domingo, 27 de agosto de 2017

CHRIS FROOME LO QUIERE TODO EN ESTA VUELTA 2017

La tercera etapa de la Vuelta a España del pasado lunes ha dado mucho de qué hablar y aunque era solamente el tercer día de carrera, por la etapa que se vivió daba la impresión de que la carrera estaba en las últimas pedaladas de esta Vuelta. Después de que Chris Froome y el Team Sky pusieran la etapa patas arriba en los dos últimos puertos con un ritmo que causó destrozos entre los favoritos. A pesar de que el británico fue el más valiente, la etapa se la llevó Vincenzo Nibali, que a pesar de su pequeña crisis en el Alto de la Comella, se supo reponer en la bajada para imponerse a los favoritos en meta con un extraordinario arranque llegando desde atrás.Era la primera etapa montañosa de la Vuelta a España 2017 y la primera prueba de nivel para los principales gallos de la carrera.

Chris Froome fue el primer gran favorito en mover el árbol, marchándose por delante con Esteban Chaves a su rueda, mientras el grupo de favoritos se empezaba a fracturar por detrás. Romain Bardet arrancando desde el grupo perseguidor y, junto a Fabio Aru conseguían llegar al dúo cabecero para formar un grupo de cuatro en cabeza que llegaban con ventaja al último kilómetro.

Por detrás, un segundo grupo de favoritos con Vincenzo Nibali y David de la Cruz entre otros se agrupaban de tal manera que en los últimos metros alcanzaban al cuarteto cabecero. Cuando todos estaban agrupados en cabeza, el “Tiburón de Mesina” arrancaba a falta de 300 metros y se llevaba la victoria al sprint. El catalán David de la Cruz fue segundo y Chris Froome, el corredor más activo de la etapa, terminaba tercero más cuatro segundos de bonificación que sumados a los dos que lograba en el sprint intermedio le permitía colocarse como nuevo líder de la clasificación general.
La llegada a Andorra hacia claudicar al “Pistolero de Pinto” que en los días previos de esta Vuelta ya decía que no venía a ganar, sino que venía a disfrutar y a brindar un gran espectáculo sin pensar en el podium. Una sospechosa sinceridad en boca de un ciclista que en los últimos tiempos siempre fijó objetivos por encima de sus posibilidades reales. Una actitud que no escondía fanfarronería sino ambición e inconformismo, adjetivos que siempre definieron su forma de entender este deporte.
En esta ocasión, sin embargo, al “Pistolero de Pinto” se le vio débil y con sensaciones dudosas que se confirmaron en la primera prueba exigente de la ronda española, apenas dos días después de que todo comenzara en Nimes. Un puerto duro pero de apenas 4,3 kilómetros como el de la Comella reventó cualquier ilusión de una despedida triunfal. Ahí, en las carreteras andorranas, se dejó dos minutos y medio con los mejores, una barbaridad para un escalador como él, una diferencia que se me antoja imposible de remontar aunque restasen 18 etapas.
El madrugador calentón de Andorra dio paso al día siguiente a una etapa extraordinariamente cómoda para el pelotón. Un recorrido de continua bajada desde el Principado andorrano hasta el Mediterráneo, con apenas un pequeño puerto de rampas muy suaves, casi siempre por carreteras nacionales, anchas y en general bien asfaltadas y con la tranquilidad de que fuese un equipo poderoso como Sky el responsable de controlar la carrera al portar Froome el maillot rojo. Sólo el revirado final, con muchas rotondas y giros bruscos, elevó los nervios y hasta mandó al suelo a algunos ciclistas como Dani Moreno y Pozzovivo.
Habría sido una etapa ideal para el lucimiento de John Degenkolb, a priori el más rápido de los escasos velocistas que salieron de Nimes, pero al Trek-Segafredo, sin embargo, nada le está saliendo a derechas en esta primera semana de carrera. Enfermo, el alemán sufrió desde muy pronto para no perder contacto con el pelotón hasta que no pudo más. Y qué decir de su líder, Alberto Contador, tras su debacle del día anterior.
