domingo, 2 de novembro de 2014

POLONIA SE REIVINDICA EN EL CICLISMO

Selección de Polonia, tirando del pelotón en el Mundial
de Ponferrada 2014.
En el Mundial de Ciclismo de fondo en carretera celebrado en Ponferrada vimos como el polaco Michal Kwiatkowski  se apoderaba del maillot arco iris demostrando al mundo la fuerza de un plantel de ciclistas, que no han hecho más que ser protagonistas en todos los frentes  durante esta temporada, que prácticamente está concluida.
Si por algo se puede recordar este mundial, es por haber visto a nueve polacos tirando de un pelotón durante casi toda la carrera. Resultaba extraño, pero visto el resultado final, esa efectiva acción ofensiva convirtió a Michal Kwiatkowski en Campeón del Mundo y a esa nación grande, pero callada y sufrida que desató su hasta entonces desconocida fuerza, para golpear en toda la cara a las potencias clásicas a través de su arma más letal, que irrumpe con una fuerza y potencia ciclista emergente y por el buen rendimiento de dos generaciones diferentes, que conviven en el tiempo.
Tanto los veteranos como las nuevas promesas han contribuido a izar la bandera polaca en podios de alto standing, durante esta última temporada. Aparte del Campeonato del Mundo de Kwiatkkowski, ciclistas como Rafal Majka, Przemystaw Niemiec, Michal Golas, Maciej Bodnar o Maciej Paterski fueron protagonistas en momentos puntuales o claves de esta temporada. Juntos, a excepción de Rafal Majka, con Bastosz Huzarski, Bartlomiej Matysiak, Michal Podlaski y Pawel Poljanski, han hecho campeona del mundo en ruta a Polonia por primera vez en su historia, ascendiendo al país en los ranking con fuerza y apuntando a asentarse y robustecerse en las próximas temporadas.
Hasta la fecha y con la temporada a punto de echar el cierre, los ciclistas polacos han logrado 48 victorias en los circuitos profesionales, siete de ellas conseguidas en el Word Tour, lo que supone un balance muy destacado que no puede quedar como una simple anécdota. Tras haber cosechado el récord de triunfos en la máxima categoría el ciclismo polaco aparece por primera vez dentro del Top 10 del ranking absoluto por países, y por supuesto que seguirán ascendiendo.
Detrás de estas cifras hay grandes actuaciones, éxitos que obligan a analizar: El exponente de esta rebelión polaca, sin ninguna duda es Kwiatkowski que en la Strade Bianche fue su gran presentación en sociedad. Si bien ya había brillado con fuerza en febrero, ganando en Mallorca y en el Algarve. Pero la victoria en la Heroica italiana supuso su entrada en una nueva dimensión competitiva, enfrentándose y venciendo a pesos pesados como Fabian Cacellara, Peter Sagan o Alejandro Valverde. El triunfo en la Strade Bianche disparó las expectativas mediáticas sobre su papel en las clásicas, y el Omega, que siempre fue fiel a su política de dar libertad a los jóvenes, desde ese momento, le dio rienda suelta al ya pulido diamante en multitud de frentes, desde las clásicas a las grandes vueltas. Con solo 23 años, este diamante llamado Michal Kwiatkowski asumió el nuevo estatus de figura mundial en la Tirreno-Adriático,  en el País Vasco, en las Ardenas y en el Tour de Francia. Soporto como pudo esa excesiva carga. Estuvo más de un mes sin ganar, pero aprobó el examen, con su segundo puesto en la Itzulia, los dos terceros en la Flecha-Balogna y en la Lieja-Bastogne-Lieja y el quinto en la Amstel Gold Race. Su victoria en el prólogo del Tour de Romandia, marcó el final de un primer pico de forma extenuante, pero exitoso.

