El mes de
marzo da al ciclismo las primeras grandes batallas del año. Y empieza con la
Strade Bienche, una clásica moderna que la inmensa mayoría de los corredores
considera la más bella. Pero esta vez también fue la más bestial, porque a los
muros y a los tramos de sterrato se unió un tiempo de perros, frío y la lluvia que convirtió
en lodazales los tramos menos firmes y con menos gravilla de
los 11 que había en la carrera.
Ayer, el “Bala” Alejandro
Valverde partía como uno de los favoritos para llevarse la Strade Bianche, esa
prueba del "sterrato" que recorre la Toscana.
La clásica italiana
presentaba en esta su 12ª edición 184 kilómetros de los que, 63 de ellos fueron
sobre pistas de tierra embarrada. Pero si los
barrizales son un problema para la serpiente multicolor, mucho más fueron
algunos de los muros fangosos que plagan el recorrido hasta que a 900 metros se
supera la guinda a un recorrido de alta emoción y que les lleva a la pendiente
que da a la Piazza del Campo.
Tras su regreso victorioso
del Tour de Abu Dhabi, Andalucía y Vuelta a la Comunidad Valenciana, Alejandro
Valverde regresaba a la competición tras superar una gastroenteritis esta misma
semana y al que le pillo un overbooking en el
aeropuerto de Barcelona la tarde del viernes que le hizo llegar casi de
madrugada a Siena, después de que su vuelo se viese obligado a ir a Roma en
lugar de Florencia.
En los días previos, había
nevado, helado y caído mucha agua en Siena, con lo que esta Strade Bianche nada
tuvo que ver con las ediciones de años anteriores donde el “Bala” había
brillado.
Demasiados inconvenientes y
difícil papeleta se le presentaba al español.
Pese a
ser una carrera tan joven, la Strade Bianche ha conseguido mucho protagonismo
de forma muy rápida, gracias a su más que atractivo recorrido, que a su vez ha
atraído a los mejores corredores del pelotón, dotándola de un prestigio de gran
clásica. En 2015 entró en UCI Europe Tour, y en 2017 dio el salto al World
Tour, por lo que la participación de los mejores clasicómanos está siempre
garantizada.
En una carrera épica, con
mucho barro debido a la lluvia y a la nieve caída los días anteriores, el “Bala”
firmaba la
cuarta plaza, a 1 minutos y 25 segundos del vencedor, tras otra fantástica
muestra de fortaleza. El murciano contó en el tramo final de carrera con la asistencia
de José Joaquín Rojas, que lo acompañó en los peligrosos cortes dentro de los
últimos 60 kilómetros, y Andrey Amador, que realizó labor de avanzadilla por delante del
grupo de favoritos.
La lluvia y la subida de
las temperaturas impidieron ver estampas invernales por los campos de Siena,
pero a cambio embadurnaron de barro a los héroes seducidos por el encanto del
que ya se ha convertido en el 'Monumento'
del siglo XXI. No fueron blancos los tramos de tierra, sino marrones,
como si se tratara de ciclocross en lugar de ciclismo en ruta.
Cuando Tiesj Benoot cruzó
la línea de meta en Siena y se llevó las manos a la cabeza para celebrar su
victoria, el sudor de su rostro al mezclase con el barro, hacia que la tierra
se agrietara haciendo irreconocible el sufrimiento de los ciclistas. Unas imágenes
más propias de décadas anteriores.
Esta 2018 será una Strade
Bianche difícil de olvidar para este joven belga del Lotto Soudal, primera victoria como profesional, y
también para todos los que tuvimos el placer de verla.
Fue la Strade Bianche del
barro y también la de los héroes inesperados ya que el protagonismo recayó en
esta ocasión en un trío inesperado,
con los 'gallos' marcándose en exceso por detrás de la cabeza de carrera. La
gloria fue para un corredor con enorme talento que hasta ahora contaba con
escasa capacidad para rematar en los kilómetros finales pero que ayer tras dar
caza a Romain Bardet y Wout Van Aert les
dejó clavados en el último tramo importante de 'sterrato' cuando solo faltaban 12 kilómetros a meta.
La terrorífica ascensión final a la Piazza del Campo de Siena, tantas veces
decisiva, fue un homenaje de la fervorosa afición local a una gesta que en
parte el propio ciclista predijo el día anterior, apuntando al pódium y
asumiendo que la carrera iba a ser "un baño de barro".
El rendimiento de Romain
Bardet (2º), fue sorprendente en una carrera como esta, y Van Aert (3º), que a
pesar de ser incapaces de seguirle el ritmo a Benoot, dejaron su sello y
lanzaron un aviso a navegantes de cara a la primavera ciclista. Especialmente
Van Aert, campeón del mundo de
ciclocross en los tres últimos años que apunta ahora a la ruta.
Quizá la Strade Bianche albergó el nacimiento del próximo gran 'clasicómano',
23 años aún. El pavé le espera para medir unas fuerzas que en el tramo final de
la Strade Bianche le abandonaron, seguramente por falta de experiencia.
Tras ellos llegó
Alejandro Valverde el (Bala), que
sigue asombrando en este comienzo de 2018. El líder de Movistar
recorrió la Toscana acompañado siempre por los Sagan, Kwiatkowski y Stybar,
dejando hacer al resto por delante. El marcaje fue tan férreo que, cuando
quisieron reaccionar, la victoria de Benoot ya estaba cantada. Pese a todo, el
murciano peleó hasta el final para alcanzar al menos la cuarta plaza.