domingo, 19 de abril de 2015

LA HORA DE LOS CLASICOMANOS

El primer domingo de este mes, en horario de sobremesa, asomo por el Canal Temático de TVE el Tour de Flandes, una carrera que encarna la esencia de un deporte centenario ya que nació en 1913 y solo dejó de celebrarse durante los años de la Primera Guerra Mundial.
Los 264 kilómetros de recorrido, los 19 muros y los seis tramos de adoquines que jalonaban el recorrido de este año que fue de Brujas a Oudenaarde anunciaban la llegada de la primavera ciclista.
Tras esta prueba se disputo el tercer monumento de la temporada que salió de París para finalizar en el velódromo de Roubaix, así hasta la culminación de las clásicas con el Tríptico de las Ardenas que dio comienzo precisamente hoy mismo con la disputa de la Amstel Gold Race, famosa por sus cortas pero duras rampas encadenadas, el próximo miércoles 22 se corre la segunda clásica de este tríptico con final en el ya mítico Muro de Huy, un muro de apenas 204 metros pero con rampas que alcanzan el 26% de desnivel y que este año tiene a Alejandro Valverde como último vencedor. El cuarto Monumento del año y que completa el tríptico de las Ardenas se disputara el próximo domingo 26.
La dificultad de estas carreras ocasiona que muchas veces, al mirar sus perfiles escuchemos opiniones como “Es una carrera o una etapa para clasicómanos”. En otras ocasiones, leemos o decimos que fulanito “Tiene un perfil clasicómano” o que hay un “determinado equipo que quiere reforzarse para las clásicas”.
¿Qué quieren decir estos términos?. En el argot ciclista se llaman clasicómanos a aquellos ciclistas que se especializan en las pruebas de un día y que tienen grandes dificultades, o sea las denominadas normalmente como las clásicas y una de las metas de estos ciclistas denominados clasicómanos es al menos conseguir una victoria en uno de estos Monumentos del Ciclismo mencionados anteriormente.
En la actualidad podemos encontrar diferentes ciclistas que se adecúan a los Monumentos o a las Grandes Clásicas del calendario mundial como son: Alexander Kristoff, Tom Boonen, Fabian Cancellara, John Degenkolb, Niki Terpstra, Peter Sagan, Philippe Gilbert, Simon Gerrans y Zdenek Stybar o entre los españoles Alejandro Valverde y Purito Rodríguez.
Por norma general muchos de ellos también tienen características de sprinters para vencer en grupos reducidos, pero sin embargo tienen que reunir otras características como la potencia, las buenas dotes en las subidas tanto en puertos cortos como largos, para así poder aguantar en el grupo de cabeza o atacar.
Por lo tanto, el clasicómano está entre el velocista y el escalador. Para poder entender el tema, tenemos en un extremo a Marcel Kittel, es el mejor velocista actual, ya que es capaz de desarrollar una tremenda velocidad en los últimos 500 m de una etapa llana pero incapaz de mantener el ritmo del pelotón incluso en subidas cortas y no muy inclinadas.
En el otro extremo está el escarabajo colombiano Nairo Quintana, posiblemente sea uno de los mejores escaladores actuales, vencedor indiscutible en la cronoescalada de Monte Grapa y de etapas con final en un largo y empinado puerto como son Val Martelo o Semnoz, pero incapaz de marcar un ritmo en un final llano que compita siquiera con los lanzadores del propio Kittel o con los velocistas de segundo o tercer plano.
O sea, que a mayor poder velocista menor poder escalador y viceversa. En la mitad del espectro encontramos a esos ciclistas enumerados anteriormente y que por eso se les llama clasicómanos. Pero, ¿Qué tipo de carreras son las idóneas para este tipo de ciclistas?. Si nos fijamos en el perfil de una de las carreras más importantes del mundo y la más decana de las clásicas: La Lieja-Bastoña-Lieja que se celebrara el próximo domingo 26, es evidente que en esta carrera no habrá la tradicional llegada al sprint, tampoco los escaladores puros verán un terreno ventajoso para hacer un ataque sostenido que elimine a sus rivales uno a uno. Es una carrera con muchas subidas cortas, algunas muy empinadas, seguidas de tramos de descenso y falsos llanos, además de tramos sinuosos por carreteras  estrechas que hacen imposible el tradicional control de los equipos fuertes, por ello suele ser ganada por corredores de esos que están en la zona centro, o sea los clasicómanos, como fue el caso del año pasado que la ganó Simón Gerrans. Estos ciclistas que no sprintan como Kittel ni suben como Nairo Quintana, pero que tienen una punta de velocidad importante y les va bien las subidas cortas gracias a su potencia y porque sus condiciones ciclistas se adaptan a los recorridos habituales de las clásicas. También es cierto que hay varios tipos diferentes de clásicas, lo mismo que hay diferentes tipos de clasicómanos y generalmente clasificados según las características de los recorridos.
