Como todos los años por estas fechas, aunque estamos fuera de la temporada ciclista, los equipos profesionales dedican este mes a las presentaciones de los nuevos fichajes y de las nuevas equipaciones.
Todo estaba transcurriendo con total normalidad, hasta que apareció lo del positivo de Chris Froome.
A parte de que la noticia sobre el dopaje de Froome es un palo para
el ciclismo, a estas alturas de la película y sin una sentencia firme,
lo que me sorprende enormemente es que cada
vez que hay un caso de dopaje, el ciclismo se convierte en portada de
periódicos deportivos, generalistas, cabecera de telediarios, etc, etc. Las
noticias ciclistas de ámbito deportivo pasan totalmente desapercibidas.
Dicho
esto, claro que nadie duda que la noticia sobre el dopaje de Froome es un
verdadero palo en toda la línea de flotación del ciclismo. Personalmente, siempre
he considerado que el Sky iban con gasolina súper, que esas exhibiciones que
veíamos, de todo el equipo, sobre todo en el Tour, no eran muy normales aunque
si podían ser creíbles. La paradoja
del Sky estaba en su propio líder: todo era tecnológico en manos de una persona que parece correr a golpes
de estómago, descolgándose,
para luego rehacerse y recomponer las deshilachadas piezas de su alargado
cuerpo para empezar a crecer. Ataca de pie, pero con un arqueo de brazos y
alargamiento de tronco que le asemeja a una lagartija saltarina sobre la
bicicleta.
Gracias a
las sesiones de entrenamiento más brutales y extenuantes, hoy por hoy es el
mejor ciclista en carreras de tres semanas.
Yo a Froome,
le veía como un ciclista que no se mete en complicaciones, que rehúye la
polémica para eludir los conflictos con una sonrisa y una explicación sencilla
y creíble. Aunque le escupan en las carreteras francesas o le arrojen algo
peor.
Ahora
parece, que nuevamente nos estuvieron engañando, más aun si en todo el
entramado el equipo está detrás. Aquí ya no valen medias tintas.
Chris
Froome, era el abanderado de la limpieza en el ciclismo, aunque de momento no
es un positivo, ya veremos si puede
explicar porque su orina contenía una
tasa de 2000 nanogramos de Salbutamol por milímetro.
Después
de esto, la poca credibilidad que le quedaba al ciclismo sigue en aumento, por
eso es, que la U.C.I. tiene que estar a la
a la altura de las circunstancias o de lo contrario se cargara el
ciclismo. Espero y deseo que este caso no sea el causante de algo que parecía
que se veía venir.
El uso
del Salbutamol está permitido por la U.C.I., sin autorización pero con un
máximo de 1000 nanogramos. Chris Froome ha dado el doble de lo permitido, por
lo que, con el reglamento en la mano,
esto es un positivo en toda regla, más sabiendo que no son fáciles de
alcanzar los 1000 con un inhalador, si llegó a los 2000 podemos pensar en
una ingesta oral o una inyección en vena y estos dos casos si están totalmente
prohibidos.
Como
hay mucho asmático en el pelotón, recientemente ya hubo casos similares que
dieron algún que otro susto: En 2007 Alessandro Petacchi dio 1300 y se le
sancionó con una año de suspensión. En 2014 Diego Ulissi dio 1900 y le cayeron
9 meses.
Por
muchas explicaciones que pueda dar, resultaría poco creíble que Froome no fuera
sancionado. La UCI y el ciclismo se juegan mucho.
Si fuese sancionado, la sanción comenzaría en el día en que presuntamente se dopó, por lo que haciendo números, si le sancionan por 9 meses, adiós al Giro 2018 y si es por un año, adiós a las 3 grandes de la temporada 2018, aparte de desposeerle de la Vuelta a España y el bronce del mundial del 2017.
Yo no entendería que no se le sancione, de ser absuelto volveríamos a la época oscura del ciclismo con Lance Armstrong, donde había carta blanca para unos y para otros no.
Si fuese sancionado, la sanción comenzaría en el día en que presuntamente se dopó, por lo que haciendo números, si le sancionan por 9 meses, adiós al Giro 2018 y si es por un año, adiós a las 3 grandes de la temporada 2018, aparte de desposeerle de la Vuelta a España y el bronce del mundial del 2017.
Yo no entendería que no se le sancione, de ser absuelto volveríamos a la época oscura del ciclismo con Lance Armstrong, donde había carta blanca para unos y para otros no.
Chris
Froome tendrá que dar explicaciones, pero el daño ya está hecho. A pesar de
todo eso, este joven con años lleva escuchando desde tiempos inmemoriales, casi
desde que tengo uso de razón, que el ciclismo se muere, pero a pesar de todas
las desgracias ahí sigue.
Escándalos
de dopaje, cazas de brujas, redadas policiales, accidentes de tráfico, caída de
patrocinadores, desaparición de equipos, extinción de carreras clásicas, crisis
económica, etc, etc.
Se
salió de todo eso, y se saldrá de esto también,
porque en definitiva es ley de vida.
El positivo de Chris Froome, con todos los matices que se le
quieran aplicar, es un
error imperdonable en un campeón que quiero ver creíble. Es un
error imperdonable en un equipo que puso excelencia en su tarjeta de visita,
que gasta cada temporada más y más por querer ser los mejores.
No
quiero pensar el argumento que utilizarán a partir de ahora,
porque me imagino el trabajo, sufrimiento y desvelo que hay en cada triunfo de
Chris Froome, como en el de cualquier otro del equipo. Me duele que se
vulgarice el trabajo de gente que pone todo su talento en empresas imposibles y
me duele que se generalice su error a todo el colectivo ciclista.
Desde
el primer temblor, a las replicas posteriores, con episodios que cualquier otro
deporte no habría podido soportar, el ciclismo ha estado en el borde del abismo
varias veces, pero gracias al espectáculo sin límites de es este deporte y a
los grandes aficionados que tiene el ciclismo, siempre se salió de ese pozo.
Mientras esperamos el pistoletazo de
salida a la temporada 2018, seguirá pasando de todo, habrá de todo, pero podéis estar seguros que el próximo julio las
cunetas de Francia estarán densamente pobladas por gente de todo pelaje,
quienes se emocionen y quienes todo lo cuestionen, y miren con desdén
paternalista a quienes quieran seguir creyendo en los Reyes Magos.
Porque siempre ha sido así. La memoria, tan frágil siempre, traiciona en
muchos casos, pero en el plano deportivo, es un poderoso aliado.
La gente
perdona, la gente olvida, la gente quiere espectáculo y si ello le implica un ejercicio de mirar para otro lado, lo harán.
No os quepa duda.
Habrá ciclismo con o sin Chris Froome, como lo lleva
habiendo hace más de un siglo.