Durante esta semana la Unión Ciclistas Internacional (UCI),
comunico un quinto positivo en el Astana, aunque tres de ellos son de ciclistas
del equipo continental que tras este tercer caso por esteroides, su mánager
Alexander Vinokourov decidió suspender la actividad del equipo continental para
intentar salvar al equipo World Tour. Una estrategia que la Comisión de
Licencias debería estudiar con lupa antes de pronunciarse.
El que mal anda mal acaba, este equipo ya nació torcido y continúa
arrastrando un pasado manchado por escándalos de dopaje. No pudo correr el Tour
de Francia de 2006, al ser el heredero del Liberty Seguros de Manolo Saiz que
ese mismo año cayó en la Operación Puerto. En plena edición de 2007, el hoy
mánager del equipo Alexander Vinokourov dio positivo por autotransfusión, lo
que supuso la expulsión del Astana de la carrera, además de los casos que
protagonizaron Andrei Kashechkin y Mathias Kessler fueron la principal
consecuencia para que en 2008, el Tour de Francia no los invitase a participar,
para desesperación del entonces vigente campeón Alberto Contador, quien en 2010
daría positivo por clembuterol del famoso chuletón comprado por el hoy
presidente de la Federación Española de Ciclismo José Luis López Cerron, y con
el Pistolero de Pinto en las filas del Astana. Un año antes el propio Contador
había compartido liderazgo con el reaparecido Lance Armstrong, de quien ya
todos sabemos cómo terminó. El Astana ante este cúmulo de problemas, decidió
poner al frente como mánager a Vinokourov, el mismo que había prendido la mecha
en el año 2007 y que todavía hoy tiene pendiente un juicio por amaño de una
Lieja-Bastoña-Lieja con Aleksandr Kolobnev, sustituyendo nada más ni nada menos
que a otro declarado culpable Johan Bruyneel. Tanto monta, monta tanto.
Aunque el equipo Astana en un esfuerzo por salir del cesto de
esas manzanas podridas, se inscribió en el Movimiento por un Ciclismo Creíble,
fichando como líder a un ciclista sin mancha como es Vincenzo Nibali o contratando
a Fabio Aru y Jakob Fuglsang, precisamente con el objetivo de cambiar la imagen
y ganar credibilidad. Pero si el Astana, al igual que todo el ciclismo, quieren
sacar de ese cesto las manzanas podridas para que queden solo las sanas, no
pueden mantener al frente de sus equipos a los mismos de siempre o a sus
discípulos. Quiero creer y creo que algunos asumieron sus errores y cruzaron la
meta hacia el BIEN. ¿Pero lo han hecho todos?. Para que el ciclismo suelte totalmente su lastre,
más que palabras, tiene que haber hechos contundentes y sin ambigüedades.
A la espera de la decisión de los cuatro miembros de la UCI
que forman la Comisión de licencias, Vincezo Nibali puede que se quede sin el
desafío del millón de euros que presento Oleg Tinkoff, sin el Tour de Francia
2015 (por lo menos con el Astana), sin que ataque o le ataquen los Contador,
Froome o Nairo Quintana. Y es que el Astana lleva mucho tiempo jugando con
fuego, otros que no jugaron tanto ya hace tiempo que se quemaron.
Los cinco casos de dopaje en una misma temporada hacen que
huela a podrido y que algo sospechoso está ocurriendo en el equipo.
Veremos en qué queda la decisión de la UCI, pero si se quiere
poner empeño en limpiar este bonito deporte, no tiene justificación que un
equipo con estos antecedentes y cinco positivos en la misma temporada digan que
no saben nada y se le dé la licencia. Ello aún reconociendo que si al final se
la dan, los perjudicados van a ser los de siempre, que no son otros que los
ciclistas, ya que el Sr. Vinokourov seguro que seguirá llevándoselo calentito a
casa.
Sé que es injusto dudar por cinco que han pecado. Pero el
problema que sobrevuela por el pelotón, no ha nacido ahora, lleva muchos años
implantado y solo acciones rotundas y rigurosas (no maquillaje), podrán acabar
con ello.
Lo importante es que
el ciclismo siga y que sigan cayendo los tramposos. Con acciones rotundas y
rigurosas pronto en la cesta de las manzanas podridas solo quedaran las sanas.