luns, 21 de abril de 2014

LOS GREGARIOS, HÉROES ANONIMOS

El rol del gregario no se entiende fuera del ciclismo
ya que no es un deporte individual como algunos
todavía creen. Sino que es el más solidario.
En el mundo del ciclismo, una de las actividades más valiosas y a la vez desestimada por la mayoría de los aficionados es la del gregario. Se trata generalmente de ciclistas de grandes condiciones pero que por diferentes circunstancias no han logrado llegar a la cima o les falto el padrino y se tienen que resignar a formar parte de esa serpiente multicolor preocupados por trabajar a destajo para ayudar a sus jefes de fila a conseguir las grandes o pequeñas victorias.
Esta ingrata labor es el común denominador que tienen que afrontar la casi totalidad de los integrantes del pelotón y no digamos de los recién llegados, su capacidad para afrontar ese trabajo  puede convertirlos en la diferencia que los descalifique para siempre, los convierta en gregarios de lujo o los catapulte a la cima de un deporte donde la elite está conformada por un reducido número de gallos, estrellas que llegaron allí gracias a sus excepcionales condiciones, al trabajo siempre efectivo de estos obreros del pedal.
Alguna vez nos preguntamos: ¿Qué es un gregario?, ¿Qué labor tan especial los convierte en elementos esenciales dentro de cualquier equipo?.
Grandes campeones comenzaron como gregarios. Miguel
Indurain lo fue de Perico Delgado. 
Un gregario, ni más ni menos, es un ciclista que deber tener unas condiciones especiales, tiene que ser fuerte, generoso es sus esfuerzos, libre de egoísmos y principalmente y sobretodo estar dispuestos a dejarse el alma en la carretera a favor de su líder.
Las labores que tienen que desempeñar en un día cualquiera de competición son múltiples: Acompañar a su jefe y estar pendiente siempre de él, tratando de incorporarlo al pelotón cuando por avería, caída u otras circunstancias se quedase descolgado, incluso proporcionarle sus ruedas si fuese necesario, bajar al fondo del pelotón para recoger los botellines con bebida o alimentos para sus compañeros, estar pendiente de su jefe protegiéndole del viento y minimizándole sus esfuerzos, lo que vulgarmente se llama llevarlo en palmitas, formar parte de ese tren final que prepara los sprint para lanzar al compañero más apto para el esfuerzo final, ponerse al frente del pelotón para perseguir y cazar las fugas peligrosas. Al termino de su agotadora jornada después de varias horas y sabedor de que no va recibir ningún trofeo ni besos de las azafatas, solamente y tras cruzar la línea de meta en soledad y con el agradecimiento propio del trabajo bien hecho, regresar a su hotel para descansar y recobrar las fuerzas que le permitan al día siguiente continuar con su titánica labor.
Bradley Wiggins un campeón que necesito contar con el
beneplacito de su gregario Chris Froome,
Tampoco podemos olvidar que muchos que comenzaron como gregarios salieron después grandes campeones: Miguel Induráin lo fue de Perico Delgado, Víctor Hugo Peña, quien incluso siendo líder del Tour de Francia no olvido por un instante el rol que debía cumplir al ser el gregario de Lance Armstrong o el más reciente de Chris Froome atento a apoyar a su líder Bradley Wiggins pese que se mostraba más fuerte  y en mejor forma en los puertos del Tour de Francia de 2012.
En la historia del ciclismo existen muchos más casos como estos, pero aunque un gregario se muestre más fuerte que su líder, su trabajó es defender el maillot de su líder.
La gloria del gregario no es la suya propia, ya que está lejos del festejo, de las flores y de los besos, las victorias ajenas son el objetivo y su recompensa es la certeza del deber cumplido.

Es el héroe anónimo que la afición no aclama, pero es la base en la que están soportados los grandes triunfos.

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