domingo, 30 de setembro de 2018

YA ESTA BIEN!!!


El pasado jueves me he levantado  con la noticia de que en Lorca un hombre había arrollado a ocho ciclistas. Como consecuencia, tres ciclistas habían resultado heridos graves y trasladados en ambulancia al Hospital, otros tres sufrieron heridas leves de las que fueron asistidos in situ y los dos restantes han salido ilesos.
En esta ocasión por obra y gracia del Espíritu Santo ninguno de los ocho ciclistas resulto asesinado.
Puede que la palabra "asesinados" suene fuerte, pero es la que quiero y debo utilizar. Hay que empezar a llamar a las cosas por su nombre.
A mí personalmente, me da la sensación de que se habla mucho o demasiado del respeto mutuo, del comportamiento incívico de algunos ciclistas (que los hay). Pero ya estoy harto. Harto porque no leo o veo en los medios ningún accidente producido porque unos ciclistas se pasen al carril contrario, que vayan ocupando toda la carretera, o que no respeten los semáforos. Que no digo que no haya ciclistas que no hagan estas cosas (mala gente hay en todos los ámbitos y profesiones), pero los atropellos de ciclistas siempre siguen el mismo patrón: conductores borrachos y drogados que pierden el control, se despistan o se quedan medio dormidos.
Igual es momento de dejar de hablar de respeto mutuo entre conductores y usuarios de la bicicleta y empezar a recordar que conducir drogado o borracho es un delito, que el exceso de velocidad es ilegal, que ir mirando el móvil o mandando whatsap también.
También es el momento de recordar que como conductores somos unos incívicos y no respetamos nunca las normas de conducción, que si no hubiese radares iríamos no a ciento veinte por hora, si no que lo haríamos a doscientos, que si no estuviese la Guardia Civil no respetaríamos ni una sola señal, que los intermitentes ya no se usan, que los cedas al paso deben ser invisibles porque nadie los respeta, y así hasta un largo etc, etc.
Pero para el que va al volante, el problema es que el ciclista es un incívico y que tiene que pagar impuestos como los conductores (como si eso fuese a evitar que esos irresponsables conductores se drogaran o se emborracharan como cubas).
Así que no me queda más remedio que llamar a las cosas por su nombre. El ciclista es la parte débil de la ecuación y hay que protegerlo, porque si vamos más despacio y ocupamos todo el carril, también lo hace un transporte especial y ningún conductor tira a pasarlo por encima con el coche. Así que ya está bien, ya van demasiadas víctimas y los asesinos son siempre los mismos. Respetémonos unos a los otros y compartamos amigablemente la carretera.
De seguir faltandonos al respeto, no me queda más remedio que mandarle este mensaje a esos conductores irresponsables que se emborrachan o se drogan y que luego cogen el coche para darse un paseo: “Ojalá que la próxima vez que lo hagáis, no os encontréis con una grupeta de ciclistas, ojalá os encontréis con un carro de combate de 60 toneladas.

domingo, 23 de setembro de 2018

CAMPEONATO DEL MUNDO DE CICLISMO 2018


Después de la Vuelta a España, la actividad en el mundo del ciclismo pedalada a pedalada sigue su curso sobre las dos ruedas para completar el calendario de la temporada.
Ya que desde este domingo arrancó el Mundial de Ciclismo en Ruta de Innsbruck y hasta el día 30 muchos de los grandes corredores del pelotón internacional se darán cita para pelear por el ansiado maillot arcoíris que llevaran durante al menos toda la temporada que viene.
El circuito del Campeonato del Mundo de Ciclismo en Ruta 2018 según casi todos, podría pasar a la historia como el más duro jamás disputado. La cita mundialista se disputará en la localidad de Innsbruck (Austria) y podría ser el circuito soñado para los mejores escaladores del pelotón.
Los 265 kilómetros del recorrido en línea de la élite masculino en un circuito extremadamente selectivo, con rampas de hasta el 25% de desnivel y que acumula un desnivel de 4.670 metros hará que favorezca claramente a los grandes escaladores.
Tras un arranque de 60 Km con algunos repechos iníciales, los ciclistas como aperitivo subirán el duro Gnadenwald, para llegar al km 90 y encarar la subida a Igls, un ascenso más largo y también duro, pero menos complicado (7,9 Km a 5,7% y tramos al 10), que se subirá siete veces.
Tras esas siete vueltas al circuito de 24 kilómetros cada vuelta, a los gallos más fuertes y con posibilidades todavía les espera en la última vuelta los 7 kilómetros de las durísimas rampas hasta Gramartboden con rampas de hasta el 25%.
 ¿Quién tendrá la mejor táctica, quien tendrá más fuerza en las piernas y mayor resistencia física?. Estas preguntas quedarán contestadas el próximo domingo 30.
 Entre los favoritos se encuentra Peter Sagan que lleva siendo campeón del mundo 3 años consecutivos pero él mismo ha declarado que por la dureza del recorrido llega sin apenas posibilidades a este mundial de Innsbruck, lo que hace que este campeonato sea más interesante y emocionante para cualquier aficionado. ¿Será el año de Alejandro Valverde?.
Ojo con los escarabajos colombianos que van a Austria por la medalla de Oro encabezados por Nairo Quintana, sin descartar Miguel Ángel López, Sergio Henao o Rigoberto Uran.
A pesar del largo kilometraje de esta prueba y de las muchas horas de aburrimiento delante del televisor,  para mí desde hace tiempo el Mundial de Ciclismo es una de las carreras más bonita del año.
El colorido en la salida, las cunetas llenas de aficionados con las banderas de medio mundo, siempre hacen que se me disparen las pulsaciones como si del propio ciclista se tratase.
Por todo eso, y más cosas, el mundial de ciclismo es uno de los mejores momentos ciclistas de cada año.

