Al tiempo que en Pamplona se daba el primer chupinazo
del comienzo de las Fiestas de San Fermín, en Francia unas horas después se vivía
el otro chupinazo que anunciaba la salida al espectáculo del 105º Tour de
Francia.
En un ambiente festivo, desde primera hora de
la mañana de ese 7 de julio… (San Fermín), los 176 ciclistas se convirtieron en
los grandes protagonistas de un Tour que ha planificado para este año un
recorrido que, una vez más, reúne casi todos los ingredientes del ciclismo que,
al menos esa es la teoría, debe de premiar al hombre más completo. Algunos,
seguro que dirán que falta contrarreloj, y no les falta razón, pero también es
cierto que, pese al perfil montañoso de la carrera, no hay exceso de altísima
montaña. Sobre el papel, no cabe duda, los escaladores parten con cierta
ventaja, pero no lo es menos que muchos tendrán que exprimirse en las rampas de
hasta 21 etapas para sacar las diferencias suficientes como para compensar las
trampas en la forma de adoquines y kilómetros cronometrados que les esperan en
la primera y última semana.
Creo que este Tour estará protagonizado por
los enfrentamientos entre equipos. El Movistar, tras la incorporación de Mikel
Landa, la programación especial de Nairo Quintana y la recuperación de
Alejandro Valverde, parte como el equipo más potente que ha presentado Eusebio
Unzué en Francia en muchos años.
Todo hace pensar que Unzué
decidió aceptar el reto del Sky y darle batalla allí donde los británicos se
han mostrado imbatibles todos estos años. Si consigue que en el gallinero reine
la paz entre los tres gallos, habrá conseguido muchas de sus aspiraciones.
En el Sky, como siempre,
la orden es clara: Todos para uno y… todos para uno. Chris Froome es el alfa y
el omega. Con él empieza y acaba todo. Son, lo han demostrado, un equipo
compacto en el que el verbo suelto no tiene cabida, pero este año Geraint
Thomas ya ha dejado caer que quiere pelear la general. El galés no ha sido tan
directo como el vasco Mikel Landa. Y yo me pregunto ¿hasta
qué punto llevará sus aspiraciones personales?.
A esta pelea, están
invitados otros muchos aspirantes como son: Adam Yates, Romain Bardet, Tom Dumoulin,
Vincenzo Nibali, Richie Porte o Rigoberto Urán, todos ellos principales
aspirantes, pero, desde luego, no los únicos. Cada uno con sus defectos y sus
virtudes. Quizás la mayoría de ellos, tenga virtualmente imposible el amarillo,
pero cuando la carrera se adentre en la
tercera semana, cada cual estará corriendo su carrera y esas tácticas
individuales pueden terminar teniendo un peso especifico.
Como siempre, el Tour de
Francia promete espectáculo desde el primer momento. Los mejores vueltómanos
están aquí para pelear por la general, es verdad, pero también tendremos las
peleas segundarias que se inician nada más sobrepasar la pancarta del kilómetro
cero, la de los sprinters, la de los jóvenes y la de los escaladores. Peleas
todas ellas, que garantizan el espectáculo y la diversión.
Un precioso y genial
espectáculo protagonizado por 176 hombres en este mes de verano. La máxima
expresión de un deporte que siempre se caracterizó por el respeto y el aplauso
unánime del primero al último.
Ahora sólo cabe esperar
que el triste espectáculo visto en lo que debería haber sido una fiesta de
bienvenida a los ciclistas se olvide pronto. Que la tensión y la inquina de
muchos aficionados se vaya diluyendo y sea sustituida por el mayor espectáculo
ciclista del mundo. Y, sobre todo, queda desear que ningún indeseable o
descerebrado se convierta en triste protagonista durante los 21 días de
carrera.
Chris Froome gano cuatro
Tours, una Vuelta y un Giro, también fue el vencedor jurídico de una de las
batallas más mediáticas de los últimos años; pero a ojos de la opinión pública y
por lo visto y oído en la presentación de los equipos fue un claro perdedor.
Así que su culpa esta saldada.
Que
viva el espectáculo nada más y nada menos, porque esto es CICLISMO con
Mayúsculas.
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