domingo, 20 de decembro de 2020

LA VUELTA A ESPAÑA CASA CON LA PRIMAVERA, VERANO Y EL OTOÑO.

A pesar de haber sido una temporada ciclista 2020 diferente, un tanto extraña por culpa del coronavirus y la más singular de la historia, nos dejó un regusto dulce en el año más negro.

La Vuelta a España 2020 nos dio la oportunidad de disfrutar de un paisaje que muda, con una meteorología más benigna que agosto, sin ese calor, y un espectáculo que ha estado a la altura.

A pesar del poco público (o ninguno) en las calles y a esa sensación de soledad que ha acompañado a los ciclistas, nos dejó la etapa de niebla espesa hacia Sanabria, también pudimos ver que la lluvia y el frío mostraron a las claras que no todos los favoritos se desenvolvieron igual.

Este año la carrera se tubo que vivir día a día sin saber lo que podía pasar a la mañana siguiente y que ha tenido que cambiar salidas y llegadas, molestando lo menos posible a ciudades confinadas y territorios cerrados perimetralmente.

La pandemia hizo que se tuviese que modificar el recorrido de la etapa del Tourmalet, pero al haber alternativas previstas la carrera fue viable al ser cambiada por el Formigal, que lejos de parecerse ni un gramo a la gran cima francesa, fue al final la etapa donde más sufrió Roglic y donde perdió el mallot rojo que quería llevar de principio a fin en favor de Richard Carapaz.

 En esta Vuelta también vimos el amago de boicot de los ciclistas disconformes con la decisión tomada por los comisarios por el trato recibido tras las bonificaciones, en la que Carapaz terminó perdiendo el maillot de líder en favor de Roglic. Sin embargo, este amago de plante ha sido solucionado rápidamente y el pelotón continuo su camino.

También hubo frenéticas etapas de alta montaña, de descanso activo, días para que los escuderos, siempre sacrificados en labores oscuras, dieran rienda suelta a sus escasas opciones y descalificaciónes por forcejeos y codazos en los sprints.

En definitiva, hubo ciclismo y lo disfrutamos durante 18 días de batallas sin cuartel y para mayor gloria del joven ciclista esloveno de 31 años Primoz Roglic que la gana por segundo año consecutivo.

Si algo nos demostró esta Vuelta es que casa con toda meteorología y con cualquier paisaje, que fue perfecta y nos dió buenos momentos incluso en el año más complicado de nuestra historia.

Lo dijo Primoz Roglic "Llegar a Madrid ya ha sido un gran logro en un planeta que no está en la mejor situación. Pero, aún así, hemos podido correr".

Y que los aficionados disfrutamos de unas fantásticas etapas.
 

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