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Jakob Fuglsang acaba Dauphiné con dos victorias de
etapa y la clasificación general. |
Durante esta última semana se
estuvo disputando el Criterium de Dauphiné y los gallos del pelotón ciclista
mirando hacia el Tour de Francia una vez más se citaron en esta carrera World
Tour. Alberto Contador, Alejandro Valverde, Fabio Aru, Romain Bardet, Chris
Froome y Richie Porte son algunos de los grandes aspirantes a estar en el podio
en los Campos Elíseos de París. Con la vista puesta en el próximo Tour
decidieron preparar sus piernas en esta 68ª edición de una Dauphiné que ha
visto ganar a los más grandes ciclistas como fueron: Jacques Anquetil, Eddy
Merckx, Miguel Indurain y Raymond Poulidor.
El Sky de Chris Froome desde el
2011 tiene marcada esta carrera como una cita imprescindible y el banco de pruebas antes del Tour de
Francia. Entre Bradley Wiggins (2011-2012) y Chris Froome (2013-2015-2016), han
conseguido hincar la bandera inglesa del Sky en cinco de las últimas seis
ediciones. Tanto Wiggins en 2012 como Froome en las tres ediciones que logro la
victoria final en Dauphiné consiguieron hacer el doblete Dauphine-Tour.
Chris Froome en este 2017 tenía
por delante el objetivo de ser el primer ciclista de la historia en ganar
cuatro veces la Dauphiné, de haberlo conseguido lo habría hecho, en tan solo
cinco participaciones. Froome solo falló con su cita en 2014, cuando se impuso
Andrew Talansky, ese año tampoco se alzó con la victoria en el Tour de Francia.
El diseño del recorrido de esta
edición de la Dauphine era en sus primeras etapas tranquilo para pasar a un
final explosivo y emocionante.
Las primeras etapas fueron sin lucha por la general
y con llegadas al sprint, esperando los gallos al recorrido endiablado de las tres
últimas etapas, con los dos finales en alto en las dos últimas como colofón.
Antes de ello y después de tres etapas tranquilas llegaba el primer esfuerzo
serio y donde se esperaban las primeras diferencias importantes en la contrarreloj
individual de 23,5 kilómetros llanos.
Los dos modelos antagónicos. Los dos adversarios irreconciliables que
persiguen idéntico objetivo acudían al examen cronometrado en el caso del
“Pistolero de Pinto” con 4.787 kilómetros y 33 días de competición, unos
guarismos muy superiores a los de Chris Froome: 2.863 kilómetros y 22 días. El
pistolero ha completado un primer tercio de temporada notable, pero algo
frustrante, al coleccionar segundos puestos en Andalucía, París-Niza, Catalunya
y País Vasco, no fue lo que más le gusto.
En cambio, la temporada del británico era desalentadora. En la Volta a
Catalunya, donde coincidió con Contador, estuvo a punto de quedarse fuera de
control en una etapa de montaña. En Romandía apenas se dejó ver. En lo único
que ambos coincidieron fue en la preparación de altura realizada en las últimas
semanas en Tenerife.
Sobre sus respectivas monturas de dos ruedas, los dos rivales se retaron el
pasado miércoles en un primer test de calidad a sólo 23 días del inicio del
Tour de Francia.
"No tengo intención de ganar el Dauphiné, sólo
quiero conseguir fondo para el Tour", sostenía el madrileño, que eludía
la presión en una carrera por la que nunca ha sentido predilección, al
contrario de Chris Froome, que busca su tercer título consecutivo. "No lo niego, quiero conquistar esta prueba”.
Puede tener intención de ganar esta carrera y sobre todo el Tour de
Francia, pero en la crono del miércoles pasado Froome alimento dudas sobre su
preparación terminando con peor tiempo que Contador, Porte (ganador de la
etapa) y Valverde.
Chris Froome es el paradigma del corredor metódico, que se crio
deportivamente en el Sky donde practica un ciclismo científico que no deja nada
al azar. Las sensaciones son secundarias para el mejor ciclista del último
lustro, lo que le condiciona el ánimo son las tachuelas del calendario, los
gráficos de sus rendimientos y los datos de su potenciómetro. Procura siempre no
salirse del guion, lo que le ha permitido ganar tres de los cuatro últimos
Tours, con la excepción del 2014 tras varias caídas, las únicas variables que
Froome y su equipo son incapaces de controlar.