xoves, 20 de setembro de 2018

FRANCISCO GALDÓS

Francisco Galdós Gauna naceu en Lasarte, Alava, (España), o 6 maio de 1947.
Foi un ciclista vasco que aínda que logrou poucos triunfos totais, foi un dos grandes corredores españois dos anos 70, conseguindo bos resultados en cada unha das Grandes Voltas. Estivo a piques de gañar o Xiro de Italia de 1975, cando o corredor arabés quedou a tan só 41 segundos do vencedor, Fausto Bertoglio.
Din que non gañou a carreira italiana, algo que sería histórico, por falta de mentalización e coraxe, pois estaba considerado como un corredor frío, indeciso e sen valor para lanzarse ao ataque nos momentos craves dunha determinada proba.
Naquel Xiro de Italia foi, sen dúbida, o mellor entre todos os participantes. O seu pedaleo era por entón o máis rítmico e poderoso. A sua desenvoltura na montaña era abraiante e espectacular o seu rendemento no chairo e as cronometradas. Con todo, non tivo o valor de arriscar nos momentos decisivos.
Non era nada espectacular, pero si era moi eficaz e pundonoroso, reunindo todas as virtudes para triunfar, pois era un corredor de clase e talento, aínda que lle faltaba valor.
Francisco Galdós deuse a coñecer en 1968 na Volta a Cantabria, carreira reservada ese ano aos ciclistas afeccionados. Despois dese éxito, o Kas fíchao para a tempada 1969 xunto ao segundo daquela Volta a Cantabria, Santiago Lazcano. Comezando a súa carreira como profesional en 1969 no KAS de Dalmacio Langarica, equipo que se convertería nun dos máis fortes do panorama ciclista.
Xa na súa primeira tempada co Kas, os dúas recentes fichaxes intercámbianse os postos conseguidos o ano anterior como afeccionados na mesma Volta a Cantabria. Galdos, ademais, nesta mesma tempada sóbese ao podio na Volta á Rioxa, onde quedou terceiro.
 Non sendo convocado para disputar a Volta a España, Galdos fai a súa estrea na Dauphiné Libéré de 1969. O resultado tan prometedor que conseguiu ao obter a oitava posición a 4'58" de Raymond Poulidor, sendo o primeiro español e obviamente do seu equipo, Langarica decide incluílo na lista do KAS para o Tour de Francia.
O debut de Galdos no Tour, con 22 anos e sen apenas experiencia en carreiras profesionais, é digno de encomio. No prólogo de Roubaix, alleo á expectación espertada pola reaparición de Eddy Merckx tras o seu polémico positivo no Xiro, Paco Galdos só cede 42” en máis de 10 quilómetros ante Rudi Altig, o vencedor, marcando o 19º mellor tempo.
Pero xa na primeira etapa, co fatídico pavés, Galdos perde máis de 4 minutos. Só 7 corredores chegarían despois del. O labor de Galdos sería clara a partir dese momento: axudar no posible aos seus líderes Gregorio San Miguel e Antonio Gómez do Moral.
Perdido na xeral, asiste como todos á sensacional exhibición de Merckx no Balón de Alsacia, na 6ª etapa. Só Joaquín Galera e Altig sálvanse da escabechina e Galdos, no posto 22º, “só” perde 5’18”.
Na primeira etapa de alta montaña, con final en Chamonix, o mozo Galdos, xunto con Lazcano e Gandarias, chega cos mellores, no 6º posto a 1’33” de Roger Pingeon. A pesar da mala actuación dos seus líderes, o KAS empeza a demostrar que os seus mozos cachorros prometen.
Pero Galdos e Lazcano son iso, mozos cachorros, e tan só Gandarias líbrase da nova escabechina dos capos Merckx, Gimondi e Pingeon na etapa seguinte con chegada a Briançon coa Madeleine, o Télégraphe e o Galibier.
No resto do Tour, Galdos tentaría axudar e seguir o ronsel de Andrés Gandarias, autor dunha sensacional carreira, onde acabaría 5º na xeral. Na mítica etapa de Mourenx, onde Merckx escribiría a súa páxina máis épica no Tour , Galdos perdeu máis de 30 minutos, a pesar diso o mozo vitoriano terminaria nun máis que honroso 21º posto en París.
1970 preséntase para Galdos como a tempada da reválida. O seu debut na Volta a España perfílao como un corredor de probas por etapas, quedando 6º a pouco máis de 3 minutos de Luís Ocaña.
A confirmación vénlle no Tour. Ausente Lazcano e cun Gandarias non tan brillante como no 69, Paco Galdos consegue entrar no Top 10 por primeira vez, finalizando 9º a case 22 minutos do intocable Merckx.
Non é Galdos un corredor de grandes alharacas, pero a súa regularidade na alta montaña (en catro etapas chega entre os 10 primeiros) e o seu máis que aceptable comportamento contra o crono, fan del un valor firme para as grandes voltas e desde logo o máis apto do seu equipo, como o demostra o feito de ser o mellor tanto en Volta como en Tour.
A tempada 1970 acabará para Galdos cun magnífico segundo posto, tras Franco Bitossi, na Volta, demostrando todo o devandito anteriormente.
En 1971, outra nova promesa recala no KAS: José Manuel Fuente. Langarica reserva a Galdos para a disputa do Xiro de Italia, carreira á que o equipo vitoriano acode por primeira vez.
O acerto é total. Se os seus compañeiros Fuente, López Carril e Perurena levan as flores outorgadas aos vencedores de etapa, é Galdos quen obtén un soberbio 4º posto final (a 4’27” de Gösta Petterson) que non fai senón reafirmar que, non será un gañador de etapas, pero é unha garantía de regularidade nas grandes voltas.
Por iso, aos seus 24 anos, é requirido para disputar o seu terceiro Tour de Francia. El sabe que non é un líder e menos agora que o Tarangu acapara todas as miradas polos seus grandes dotes de escalador. Pero Galdos é unha máquina de regularidade e logra terminar o Circuíto en 11º lugar, por detrás iso si de Vicente López Carril, outra nova promesa que cumpre.
