luns, 3 de setembro de 2018

LLEGO LA COVATILLA

Hoy se corrió la 9ª etapa de la Vuelta Ciclista a España, primera llegada importante para la general en esta edición de la Vuelta a España. Tras una primera semana cargada de emoción, calor y mucha dureza llegaba el primer envite serio para los ciclistas que vienen con la idea de hacerse con el maillot rojo en Madrid.

Aunque ya se había vislumbrado algo en la Sierra de Alfaguara en la cuarta etapa, la escasa pendiente había dejado dudas y todo hacía pensar que sería hoy con el primer test importante de montaña quien pusiera a cada uno en su sitio.
Pero en la lucha agónica a la ascensión final a La Covatilla ninguno de los favoritos suspendió el examen.
Hubo muchos movimientos en la primera etapa de montaña, muchas sensaciones de todo tipo, pero pocas conclusiones claras, más allá de que Michal Kwiatkowski ya no será el rival a batir y los días de gloria de Rudy Molard ya han pasado. El resto, con más o menos tiempo perdido, se mantienen en la pomada tras el primer gran examen, un examen del que Simon Yates sale como nuevo líder con un segundo de ventaja sobre Alejandro Valverde. Un liderato poco más que anecdótico, puesto que los diez primeros se mueven en un escaso margen de 50 segundos. Una minucia con lo que queda todavía por delante.
Lo más atractivo de la primera etapa de montaña de una gran vuelta es que nadie sabe si las piernas de los rivales funcionan o no. A veces, ni el propio ciclista está seguro de si tiene las fuerzas suficientes. Así que hay quien opta por jugar al gato y al ratón. Nairo Quintana quiso tirarse un farol cuando mediada la subida a La Covatilla se refugió en la cola del grupo, mientras Valverde avanzaba y Carapaz le buscaba entre preocupado y sorprendido. Aunque en realidad, estaba fuerte como el que más. A Emanuel Buchmann le pasó todo lo contrario. Ordenó a Rafal Majka que destrozara el grupo en pedazos y luego no pudo seguir el ritmo de los mejores. Algo similar a lo que les ocurrió a Steven Kruijswijk y George Bennett, los colíderes de la escuadra que más intriga en esta Vuelta.
Unos gallos sacaban más pecho que otros, pero ninguno irradiaba felicidad. Ese privilegio se lo reservó en exclusiva Ben King, que ganaba su segunda etapa en esta Vuelta. Llegó a meta desencajado, tras 200 kilómetros en fuga, escapando primero del pelotón y durante toda la ascensión a La Covatilla de la insistente persecución de Bauke Mollema, el corredor de los “CASIS”. Casi ganó dos etapas del Tour de Francia, casi ganó la Clásica de San Sebastián y lleva dos segundos puestos en esta Vuelta. El holandés, que reaccionó demasiado tarde al ataque inicial de King, llegó a estar a 20 segundos de la cabeza cuando este parecía haber dado ya todo lo que tenía, pero se le acabo la gasolina antes de tiempo.
Al final, llegó a meta como buenamente pudo, con dos minutos de ventaja con respecto a los mejores de la general. Como ya es tradición en esta Vuelta, la fuga tuvo éxito, en esta ocasión porque el Groupama-FDJ del hasta entonces líder Molard no tuvo el poderío necesario para echarla abajo. Nadie le ayudó a hacerlo, concentrados como estaban los equipos en reservar energías para el tramo final, no sólo para el ascenso a La Covatilla, sino también para el criminal adoquinado al paso por Candelario.
Fue allí, precisamente, cuando se desmembró la escapada, con King como superviviente y Mollema de perseguidor. Mientras tanto, los principales equipos se iban asomando por detrás, marcando terreno. Cuando se empinó definitivamente la carretera, Majka lanzo el primer hachazo, fatigando a Mas y De la Cruz, y Kuss se encargó del segundo para dejar lanzada la carrera.
El primer arreón serio fue de Miguel Ángel López, el segundo de Nairo Quintana y el tercero de Wilco Kelderman. Los tres hicieron camino junto a Jon Izagirre y Rigoberto Urán, mientras Simón Yates luchaba por agarrarse y Bennett cedía cada vez más. Por detrás, en otro grupo, Valverde, Pinot, Buchmann, Gallopin y Kruijswijk se fustigaban para no ceder demasiado tiempo. Al final, entre López (4º) y Buchmann (15º) sólo hubo 28 segundos de diferencias, dejando todo casi tan abierto como estaba antes de empezar, eso sí, las piernas empiezan a notar el cansancio.
Mañana primer día de un merecido descanso activo. Todavía quedan doce día de lucha sin cuartel y muchas emociones.

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