Alberto Contador celebrando por todo lo alto su triunfo en el Giro de Italia 2015 |
La última
semana del Giro de Italia comenzaba el martes 26 con la disputa de la 16ª etapa
entre Pinzolo y Aprica. Etapa de 174 kilómetros con los puertos de Campo Carlo
Magno, Passo del Tonale, Aprica, Passo del Mortirolo y final en Aprica. Una
etapa de alta montaña que después del primer paso por la cima del Aprica los
ciclistas se encontraban con los 12,4 kilómetros del mítico Mortirolo y sus
rampas del 16, 18 y hasta el 20 por ciento de desnivel. Sus rampas imposibles
de dureza extrema le convierten en un terreno solo para escaladores puros.
Esos números
estremecedores del Mortirolo una vez más volvieron a poner entre las cuerdas a
los ciclistas que todavía resistían en este Giro 2015. La codiciada cima la
coronó en primer lugar Steven Kruijswijk, pero el más rápido en el conjunto de
la subida fue el Pistolero de Pinto. Contador nos demostró una endiablada
capacidad de recuperación tras el fallo mecánico que había sufrido en la bajada
hacia Tirano. El portador de la maglia rosa en el inicio del Mortirolo perdía
50 segundos con respecto a Fabio Aru, Mikel Landa y una treintena de corredores,
es en ese momento en que se quedó solo cuando lo aprovecha para sublevarse y
sobreponerse a las adversidades con su mejor aliado la “soledad”. El muro de
piedra que conduce directamente al infierno, por un angosto callejón en las
afueras de Mazzo di Valtellina y que desemboca en unas rampas criminales, donde
el llanero solitario inició una agónica cronoescalada en persecución de unos
rivales que quisieron aprovecharse de una avería en la montura del Pistolero de
Pinto para abrir hueco, pero Alberto sube solo, se cimbrea como una serpiente,
sus gregarios se habían quedado desfondados a falta de 50 kilómetros para la
meta.
Es un puerto
interminable de curvas y contra curvas, sin apenas zonas de recuperación, un
autentico sendero labrado entre empinados y frondosos bosques no apto para
claustrofóbicos, una zona impenetrable para el sol y el viento, con pendientes
extremas en sus 12,4 kilómetros de longitud que ponen a prueba la resistencia
psicológica que se necesita para soportar un sufrimiento al límite durante 45
minutos y 16 segundos, un escenario perfecto para las emboscadas, ya que apenas
hay rectas que permitan tomar referencias de los que van delante. El Pistolero
de Pinto, seguro de la rapidez de sus piernas emprendió una caza a ciegas, sin
perder los nervios, confiado en su extraordinarias dotes de buen escalador,
erguido como ya es costumbre verlo sobre su bicicleta, neutraliza a los
fugados, hasta que alcanza a Mikel Landa y Fabio Aru a mitad de puerto,
precisamente en la zona con paredes del 12% de desnivel. El Pistolero de Pinto
encorajinado, apenas descansa unos segundos, para acelerar y descolgar a su más
directo rival. En su épica ascensión solo aguantaron el ritmo Mikel Landa y
Steven Kruijswijk, mientras por detrás sufrían Fabio Aru y Andrey Amador. Después de las 39 curvas de herradura, por la
cima del Mortirolo el italiano pasó a 1:50 de Contador y de su gregario de lujo
Mikel Landa que con el depósito lleno, le permitió cruzar la línea de meta en
Aprica en primera posición, sobreviviendo a un Pistolero muy superior en la
batalla del Mortirolo después de hacer una ascensión de otros tiempos del
ciclismo.
Tras su
exhibición en el Mortirolo y después de que un inspector de la UCI esperase a
que entrase en meta para requisarle la bicicleta y someterla a un examen para
verificar la ausencia de un motor escondido y a falta de cuatro etapas, el
Pistolero de Pinto dejaba prácticamente sentenciado a su favor el Giro de
Italia.
