domingo, 27 de xaneiro de 2019

EL TOUR DOWN UNDER 2019

Un año más, el Tour Down Under dio el pistoletazo de salida a la temporada 2019. Seis días de competición por la Australia Meridional y sus alrededores. Fue la 21ª edición y la primera carrera UCI World Tour 2019, donde varios de las grandes estrellas del pelotón han competido e incluso ya han levantado los brazos. Elia Viviani vuelve a demostrar que su pichichi del año pasado, en cuanto a victorias se refiere, no fue flor de un día y que en esta temporada 2019 seguramente vuelva a ser el referente de los sprints.

El velocista italiano, no ha querido esperar y vestido desde el pasado mes de junio con el maillot tricolor de campeón nacional, fue el más rápido en la llegada de una primera etapa de la prueba australiana que fue reducida en kilómetros por el intenso calor.

De naranja en naranja y tiro porque me toca fue lo que hizo el neozelandés  Patrick Bevin para darle la primera victoria UCI World Tour al CCC polaco. Aprovechando su oportunismo en el convulso final de la segunda etapa condicionado por una nueva caída masiva en la zona de seguridad de los 3 kilómetros finales. Caleb Ewan y Peter Sagan vieron impotentes como el oceánico levantaba sus brazos para arrebatarle también al campeón de Italia, Elia Viviani, el maillot naranja de líder.

Peter Sagan inauguraba su casillero de victorias en 2019 (ya suma 113) al imponerse en la trepidante llegada tras siete vueltas al circuito final de Uraidla de la tercera etapa. El eslovaco del Bora-Hansgrohe superó al español Luis León Sánchez (Astana) y a Daryl Impey (Mitchelton-Scott) mientras que Patrick Bevin lograba retener el maillot naranja por un segundo.

Daryl Impey enseñó su dorsal número 1 como ganador final de 2018 a sus 131 rivales en la 4ª etapa. El campeón sudafricano del Mitchelton superó al neozelandés y líder Patrick Bevin y al murciano Luis León Sánchez. Con esta victoria empezaba a configurándose como uno de los favoritos para repetir victoria en la general final.

Sorprendente fue el éxito del joven belga Jasper Philipsen en la quinta etapa. El velocista del UAE se permitió el lujo de sobrepasar en meta nada más y nada menos que a Peter Sagan al final de la quinta etapa entre Glenelg y Strathalbyn, gracias a la suspensión del australiano Caleb Ewan que había sido el primero en atravesar la línea de meta. A falta de la etapa final con el decisivo Willunga Hill, el liderato seguía siendo para Patrick Bevin un día más, a pesar de que sufrió una fuerte caída a diez kilómetros de acabar la etapa y al término de la misma fue trasladado al hospital para realizar pruebas que demostraron que no peligraba su continuidad. El murciano Luis León Sánchez, seguía tercero en la general a 16 segundos, manteniendo intactas sus opciones de poder alcanzar lo más alto del podio en la general final.

Con una clasificación general muy ajustada llegaba el verdadero día de la marmota, y una vez más y ya van seis seguidas, Richie Porte dando otra lección de calidad se hizo con la victoria en Wilunga Hill.

Después de ganar con el Sky (2014-2015), con el BMC (2016-2017-2018) y ahora con el Trek-Segafredo (2019), Richie Porte tiene ganado el título de Rey de Willunga Hill. Nadie le tiene tomada la medida a esta colina como él, pero su esfuerzo, en términos de clasificación general, no fue suficiente ya que Daryl Impey, tercero en meta con el mismo tiempo que Porte, supo defenderse y superar a un Patrick Bevin que, vencido por el terreno y las consecuencias de su caída del día anterior, cedió el liderato dejando a Impey como el primer hombre en ganar dos veces seguidas la prueba australiana.

Pese al dominio que Richie Porte sigue ejerciendo en su Willunga Hill, el hoy defensor de los colores del Trek-Segafredo sigue sin poder añadir otro triunfo final al obtenido en 2017, prueba de lo complicado que resulta recuperar en los apenas tres kilómetros de subida, el tiempo que los escaladores más puros suelen dejarse en la batalla por las bonificaciones en los días previos. Este año la cosa no fue muy distinta y, aunque volvió a levantar los brazos, no pudo abrir huecos importantes en la pelea por el maillot naranja.