E é que Langarica logrou conformar un equipazo con mozos aparentemente saídos da nada: Fuente é a estrela cos seus mazazos na alta montaña, Miguel Mari Lasa e Perurena son meigos no sprint, pero López Carril, Lazcano e sobre todo Galdos son os máis regulares. Sen esquecernos de José Antonio González Linares, capaz de subírselle ás barbas ao mismísimo Eddy Merckx contra o crono.
Á Volta de 1972 acoden todas as “estrelas” do KAS. Merece a pena repasar o cadro de persoal: Fuente, Galdos, González Linares, Lazcano, Lasa, López Carril, Jesús Manzaneque, Perurena, Pesarrodona (outra nova fichaxe) e Nemesio Jiménez.
O festival KAS é impresionante: etapas, camisolas amarelas, regularidade, montaña, clasificación por equipos. Lasa e Perurena intercámbianse o liderado ata a xesta de Fuente en Formigal. Paco Galdos, quizá impresionado polo nivel dos seus coequipiers, dá a de cal por primeira vez nunha gran volta: só na subida a Arrate dá a talla e queda relegado a un desapercibido 19º posto na xeral.
Así as cousas, e con Fuente como indiscutible líder da formación vitoriana, o mesmo cadro de persoal, con Francisco Javier Galdeano por Nemesio Jiménez, volven presentarse ao Xiro de Italia.
E esta vez, Paco Galdos volve por onde adoitaba. As flores lévanllas Fuente ou Lasa, pero el consegue escalar un posto respecto de 1971 e subir ao podio por primeira vez nunha grande, intercalado entre Fuente e López Carril.
 Ademais, hai dous segundos postos en dúas etapas consecutivas de alta montaña. Na primeira, en Livigno, a punto está de darlle un susto ao gran Merckx, chegando tan só a 18” do caníbal. Na segunda, no Stelvio, Galdos é o único capaz de seguir a Fuente e, o máis importante, descolga ao mismísimo Merckx, que chega con López Carril un minuto e medio despois que el.
Coas súas figuras exhaustas de tanto espremelas, o KAS non acode ao Tour de 1972 e Galdos acabará a tempada adxudicándose as súas dúas primeiras vitorias como profesional: o Trofeo Masferrer e o Memorial Galera. O home da regularidade, da modestia, por fin levanta os brazos en gañador, aínda que sexa en probas de segunda fila.
No Xiro de 1973, novamente 4 integrantes do potente Kas ( Pesarrodona, outra vez 4º, Lazcano, Fuente e Galdos) finalizan entre os 10 primeiros, pero esperábase máis, sobre todo do Tarangu. Galdos retrocede ao 9º posto e tan só déixase ver na etapa de Aldano (onde chega 5º tras Lazcano). No Tour, o dominio de Ocaña é tal que os homes do KAS quedan eclipsados a un segundo plano, a pesar do podio de Fuente. Galdos terá a súa peor actuación desde 1969: 20º a case unha hora do conquense de Mont-de- Marsan.
Unha pírrica vitoria no Gran Premio de Leganés e un 4º posto na Volta a Suíza (onde se rende outra vez ante a estrela do Tarangu) será o único destacable de Galdos nese 1973.
En 1974 Galdos volve facer Xiro e Tour, pero o vitoriano parece en caída libre: un máis que mediocre 17º posto no Xiro e primeiro abandono no Tour, onde tan só destaca na etapa de Serre-Chevalier gañada por López Carril e na que chega detrás, xunto a Merckx e o seu novo compañeiro Gonzalo Aja.
Aos seus 27 anos, parece condenado a non asomarse máis polos primeiros postos das carreiras por etapas e a súa figura está totalmente eclipsada por Ocaña, Fuente e compañía.
 Con todo, 1975 foi a mellor tempada da súa carreira. No programa, outra vez Xiro e Tour. Como preparación á gran rolda italiana acode por segunda vez á Volta a Romandía, xunto a López Carril. E alí atopamos a un Galdos non só renacido, senón capaz de conseguir a súa primeira vitoria de etapa nunha volta e de adxudicarse o triunfo definitivo, derrotando nada menos que ao gran Eddy Merckx. A esta proeza hai que engadirlle a etapa do paso do Stelvio no Xiro de Italia, primeira e única vitoria de etapa que logrou nunha das grandes voltas.
No emocionante Xiro de Italia de 1975, orfo de Eddy Merckx e de Francesco Moser, desexosos de vencer no Tour, Francisco Galdós liderou a clasificación xeral desde a cuarta ata a duodécima etapa. Giovanni Battaglin, que vencera na décimo terceira etapa e púxose líder, tivo un inesperado derrube na seguinte, que gañou un semidesconocido Fausto Bertoglio, quen pasou a vestir a maglia rosa. A carreira non se decidiu ata a última etapa na que se chegaba ao temido Paso do Stelvio. Galdós, que reducira notablemente o seu atraso respecto de Bertoglio nas etapas anteriores, atacou novamente, pero o ciclista italiano logrou resistir e o español, aínda que gañou a etapa, debeu conformarse coa segunda praza da xeral, por diante de Felice Gimondi e Roger De Vlaeminck, pero a 41 segundos de Bertoglio. Francisco Galdós compartiu ademais a maglia verde, outorgada ao líder da clasificación da montaña, con Andrés Oliva.
En 1976 volve facer Xiro e Tour. No Xiro pronto se descolga da loita pola vitoria e sómese no máis profundo anonimato, terminando no posto 18º a case media hora do “vello” Gimondi.
Con todo, no seu 7º Tour, lograría a súa mellor clasificación ata entón ao ocupar o 6º posto final. Sería 3º en Alpe d’Huez, só por detrás de Zoetemelk e dun Van Impe que ese día se enfundaria a camisola amarela por primeira vez. Faría outra gran etapa ao día seguinte con final en Montgenèvre, con Lautaret e Izoard no camiño, chegando 4º tras Zoetemelk, Thévenet e Van Impe.