El
miércoles, el pelotón afronto una etapa
llana entre Tirano y Lugano (Suiza), lugar donde el líder de este Giro tiene
fijada su residencia y cuyos paisajes son familiares para Alberto.
Alberto Contador con el gesto retorcido en el podio de Castiglione con el hombro izquierdo muy dolorido, no pudiendo enfundarse la maglia rosa |
La etapa
transcurrió en gran parte por la orilla del bello lago, siendo una jornada de
transición después de las batallas en los Dolomitas y las exhibiciones de dos
ciclistas españoles.
La volata se
la llevo Sacha Modolo que logra su segunda victoria en este Giro y con Contador
dosificando sus fuerzas, conserva un día más la maglia rosa.
El jueves
volvieron las hostilidades. Si el martes el Pistolero de Pinto las había
sufrido por parte del enemigo en plena avería que no supieron aprovechar y que
lo único que lograron fue encender a la bestia, dos días después se tomaba su
particular revancha cuando Mikel Landa se vio implicado en una caída. No hubo
piedad y Contador volvió a demostrar que es el que manda.
Un ajuste de
cuentas pendiente en un Giro trepidante. El Pistolero de Pinto se vengó de la afrenta
sufrida antes del inicio del Mortirolo, donde el Katusha y el Astana
aprovecharon la avería mecánica para entablar una brutal batalla e intentar
noquear al gran capo de este Giro en el emblemático puerto alpino.
El jueves en
el Monte Ologno se repetía la historia pero con los damnificados invertidos.
Pinchó Mikel Landa y el Pistolero de Pinto soltó las riendas de su montura
acelerando en un puerto de primera con 10 kilómetros de longitud, donde firmó
otra memorable etapa. Solo un par de pedaladas fueron necesarias para descolgar
a FavioAru y marcharse enrabietado con la única obsesión de distanciar a Mikel
Landa. En otro arreón de la fiera de Pinto, la renta ascendió a un minuto. Ya
no hubo freno para ese ciclista de sangre caliente que volvió a cabalgar como
el llanero solitario, solamente obsesionado con noquear al segundo clasificado.
Tras superar la cima, el descenso hacia
la Piazza Garibaldi con un firme descarnado, casi por senderos angostos,
el Pistolero de Pinto aumento la renta presentándose en la meta con casi un
minuto sobre Mikel Landa. La etapa la
gano el ex campeón del mundo Philippe Gilbert, que estuvo fenomenal en el
prolongado descenso. Etapa tremenda, emocionante, de venganzas y sobre todo de
ajuste de cuentas.
La 19ª etapa
del viernes, llevó a los ciclistas a los glaciares que rodean la estación
invernal de Cervinia. Un paraíso para esquiadores pero un infierno para los
ciclistas supervivientes de este Giro. Una tortura de puerto interminable que
lo peor no fueron sus 19 kilómetros de rampas durísimas, sino el desgaste
acumulado tras una etapa de más de 200 kilómetros y 18 etapas anteriores.
Tras el
ajuste de cuentas del Pistolero de Pinto con Mikel Landa, al aprovecharse de su
avería y devolverle la jugada del Mortirolo, en Cervinia, el líder del Giro
sólo se limitó a marcar a su compatriota durante la ascensión. Debido a favores
adquiridos anteriormente dejo que se marchasen Hesjedal y Kruijswijk, tampoco
saltó tras Rigoberto Uran, ni de Fabio Aru pese que el italiano se encontraba
tercero, solo controlo los movimientos de Mikel Landa. Así que Aru lograba su
triunfo de etapa, adelantando a su compañero en la segunda posición en la
general. Fabio Aru celebró con entusiasmo este triunfo después de sufrir varias
crisis y sinsabores, asomando las lágrimas cuando se abrazó con su familia, su
novia y sus lugartenientes, ya que gracias a todos ellos ese triunfo fue
posible.