Richie Porte, que tras su caída en el Tour de Francia del pasado año terminó la temporada con un anónimo paso por la Vuelta a España pero con la cabeza puesta ya en este 2019 en el que asumía, tras tres grises años en BMC, el reto de llenar el hueco que, tras la marcha de Alberto Contador al final de 2017, seguía vacante en el equipo Trek-Segafredo. El australiano, empieza la temporada esperanzado en capitanear la nave con éxito y no defraudar.

Para rematar esta primera carrera de la temporada, tengo que decir que también el ganador de la general repetía victoria, en esta ocasión por primera vez en la historia. Daryl Impey, empieza tan fuerte la temporada como el año pasado y mostrándose como el más regular.  

De entre los españoles destacar que Luisle, ha hecho un carrerón, únicamente superado por el ímpetu de principio de temporada de los corredores del hemisferio sur.

xoves, 24 de xaneiro de 2019

BERNARD GAUTHIER

Bernard Gauthier naceu en Beaumont-Monteux (Francia), o 22 de setembro de 1924. Morreu aos 94 anos en Grenoble (Francia), o 23 de novembro de 2018.
Foi un dos ciclistas franceses máis populares da década posterior á Segunda Guerra Mundial. Era un corredor xeneroso, leal, honesto e recto, un atacante nato, chamado “Corazón de León” polo seu gran temperamento e “Señor Bordeus-París”, polas súas catro vitorias na mesma.
Gañou menos do que tiña nas súas posibilidades, en parte debido ao exceso de combatividade, e en parte maior, pola súa disposición ao xogo en equipo. Gauthier, gañou ou perdeu grandes logros e, por isto, debe ser considerado un dos corredores franceses máis evidentes, na década estelar dos transalpinos, dos anos cincuenta.
Sen chegar ao nivel de Louison Bobet e Raphaël Géminiani. As súas catro vitorias na Bordeus-París fixeron que se lle considerase un gran campión.
En 1950 lucio a camisola amarela durante sete días. O seu éxito na LVI París-Bordeus de 1954 foi grande, pois unha terrible caída deixouno medio aparvado ao costado da estrada, pero a súa combatividade fixo que non se detivese, reanudandó a marcha e gañandó completamente esgotado en París despois de cubir os 551 quilómetros en 15-19-01, a unha media de 35,973 por hora.
Profesional desde 1947 a 1962 durante os cales logrou 30 vitorias, sendo as máis destacadas as catro vitorias na Bordeus-París, unha etapa do Tour de Francia e o Campionato de Francia en ruta.
A maior parte destes anos pasounos baixo as ordes do equipo Mercier.
TRIUNFOS: 1947, vencedor da Annemasse-Bellegarde-Annemasse e da Bourg-Xenebra-Bourg.
1948, vencedor dunha etapa do Tour de Francia.
1951, vencedor da Bordeus-París.
1952, vencedor do Tour do Sueste, máis unha etapa e do G. P. Eco de Alxer.
1953, vencedor do G. P. Pneumático.
1954, vencedor da Bordeus-París, de dúas etapas do Critérium Dauphiné e do G. P. Marsellesa.
1955, vencedor dunha etapa da París-Niza, dunha etapa do Critérium Dauphiné e dunha etapa dos Tres Días de Anveres.
1956, vencedor do Campionato de Francia de fondo na estrada, da Bordeus-París, do Criterium de Ases, dunha etapa do Grande Premio Ciclomotoristico e da Challenge Yellow.
1957, vencedor da Bordeus-París.
1958, vencedor do Tour do Sueste.
Nunca participou no Xiro de Italia nin na Volta a España.
TOUR DE FRANCIA: 1947 (22º), 1948 (24º, máis unha etapa), 1949 (abandona na 10ª etapa), 1950 (17º), 1951 (26º), 1952 (63º), 1953 (75º), 1955 (46º), 1959 (chega fóra de tempo na 13ª etapa) e en 1960 (79º).
Outros resultados dignos de mención: 1951, segundo no Circuíto de Flandes por detrás de Roger Decock e segundo na París-Bruxelas por detrás de Jean Gueguen. 1952, terceiro no Campionato de Francia de fondo na estrada. 1953, terceiro no Circuíto de Flandes. 1955, segundo na Milán-San Remo despois de Rik Van Looy e en 1956 segundo na París-Bruxelas despois de Van Looy.
EQUIPOS: 1947 Follis-Dunlop. 1948-1951 Mercier-Hutchinson. 1952 Vicini- Mercier-Hutchinson. 1953-1962 Mercier- BP- Hutchinson.