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Richie Porte arrasaba en
la contrarreloj. |
Así que el británico lleva varios años repitiendo un calendario que en el
pasado le ha permitido sumar. Empieza con carreras de segundo nivel y después
compite en Cataluña y Romandía antes de afinar su
puesta a punto en el Dauphiné, su otra carrera fetiche. La única diferencia con
respecto a otras temporadas es que llega a junio con el casillero de victorias
a cero. He ahí el dato y la preocupación que tenemos todos los aficionados.
Al Pistolero de Pinto le pasa lo contrario, lo suyo son las sensaciones.
Por eso, pese a que tampoco ha ganado todavía, se alimenta de una temporada de
segundos y terceros puestos. Se siente fuerte mientras Froome sigue acumulando
dudas. La contrarreloj de esta Dauphiné, aspiraba a ser su punto de inflexión,
pero nada más lejos de la realidad. Quedo muy lejos de un supersónico Richie
Porte, por detrás de Contador y Alejandro Valverde, volviéndonos a ofrecer
señales de que no es este su mejor año.
Al británico le quedaba el consuelo que por detrás de él acabaron otros
ilustres como Yates (1'03), Aru (1'18) y Bardet (1'53).
Dos días después en el primer desafío en la alta montaña Froome superaba al
Pistolero de Pinto en 1:05 y Porte se vestía de líder, mientras Fabio Aru
aguantaba el ritmo del jefe del Sky, que también aventajó a Valverde en 50
segundos.
El viernes el británico exhibió un excelente momento de forma y una gran
dosis de ambición en el trepidante final de la sexta etapa, con el ascenso a
Mont du Chat y llegada a la localidad de Motte Servolex. El gallo del Sky
ofreció unas prestaciones superiores a las del Pistolero de Pinto, que ya
advirtió que acudía a esta ronda con la finalidad de conseguir fondo para el
Tour.
En la subida al puerto de 8,5 kilómetros de longitud, el jefe de filas del
Sky, fue el más inteligente, dosificando las energías en la subida y en el
descenso de 15 kilómetros hasta la meta. Este tipo de llegadas son de su
agrado, adaptándose como nadie a los descensos con toboganes.
Con
su característico molinillo, ascendió el puerto a ritmo, sin aceleraciones
bruscas, sin perder los nervios por los ataques de Valverde. Ni se inmutó y sólo incrementó la marcha a
falta de un par de kilómetros para la cima. Su progresión descolocó a Contador,
que subió a la estela de Valverde. Por delante, Porte y Jakob Fuglsang eran los únicos que aguantaban el hachazo
del británico. Por la cima, Aru pasaba con una ventaja de 11 segundos y
Contador se dejaba un minuto.
En
el descenso, Froome como un verdadero guepardo, cazaba al italiano con
facilidad para comandar la fuga hasta la meta, donde tuvo el coraje de sprintar
por la victoria. Fuglsang ganaba la etapa y Porte que hizo segundo, tuvo el
premio del liderato. Valverde llegó a 50 segundos y Contador, que prefirió no
arriesgar en la bajada, a 1.05.
En la segunda etapa del tríptico final de la alta montaña en esta Dauphiné
Richie Porte afianzaba su liderato atacando a sus rivales en el tramo final de
Alpe d´Huez y el Pistolero de Pinto, aunque lejos de su mejor versión pero con
la agresividad de siempre esta vez superaba a Froome en 17 segundos.
El gregario de primer nivel y escudero que tiene Chris Froome se impuso en
una cima legendaria, el puerto más emblemático, el coloso de las 21 curvas de
herradura, aunque en esta ocasión no se accedió desde la base, como se hace en
el Tour, sino desde los últimos cuatro kilómetros.
Hasta allí, el pelotón de los favoritos llegaba bastante castigado debido a
los ataques de Fabio Aru y
de un espléndido Romain
Bardet, el nuevo ídolo francés, que hoy robó 42 segundos a Richie Porte.
El BMC del líder controló la subida, imponiendo un ritmo alto, pero sin
agobiar a nadie. Richie Porte, en un estado de forma extraordinario, tuvo la
osadía de atacar a falta de un par de kilómetros y con él se marcharon Aru y
Contador. Froome y Valverde quedaron
descolgados. Tan contundente fue el acelerón del líder, que el Pistolero de
Pinto perdió el contacto en las últimas rampas y llegó a la meta siete segundos
después.