Ao terminar os Alpes, Galdos marcha 5º da xeral a 2’04” de Van Impe. Ten aínda posibilidades de triunfo, pero na etapa reina dos Pireneos, con final en St. Lary Soulan, onde Ocaña saca por última vez a súa caste e onde Van Impe asesta o golpe definitivo ao Tour, o bo de Galdos déixase 10 minutos, chegando xunto ao seu compañeiro López Carril. Aí se esfuman todas as súas opcións e o resto do Tour non terá maior transcendencia.
1976 acabaría para Galdos cunha vitoria na Volta a Cantabria, 8 anos despois de gañar en afeccionados.
En 1977, Paco Galdos cumpre 30 anos e parece destinado a encarar o seu ocaso. En calquera caso, facer dúas grandes voltas ao ano antóllase xa demasiado e decide dedicarse en exclusiva ao Tour.
A decisión non pode ser máis acertada. O Tour de 1977 será o mellor da súa longa carreira. O seu 4º posto final, lonxe iso si do podio, é unha gran recompensa á súa traxectoria na Grande Boucle. Como é habitual, volve destacar pola súa regularidade, aínda que esta vez tamén logra facer grandes cronos: 6º na cronoescalada a Avoriaz (a 36” de Van Impe) e 9º na crono larga de Dijon (a 3’04” de Thévenet). Tamén fai unha gran subida a Alpe d’Huez, onde chega 4º.
Antes de finalizar a tempada Volve gañar a sua Volta fetiche, a Volta a Cantabria.
Para 1978 Galdos decide novamente centrarse no Tour, onde debe defender a excelente cuarta praza do ano anterior. Fai 3º na Dauphiné e a súa regularidade permitiralle acabar de novo entre os 10 primeiros no Tour (7º a 17 minutos da nova estrela, Hinault), pero xa sen xogar ningún papel destacado. Os seus 31 anos empézanlle a pasar factura.
A vitoria na Volta á Rioxa permítelle non irse de vacio nesta tempada.
A tempada 1979 vai ser a súa última tempada no KAS. A pesar dos seus 32 anos, Paco Galdos volve facer ese ano dúas grandes voltas. Pero esta vez serán Volta e Tour.
Por incrible que pareza, Galdos non participaba na Volta desde 1972, esta sería a súa terceira participación e non sería en balde. O vitoriano desmentiría a aqueles que lle chamaban vello e lembraría a todos a súa gran regularidade nas grandes voltas.
Galdos regresaba á Volta pola porta grande sendo o único que puxo en aprietos ao incombustible Joop Zoetemelk.
 Nin sequera o seu novo compañeiro e xefe de filas Lucien Van Impe faríao mellor que el. Ao final, Galdos é 2º en Madrid a 2’43” de Zoetemelk. A pesar de volver facer 3º na Dauphiné (aínda que a case 12 minutos de Hinault), no Tour Galdos confirma o que moitos se temían: xa non pode con dúas grandes roldas nun ano. Terminaría nun máis que mediocre para el 28º posto, a case hora e media do Caimán.
A finais de 1979, o mítico equipo KAS, onde Galdos militou toda a súa vida, desaparece. Pero Paco decide continuar e ficha polo Kelme de Pepe Quiles e Rafa Carrasco. Insiste en participar en Volta e Tour.
Na Volta, onde leva os galóns do novo equipo ilicitano, terminaría nun honroso 8º posto. Tres Top 10 en catro participacións non é un mal balance. Pero é o seu novo compañeiro Pedro Torres, outro veterano do pelotón, o que lle birlaría o protagonismo, terminando segundo en Madrid tras o sorprendente Faustino Rupérez.
Por iso é Pedro Torres o líder do equipo para o Tour, onde loxicamente debuta o Kelme. Galdos está ante o seu 11º Tour e o que sería o último da súa dilatada carreira. A súa despedida non puido ser máis triste ao ter que abandonar cando só levaban disputadas 5 etapas. Xa na terceira, camiño de Lieja, deixábase máis de 15 minutos co coche escoba e empeza a comprender que o seu idilio co Tour tocaba ao seu fin. Sería ao deixar Bélxica, preto de Lille e debido a unha caída cando Galdos decide dicir adeus para sempre ao Tour e ás grandes voltas por etapas.
Tras a súa retirada do deporte profesional, desde o ano 1981 rexenta en Vitoria- Gasteiz unha pizzería chamada “Pizzeria Dolomiti”, polo que se ve, non veu e vacio de Italia.
En 1968 con só 21 anos e como afeccionado gañou o Circuito de Mallorca, máis dúas etapas e a Volta a Cantabria proba desaparecida que entón estaba reservada aos amateurs.
Profesional de 1969 a 1981 durante os cales participou once veces no Tour de Francia, seis no Xiro de Italia e catro na Volta a España, obtendo tres podios (dous no Xiro e un na Volta) e quedando doce veces entre os dez primeiros da clasificación (cinco veces no Tour, catro no Xiro e tres na Volta).
TRIUNFOS: 1972, vencedor do Memorial Manuel Galera e do Trofeo Masferrer.
1973, vencedor do Gran Premio de Leganés.
1975, vencedor da Volta a Romandía, máis unha etapa, do Gran Premio do Ouro, dunha etapa do Xiro de Italia e da Subida a Arrate.
1976 e 1977, vencedor da Volta a Cantabria.
1978, vencedor da Volta á Rioxa e unha etapa da Volta a Cataluña.
XIRO DE ITALIA: 1971 (4º), 1972 (3º), 1973 (9º), 1974 (17º), 1975 (2º, máis unha etapa e o Premio da Montaña ex aequo con Oliva) e 1976 (18º).
TOUR DE FRANCIA: 1969 (21º), 1970 (9º), 1971 (11º), 1973 (20º), 1974 e 1975 retírase, 1976 (6º), 1977 (4º), 1978 (7º), 1979 (28º) e en 1980 abandona.
VOLTA A ESPAÑA: 1970 (6º), 1972 (19º), 1979 (2º) E 1980 (8º).
Outros resultados dignos de mención: 1969, segundo na Volta á Rioxa. 1970, segundo na Volta a Cataluña e terceiro no Gran Premio de Villafranca. 1972, segundo na Volta a Cantabria. 1973, segundo na Volta á Rioxa e terceiro na Volta a Bélxica.
EQUIPOS: 1969-1975 Kas- Kaskol. 1976-1979 Kas- Campagnolo. 1980-1981 Kelme.