domingo, 20 de xaneiro de 2019

RECORRIDO DE LA VUELTA CICLISTA A ESPAÑA 2019

Javier Guillén y su equipo han logrado lo que un día se propusieron: que el modelo rompedor que acuñaron para la Vuelta a España con ese ciclismo que tanto han criticado los más puristas acabara calando y convirtiéndose en una norma que, con sus matices, han adoptado otras muchas carreras.
Conseguido ese reto, no quedaba más remedio que darle otra vuelta de tuerca y diseñar un recorrido que siguiese el camino iniciado en 2017.
Una vuelta de tuerca que, en caso de la Vuelta a España, ya no puede ser hacia la derecha porque correría el riesgo de pasarse de rosca, por lo que en Unipublic han apostado, para la edición de 2019 girar a la izquierda y regresar a un recorrido más tradicional.
El recorrido de la 74ª edición de la Vuelta a España, que ha sido presentada el pasado miércoles 19 de diciembre en el Auditorio de la Diputación de Alicante destaca, sobre todo, por la práctica desaparición de lo que ha sido la era Guillén para abrazar un modelo más clásico en el que, ausentes por motivos obvios los grandes puertos alpinos, se ha buscado aumentar el kilometraje medio de las etapas y se ha apostado por favorecer un ciclismo de gran fondo y eliminación en detrimento de la explosividad.
Prueba palpable de este cambio de actitud lo encontramos ya en el segundo día de competición. Tras la crono por equipos de 18 kilómetros con la que arranca desde Torrevieja, la Vuelta ha huido de la enorme tentación que supone tener a tiro de piedra la Cumbres del Sol y ha optado por un precioso trazado que unirá Benidorm con Calpe a través del Puerto de Confrides (2ª categoría), el Alto de Benilloba (3ª) y el Puig de Llorença (2ª), todo ello sobre 193 kilómetros por el interior de la provincia de Alicante donde el llano no es más que una ilusión.
Esto será sólo el aperitivo de una primera semana que culminará en Andorra. La carrera saldrá de Alicante con una etapa, la tercera, entre Ibi y la capital homónima de la provincia que, al menos en teoría, debería de ser una buena ocasión para sprinters, pero la presencia de dos terceras y la golosa bajada final desde Tibi podría dar alas a los más valientes.
La Vuelta pondrá rumbo a su primer final en alto con una etapa que, con la canícula todavía apretando en agosto, podría hacerse muy dura por el calor y la humedad del Mediterráneo. De Cullera a El Puig por 177 kilómetros relativamente cómodos antes de, buscar ese final inédito en el Observatorio Astrofísico de Javalambre. Serán sólo 165 kilómetros y, es verdad, ese primera con el que terminará la 5ª etapa hace pensar en modelos anteriores, pero la presencia del Puerto de Alcubias de salida y un recorrido pestosísimo de camino a la estación de esquí turolense anticipan lo que, más adelante, se convierte en un nuevo paradigma para la Vuelta.
El final de la primera semana será accidentado y duro, pues la sesta etapa será el segundo día con final en alto, esta vez será un puerto de tercera en Ares del Maestrat (Castellón). Con los puertos de Nogueruelas y Linares, ambos de tercera, al principio de la etapa, la dupla final de La Culla y Ares llega después de 196 kilómetros y, lo que es más importante, una sucesión de etapas en la que, en realidad, sólo la de El Puig puede considerarse de relativo descanso.
Sin salir de Castellón, la Vuelta llega al durísimo Mas de la Costa, un reducto de ese ciclismo de muros verticales que tanto ha gustado a la Vuelta, pero que esta año llega tras 182 kilómetros y cuatro puertos previos, bastante más atractivo para los puristas.
Tras un breve y casi anecdótico paso por la República de Catalunya, con una etapa entre Valls e Igualada de relativo descanso, llegará la traca final de esta primera semana con la llegada a Andorra. Aquí, es verdad, la Vuelta vuelve apostar por un kilometraje de sólo 96 kilómetros pero con cinco puertos. Una etapa terrible en lo que a ascensos y descensos se refiere que estará marcada por la aparición de ese tramo de unos cuatro kilómetros de tierra que conectará los puertos de Engolasters y Cortals d’en Camp, final de etapa.