Las particularidades propias, la atmosfera y la tradición hacen que cada clásica tenga su identidad y particularidades propias de sus recorridos y que permiten ver en los puestos de honor a ciclistas muy fuertes y combativos, pero diferentes a los tradicionales podios de Giro de Italia, Tour de Francia y Vuelta a España y que a la postre son más conocidos por toda la afición.
Pero como los recorridos aunque por lo general son de perfiles rompepiernas, algunas de las clásicas terminan en subida como Flecha Valona o Giro d´Emilia, otras terminan tras un descenso como el Giro de Lombardia, otras finalizan tras varios kilómetros llanos después de un descenso como son La Clásica de San Sebastian o la Milán-San Remo y también las hay completamente llanas como la Plouay o la París-Roubaix. Por estas razones, el palmarés de algunas clásicas cuenta con vencedores velocistas puros como Mark Cavendish que gano la Milan-San Remo y la Kuurne-Bruselas-Kuurne o escaladores puros como Nairo Quintana que ganó el Giro d´Emilia o Purito que ganó el Giro de Lombardia, pero la mayoría son ganadas por los bien llamados “CLASICOMANOS”.
Tampoco existe una completa correlación entre un buen contrarrelojista y ser también un buen clasicómano, aunque existen ejemplos como Fabian Cancellara que si es bueno en ambos campos, sin embargo Tony Martin (buen Contrarrelojista) nunca destacara como Clasicómano, lo mismo que Tom Boonen nunca destacara como contrarrelojista. Pese a ellos, en algunas clásicas hemos visto ataques lejos de meta en los que un ciclista hace una verdadera contrarreloj individual en los últimos kilómetros sin posibilidad alguna para que el pelotón le de caza.
Ante estos casos es evidente que un clasicómano tiene que ser un ciclista potente, capaz de realizar y resistir esos ataques en solitario, ya que los tramos adoquinados, los muros y la montaña habrán eliminado a los contrarrelojista puros y a la mayoría de los gregarios de manera similar a como se eliminan los velocistas en las etapas de montaña, de manera que al final no haya un equipo sólido que persiga en bloque una fuga como en las tradicionales etapas llanas y que se reduce a la lucha de los líderes de los equipos en primera persona.
En las llegadas en grupos reducidos con ciclistas de diferentes equipos que se enfrentan a una llegada al sprint, el clasicómano tiene que resolver con astucia y viveza, más que por evidente superioridad de fuerza. La victoria implica no solamente ser un ciclista rápido en estos grupos pequeños sino también saber elegir el momento exacto para atacar, leer las intenciones de los rivales y tomar decisiones en fracciones de segundo.
Un tercer grupo de clasicómanos es el de los escaladores que pueden hacer fuertes aceleraciones en puertos cortos y tener suficiente fuerza y habilidad para defender la ventaja lograda, bien en el descenso o bien en un trayecto final llano, pero aunque lograse hacerlo, los kilómetros de llano que vienen después del descenso le harían perder la poca ventaja ganada en esa explosiva subida, por lo que quedan descartados para la victoria los escaladores puros, lo mismo que los velocistas que tampoco podrían seguir el fuerte ritmo impuesto en la subida por esos escaladores puros.
En definitiva, el estereotipo clásico de un clasicómano es difícil de definir, pero lo que está claro es que tiene que ser un ciclista potente en el llano, pasar bien las subidas cortas, inteligente en carrera y con una buena punta de velocidad para rematar en un grupo pequeño. También suele ser un buen fondista pero que no recupera bien en las Vueltas.
Sea como sea, con las grandes clásicas de este mes y ante los grandes clasicómanos del pelotón tenemos una magnífica oportunidad para disfrutar de la universidad de este deporte maravilloso.

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