El
pasado jueves me he levantado con la
noticia de que en Lorca un hombre había arrollado a ocho ciclistas. Como
consecuencia, tres ciclistas habían resultado heridos graves y trasladados en
ambulancia al Hospital, otros tres
sufrieron heridas leves de las que fueron asistidos in situ y los
dos restantes han salido ilesos.
En esta
ocasión por obra y gracia del Espíritu Santo ninguno de los ocho ciclistas resulto
asesinado.
Puede que la palabra "asesinados" suene fuerte, pero es la
que quiero y debo utilizar. Hay que empezar a llamar a las cosas por su nombre.
A mí personalmente, me da la sensación de que se habla mucho o demasiado del respeto mutuo, del comportamiento incívico de algunos ciclistas (que los hay). Pero ya estoy harto. Harto porque no leo o veo en los medios ningún accidente producido porque unos ciclistas se pasen al carril contrario, que vayan ocupando toda la carretera, o que no respeten los semáforos. Que no digo que no haya ciclistas que no hagan estas cosas (mala gente hay en todos los ámbitos y profesiones), pero los atropellos de ciclistas siempre siguen el mismo patrón: conductores borrachos y drogados que pierden el control, se despistan o se quedan medio dormidos.
A mí personalmente, me da la sensación de que se habla mucho o demasiado del respeto mutuo, del comportamiento incívico de algunos ciclistas (que los hay). Pero ya estoy harto. Harto porque no leo o veo en los medios ningún accidente producido porque unos ciclistas se pasen al carril contrario, que vayan ocupando toda la carretera, o que no respeten los semáforos. Que no digo que no haya ciclistas que no hagan estas cosas (mala gente hay en todos los ámbitos y profesiones), pero los atropellos de ciclistas siempre siguen el mismo patrón: conductores borrachos y drogados que pierden el control, se despistan o se quedan medio dormidos.
Igual es momento de dejar de hablar de respeto mutuo entre conductores
y usuarios de la bicicleta y empezar a recordar que conducir drogado o borracho
es un delito, que el exceso de velocidad es ilegal, que ir mirando el móvil o
mandando whatsap también.
También es el momento de recordar que como conductores somos unos incívicos y no respetamos nunca las normas de conducción, que si no hubiese radares iríamos no a ciento veinte por hora, si no que lo haríamos a doscientos, que si no estuviese la Guardia Civil no respetaríamos ni una sola señal, que los intermitentes ya no se usan, que los cedas al paso deben ser invisibles porque nadie los respeta, y así hasta un largo etc, etc.
Pero para el que va al volante, el problema es que el ciclista es un incívico y que tiene que pagar impuestos como los conductores (como si eso fuese a evitar que esos irresponsables conductores se drogaran o se emborracharan como cubas).
Así que no me queda más remedio que llamar a las cosas por su nombre. El ciclista es la parte débil de la ecuación y hay que protegerlo, porque si vamos más despacio y ocupamos todo el carril, también lo hace un transporte especial y ningún conductor tira a pasarlo por encima con el coche. Así que ya está bien, ya van demasiadas víctimas y los asesinos son siempre los mismos. Respetémonos unos a los otros y compartamos amigablemente la carretera.
De seguir faltandonos al respeto, no me queda más remedio que mandarle este mensaje a esos conductores irresponsables que se emborrachan o se drogan y que luego cogen el coche para darse un paseo: “Ojalá que la próxima vez que lo hagáis, no os encontréis con una grupeta de ciclistas, ojalá os encontréis con un carro de combate de 60 toneladas.
También es el momento de recordar que como conductores somos unos incívicos y no respetamos nunca las normas de conducción, que si no hubiese radares iríamos no a ciento veinte por hora, si no que lo haríamos a doscientos, que si no estuviese la Guardia Civil no respetaríamos ni una sola señal, que los intermitentes ya no se usan, que los cedas al paso deben ser invisibles porque nadie los respeta, y así hasta un largo etc, etc.
Pero para el que va al volante, el problema es que el ciclista es un incívico y que tiene que pagar impuestos como los conductores (como si eso fuese a evitar que esos irresponsables conductores se drogaran o se emborracharan como cubas).
Así que no me queda más remedio que llamar a las cosas por su nombre. El ciclista es la parte débil de la ecuación y hay que protegerlo, porque si vamos más despacio y ocupamos todo el carril, también lo hace un transporte especial y ningún conductor tira a pasarlo por encima con el coche. Así que ya está bien, ya van demasiadas víctimas y los asesinos son siempre los mismos. Respetémonos unos a los otros y compartamos amigablemente la carretera.
De seguir faltandonos al respeto, no me queda más remedio que mandarle este mensaje a esos conductores irresponsables que se emborrachan o se drogan y que luego cogen el coche para darse un paseo: “Ojalá que la próxima vez que lo hagáis, no os encontréis con una grupeta de ciclistas, ojalá os encontréis con un carro de combate de 60 toneladas.
Ningún comentario:
Publicar un comentario