domingo, 16 de setembro de 2018

DE SUEÑOS TAMBIÉN SE VIVE

En un gallinero con dos gallos es difícil tener sueños de grandeza, durante 19 días y 18 noches el “Bala” Valverde no solo soñó, sino que además venció en dos etapas. No le pesaron los kilos, ni los 38 años, ni las ilusiones; simplemente, fueron las pilas alcalinas que lo mueven las que se agotaron.
Valverde es un gran profesional, con gran carisma, competitivo y que siempre da juego en las carreras pero ya no está para competir ni el Giro, ni en el Tour, ni en la Vuelta. Hay que reconocerle que llegaba preparado, mentalizado y que su veteranía era un grado a tener en cuenta incluso dentro de su propio equipo, pero después de participar en el Tour ayudando  Nairo, llego a esta Vuelta fundido y las tres semanas se le hicieron larguísimas.
Ayer era el día de haber hecho algo grande y no podía ni con las zapatillas, fue patético ver a los dos gallos del Movistar subiendo la Gallina.
Para nada quiero criticar a Valverde, al contrario, a pesar de estas dos últimas etapas me descubro ante su enorme clase, su palmarés y su edad, pero saber retirarse a tiempo no es lo mismo que rendirse.
Después de esta reflexión en voz alta el martes comenzaba la última semana de la Vuelta Ciclista a España con muchísima regularidad entre los favoritos y una clasificación muy apretada. Las palizas de los días anteriores dejaban bien a las claras que había ambición y un gran nivel.
La contrarreloj del martes en Torrelavega se esperaba como una etapa clave, pero no aporto nada decisivo, aunque Simón Yates  después de resistir el acoso de los gallos del Movistar se consolidaba como portador del maillot rojo de líder. El inglés salía crecido y con más ventaja sobre sus dos principales rivales, 33 segundos sobre Alejandro Valverde y 1:15 sobre Nairo Quintana, al que la carretera empezaba a ponerle en su sitio al perder la tercera plaza de la general. Yates no solo contuvo a sus dos principales rivales, sino que también a Miguel Ángel López, que se aleja a 1:34, pero se ganaba otros dos duros oponentes que exhibieron un gran rendimiento en la crono cántabra: Steven Kruijswijk y Enric Mas, que se ubican tercero y quinto, a 52 segundos y 1:30, respectivamente. Ante este panorama, ya no había excusas: si alguien quiere el maillot rojo tendría que atacar camino del Monte Oiz o en Andorra.
El miércoles de entre la niebla que cubría el final inédito del Balcón de Bizkaia en el Monte Oiz fueron surgiendo seres humanos consumidos por un esfuerzo insoportable, mientras los asistentes de meta se apresuraban a agarrarles la bicicleta para que no cayeran desmayados sobre el asfalto.
Fue una etapa de ciclismo tremenda, con rampas superiores al 20% de desnivel y con un día que comenzaba luminoso pero que se fue cerrando hasta recibir a los ciclistas en una penumbra que sumó épica a la ya clásica etapa en el País Vasco, ese maravilloso terreno que la Vuelta tuvo que esquivar durante décadas y que ahora no quiere abandonar. Con una afición como la vasca, tan pasional, ruidosa y respetuosa con el ciclista es difícil dejar que la serpiente multicolor ruede por esas carreteras.
El primero en cruzar tan criminal línea de meta. Era Michael Woods, que lloraba y sufría, pero no reía, porque es imposible hacerlo cuando la tragedia te ha golpeado con severidad. Hace dos meses, su mujer sufría un aborto tras 37 semanas de embarazo y un mes antes su padre había fallecido. Buscaba el canadiense un triunfo con el que rendir homenaje a su "pequeño Hunter" y lo encontró en un terreno descarnado y agresivo.
Enric Mas y el “Bala” Valverde, también ganaron unos segundos a Yates que hacían mantener su amenaza. Unos ganan y otros pierden, el escarabajo Quintana fue el primero de los hombres importante en ceder con el grupo de favoritos y Kruijswijk, al que su condición de aspirante a la victoria le duró un solo día quedaban descartados para asaltar el maillot rojo.
Con sólo dos etapas con final en alto por delante el Monte Oiz dejaba la Vuelta con dos únicos nombres capaces de hacer temblar a Yates, Enric Mas (presente y futuro), e indiscutible ganador de la Vuelta si esta hubiese empezado una semana más tarde y acabara un domingo después  y Valverde (pasado), que detectó debilidad en el líder y aceleró el ritmo en las rampas finales, apenas pudo recuperar lo perdido en la contrarreloj, pero a cambio se ganó un liderazgo ya indiscutible en su equipo, pues Quintana se dejó otro minuto con su presunto gregario de lujo. Ya cedía 2.11 en una clasificación general, en la que caía hasta el sexto puesto. Un mundo con lo poco que queda de Vuelta salvo que se lance a una aventura imposible, en una de esas en las que jamás se ha metido.
Antes de las frenéticas cumbres de Andorra, el jueves los rodadores y velocistas se vengaron de esos escaladores que les maltrataron en las cimas asturianas y vascas. Jelle Wallays se aprovechó de la escapa buena del día para derrotar a Peter Sagan y a Elia Viviani que se vieron sorprendidos por el clasicómano belga.
El viernes, el Movistar controlo la carrera con la única intención de debilitar a los adversarios. Fue un combate sin tregua para desgastar energías, pero Simón Yates conocedor de las rampas de La Rabasa y con mucha sangre fría, aplico aquel dicho que dice: “No hay mejor defensa que un buen ataque” y a 10 kilómetros, lanzó una ofensiva inesperada. Fue un ataque a lo grande, como los corredores de rango superior.

