Colorín colorado, el
ciclismo se ha terminado para el dueño del récord de la hora para
mayores de 100 y 105 años.
El francés Robert
Marchand, anunció que se retira del ciclismo de competición con 106 años,
aconsejado por los médicos, que temen por su salud tras muchos años de esfuerzo físico.
Con su habitual ironía,
aunque con tristeza, declaraba en la emisora France Bleu, que la bici, que era lo único que le interesaba se
terminaba para él, pero en cualquier caso seguirá practicando en la bicicleta
estática que tiene en su casa de Mitry Moriy, en la región de París.
La razón que dio, es que
la tensión se le dispara, "a veces sube hasta 18 o 20, y eso no puede
ser". Fue el médico de la
selección quien pidió a la Federación Francesa de Ciclismo que no le autorizara
participar en una prueba de 4 kilómetros en pista para evitar que
pudiera sufrir una crisis cardíaca.
El
pasado 26 de noviembre, este ciclista centenario cumplió 106 años, vive de
forma autónoma en su casa en los suburbios parisinos, con una modesta
jubilación, se encuentra "bien" y sigue haciendo las compras él solo.
Además, cada mañana se sube a la bicicleta estática que tiene en su vivienda y
pedalea durante cinco o diez minutos.
Robert
Marchand había establecido sucesivamente el récord de la hora para mayores de
100 y de 105 años, categorías creadas expresamente para él. Hace ahora un año, estableció una marcade 22,547 kilómetros en una hora en el velódromo de Saint Quentin en Yvelines,
un evento que fue retransmitido en directo por varias televisiones de todo el
mundo.
La
historia de Robert Marchand es todo un ejemplo de persistencia y longevidad en
el mundo del deporte. Conocido por su buen humor, este hombre nació
en Amiens en 1911, tuvo una larga vida laboral en Francia donde
fue bombero en París, pero también en países como Venezuela, donde aterrizó
tras la Segunda Guerra Mundial, ejerciendo de criador de pollos y leñador en Canadá.
En 1960 decidió regresar a Francia, donde ejerció de jardinero y trabajó en una
bodega de vinos, antes de retomar habitualmente sus aventuras sobre las dos
ruedas unos años más tarde. Además de practicar el ciclismo, nunca ha fumado, ni
ha tomado demasiado café, en su alimentación estuvo siempre presente la verdura,
mucha fruta y ha bebido muy poco alcohol.
Con los 100 años cumplidos, un prestigioso laboratorio de
Evry le convenció para participar en un novedoso estudio único sobre el impacto
del deporte en el consumo de oxígeno. En la primera prueba, sus resultados
fueron los de un hombre de 55 años.
Es un hombre con mucha energía y solo se le nota la
edad, al margen de algo de artritis en las manos, en que está muy sordo. En
homenaje a que nació un 26 de noviembre de 1911 le pusieron su nombre a un
puerto de 911 metros en Amiens.
Los conflictos bélicos en la Primera Guerra Mundial y
sus ideales marcaron su vida: fue granjero, se marchó a París y empezó a
practicar el boxeo después de ser rechazado como profesional del ciclismo por
su baja estatura. Pese a que nunca pudo ser ciclista profesional, la bicicleta
le ha acabado dando la fama.
Fue profesor de Educación Física y bombero (en 1924 su
equipo de gimnasia ganó el título francés de ‘castellers’ humanos) y después de
la victoria del Frente Popular, en 1936, se afilió al sindicato comunista
(Confederación General del Trabajo), al que sigue perteneciendo pese a llevar
años jubilado.
Durante la ocupación nazi (y antes de quedarse viudo
en 1943) fue encarcelado por negarse a dar clases de gimnasia a hijos de colaboracionistas,
y eso le valió posteriormente un reconocimiento oficial como miembro de la
Resistencia. Emigró a Venezuela en 1947 (allí fue granjero y camionero) antes
de asentarse tres años en Canadá, donde fue leñador pero no se adaptó al frío.
Regresó a su país, donde también fue socorrista, para después dedicarse a la
horticultura, pero como el asunto tampoco le funcionó optó por vender zapatos y
después vino.
Hace cuatro décadas, en 1977, cuando conducía su
Citroën 2CV, tuvo envidia de un grupo de ciclistas y se compró una bici para
viajar desde París hasta Moscú. Sus logros como jubilado en las clásicas
francesas le convirtieron en una celebridad, al punto de que fue recibido por
François Hollande.
Nunca ha fumado, apenas prueba el vino, prefiere el
pescado a la carne porque sufre pensando en lo que pasa en los mataderos y cree
que «el aperitivo previo a la comida» puede ser la clave de su longevidad. Y el
ciclismo, que ahora deberá seguir por televisión como un simple espectador y
gran aficionado.
El ciclismo pierde a uno de sus mayores iconos de los últimos
tiempos. Marchand deja de buscar nuevos récords, aunque seguirá montando en
bicicleta "para disfrutar y relajarse”.
Después de competir en los libros Guinness de los
récords, este ciclista francés
centenario cuyas hazañas ganaron admiradores en todo el mundo se nos jubila
para a partir de ahora pedalear relajado y por puro placer.
Este joven con años que rompió récords cuelga la
bicicleta y su casco.
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