Desde Bernardo Ruiz (1955) pasando por Miguel Poblet 1956 (4), 1957 (4), 1958 (3), 1959 (3), 1960 (3) y 1961 (3) y continuando con los nueve triunfos de José Manuel Fuente 1971 (1), 1972 (2), 1973 (1) y 1974 (5). El póker de victorias de Angelino Soler 1963 (3) y 1964 (1), Julio Jiménez 1966 (2) y 1968 (2), Miguel Induráin 1992 (2) y 1993 (2) y el triplete de victorias están Miguel María Lasa (1970, 1972 y 1981), Eduardo Chozas (1983, 1990 y 1991) y Aitor González 2002 (2) y 2003 (1).
La victoria de Mikel Landa le aúpa a la lista de los que han hecho doblete: Salvador Botella 1958 y 1960, Domingo Perurena 1971 y 1975, Alberto Fernandez 1983 (2), Marino Lejarreta 1984 y 1991, Lale Cubino 1994 y 1995, Ángel Edo 1996 y 1998, Chechu Rubiera 1997 y 2000, Carlos Sastre 2009 (2), Fran Ventoso 2011 y 2012, Joaquim Purito Rodríguez 2012 (2), Beñat Intxausti 2013 y 2015, Mikel Landa 2015 (2) y Mikel Nieve 2011 y 2016.
Por último están los que junto a Bernardo Ruiz ganaron una etapa: Federico Martín Bahamontes 1958, Antonio Suarez 1961, Alomar 1963, Aurelio Gonzalez, Gómez del Moral y Francisco Gabica 1967, Luis Pedro Santamarina y José Antonio Momeñe 1968, López Carril 1971, Santiago Lazcano 1974, Antonio Menéndez 1976, Andrés Gandarias 1976, Juan Fernández 1980, Vicente Belda 1982, Pedro Muñoz 1986, Roberto Heras 1999, A. Galdeano 2000, Pablo Lastras 2001, J. C. Dominguez 2002, Koldo Gil 2005, Juan Manuel Gárate y Joan Horrach 2006, Iban Mayo 2007, Ángel Vicioso e Igor Anton, 2011 e Ion Izagirre 2012.
Son 105ª las victorias de etapa que llevan conseguido los ciclistas españoles, cuando precisamente hoy, se cumplen 60 años de la primera victoria de Miguel Poblet en el Giro de Italia.
Sesenta años son muchos años, es hora de que se empiece a reconocer la valentía que tuvo y lo
que ello supuso. Miguel Poblet fue uno de los primeros ciclistas en situar a
España dentro del ciclismo mundial.
Pionero, explorador del ciclismo
y un valiente que tuvo que atravesar la frontera española para triunfar. Sin
embargo, sus victorias, muy valoradas en otros países, parecen no serlo aquí.Tras demostrar sus aptitudes para el deporte de las dos ruedas a la prematura edad de 16 años, se convirtió en ciclista profesional para ser el primer ciclista español capaz de ganar 20 etapas del Giro al sprint y en contrarreloj, además de conseguir tres sextos puestos consecutivos en la clasificación general.
Ganó dos veces la Milán-San Remo y fue segundo en una ocasión, también fue el vencedor de tres etapas del Tour, prueba en la que consiguió la hazaña en 1955 de ser el primer español en llevar el maillot amarillo durante una etapa. La Vuelta a España también le vio ganar en tres etapas.
En 1956 se convirtió en el primer ciclista en lograr triunfos de etapa en las tres Grandes Vueltas.
Amasó 106 victorias en un extensísimo palmarés tan rico como pródigo en pruebas de prestigio y renombre. En la década de los 50, estaba considerado como uno de los mejores sprinters.
Si el ciclismo es sinónimo de épica, de garra, de coraje, de sufrimiento y un sinfín de calificativos más, es en buena parte gracias a ciclistas como Miguel Poblet, de quien dicen, que con él, el ciclismo español abandonó su prehistoria, ya que su carrera supuso un punto de inflexión para la internalización de un deporte demasiado centrado en sus fronteras y en sus carreras. El ciclismo es más que carreras por etapas y etapas de montaña. Poblet comenzó a importar la importancia de las clásicas y las llegadas masivas, huyendo del estereotipo del ciclista español como vueltomano y escalador.
Salvando las distancias,
los tiempos y sus contextos, Miguel Poblet era un accidente en la tradición del
ciclista español, un campeón de gran notoriedad al que se le reconoce más fuera
que en casa.
El Giro de Italia era su
carrera favorita, sumó 20 victorias de etapa en sus seis participaciones, llegando
a lucir la maglia rosa y alcanzando sus mejores resultados en una general de
tres semanas: sexto en 1957, 1958 y 1959, siendo el ciclista extranjero más
laureado durante muchos años.Siendo velocista, en 1957 levantó los brazos en la exigente cumbre de Monte Bondone. Estos éxitos junto a los conseguidos en las volatas, le convirtieron en un ciclista muy admirado.
Su pasión ciclista la mamo desde la mismísima cuna, ya que su padre, regentaba un negocio de bicicletas, una tradición que prolongaría Miguel Poblet tras su retirada.
En todas las épocas, el ciclismo siempre forjo a lo largo de su historia a grandes campeones, siendo testigo de espectaculares batallas sobre la bicicleta. Poblet podía ir muerto a mitad de carrera, pero cuando llegaba el último kilómetro se transformaba totalmente y se convertía en auténtica pólvora, complicándole las cosas a sus rivales. Era rápido y astuto como el mismísimo diablo, saliéndoles por donde menos se lo esperaban y todo eso en cosa de segundos. Así era Miguel Poblet, el primer emigrante del ciclismo que tenía cierta predilección por Italia antes que por Francia.
En este mundo repleto de estafadores, mentirosos y ladrones que buscan engañarnos, es hora de que reconozcamos a nuestro héroe que hizo lo que tenía que hacer, cuando correspondía hacerlo y sin medir ninguna consecuencia y dándolo todo honestamente.
Siempre sostuve que los reconocimientos o los homenajes, hay que hacerlos en vida, con Miguel Poblet no pudo ser.
Nunca es tarde cuando la dicha es buena.