En un suspiro, Nairo se quedó descolgado y Don Simón, junto a Pinot y Kruijswijk, sumó un minuto de ventaja sobre un Valverde que ya empezaba a despertarse de ese sueño de vestirse de rojo en Madrid a pesar de que el escarabajo Quintana exprimiera sus reservas tirando de un Valverde impotente ante el acelerón del jefe del Mitchelton-Scott. Gracias a eso, Simón Yates que entraba por detrás de Thibaut Pinot, (ganador de la etapa), salía muy fortalecido de una pelea que a priori estaba repleta de dificultades, dejando prácticamente sentenciada la Vuelta a España 2018.
La etapa del viernes también fue otra buena etapa de Enric Mas que sin embargo le sacaba fuera del podio porque cedió 39 segundos con Kruijswijk.
Pero a este  mallorquín que reside en Andorra le quedaba la etapa del sábado con final en la Gallina. Una etapa más parecida a una montaña rusa sin zonas de descanso, ideal para las emboscadas y para las venganzas. Conocedor de cada recodo de esta etapa no le quedo más remedio que recordar aquel dicho que dice: “la venganza es un plato que se sirve frío”, Mas quiso más en un día pirata e ideal para el asalto, su plato no estaba frio, llevaba 53 dientes para desplumar a la gallina y arrabatarle el segundo peldaño del podio al bravo Valverde.
Gracias a la victoria en la Gallina, Enric Mas mostró su joven cresta ante los gallos de pelea con espolones afilados y acceder junto al vigor y la efervescencia de “Superman” López al podio que también pierde Kruijswijk.
Después  de que la Gallina pusiera a cada gallo en su sitio, quedaba el paseo triunfal y de homenaje a todos los campeones y héroes que han completado los más de 3.000 kilómetros de esta Vuelta a España. Una Vuelta 2018 ha vuelto a ser espectacular y que siempre emociona hasta el final. El vencedor fue Simón Yates, el gallo del Mitcheltón que no espera, que va al encuentro del triunfo, el más gallo de la Vuelta, el rey, el emperador de la carrera. El gallo entre los gallos. Le secundaron en el podio Miguel Ángel López, tercero, y Enric Mas, segundo. El balear fue la sorpresa y la gran noticia para España de esta Vuelta. Un corredor para ilusionarnos con el futuro, pero que ya tiene un presente fantástico. Su victoria ha sido de pura clase.
COLORÍN COLORADO, ESTA VUELTA 2018 SE HA ACABADO.