Sin embargo, quien si está gozando en esta primera semana es el Quick Step. Fue segundo en la contrarreloj por equipos del primer día, consiguió la victoria de etapa y el liderato en la segunda etapa, colocó a De la Cruz segundo en la general en Andorra y en Tarragona sumaba su segunda victoria con Matteo Trentin tras liderar el trabajo para tumbar la escapada del día.
El corredor italiano no encontró oposición en la meta de Tarragona. Juanjo Lobato, el más valiente de todos, lanzó el sprínt con una poderosa arrancada. Seguramente no lo veía, pero Trentin se pegó a su rueda y midió la distancia. Llegado el momento, pegó un acelerón al que el español no pudo responder. Por detrás, los hombres de la general entraron agrupados y sin perder tiempo.
Tras el vibrante final de Andorra con la aparición de los primeros puertos de entidad en la 5ª etapa del miércoles en Alcossebre (Castellón), llegaba el primer final en alto la Ermita de Santa Lucía.
Se trataba de una llegada inédita, un muro corto y durísimo de apenas 3,7 kilómetros de carretera estrecha, con una pendiente media del 8,5%, pero con varios tramos entre el 14 y el 20%. Era la primera de las nueve metas en alto y tras desplomarse en Andorra, el “Pistolero de Pinto” recuperaba sensaciones junto a Froome, Woods y Chaves, mientras que el “Tiburón” perdía medio minuto.
Sonreía Alberto Contador, al recuperar las sensaciones que quedaron desperdigadas por las carreteras de Andorra. Sonreía también Chris Froome, más líder al observar que como un mínimo ataque conseguía descolgar sin remedio a varios de sus más temibles adversarios. Sonreía Esteban Chaves, el risueño escalador colombiano que ha sido el único capaz de llegar junto a Froome tanto en Andorra como a la Ermita de Santa Lucía y sobre todo sonreía Alexey Lutsenko, ganador con todo merecimiento de la etapa.
En la meta se mezclaban las sonrisas de algunos y las caras largas de otros. Las de Aru, De la Cruz y sobre todo la de Nibali, a quien la edad le ha ido arrebatando su poderío de juventud en ascensiones cortas y duras como la de la Ermita de Santa Lucía. Peor aún le fue a Bardet, aunque ya advirtió el francés que lo suyo en esta Vuelta no iba a ser la general. Ahora todos le creen. Se hacía cruces Jetse Bol, del modesto equipo Manzana-Postobón, que soñó con vestirse de rojo, aunque sólo fuera por un instante.
En la 6ª etapa todo transcurría con mucha velocidad y aparente tranquilidad entre campos de naranjos, con el Sky como tantas otras veces trabajando para frenar una fuga en la que Polanc y Luis León Sánchez amenazaban el rojo de Froome. Por delante esperaban 40 kilómetros de meta y el puerto del Garbí, una ascensión con rampas de hasta el 17% pero corta y con mucho terreno por delante. Cabía esperar movimientos, alguna escaramuza furtiva y algún ataque de algún gallo para medir las fuerzas de sus rivales.
Todo se estaba desarrollando según el guión establecido, hasta que de repente, elPistolero de Pinto” puso a Stetina en cabeza y reto revolver en pies y manos a sus rivales. Quemo primero a su gregario, para después espoleando a su montura se puso a tirar, a tirar y a tirar, como si no hubiese mañana, como si en Sagunto fuese a bajarse de la bicicleta para siempre y quisiera darse un último homenaje. El Sky, salvo Poels y Froome, quedó borrado del mapa mientras Contador no dejaba de insistir, dejando el grupo en unas diez unidades, que poco después sólo serian cinco. Tras la caída de Van Garderen y Betancur, sólo Froome resistía junto a Pantano y Polanc. Espectáculo total en un duelo de titanes.
Fueron unos minutos apasionantes de ciclismo, los mejores que ha ofrecido esta Vuelta hasta el momento, quizá los mejores que hayamos vistos de las tres grandes este año. Todos sufrían por detrás mientras el “Pistolero” tiraba y tiraba, cada vez con mayor ahínco. Se iban quedando Chaves, Aru, Nibali, Bardet, Zakarin y sobre todo De la Cruz, el único que no pudo reengancharse en el descenso junto a Van Garderen y Betancur. El reto de Contador no gozó del final que merecía, todos se reagruparon entre la bajada y el llano, pero sin duda mereció la pena.