La Vuelta a España pernoctará en su primer día de descanso en las proximidades de Pau (Francia), donde arrancará la segunda semana de competición con la (única) contrarreloj individual de la carrera. La salida se dará en Jurançon y la llegada en Pau, serán los 36 kilómetros que los especialistas tendrán para tratar de igualar las cosas respecto a los escaladores, que tras una primera semana de terreno más o menos favorable para ellos afrontan una segunda semana de carrera en la que deberán encontrar la cuadratura del círculo: recuperar fuerzas para lo que está por venir y aprovechar las oportunidades que se les presenten.
El miércoles 4 de septiembre de 2019 la carrera volverá a España para visitar en competición Urdax, la serpiente multicolor le debe una disculpa a la región navarra tras el bochornoso, vergonzante, ridículo e irrespetuoso esperpento protagonizado en 2016. Un recorrido, de nuevo, quebrado y apto para las escapadas que a estas alturas, con las diferencias en la general ya asentadas, podrían recibir el visto bueno de un pelotón todavía en modo de recuperación.
Lo mismo podría decirse de la etapa que llevará a esta serpiente multicolor de la ronda española desde el Circuito de Los Arcos hasta Bilbao. La llegada a la capital vizcaína, con tres terceras en apenas 30 kilómetros, podría dar lugar a movimientos interesantes, pero es poco probable que los hombres de la general arriesguen para sacar provecho que, en cualquier caso, sería un premio menor comparado con lo que sí podrían conseguir en otros terrenos por venir.
Terrenos como, por ejemplo, el Alto de los Machucos y su monumento a la Vaca pasiega que tan bien sabe vender el Sr. Revilla. Esta cima de Cantabria regresa a la Vuelta dos años después y lo hace como colofón a una etapa de poco menos de 170 kilómetros y seis puertos. Un aperitivo antes de afrontar un fin de semana que se alargará hasta el lunes, desplazando, el segundo día de descanso al martes día 10 de septiembre.
Tras un sábado algo anodino con el enlace entre San Vicente de la Barquera y Oviedo, el domingo traerá la llegada al Santuario del Acebo, un puerto muy conocido para el pelotón de la Vuelta a Asturias que, por fin, hace su debut en la Vuelta a España. El primer asalto a la montaña asturiana volverá a contar con un kilometraje corto, de apenas 160 kilómetros, pero con un trazado (tres puertos previos) que no presenta ni una sola zona de descanso para los ciclistas, algo que se repite, con sólo 155 kilómetros, el lunes con la etapa entre Pravia y el Alto de La Cubilla, también inédito para la ronda española y que se estrena al final de una etapa en la que se ascenderán cuatro puertos previos incluida el siempre peligroso descenso a La Cobertoria si amanece un día de lluvia.
Tras el segundo y último descanso, la Vuelta entrará en sus últimos cinco días con una insulsa etapa de 200 kilómetros entre Aranda de Duero y Guadalajara antes de volver, como hace cada cierto tiempo, a la atractiva sierra madrileña con una etapa de las más clásicas que se pueda esperar en esas zonas. Serán 180 kilómetros con Navacerrada (1ª categoría), doble paso por la Morcuera (1ª categoría y Cotos (1ª categoría). No se llegará arriba, sino que se deja espacio, entre la cima de Cotos y la meta en Becerril de la Sierra, para que la configuración de carrera nos brinde una de esas preciosas imágenes que se dan cuando este tipo de etapas se convierten en una suerte de pulso, a modo de persecución, entre los equipos con corredores que se juegan la general.
Tas la visita a Toledoel pelotón se pondrá, ya por última vez, en modo de zafarrancho de combate para atacar la nada sencilla etapa abulense, de 189 kilómetros con final en la Plataforma de Gredos, un tercera al que se llegará tras haber pasado previamente por el Puerto de Pedro Bernardo (1ª categoría), Serranillos (2ª categoría), un primer paso por meta y Peña Negra (1ª categoría). Si a estas alturas todavía queda algo por decidir, será Ávila quien dicte sentencia porque para entonces ya sólo nos quedará un último y pequeño traslado hasta Madrid para afrontar el inocuo y festivo desfile hacia La Castellana en Madrid donde una vez más terminará la fiesta. Un final que, a estas alturas, sólo tiene dos cosas seguras: que verá por décimo año consecutivo al ganador enfundarse el maillot rojo como símbolo del vencedor y que, poco después de que se apague el último foco, todos comenzaremos a hablar ya de lo que dará de sí la siguiente 75ª edición, que arrancará desde Utrech en 2020.