xoves, 13 de setembro de 2018

MANUEL GALERA

Manuel Galera Magdaleno naceu en Armilla,  Granada (España), o 13 de decembro de 1943. Faleceu aos 29 anos o 13 de febreiro de 1972.
Breve carreira para o máis pequeno dos irmáns Galera. Morreu en plena Volta a Andalucía disputando un sprint no alto da Costa da Mouteira  ao saírselle a cadea debido a que se lle enganchou co cambio saindo disparado da bicicleta pola inercia que levaba  e caendo de cabeza.
Era o irmán menor do tamén ciclista profesional Joaquín Galera.
Foi un ciclista de palmarés discreto xa que só conta cunha vitoria no campo profesional. Aínda así destacou en probas importantes como a Volta aos Vales Mineiros (onde foi terceiro en 1968) ou a Volta a Andalucía.
En Armilla, a súa localidade natal, organizouse durante moitos anos o Memorial Manuel Galera na súa honra. A proba deixou de disputarse en 2004, e foi amplamente dominada por corredores españois, algún deles moi ilustres, como Óscar Sevilla ou o Chava Jiménez.
Cabe apuntar que a primeira escola de Ciclismo de Andalucía creouse en 1.974 polo Grupo Deportivo Genil á súa memoria, pasando o club a chamarse Grupo Deportivo Genil-Escola Ciclista Manuel Galera.
Profesional de 1967 a 1972.
Como amateur gañou en 1968 a Volta a Guatemala.
TRIUNFOS: 1967, vencedor do Critérium de Güecho.
XIRO DE ITALIA: Só participou na edición de 1970, retirándose antes de finalizar.
TOUR DE FRANCIA: 1969 (47º).
VOLTA A ESPAÑA: 1970 (50º) e 1971 (5º).
Outros resultados dignos de mención: 1967, segundo no G. P. de Onil. 1968, terceiro na Volta aos Vales mineiros. 1970, segundo no G. P. de valencia e na Volta a Mallorca.
EQUIPOS: 1967 Kas-Kaskol. 1968-1969 Fagor. 1970 A Caseira-Peña Bahamontes. 1971-1972 Karpy. 

domingo, 9 de setembro de 2018

EL TRIPTICO ASTUR-LEONES.