Visto lo visto y sabedores que todavía quedan 15 etapas, los aficionados a este bello deporte sabemos con seguridad que todavía el “Pistolero de Pinto” va a dar muchísima guerra en esta Vuelta. Froome, confirmó que su superioridad en esta Vuelta es total, a diferencia de otras ediciones en las que sufría en este tipo de situaciones. Pero compartiendo pelotón con un peligroso “Pistolero” fuerte e imprevisible como él, nadie va estar tranquilo, ya que es capaz de poner patas arriba la carrera en cualquier momento.
Ya en la etapa anterior había demostrado que estaba mejor de lo que parecía y camino de Sagunto confirmó sus buenas sensaciones. El de Pinto exhibía un tono de voz y una cara que invitan de nuevo al optimismo, tras su debacle en Andorra.
Tomasz Marczynski se llevó la etapa tras ser más rápido que Poljanski y el español Enric Mas, los únicos supervivientes de la gran fuga. Mientras que entre los gallos nadie parecía interesado en sacar más tiempo a De la Cruz y Van Garderen (que pinchó y sufrió una nueva caída en los kilómetros finales). Llegar sin más sobresaltos era suficiente para los Froome, Chaves y compañía. El susto ya lo tenía en el cuerpo con el nombre propio de Alberto Contador grabado a fuego.
En la 7ª  etapa del viernes, la más larga de esta Vuelta, los gallos se dieron una tregua llegando todos juntos a meta y sin que nadie tensara la cuerda en la subida al Castillo de Cuenca.
Cuando llegan a las grandes vueltas las etapas de media montaña la victoria casi siempre está en manos de los afortunados que consigan coger la escapada del día. Una escapada que desde muy pronto supo que la victoria estaba entre sus miembros, más cuando los favoritos se dan una tregua. Matej Mohoric demostró ser  el más fuerte de entre los 14 escapados en un día marcado por varias caídas, un atropello y aderezado con amagos de abanicos.
Ya por la mañana, Carlos Betancur no había tomado la salida, como había anunciado el día anterior. Tiene un tobillo roto y múltiples cortes en la cara, lo que no le impidió acabar la etapa el día anterior en Sagunto  y es que las caídas no distinguen unas etapas de otras. Ni tampoco separa a peones de reyes. Sólo Kelderman perdió algo de tiempo por un inoportuno pinchazo.
En la 8ª etapa y por decisión de su equipo, el francés Warren Barguil, rey de la montaña y ganador de dos etapas en el Tour de Francia, no tomaba la salida en Hellín. Su equipo el Sunweb decidía retirarlo de la Vuelta porque "no corría conforme a los objetivos del equipo, lo que no dejó otra opción que retirarlo de la competición".
Apasionante etapa entre Hellín y Xorret de Catí con dos batallas abiertas, pero con frentes diferentes, uno para la etapa y la otra para la general. Julian Alaphilippe se llevó la primera de ellas y Chris Froome la segunda en una etapa que ha reforzado a Alberto Contador.
Si el “Pistolero de Pinto” no hubiese claudicado en Andorra, el española estaría ahora pegado a la rueda trasera de Chris Froome, sin más tiempo perdido que aquellos 26 segundos que se dejó el Trek en la contrarreloj por equipos con respecto al Sky. Una hipótesis, en cualquier caso, que pertenece al mundo de la fantasía: Lo que pudo haber sido y ni fue ni nunca será. Sin aquel tiempo perdido, el Pistolero se habría comportado de una manera más conservadora y el espectáculo vivido durante esta primera semana no habría existido.
Lo único cierto y real es que cerca del ecuador de la carrera, el liderato de Froome continúa siendo indiscutible. Y Contador, pese al lastre de los tres minutos en Andorra, es el único capaz de soportar su tiranía cuando la carretera tira hacia arriba. Empiezan a ser pareja de hecho en esta Vuelta regada de espectáculo pese a que la alta montaña no ha hecho todavía acto de presencia, ni lo hará hasta el próximo sábado. El aperitivo de ayer en Xorret de Catí nos está saciando el hambre a la espera de los próximos acontecimientos en un corral de gallos donde las diferencias entre los 10 primeros están muy apretada.