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Fuglsang, en la meta por
delante de Porte y Froome. |
Contador, por primera vez en la carrera, golpeaba, pero sin solidez. Sabe
que no está en su mejor forma, por eso es que sólo persigue coger fondo para el Tour de Francia. Ayer al menos, su
demostración hubiese servido para restar 17 segundos a Froome y Valverde. Pero
al final esos 17 segundos de ventaja se convirtieron en 20 de desventaja al ser
sancionado por avituallarse en los 15 últimos kilómetros, hecho que no está permitido por el
reglamento.
Se llegaba a la última etapa con todas las cartas boca arriba y con la
conclusión de que el hombre más fuerte
de esta Dauphiné era sin duda, Richie Porte, que reforzaba su liderato y
lo tenia de cara para ganar la carrera. Le sacaba un minuto a Froome y 1,15 al
sorprendente Fuglsang, segundo y tercero respectivamente. Aru (4º), a 1,41,
Valverde (5º), a 1,43, Contador (6º), a 1,55 y Bardet (7º), a 2,07.
La organización
había programado una etapa de alto voltaje para este último día de competición.
Con un recorrido de tan solo 115 kilómetros, cuatro puertos
puntuables (un fuera de categoría, dos de 1ª y uno de 2ª), todo hacía prever
una etapa intensa con lucha entre los grandes escaladores antes del puerto
final: el imponente Plateau de Solaison (11,3km al 9,2% de media), que sería
el juez final del Critérium de Dauphiné 2017.
Toda una
etapa memorable para Jakob Fuglsan que le hizo tocar la gloria.
Desde que
el juez de competición dio el pistoletazo de salida a la octava y última etapa
se desencadenó una batalla que ya no cesaría hasta meta, con los grandes
favoritos buscando exhibiciones heroicas que les permitiesen recortar el tiempo
necesario con Richie Porte para llevarse la
general final.
Un zafarrancho de combate que dio sus frutos en una etapa memorable, donde
se consagró Jakob Fuglsang,
un ciclista de segundo nivel que aprovechó una guerra sin cuartel entre los
favoritos de la carrera para conquistar la victoria más valiosa de su
trayectoria profesional. Una carrera donde se certificó que Porte es un sólido
candidato para el podio del Tour. El australiano hizo una resistencia heroica
de su liderato y sólo claudicó por 10 segundos de bonificación.
Hoy apareció ciclismo del bueno, ese que enloquece al público con numerosos
ataques en alta montaña. En el ascenso a la Colombiere, todos los enemigos del líder se aliaron para
maltratarlo en un terreno sembrado de trampas. En el ascenso atacaron, en
tromba, Valverde y
Fabio Aru. Luego Bardet y Fuglsang. Más tarde Contador y Buchmann. Por detrás se quedaron Froome y Porte, huérfanos de
gregarios.
En la cima, Porte cedía cerca de 1.30 minutos y perdía contacto con Froome,
que en un descenso soberbio neutralizó a Contador y al resto de grupitos. Todos
juntos, excepto Valverde y Aru. Una coalición de los primeros de la clasificación contra Richie
Porte. Este, desconcertado, intentó combatir contra unos lobos ansiosos por la
victoria de etapa y por la general. Froome perseguía su tercer Dauphiné
consecutivo y en el comienzo de Plateau de Solaison, el gallo del Sky ya era
líder virtual de la carrera (estaba a 1.02), con Aru y Valverde desfondados y
con la mirada puesta en el potenciómetro, asumió el mando de las operaciones,
manteniendo una diferencia de un minuto con Porte. Todo parecía perdido para el
líder del BMC, pero mantuvo la calma y recuperó energía. En una peculiar
persecución consiguió mantener la diferencia y poco a poco reducir la distancia.
Por delante, se iban descolgando Valverde y Contador. Fuglsang, al
comprobar que el ritmo de Froome no era excesivamente alto, decidió fugarse
para luchar por la general, ya que sólo estaba a 1.15 de Porte. El danés superó
a Daniel Martin y
afrontó los últimos tres kilómetros en solitario. Por detrás, el sorprendente
australiano cazó y superó a Froome y aceleraba para disminuir la distancia del
danés. En una impresionante subida se quedó a un suspiro de mantener el
liderato. Llegó a la meta a 1.15 de Fuglsang y perdió la carrera por los 10
segundos de bonificación.
Venció Jacob Fulgsang, pero para el recuerdo quedará la defensa de Richie Porte,
que exhibió una increíble fortaleza mental y física.