domingo, 26 de abril de 2015

PRIMAVERA CICLISTA CON BUEN CICLISMO Y DEMASIADOS DESPROPOSITOS

En plena primavera ciclista, la actualidad no cesa después de un mes cargado de clásicas y con el Giro de Italia a la vuelta de la esquina.

Comenzábamos este mes de abril con la disputa del Tour de Flandes, que fuera de lo deportivo tuvo como protagonista a uno de los coches neutros que prestan asistencia en carrera a los ciclistas. Primero, tras tocar en el bordillo y golpear con el espejo retrovisor se llevó por delante a Jesse Sergent del Treck, que sufrió la fractura de la clavícula. Después ese mismo coche, golpeó por detrás al coche de la FDJ provocando la caída de Sébastien Chavanel, que estaba recibiendo instrucciones de su equipo por la ventanilla del copiloto. Unos despropósitos que no tendrían que haber ocurrido, a pesar de que las caídas en el ciclismo son inevitables, pero que detrás de estos accidentes este el factor humano por descuidos, por errores o incluso por la poca pericia del conductor de ese vehículo, es algo que hay que criticar y evitar, fueron una serie de errores que son intolerable y de los que habrá que tomar medidas por la seguridad de los propios ciclistas.

En lo deportivo, la 97ª edición del Tour de Flandes, segundo monumento de la temporada ciclista que forma parte del UCI World Tour 2015 y que tras 264,2 kilómetros de recorrido entre Brujas y Oudenaarde, con 19 muros y algunos tramos de pavé, el ganador fue Alexander Kristoff (Katusha), primer noruego que conquista la clásica belga, al batir con claridad en el sprint a su compañero de fuga Niki Terpstra (Etixx-Quick-Step), con el que se había escapado cuando faltaban 28 kilómetros.

La clave del triunfo del ciclista noruego estuvo en los adoquines del Kwaremont, uno de los 19 muros que jalonaron el recorrido. Al hachazo que dio Kristoff sólo pudo seguirle Terstra, que tras una buena sincronización entre ambos les permitió abrir un hueco de medio minuto cuando tan sólo faltaban 14 kilómetros para la línea de meta, punto en el que saltaron del grupo perseguidor Greg Van Avermaert (BMC) y Peter Sagan (Tinkoff-Saxo), que a punto estuvieron de enlazar.

Kristoff en los últimos metros finales tras la no colaboración en los relevos de Terstra sacó a relucir las pocas fuerzas que le quedaban para hacer historia al convertirse en el primer noruego en ganar en el “monumento” de Flandes, confirmando su buen momento de forma en este inicio de temporada, después de ganar tres etapas en Catar, una en Omán, otra en la París-Niza y tres etapas y la general final en los Tres Días de La Panne.

El tercer escalón del podio fue para Greg Van Avermaet, que en esta edición de la carrera belga, estuvo más abierta debido a las ausencias de Fabian Cancellara, ganador de las dos últimas ediciones, y de Tom Boone, con tres triunfos cada uno en los últimos diez años.

Al día siguiente del monumento de Flandes, comenzaba la Vuelta al País Vasco. Una Vuelta a la que acudían importantes gallos como eran: Jean Cristophe Peraud, Michal Kwiatkowski, Rafal Majka, Nairo Quintana o Joaquim “Purito” Rodríguez que al final se la llevo calentita doblegando a todos sus rivales.

Tras cinco etapas y a falta de la contrarreloj del último día nada estaba decidido, la pared final de Aia sería la encargada de desojar la margarita, a estas alturas de la película Nairo Quintana ya se había apartado de la pelea entre gallos porque el escarabajo no estaba para estos trotes tan explosivos. El otro escarabajo colombiano, Sergio Henao llegaba al último día con el amarillo luminoso de líder y con el mismo tiempo que “Purito”. Por lo que la contrarreloj tendría que dictar sentencia entre dos ciclistas que ni son escaladores natos ni son contrarrelojistas puros, simplemente son dos ciclistas explosivos para una contrarreloj que tenía más peligro que una caja de bombas. Estaba claro que había mucha tela que cortar en una etapa que comenzaba hacia abajo y finalizaba hacia arriba. Un  falso tobogán al que muchos hicieron frente utilizando dos bicicletas: una para bajar y otra para subir. Dos ciclistas similares, dos perfiles en la misma etapa y dos instrumentos con los que inclinarían la balanza a un lado o al otro. En el transcurso de la etapa el británico del Orica, Simon Yates, amenazo a los clásicos, pero las dos subidas finales se le hicieron muy largas.

El último en tomar la salida era Sergio Henao, lo mismo que fue el último en cruzar la línea de meta, pero tras esos poco más de 18 kilómetros cuando llegó, el preciado maillot amarillo ya había volado a las espaldas de Joaquim “Purito” Rodríguez, ya que había sido el que mejor combinó entre los favoritos, una contrarreloj que escondía dos carreras en una.