Contador
tras cruzar la meta de Cervinia declaraba: “Aru ha sido
más valiente, luchando muchísimo, ha sacado una merecida recompensa subiendo al
segundo puesto, veremos qué sucede en Finestre y Sestriere”. Mikel Landa
guardó la cara de su jefe no haciendo nada cuando atacó en Cervinia, pero no se
mordió la lengua cuando supo lo que había dicho el Pistolero de Pinto: “Alberto
quiere generar el caos entre Fabio y yo. Si se picó por las jornadas
anteriores, peor para él. Por mi parte, estoy contento por lo bien que salió la
estrategia del Astana”.
Richie Porte, tuvo que abandonar el Giro debido a las secuelas que arrastraba en la rodilla y en la cadera izquierda tras la caida sufrida en la 13ª etapa. |
Ayer se
cerraba el periplo por los Alpes, la serpiente multicolor pisaba el sterrato,
con ese firme infernal, especie de tierra prensada con infinitos baches que
martirizan a unos corredores que no tienen más remedio que ascender a Finestre,
la cima Coppi, el techo más alto del Giro: 2.178 metros, con los últimos 8
kilómetros, sin asfalto, una brutalidad y un escenario idóneo para las
emboscadas. Un puerto con mayúsculas, un lugar donde los aspirantes a destronar
al líder indiscutible de este Giro presentaron batalla, agazapados, esperaron a
esa zona de rampas y curvas cerradas en las que mantener la verticalidad era un
milagro, con la molestia añadida de la polvareda levantada por motos y
coches.En las rampas más pronunciadas, a falta de cuatro kilómetros para la
cima, salto el bravísimo Mikel Landa, un acelerón sostenido dejo clavado al
Pistolero de Pinto, que de nuevo contó con la colaboración de Hesjedal y
Kruijswijk, servicios impagables durante los primeros momentos de la crisis de
un Contador herido, con Fabio Aru y Rigoberto Uran como espectadores
privilegiados. El líder del Astana estaba muy pendiente del ataque de su
compañero porque el segundo puesto estaba nuevamente en peligro. Faltaba un
kilómetro cuando el herido líder del Giro se descolgó del grupito para afrontar
un ascenso agónico en solitario. Último tramo interminable de tierra para un
líder desconocido y perdido en su hábitat natural.
La joven
promesa vasca, abría hueco con facilidad, coronando la cima Coppi con 30
segundos de ventaja con Hesjedal y con 1:27 con el Pistolero de Pinto.
El descenso
hasta las primeras rampas de Sestriere fue trepidante, con el fugado
desembocado y con Contador incapaz de contactar con el grupito que le precedía
y que a falta de 15 kilómetros cedía 1:37 segundos.
Cuando Mikel
Landa volaba, su director le ordenó que bajara el ritmo para que Fabio Aru lo
cazara. Otra vez era humillado, teniendo que ejercer nuevamente de gregario
para el ídolo local, que se escapó para lograr su segunda etapa consecutiva. El
Pistolero de Pinto perdió 2:25 segundos, una derrota dulce porque lo importante
era que le sobraban otros dos minutos para seguir liderando la clasificación y
así reconquistar un nuevo Giro que ha dominado, pero con un sufrimiento
inesperado en la penúltima etapa. Una carrera estresante, fabulosa, que apenas
ha contado con un par de etapas plácidas, el resto han sido etapas cargadas de
estrés, con ataques, caídas, contratiempos y averías mecánicas.
La suerte
del líder en esta edición del Giro no existió, ya que se cayó, se le salió el
hombro izquierdo, pero que a pesar de ello no perdió, tampoco ganó ninguna
etapa, pero fue el referente indiscutible, con la revelación de Mikel Landa como protagonista invitado y con dos
victorias en emblemáticas cimas como son la Madonna de Campiglio y Aprica.
Contador salva
el órdago con Landa y después del paseo triunfal de hoy se coronó en Milán como
el ganador del Giro de Italia 2015, liberándose así del estrés acumulado
durante tres semanas infernales y adornando su rico palmarés con la consecución
de su segundo Giro.
Por
fin, el Pistolero de Pinto disfrutó en el podio de Milán, lo que le supone la
culminación del primero de los grandes retos marcados para esta temporada.