El rol del gregario no se entiende fuera del ciclismo ya que no es un deporte individual como algunos todavía creen. Sino que es el más solidario. |
En el
mundo del ciclismo, una de las actividades más valiosas y a la vez desestimada
por la mayoría de los aficionados es la del gregario. Se trata generalmente de
ciclistas de grandes condiciones pero que por diferentes circunstancias no han
logrado llegar a la cima o les falto el padrino y se tienen que resignar a
formar parte de esa serpiente multicolor preocupados por trabajar a destajo
para ayudar a sus jefes de fila a conseguir las grandes o pequeñas victorias.
Esta ingrata
labor es el común denominador que tienen que afrontar la casi totalidad de los
integrantes del pelotón y no digamos de los recién llegados, su capacidad para
afrontar ese trabajo puede convertirlos
en la diferencia que los descalifique para siempre, los convierta en gregarios
de lujo o los catapulte a la cima de un deporte donde la elite está conformada
por un reducido número de gallos, estrellas que llegaron allí gracias a sus
excepcionales condiciones, al trabajo siempre efectivo de estos obreros del
pedal.
Alguna
vez nos preguntamos: ¿Qué es un gregario?, ¿Qué labor tan especial los
convierte en elementos esenciales dentro de cualquier equipo?.
Grandes campeones comenzaron como gregarios. Miguel Indurain lo fue de Perico Delgado. |
Un
gregario, ni más ni menos, es un ciclista que deber tener unas condiciones
especiales, tiene que ser fuerte, generoso es sus esfuerzos, libre de egoísmos
y principalmente y sobretodo estar dispuestos a dejarse el alma en la carretera
a favor de su líder.
Las
labores que tienen que desempeñar en un día cualquiera de competición son
múltiples: Acompañar a su jefe y estar pendiente siempre de él, tratando de
incorporarlo al pelotón cuando por avería, caída u otras circunstancias se
quedase descolgado, incluso proporcionarle sus ruedas si fuese necesario, bajar
al fondo del pelotón para recoger los botellines con bebida o alimentos para
sus compañeros, estar pendiente de su jefe protegiéndole del viento y
minimizándole sus esfuerzos, lo que vulgarmente se llama llevarlo en palmitas,
formar parte de ese tren final que prepara los sprint para lanzar al compañero
más apto para el esfuerzo final, ponerse al frente del pelotón para perseguir y
cazar las fugas peligrosas. Al termino de su agotadora jornada después de
varias horas y sabedor de que no va recibir ningún trofeo ni besos de las
azafatas, solamente y tras cruzar la línea de meta en soledad y con el
agradecimiento propio del trabajo bien hecho, regresar a su hotel para
descansar y recobrar las fuerzas que le permitan al día siguiente continuar con
su titánica labor.
Bradley Wiggins un campeón que necesito contar con el beneplacito de su gregario Chris Froome, |
Tampoco
podemos olvidar que muchos que comenzaron como gregarios salieron después grandes
campeones: Miguel Induráin lo fue de Perico Delgado, Víctor Hugo Peña, quien
incluso siendo líder del Tour de Francia no olvido por un instante el rol que
debía cumplir al ser el gregario de Lance Armstrong o el más reciente de Chris
Froome atento a apoyar a su líder Bradley Wiggins pese que se mostraba más
fuerte y en mejor forma en los puertos
del Tour de Francia de 2012.
En la
historia del ciclismo existen muchos más casos como estos, pero aunque un
gregario se muestre más fuerte que su líder, su trabajó es defender el maillot
de su líder.
La gloria
del gregario no es la suya propia, ya que está lejos del festejo, de las flores
y de los besos, las victorias ajenas son el objetivo y su recompensa es la certeza
del deber cumplido.
Es el héroe anónimo que la
afición no aclama, pero es la base en la que están soportados los grandes
triunfos.
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