A partir de ahí, Kwiatkowski pagó los excesos en un duro Tour al que llegaba como jefe de filas del Omega, pero no muy presionado. “Solo he venido a ganar experiencia, no ningún maillot”, advertía. La carrera pronto comenzó a ponerse cuesta arriba. No obstante, y a pesar de desechar sus opciones en la primera semana, siguió peleando por etapas en la tercera para salvar su actuación, dejándose ver en las fugas pirenaicas. Un tercer puesto en la general de los jóvenes fue el mejor premio en un Tour en el que en las próximas temporadas deberá trabajar más si quiere obtener buenos resultados.
El círculo mágico de Kwiatkowski y de todo el ciclismo polaco tuvo su mejor representación dos meses después, en Ponferrada. El campeón polaco de CRI asumía toda la responsabilidad en la prueba de ruta del Mundial. Aprendió de los errores de la primavera y preparó la cita a través de un calendario menos cargado, eligiendo la Vuelta a Gran Bretaña como test crucial. Allí ganó una etapa y no se llevó la general por la gran actuación de otra promesa como Dylan van Baarle. Estos antecedentes le postularon como un claro líder en territorio cazurro, donde se comportó como tal y consiguió vestirse de arcoíris.
A pesar de la brutal temporada de Kwiatkowski, el notable trabajo de los polacos no se puede justificar solamente por sus andanzas. Incipientes vueltómanos como Rafal Majka, corredores más asentados como Niemiec o rodadores como Bodnar han aportado gruesas pinceladas de clase.
Majka, segundo de a bordo en el Tinkoff junto a Michael Rogers y Nicolas Roche, planteó su campaña en torno a las vueltas por etapas. Solo ha corrido el Campeonato de fondo en carretera de Polonia, entre Giro y Tour. Algarve, París-Niza, Critérium Internacional y Romandía fueron los peldaños de Rafal Majka antes de presentarse en un buen estado de forma en el Giro, en el que acabó sexto, y tercero en la general de los jóvenes.
Le tocó ponerse el mono de trabajo en el Tour para ayudar a Alberto Contador, pero la caída de su líder en la décima etapa le permitió afrontar la carrera con libertad, y éxito el resto de las jornadas. Una etapa en Alpes y otra en Pirineos, Risoul y Saint-Lary-Soulan, destaparon el lado más gamberro y visceral de Majka, que acabó subiendo al podio de París con el maillot de la montaña. “Necesitaba algo así”, declaró tras su bautizo ganador en la primera de las cimas.
Cuando muchos vaticinaron una caída de su forma por haber doblado grandes vueltas, Majka reapareció en la vuelta de su país, en agosto, para rizar el rizo. Animó una ronda anodina machacando en las dos etapas de montaña decisivas y apuntándose la primera vuelta corta ante sus paisanos. Seis meses y cinco victorias después, cerró la temporada con un lustroso USA Pro Challenge, donde acabó cuarto. Bjarne Riis tiene su gran apuesta de futuro en Polonia. “Necesito aprender más, pero mi ambición es ganar una grande”, comentó tras su renovación hasta 2017. A partir de 2015, los galones serán mucho mayores y compartirá una posición relevante siempre a la sombra de Contador. 
Niemiec, Bodnar y Paterski endulzan esta makowiec polaca (riquísimo pastel de semillas de amapola). El primero va mejorando conforme pasan los años, como los buenos vinos. Gracias a gozar de mayor libertad en momentos puntuales de la temporada, cosechó resultados destacados en Trentino (3º), Polonia (5º) y la Vuelta a España. En esta última conquistó Los lagos de Covadonga y tocó techo. El resto se pueden calificar como precursores de los Majka y Kwiatkowski.
Los dos Maciej (Bodnar y Paterski) abrieron camino en el complejo entramado del profesionalismo de mano del Liquigas-Cannondale, hace ya varias temporadas. En este 2014 han conseguido estrenar casillero de victorias, en la crono de La Panne en el caso de Bodnar y la Vuelta a Noruega en el de Paterski. Rodador y escalador, están viviendo de esta explosión ganadora de sus compatriotas, dejándose ver, aunque sea en carreras secundarias.
Presente y futuro de un granero ciclista por cosechar. En Polonia, así como en otros países del centro y este de Europa, como Eslovaquia, Eslovenia o la República Checa, este deporte sigue desarrollándose y ocupando espacio, carreras y podios bajo pasos lentos pero seguros. La determinante apuesta por la cantera y su desarrollo posterior en los circuitos continentales, especialmente gracias a equipos como CCC y Activejet, forman una sólida base desde la que trabajar. Tienen figuras, equipos, carreras y cantera.

Lo dicho, Polonia y sus ciclistas han llegado para quedarse y pretenden conquistar su propio espacio hegemónico dentro del pelotón mundial.

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