Chris Froome pasando de amarillo junto al Arco del Triunfo |
El Arco
del Triunfo de París en los Campos Elíseos vivió la cuarta coronación de Chris
Froome del Tour de Francia 2017 más emocionante que otros años, nervioso,
trepidante y veloz (segundo más rápido de la historia). A diferencia de otras
ediciones, Froome ganó esta edición del Tour sin ningún triunfo de etapa y con
un ciclismo eminentemente defensivo y de un control total que ejerció él mismo,
como por su poderosísimo equipazo el Sky.
Esta
versión conservadora del británico surtió el efecto deseado cumpliendo con el principal
objetivo: llegar a París con el maillot amarillo.
La férrea
protección del Gallo del Sky que de manera inalterable ejercieron Geraint
Thomas (hasta su abandono por caída), como por parte de Michal Kwiatkowski y
los vascos Mikel Landa y Mikel Nieve llevaron en volandas a Froome hasta el
lugar más alto del podio, amortiguando sus momentos difíciles (que han sido
varios), y controlando el ritmo del pelotón de favoritos en cada subida a los
grandes puertos. Hoy por hoy, no hay la menor duda de que Chris Froome es el
mejor ciclista de los últimos años y su cuarto triunfo fue merecido.
La cuarta
corona de Chris Froome posiblemente la consiguió gracias a la imposición
jerárquica del Sky y al sacrificio de Mikel Landa, su gregario de lujo. Fuese
por lo que fuese, la victoria de Froome le sitúa entre los más grandes de la
historia del Tour de Francia.
Chris
Froome, según narra Ainara Hernando en su libro Por amor al ciclismo, era un
niño rubio e inquieto que se crío como un masai, asilvestrado, correteando por
las vastas llanuras y domesticando pitones. A los 15 años se trasladó a
Johanesburgo (Sudafrica), donde se inició en el Mountain bike. En 2006 y 2007
defendió los colores de Kenia en el Mundial sub-23. En 2008, adoptó la
nacionalidad británica de sus padres y abuelos.
En 2010,
le detectaron esquistosomiasis, una enfermedad parasitaria, de las más comunes
en África, que lastraban su rendimiento. El tratamiento de los doctores del Sky
transformaron a un ciclista mediocre en un campeón euro-africano que rompe
moldes. Hace un lustro nadie podría imaginar que ayer mismo sellara su cuarto
Tour de Francia.
Los cuatro maillots del Tour de Francia antes de tomar la salida de la última etapa. |
No puedo
negar que admiro a Froome, pero también reconozco que es un campeón sin
carisma, sin estilo. Pedalea desgarbado, torcido, pero pocos le superan en fuerza
de voluntad. Sus orígenes le condicionan, tiene su manera de hacer las cosas,
se concentra en un objetivo y se entrega al máximo.
En África
comenzó a dar pedales muy tardíamente, pero está a un paso del récord de cinco
triunfos. Confiesa que todavía sigue formándose: “Soy
más viejo, pero cada año aprendo más”. No miente, ha mejorado en los
descensos, en la táctica y en los movimientos dentro del pelotón.
Pero su póquer
de Tours no hubiera sido posible sin la jerarquía vertical del Sky. Venció por
los galones que impusieron Dave Brilsford y Nicolas Portal al cortarle las alas
a Mikel Landa. El director no tuvo reparos en recriminarle públicamente por no
tirar del jefe en la rampa de Peyragude, le frenó en las etapas de La Planche
del Belles Filles y en la del Macizo de Jura y le utilizó de reclamo para el
desgaste de Rigoberto Uran y Romain Bardet en el final del Izoard.
Tras el
flaqueó en Peyragudes, la solvencia en las cronos y su regularidad fueron las
virtudes que le llevaron a ganar la mejor carrera por etapas del mundo. Pero
nada hubiera sido posible sin ese equipazo. El Sky metío a tres de sus
integrantes entre los 14 primeros de la general final, ganaron la clasificación
por equipos y una etapa. El gigantesco respaldo a Froome coincidió con unos
rivales que se desinflaron en el tramo decisivo. Rigoberto
Uran careció de arrojo y Bardet, de fondo.
La
carretera es la que pone a cada uno en su sitio. Froome después de haber
reconocido que este ha sido su Tour más difícil ya tiene en su poder el póquer.
¿Por qué dice
que fue el más difícil?: Primero, porque él no ha estado tan bien como años
anteriores. Tal vez la preparación no ha sido la correcta o quizás los años
empiezan a pesarle y segundo, el paso adelante que han dado sus rivales también
ha influido.
Chris Froome, Mikel Landa y Fabio Aru |
Yo me
quedo con las ganas de saber qué hubiera pasado con gente como Richie Porte o
Alejandro Valverde en carrera, aunque son incidencias que todos los años se
dan, afectando a unos u otros.
En el
horizonte está el repoquer, el que le haría entrar en la leyenda a la altura de
ese selecto grupo de campeones de la que forman parte ciclistas como: Jacques
Anquetil, Eddy Merckx, Bernard Hinault y Miguel Induráin. Parece difícil pensar
en que el próximo año sea capaz de igualar a estos cuatro monstruos. No lo tendrá
nada pero que nada fácil, los rivales de este año seguirán creciendo e incluso crecerá
el número y por supuesto, alguno de los que este año estaba a su lado, el año
que viene será rival.
Yo, si
tuviera que apostar a quien gana el próximo Tour, no lo tendría nada claro.
De
momento el merecido fin de fiesta en el París que transmite ese tradicional
aroma a ciclismo, forjado año a año para premiar a todos los corredores que
fueron capaces de cruzar la meta final en los Campos Elíseos tras completar
tamaña gesta. Porque terminar las 21ª etapas de Tour de Francia es sin duda una
hazaña y, por ello, la celebración es compartida independientemente de los
sinsabores individuales o colectivos.
Llego la
hora de la despedida y de volver a retomar la sagrada siesta española. La
despedida de hoy es una despedida alegre porque el ciclismo ha vuelto a
brillar, ya lo lleva haciendo desde hace algún tiempo pero el escaparate de
este Tour de Francia va a ayudar mucho a elevar a este bello deporte al lugar
que le corresponde por su hermosura y dureza y porque estos grandes ciclistas fueron capaces
de exprimir sus capacidades al límite de la resistencia humana y de hacer
disfrutar al mundo entero con sus galopadas.
QUE LA RUEDA SIGA GIRANDO
Martínez es guía del tours y prepara lecturas de una selección de las obras de Saenz que se comparten en la convivencia. Cada lectura es enriquecida con anécdotas de la vida del autor.
ResponderEliminarFuente: galapagos tours for seniors