el placer de verla.
Fue la Strade Bianche del barro y también la de los héroes inesperados ya que el protagonismo recayó en esta ocasión en un trío inesperado, con los 'gallos' marcándose en exceso por detrás de la cabeza de carrera. La gloria fue para un corredor con enorme talento que hasta ahora contaba con escasa capacidad para rematar en los kilómetros finales pero que ayer tras dar caza  a Romain Bardet y Wout Van Aert les dejó clavados en el último tramo importante de 'sterrato' cuando solo faltaban 12 kilómetros a meta. La terrorífica ascensión final a la Piazza del Campo de Siena, tantas veces decisiva, fue un homenaje de la fervorosa afición local a una gesta que en parte el propio ciclista predijo el día anterior, apuntando al pódium y asumiendo que la carrera iba a ser "un baño de barro".
El rendimiento de Romain Bardet (2º), fue sorprendente en una carrera como esta, y Van Aert (3º), que a pesar de ser incapaces de seguirle el ritmo a Benoot, dejaron su sello y lanzaron un aviso a navegantes de cara a la primavera ciclista. Especialmente Van Aert, campeón del mundo de ciclocross en los tres últimos años que apunta ahora a la ruta. Quizá la Strade Bianche albergó el nacimiento del próximo gran 'clasicómano', 23 años aún. El pavé le espera para medir unas fuerzas que en el tramo final de la Strade Bianche le abandonaron, seguramente por falta de experiencia.
Tras ellos llegó Alejandro Valverde el (Bala), que sigue asombrando en este comienzo de 2018. El líder de Movistar recorrió la Toscana acompañado siempre por los Sagan, Kwiatkowski y Stybar, dejando hacer al resto por delante. El marcaje fue tan férreo que, cuando quisieron reaccionar, la victoria de Benoot ya estaba cantada. Pese a todo, el murciano peleó hasta el final para alcanzar al menos la cuarta plaza.