El mano a mano entre dos bailarines sobre la bicicleta lo remató con autoridad manifiesta Purito que le saco 13 segundos al escarabajo Henao. El tercero en el podio fue Ion Izagirre, por delante de su jefe Nairo Quintana y de Simon Yates.

Tras una carrera siempre hay vencedores y vencidos, alegrías y tristezas. Tras las alegrías de los ganadores, están las tristezas de los perdedores. Tristezas visibles en las caras de los damnificados por lo ocurrido en tierras vascas como fueron los casos de Jean Cristophe Peraud, Rafal Majka, Michal Kwiatkowski y Nairo Quintana, gallos todos ellos que venían con un claro objetivo: ganar la clasificación general y que no lo consiguieron, por lo que tendrán que mejorar sus actuaciones si desean cumplir con los objetivos asignados para esta temporada.

Lo mismo que en el Tour de Flandes aquí los despropósitos y los errores humanos continúan agrandando el poco interés por la integridad de los ciclistas. En la primera etapa unos pivotes de hierro señalizados de forma chapucera con dos conos, fueron la causa de una caída durante el sprint final en la cola del pelotón cabecero, cuatro de esos ciclistas han tenido que ser trasladados a los hospitales de Basurto y Cruces como consecuencia de la caída, viendo peligrar su temporada. Algo que hay que calificar como indignante y una falta grave de la organización, que reconoció que tenían que haber previsto lo sucedido, asumiendo que deberían haber protegido mejor la zona en la que se produjo la caída.

Un fallo organizativo que indigno a los ciclistas, que decidieron al día siguiente protagonizar un plante de cinco minutos en la salida en señal de protesta.

Terminada la Vuelta al País Vasco, al día siguiente la serpiente multicolor, con Sir Bradley Wiggins formando parte de ese pelotón se trasladaba a París para disputar la 113ª edición de la París-Roubaix. El periplo en la élite del británico Bradley Wiggins tenía su fin, su sueño era la de morir matando, retirarse del máximo nivel ganado la clásica con más encanto y más dureza de todas las clásicas. La ilusión de su vida se le torció muy pronto al quedarse descolgado en el Bosque de Arenberg, aunque pudo reintegrarse.

Pese a las dificultades, no renuncio fácilmente a su sueño y atacó con fuerza, con potencia y con corazón aunque poco después fue neutralizado. Cuando se hizo el corte definitivo, él no logro meterse, aunque lanzó su último intento a la desesperada, pero no fue posible. En la vida todo tiene su fin y Bradley Wiggins cerró su trayectoria deportiva con un decimoctavo puesto en la general final de la carrera de sus amores.

La victoria en esta edición del Infierno del Norte fue para un fenomenal John Degenkolb, que lograba así la primera piedra para su vitrina. Este alemán de 26 años está viviendo un inicio de temporada sensacional. Tres semanas después de su fenomenal victoria en la Milán-San Remo, que inauguraba su palmarés de monumentos y que antes de cruzar la meta en el Velódromo de Roubaix ya se había encargado de llevar la iniciativa en el tramo final, siendo el hombre al que sus acompañantes de fuga, Greg Van Avermaet e Yves Lampaert le habían dejado la tostada.

Potencia, sangre fría y decisión, fueron los tres ingredientes de la receta utilizada por el alemán para vencer a las piedras del norte de Francia, demostrando ser un campeón más que digno de esta mítica prueba.

Zdenek Stybar y Greg Van Avermaet 2º y 3º respectivamente completaron el pódium.

Durante el transcurso de esta carrera millones de espectadores de televisión vimos como varios participantes se saltaban la señalización en un paso a nivel, una situación de riesgo provocado por los propios ciclistas, lo mismo que denuncie los despropósitos de los organizadores denuncio esta situación provocada por los mismos interesados, para que los representantes de los propios ciclistas exijan a unos y otros las más estrictas medidas de seguridad, incluso con sanciones en caso de incumplimiento.

Con la Amstel Gold Race de esta última semana se iniciaba el Tríptico de las Ardenas, campo de batalla del ciclismo que en solo ocho días disputarían también la Flecha Valona y la Lieja-Bastoña-Lieja.

Como no hay dos sin tres el resumen de la clásica de la cerveza la tengo que empezar con otro colmo de una racha de despropósitos que dejan en muy mal lugar a la seguridad ciclista: ¿Cómo es posible que un coche se cuele en dirección contraria en una carrera como la Amstel Gold Race?. Gracias que iba despacio y pudo apartarse en un lateral sin causar ningún percance. Pero la imagen clama al cielo. Sé que a un loco imprudente es difícil controlar pero hay situaciones de peligro que si se pueden eludir.

Despropósitos a un lado y metidos en carrera, este año los organizadores de la Amstel Gold Race aprovecharon el trazado del Mundial de 2012 en Valkenburg, para adaptar la carrera y colocar la meta a 1,8 km de la cima lo que hacía que se alargase el recorrido en 3 km con la emoción que podría darse de una llegada en solitario o en una llegada en grupeta reducido después de coronar. Michal Kwiatkowski sacudiéndose la maldición del arco iris, aplico la segunda opción para imponer su potencia frente a Alejandro Valverde y a Michael Matthews.

