Hoy se corrió la 9ª etapa de la Vuelta Ciclista a España, primera llegada importante para la
general en esta edición de la Vuelta a España. Tras una primera semana cargada
de emoción, calor y mucha dureza llegaba el primer envite serio para los ciclistas que vienen con
la idea de hacerse con el maillot rojo en Madrid.
Aunque ya se había vislumbrado
algo en la Sierra de Alfaguara en la cuarta
etapa, la escasa pendiente había dejado dudas y todo hacía
pensar que sería hoy con el primer test importante de montaña quien pusiera a
cada uno en su sitio.
Pero en la
lucha agónica a la ascensión final a La Covatilla ninguno de los favoritos suspendió
el examen.
Hubo
muchos movimientos en la primera etapa de montaña, muchas sensaciones de todo
tipo, pero pocas conclusiones claras, más allá de que Michal Kwiatkowski ya no será el rival a batir y los días de
gloria de Rudy Molard ya han pasado. El resto, con más o menos tiempo perdido,
se mantienen en la pomada tras el primer gran examen, un examen del que Simon
Yates sale como nuevo líder con un segundo de ventaja sobre Alejandro Valverde.
Un liderato poco más que anecdótico, puesto que los diez primeros se mueven en
un escaso margen de 50 segundos. Una minucia con lo que queda todavía por
delante.
Lo más
atractivo de la primera etapa de montaña de una gran vuelta es que nadie sabe
si las piernas de los rivales funcionan o no. A veces, ni el propio ciclista
está seguro de si tiene las fuerzas suficientes. Así que hay quien opta por
jugar al gato y al ratón. Nairo Quintana quiso tirarse
un farol cuando mediada la subida a La Covatilla se refugió en la cola del
grupo, mientras Valverde avanzaba y Carapaz le buscaba entre preocupado y
sorprendido. Aunque en realidad, estaba fuerte como el que más. A Emanuel Buchmann
le pasó todo lo contrario. Ordenó a Rafal Majka que destrozara el grupo en
pedazos y luego no pudo seguir el ritmo de los mejores. Algo similar a lo que
les ocurrió a Steven Kruijswijk y George Bennett, los colíderes de la escuadra
que más intriga en esta Vuelta.
Unos
gallos sacaban más pecho que otros, pero ninguno irradiaba felicidad. Ese
privilegio se lo reservó en exclusiva Ben King,
que ganaba su segunda etapa en esta Vuelta. Llegó a meta desencajado, tras 200
kilómetros en fuga, escapando primero del pelotón y durante toda la ascensión a
La Covatilla de la insistente persecución de Bauke Mollema, el corredor de los “CASIS”. Casi ganó dos etapas
del Tour de Francia, casi ganó la Clásica de San Sebastián y
lleva dos segundos puestos en esta Vuelta. El holandés, que reaccionó demasiado
tarde al ataque inicial de King, llegó a estar a 20 segundos de la cabeza
cuando este parecía haber dado ya todo lo que tenía, pero se le acabo la
gasolina antes de tiempo.
Al final,
llegó a meta como buenamente pudo, con dos minutos de ventaja con respecto a
los mejores de la general. Como ya es tradición en esta Vuelta, la fuga tuvo
éxito, en esta ocasión porque el Groupama-FDJ del hasta entonces líder Molard
no tuvo el poderío necesario para echarla abajo. Nadie le ayudó a hacerlo,
concentrados como estaban los equipos en reservar energías para el tramo final,
no sólo para el ascenso a La Covatilla, sino también para el criminal adoquinado al paso por
Candelario.
Fue allí,
precisamente, cuando se desmembró la escapada, con King como superviviente y
Mollema de perseguidor. Mientras tanto, los principales equipos se iban
asomando por detrás, marcando terreno. Cuando se empinó definitivamente la
carretera, Majka lanzo el primer hachazo, fatigando a Mas y De la
Cruz, y Kuss se encargó del segundo para dejar lanzada la carrera.
El primer
arreón serio fue de Miguel Ángel López, el segundo de Nairo Quintana y el
tercero de Wilco Kelderman. Los tres hicieron camino junto a Jon Izagirre y Rigoberto
Urán, mientras Simón Yates luchaba por agarrarse y Bennett cedía cada vez más.
Por detrás, en otro grupo, Valverde, Pinot, Buchmann, Gallopin y Kruijswijk se
fustigaban para no ceder demasiado tiempo. Al final, entre López (4º) y
Buchmann (15º) sólo hubo 28 segundos de diferencias, dejando todo casi tan
abierto como estaba antes de empezar, eso sí, las piernas
empiezan a notar el cansancio.
Mañana primer día de un merecido descanso activo. Todavía
quedan doce día de lucha sin cuartel y muchas emociones.
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