Chris
Froome después de ganar con autoridad la etapa reina del Tour de Omán que
finalizaba con la ascensión a Green Mountain
y adjudicarse la general final en su primera carrera de la temporada
2014, revalidaba así un triunfo que ya consiguiera la temporada pasada y que continuara
con su puesta a punto de cara al Tour de Francia con la Volta a Catalunya, el
Tour de Romandia y el Critérium Dauphiné, además de dos concentraciones en
Tenerife, una de ellas en el mes de abril y la otra en mayo. En sus planes de
preparación de esta temporada también tenía previsto participar en la Tirreno-Adriático,
carrera italiana que empezara el proximo
miércoles día 12, pero que una inflamación en la espalda le obliga a no poder
tomar la salida.
Con esa victoria en Omán y en solitario logra saciar su hambre de campeón demostrándonos que no quiere sorpresas y enseña a sus rivales su poderío desde el primer kilometro.
El vigente vencedor del Tour de Francia empezó fuerte la temporada lo que le supone una liberación y posterior tranquilidad para afrontar citas venideras, ya que como él mismo afirma:”ahora mismo estoy donde tengo que estar”.
El debut de Chris Froome, en la península arábiga, después de pasar el invierno en Johanesburgo y sus montañas de Crystal Springs, donde vivió y comenzó a amar la bicicleta, no es solo para demostrarnos su estado de forma actual, cual redentor de almas perdidas, también piensa en su reputación y en la de todo el pelotón profesional. En su comparecencia dijo que quería una copia de seguridad de todo lo que consiguió la pasada temporada para “demostrar a la gente que soy un campeón legitimo”.
Especialmente en esta época del
ciclismo donde hay tantas dudas en torno a lo que hacen, él quiere demostrar al
público en general que se puede creer en este deporte una y mil veces vez más.
“Mis resultados soportan la prueba del tiempo y quiero borrar cualquier duda acerca de ellos. Eso es una motivación enorme”.
Al ganador del Tour siempre se le tiene como referencia para todo el mundo, como soporte de la actividad deportiva y como reseña moral de comportamiento, pero es que Chris Froome pronuncia las mismas promesas que se han escuchado durante lustros a cualquier campeón.
Froome, en su espíritu salvaje, criado en la sabana de Kenia aunque nacionalizado ingles y en libertad no quiso hablar del Tour, ni de sus adversarios, ni del calendario ni de ninguna otra incidencia relativa. Lo primordial era demostrar credibilidad.
Después de verle vivir en el vaivén de una montaña rusa en el último Tour de Francia, exultante con fuerza y en persecución de Nairo Quintana en la última semana, las gentes del ciclismo queremos creerte, porque ayer, hoy y siempre en el ciclismo tendría que haber credibilidad.
Con esa victoria en Omán y en solitario logra saciar su hambre de campeón demostrándonos que no quiere sorpresas y enseña a sus rivales su poderío desde el primer kilometro.
El vigente vencedor del Tour de Francia empezó fuerte la temporada lo que le supone una liberación y posterior tranquilidad para afrontar citas venideras, ya que como él mismo afirma:”ahora mismo estoy donde tengo que estar”.
El debut de Chris Froome, en la península arábiga, después de pasar el invierno en Johanesburgo y sus montañas de Crystal Springs, donde vivió y comenzó a amar la bicicleta, no es solo para demostrarnos su estado de forma actual, cual redentor de almas perdidas, también piensa en su reputación y en la de todo el pelotón profesional. En su comparecencia dijo que quería una copia de seguridad de todo lo que consiguió la pasada temporada para “demostrar a la gente que soy un campeón legitimo”.
Chris Froome junto a David Kinja en una conferencia de prensa en Nairobi (Kenia). |
“Mis resultados soportan la prueba del tiempo y quiero borrar cualquier duda acerca de ellos. Eso es una motivación enorme”.
Al ganador del Tour siempre se le tiene como referencia para todo el mundo, como soporte de la actividad deportiva y como reseña moral de comportamiento, pero es que Chris Froome pronuncia las mismas promesas que se han escuchado durante lustros a cualquier campeón.
Froome, en su espíritu salvaje, criado en la sabana de Kenia aunque nacionalizado ingles y en libertad no quiso hablar del Tour, ni de sus adversarios, ni del calendario ni de ninguna otra incidencia relativa. Lo primordial era demostrar credibilidad.
Después de verle vivir en el vaivén de una montaña rusa en el último Tour de Francia, exultante con fuerza y en persecución de Nairo Quintana en la última semana, las gentes del ciclismo queremos creerte, porque ayer, hoy y siempre en el ciclismo tendría que haber credibilidad.
Millones de seguidor del ciclismo en todo el mundo pedimos reputación.
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