Después del final de  la única etapa de la Vuelta Ciclista a España  por tierras gallegas llegaba el tríptico astur-leonés
Después de que la Vuelta  sometiera a los ciclistas a la tortura  de las carreteras gallegas y de que las meigas  intentaran que no pasara nada,  la realidad es que pasó de todo. Los  207 kilómetros inmisericordes entre Mondoñedo y el Faro de Estaca de Bares se hicieron largos, sin un segundo de respiro ni de calma. Todo pareció una continua improvisación en un pelotón ahogado por su propio ritmo y con un río revuelto entre el Mitchelton de Simón Yates y el Movistar de Nairo Quintana y Alejandro Valverde. Dice aquel refrán popular: “A río revuelto, ganancia de pescadores”, fue Jesús Herrada el que pescó una pieza con la que ni siquiera había soñado. El ciclista español probó el dulce sabor del rojo. Llega al tríptico como el nuevo líder de La Vuelta a España con tres minutos y 22 segundos de ventaja sobre Simon Yates, 1,23 sobre Valverde y 2,26 sobre el escarabajo Quintana.  Un premio de excepción para Herrada en tierra meiga, después de un año en que decidió abandonar el confort del Movistar para buscar su propia luz en Cofidis.
El tramo clave de esta Vuelta tendría que haber estado en el tríptico astur-leonés con sus tres llegadas en alto y seguidas: La Camperona, Les Praeres y Lagos de Covandonga. Tres llegadas que condesaban la parte fundamental de la montaña de esta edición de la Vuelta a España.
Fue un fin de semana que tenía que haber arrojado algo de luz entre los favoritos antes de la decisiva crono del próximo martes en Torrelavega y las etapas de Monte Oiz en el País Vasco y Andorra. Pero la verdad es que después de los tres días con un desnivel acumulado de 9.550 metros, 524 kms., 7 puertos de primera, entre los que estaban La Camperona y Les Praeres que fueron final de etapa, los 4 más de segunda y tercera y el más relevante de categoría especial Lagos de Covadonga, que entre los cuatro primeros  de la general no se llegue al minuto de diferencia, hace que vivamos la emoción y el espectáculo hasta el último día.
El viernes arrancaba por todo lo alto la primera del tríptico con el Alto de la Camperona (8,3 kms. al 7,5 por ciento y tramos de hasta el 19,5) que conllevaba subir también el Puerto de Tarna (13,5 al 5,8). Los dos de primera.
Dicen que cuando Neil Armstrong piso la Luna ya había un gallego, el viernes, cuando el vasco Óscar Rodríguez cruzo la meta en La Camperona,  solo acertaba a balbucear: «No me lo creo, no me lo creo, no me lo creo...». Y era normal que no se lo creyera. Ni vio gallegos ni rabos de gaitas. Cuando se vio en cabeza el único empeño que se puso era el de ganar, no le preocupaba encontrarse al gallego de la luna,  lo único que le preocupaba era mirar continuamente para atrás para saber por dónde venían Rafal  Majka y Teuns que los tenia pisándoles los talones.
Se empeñó en ganar en las descarnadas rampas de La Camperona y entre el cansancio absoluto y la felicidad plena lo consiguió.
Óscar Rodríguez defendiendo los colores del Euskadi-Murias supo ser el mejor de otra fuga numerosa que los equipos de los gallos no supieron controlar y que con una magnifica escalada remacho a Majka y a Teuns cuando faltaban 2 kilómetros del final para gozar de un escenario soñado con una meta para él solo.
La carrera de los favoritos se la disputaron sin sobresaltos ante el miedo y/o respeto que aún se tienen todos. Sin apenas diferencias importantes Jesús Herrada sufrió lo suficiente para mantener por segundo día consecutivo su maillot rojo de líder.
El sábado se corrió la segunda etapa del tríptico y después de tantos y tantos días de escapadas numerosas con final feliz, los equipos de los gallos dijeron basta a los aventureros en el día. Claro que hubo una, pero nació muerta.
No conocía La Vuelta esta etapa con final en la cima Les Praeres, pero seguro que el pelotón no la olvidará jamás. La más dura de todas, rozaba los 3.000 metros de desnivel acumulado y escondía un último tramo demencial entre bajadas reviradas y una pared corta pero explosiva. La subida de apenas cuatro kilómetros tuvo dos tramos: uno donde Nairo Quintana pareció estar jugando con el resto, guardando las fuerzas que otros no tenían, y Simon Yates que en menos de un kilómetro enseñó las cartas y se mostró como el más fresco y fuerte. El de Mitchelton recuperó el rojo que cedió un Jesús Herrada vacío, que estaba subió cuando los demás ya bajaban, llego a más de nueve minutos. Las bonificaciones dejaron al escarabajo colombiano a 25 segundos en la tercera plaza de la general, adelantado por un buen Alejandro Valverde que cazó cuatro segundos se quedaba a 20”. Yates, con este su segundo triunfo, bien se merece brindar con la sidrina asturiana.
La meta de la última del tripticoAstur-Leones estaba situada en los míticos Lagos de Covadonga, antes de la gran ascensión de esta Vuelta, la serpiente multicolor tuvo que ascender dos veces el Mirador del Fito. Ambas de primera y por diferente vertiente: la primera, con 7,1 kms. al 7,7 por ciento y pendiente máxima al 11; y la segunda, similar pero con solo 6,3 kms de subida. Tenía que haber sido el momento para que los favoritos de la general se quitasen las caretas. Tocaba comprobar el estado de forma y las fuerzas de los  candidatos reales al maillot rojo, pero ni Nairo Quintana, que es calculador y conservador, pero sobre todo es orgulloso, sólo respondió de manera tímida a algún movimiento de Simón Yates, nada más. Parecía favorito a ganar esta Vuelta, pero entre unas cosas y otras sale de Asturias en medio de un mar de dudas. Pudo ser peor, pues cuando Yates se escapaba a la caza de Pinot, movió el codo como sólo él sabe hacerlo para que fuera otro el que saliera a la caza del líder.
Simón Yates, que es frío y pragmático, pero sobre todo inteligente, durante la etapa reina de hoy, tuvo que recordarle a Quintana sus acusaciones sobre si su equipo trabajaba poco cuando él iba vestido de rojo. Lo hizo de manera vehemente, abroncando visiblemente al colombiano después de una ascensión en la que se negó a cerrar cualquier hueco. Su enfado lo transformó en un último ataque en los metros finales con más impacto psicológico que real.
De Valverde, solo se puede decir que es generoso y sacrificado, pero sobre todo que es un superclase, fue quien al final tuvo que salir a por todas. Parecía ya descolgado junto a Kruijswijk (que también remontó), con Urán por detrás de él, cuando sacó fuerzas de no se sabe dónde para alcanzar al grupo de Quintana y cerrar el hueco con Yates que el colombiano se había negó a trabajar. Es curioso que en la lógica de Movistar sea Valverde el que se desvive por Quintana cuando superado el trípico astur-leonés el murciano sigue yendo por delante en la clasificación.
Miguel Ángel López, que es joven y ambicioso pero sobre todo es impetuoso, fue quien agitó el manzano de la sidra antes que Pinot y también quien llegó a la meta en segunda posición. Si en Les Praeres había decidido que la rueda buena era la de Quintana, en los Lagos de Covadonga se conjuró para preocuparse únicamente de sí mismo y de sus fuerzas, sin mirar a nadie más. Se precipitó atacando demasiado pronto, pero se acabó beneficiando de las luchas entre los tres grandes nombres de esta Vuelta.
El otro joven metido en la lucha es Enric Mas, un jovencísimo, descarado, pero sobre todo es ilusionante, fue el sexto gran nombre de la ascensión a los Lagos de Covadonga aunque pasara más desapercibido de lo que se merecía. Con apenas 23 años, se codeó con los grandes líderes del pelotón, les tuteó y hasta tuvo los arrestos de atacarles, de desafiarles, aunque finalmente no pudiera despegarlos de su rueda. Es sexto en la general y se confirma como la gran esperanza del ciclismo español.
Entre galegos na luna, y culines de sidra, el gran beneficiado de la etapa fue Thibaut Pinot, que es grande y maldito pero sobre todo es noble, husmeó las sensaciones ajenas que se entremezclaban entre la niebla y vio clara la estrategia. Tan pronto como superó la terrorífica Huesera, cambió el ritmo y se fue. Que le siguiera quien quisiera, que a él le iba a dar igual, parecía decir el francés. Intuía ya entonces que nadie se iba a solapar a su rueda y que la soledad iba a ser su única compañera hasta levantar los brazos sobre la línea de meta.
La etapa reina de La Vuelta, fue menos reina quizá de lo que se podía esperar. Entre escaramuzas varias y guerra entre los favoritos, todo quedó tan abierto como estaba entre los cuatro hombres llamados a jugarse la victoria final: Yates sigue líder, Valverde a 26 segundos, Quintana a 33 y López a 43.
Con una clasificación tan apretada será la contrarreloj de Cantabria, las escarpadas cuestas de Bizkaia y los clásicos puertos de Andorra los que terminarán de ordenar las piezas.