domingo, 4 de setembro de 2016

LOS POTENCIÓMETROS

El Pistolero de Pinto ya el pasado sábado 27 de septiembre tras no poder  el día anterior evitar irse nuevamente al suelo en los kilómetros finales de la séptima etapa de la Vuelta con final en la localidad zamorana de Puebla de Sanabria, pedía antes de la octava etapa, que debería considerarse cambiar el reglamento sobre las caídas cerca de la meta para que se tomasen los tiempos a tres kilómetros de meta en caso de un percance como el que sufrió él. Y eso que no perdió tiempo, últimamente la suerte del campeón le tiene abandonado y ya casi rueda más por los suelos que sobre su burra.
Pues el martes, durante el día de descanso echó más leña al fuego, al declarar que renegaba de los potenciómetros. Declaraciones que fueron compartidas por Nairo Quintana, liándola y abriendo un nuevo debate en el ciclismo.
Alberto se limito a decir que restan espectáculo, mientras que el escarabajo colombiano ha ido más allá declarando que deberían prohibirse en competición.
Las declaraciones están ahí, realmente me sorprenden ya que ambos ciclistas los usan e incluso les patrocinan las marcas de los mismos.
Después de leer varios artículos sobre ellos, mi primera conclusión es que la tecnología jamás se va a detener, mientras unos creen que con el uso del pulsómetro es suficiente, otros opinan que hay que ir de la mano de la ciencia y hacer uso de los potenciómetros.
Con el pulsómetro se cuantificaba, midiendo el trabajo y la carga de trabajo durante el ejercicio. Y eso se calculaba con base en el funcionamiento del corazón. Con el potenciómetro, como su nombre indica, se mide la potencia, en vatios, dos situaciones totalmente diferentes, partiendo de la base que un vatio siempre será un vatio, mientras que un latido cardiaco estará sujeto a influencias como el cansancio acumulado, la altura sobre el nivel del mar, la humedad ambiental etc.
Dicho esto, yo estoy de acuerdo en lo que dicen de que resta espectáculo. Considerando que la principal misión del potenciómetro es aportar información al ciclista del grado de esfuerzo que puede realizar y cuanto tiempo puede realizarlo, está claro que condiciona o puede condicionar enormemente al ciclista a la hora de afrontar una etapa.
Verdaderamente no entiendo las quejas ni de Contador ni de Nairo Quintana. Está claro que  estas son un reproche a la exhibición de Chris Froome en la subida a los Lagos de Covadonga, es verdad que el británico sube siempre pendiente de su potenciómetro, pero yo me pregunto ¿en qué le puede beneficiar esa aptitud?, y mi respuesta es en nada.
Este es mi  razonamiento: Imaginándonos que el potenciómetro le dijo al inglés que no aguantaría toda la subida al ritmo del Escarabajo Colombiano y del Pistolero de Pinto, por eso les dejo irse. Pero que si podría aguantar una exhibición como la que dio en los últimos 8 o 9 kilómetros. ¿De verdad podremos creer eso?. Yo  no lo creo, pienso que simplemente es su manera de subir, creo que no le van los inicios de puerto rápidos, necesita coger ritmo al inicio para luego ir incrementando el mismo.
Esta misma idea me sirve para poner otro ejemplo: ¿Quien puede pensar que cuando ataco el Escarabajo Colombiano iba el Pistolero de Pinto dejar de intentar seguirle si el potenciómetro le dice que no va aguantar?, cualquier ciclista cuando estás ahí todo es adrenalina pura y si te atacan simplemente sales a la rueda si puedes, aunque te quedes 5 metros más adelante.
Por tanto, creo que el debate del potenciómetro es absurdo, es una gran ayuda para un mejor conocimiento del cuerpo, pero no creo que ayude mucho para ganar o perder una etapa.
Puede  que las declaraciones de ambos ciclistas sea el comienzo de la guerra del potenciómetro, yo personalmente pienso que esta nueva ayuda de la tecnología, no debería ser motivos de polémica, por cuanto se complementa con el pulsómetro y de esta manera el ciclista tiene información simultanea, tanto del funcionamiento de su sistema cardio/pulmonar como de la potencia que va desarrollando; para un mejor control de su rendimiento en general, logrando el pedaleo efectivo, combinando: Agilidad, Fuerza y Resistencia.
Chris Froome, fiándose del potenciómetro o sin fijarse en él, en esta Vuelta quizás no estaba siendo el más fuerte, pero si era el que mejor sabia gestionar sus fuerzas.
Hasta que hoy, en una etapa marcada por el ataque inicial del Pistolero de Pinto, asistimos a la descomposición del equipo más poderoso del mundo, con seis de sus ciclistas llegando a 53:54 minutos de retraso.
El fuera de control estaba marcado en 31:24 minutos respecto al ganador.
La emboscada pudo ser peor si el Astana, convertido en equipo filial del Sky no aliviase la soledad de un líder que esta vez de nada le sirvió ni pulsómetro ni potenciómetro.
ÚLTIMA HORA: El colegio de comisarios, ha decidido después de haber oído las alegaciones de los 93 ciclistas y comprobado que su retraso se debió a que sus potenciómetros les ordenaron que debían detener el ritmo de caza e incluso les obligaba a detenerse en el primer bar de carretera que encontrasen para que se tomasen unas cervezas y fumarse unos pitillos y evitar así la deshidratación y la pájara a la que se exponían. Ellos fieles a las órdenes del famoso potenciómetro cumplieron a rajatabla todo lo que el ordenador les iba diciendo. Por lo que el retraso estaba justificado.
Ante estos hechos los comisarios decidieron repescar de forma excepcional a estos 93 ciclistas por el interés del ciclismo y de la Vuelta.

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