Valverde acabó otra vez segundo, como en 2013, y suma su tercer podio en Valkenburg, junto al tercer puesto de 2008, ya eran once podios en el Triptico de las Ardenas, que después de la Flecha y la lieja suben a 13 (3 en la Flecha Valona, con tres triunfos, sumado el de este año) y (5 en la Lieja, con otras tres victorias, sumado ya el primer puesto de este año).

Al líder del Movistar le quedaban dos balas en la recamara. La primera en la Flecha Valona, acertó en pleno centro de la diana volviendo a ser el campeón. Su explosividad en los últimos metros y su posicionamiento en las rampas de la cota belga le dieron su tercera victoria en esta clásica.

Alejandro Valverde ha igualado a ciclistas como Eddy Merckx, Moreno Argentin, Davide Rebellin o Marcel Kint, convirtiéndose en el quinto ciclista de la historia que gana tres veces la Flecha Valona. Nadie pudo con él en los metros finales, entrando en meta destacado por delante de Julian Alaphilippe y de Michael Albasini. Un perfecto posicionamiento en toda la subida y un potente hachazo a falta de menos de 150 metros para la meta le daban la victoria.

Tras ser segundo en Lieja y ganar la Flecha Valona hoy mismo le esperaba la Lieja-Bastoña-Lieja, y como no podía ser de otra manera, al día siguiente de cumplir los 35 años, la segunda bala del “Bala Valverde” volvía dar en la diana.

El trazado de “La Decana” es la réplica interminable de los dientes de una sierra, con ese recorrido agónico por una cordillera de diez picos. Una montaña rusa con ascensiones exigentes y descensos sinuosos, un martirio de más de 250 kilómetros, una tortura para los apasionados clasicómanos. Un sube y baja sin descansos, sin posibilidad de recuperación. Una maratón para los ciclistas de fondo, pero también para los rápidos como el mejor clasicómano español Alejandro Valverde, que impuso su punta de velocidad por delante del prometedor francés de 22 años Julian Alaphilippe que ya fue segundo en la Flecha Valona y de Purito Rodríguez, después de neutralizar un ataque de Dani Moreno a un kilómetro de la llegada, que intento romper el guión, pero el guión estaba escrito de antemano y Valverde viendo que Dani se le escapaba decidió arrancar a 600 metros y con él se va Purito dispuesto a rematarle. Durante algunos segundos soñamos con la posibilidad de un podio totalmente español, pero los perseguidores se echaron encima aunque nada pudieron hacer, el Bala Valverde tuvo las suficientes fuerzas para ganar al sprint.

Nuevo triunfo para el español que con esta victoria se aúpa al primer puesto de la clasificación UCI World Tour.

La primavera ciclista llega a su fin, un mes trepidante de competición de alto nivel, pero también fue un mes lleno de despropósitos hacia estos ciclistas que se dejan la piel y el alma en cada carrera, que ofrecen espectáculo siempre a costa de su salud. Ya dije que las caídas son inevitables en el ciclismo, pero lo que no es tolerable es que detrás de un accidente haya que echarle la culpa al factor humano.

Los ciclistas llevan tiempo quejándose de que no se mira por su salud, ya que cuando no es el doping, son los recorridos inhumanos en pro del espectáculo, o las condiciones meteorológicas extremas, o coches de la carrera que atropellan a ciclistas y parece que aquí no pasa nada. Algo de que ocurra esto, es la desunión de los propios ciclistas que a veces impide que estas protestas vayan más allá, que no se las tome en serio, que no se les escuche. Nosotros, los propios aficionados, ya nos estamos acostumbrando a estos sucesos acaecidos este mes, como si fuera algo normal. Olvidándonos de todo a la carrera siguiente, incluso nos olvidamos de las fracturas sufridas por los ciclistas muchas veces por despropósitos como los ya reseñados, como si fuera algo normal, olvidándonos que esas fracturas arrastran un sufrimiento y meses de inactividad intentando recuperarse, pero nos da igual. A la carrera siguiente nos sentamos delante del televisor de nuevo para ver a estos ciclistas dejarse hasta el último aliento por ganar, sin pensar que fue de aquel que se cayó, de aquel otro que lo tiraron o de esos otros que por una mala señalización o error humano están postrados en una cama y que no sabemos cómo han pasado la noche, si le duele o no, ni que será de él los próximos seis meses intentando recuperarse.

Ya veremos cuando la desgracia vaya más allá y se mate un ciclista, con nuestra hipocresía habitual, nos llevaremos las manos a la cabeza y diremos que eso estaba visto. Ya está bien.


Fueron una serie de errores y despropósitos que hay que evitar e incluso sancionar para que no vuelvan a ocurrir. Ya que de continuar así no sabemos cuál será el siguiente capítulo.

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