Ayer fue Froome quien animó la ascensión final, cinco kilómetros al 9% con rampas de hasta el 20 y 21%. Con el primer acelerón eliminó a todos sus rivales salvo a ContadorWoods y Chaves, el cuarteto del viernes en Alcossebre. Tras el segundo hachazo, poco después, ya sólo tenía a su rueda al “Pistolero” y en el tercero y definitivo le dejó solo, aunque Contador supo sufrir para no perderle de vista y engancharse a su rueda tan pronto como comenzaba el descenso hacia la meta.
El resto de favoritos: Aru, Chaves, Nibali y Zakarin reagrupados se lamian las heridas entre ellos perdiendo 17 segundos y a la espera de que llegue el día en que el británico se muestre humano. Por detrás, misma táctica para los De la Cruz, Roche, Yates o Van Garderen, con medio minuto de pérdida. Diferencias no muy amplias para la general, pero contundentes anímicamente y con Froome reafirmando su tiranía en esta Vuelta.
Tercera victoria para el Quick Step en esta Vuelta gracias a la superioridad al sprint del joven corredor francés que formaba parte de una fuga de 17 corredores que llegó compactada al pie del Xorret de Catí, donde Bora-Hansgrohe marcó la pauta, imponiendo Buchmann un ritmo fuerte que fue eliminando rivales hasta que su líder Rafal Majka realizó la aceleración definitiva. Sabía que Alaphilippe era mal socio, pero era incapaz de dejarle atrás por más que lo intentara. En el esprínt, el corredor de Quick Step fue muy superior a Majka y también a Polanc, reenganchado en el descenso.
Hoy, tras la explosiva llegada de ayer en Xorret de Catí, uno de los muros más difíciles de esta Vuelta, el pelotón tenía que afrontar una segunda etapa consecutiva prácticamente idéntica. La llegada, en esta novena etapa, era otra auténtica pared y el líder Chris Froome dando el golpe de autoridad conseguía su primer triunfo de etapa.
La serpiente multicolor se había acostado con una noticia inquietante. El equipo Cannondale notificaba a sus corredores que eran libres para buscar un nuevo destino para el año que viene, pues no eran capaces de garantizar el presupuesto necesario para salir a la carretera el próximo año. Los ciclistas respondieron trabajando duramente durante casi toda la etapa, dando así visibilidad a la marca y tratando de proteger a Woods que estuvo cerca del triunfo, pero Froome como un verdadero Caníbal no quiere dejar nada a nadie.
No desperdicia las bonificaciones que puede, no permite que nadie trate de amedrentarle, no renuncia a un triunfo de etapa si lo ve a tiro. Chris Froome lo quiere todo en esta Vuelta. Absolutamente todo. No va a dejar al resto del pelotón ni las migajas mientras tenga piernas para ello. Ha planificado la temporada con el objetivo del doblete Tour y Vuelta, sacrificando incluso su punto de forma en la carrera francesa, y no va a dejar que se le escape el maillot rojo hasta Madrid. Ha llegado a esta Vuelta en el estado de forma óptimo y unos gregarios de primer nivel para sacarse al fin una espina que lleva clavada desde su segundo puesto en 2011.
A su incontestable liderato en la clasificación hoy sumo este triunfo en Cumbre del Sol su primera victoria de etapa de la temporada. El líder de la carrera es uno de los corredores más destacados del año con el triunfo en la general final del Tour de Francia, pero a finales de agosto todavía no había ganado ninguna etapa, situación inédita para él a estas alturas de la temporada.
Con esta victoria, Chris Froome se afianza en la primera posición de la clasificación general y amplia el margen sobre sus perseguidores. El británico mantendrá el rojo después del primer día de descanso y con Esteban Chaves que se postula como su gran rival con 36 segundos perdidos. El resto de sus rivales ya llevan un retraso de más de un minuto.

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