Ya queda
menos de una semana para el arranque del Tour de Francia y los grandes nombres
que lucharán por vestir el maillot amarillo
en París saben que, si a estas alturas no están donde tenían planeado estar en
términos de forma y sensaciones, los 21 días de competición que tienen por
delante van a ser un verdadero infierno, porque en el deporte de alto nivel los
milagros, sencillamente, no existen. Las piernas de los hombres llamados a
pelear por el triunfo final tienen que estar ya muy afinadas, a estas alturas
de la película sólo les queda, terminar la puesta
a punto con unas últimas dosis de entrenamiento, para afirmar o
desmentir sus condiciones de favoritos.
A falta de seis días para el arranque
de la Grande Boucle, el que más y el
que menos ya tiene claro el camino que seguirá para llegar a lograr el triunfo
final y subir a lo más alto del podio en París.
En el último mes de competición
pudimos ver a casi todos los Gallos peleando en corrales como el Tour de Suiza
o la Dauphiné, los que prefirieron dejar la competición, se centraron en los
entrenamientos y en reconocer algunas de las etapas de alta montaña.
Los que evitaron usar un dorsal,
fueron aquellos que llegarán a Francia tras pelearse durante tres semanas en el
Giro de Italia, como es el caso de Chris
Froome y un Tom Dumoulin,
que jugó al despiste con su presencia en el Tour hasta hace muy pocos días.
Aunque ninguno de los dos tenía previsto en su calendario participar en
carreras antes de la cita francesa, el británico se decantó, efectivamente, por
no acumular ningún kilómetro competitivo hasta ese día 7 de julio mientras
que la Mariposa de Maastricht optó, por dejarse ver en el nacional
de la contrarreloj y, en el de fondo de carretera de su país.
Los que optaron por rodarse en el
Critérium du Dauphiné, fueron Vincenzo
Nibali, Romain Bardet, Geraint Thomas, Adam Yates, Ilnur Zakarin o Bob Jungels. Ninguno de ellos tenía,
en su calendario, ninguna cita previa al Tour una vez que el próximo domingo se
baje el telón de la cita francesa, pero no es descabellado pensar que la
mayoría de ellos estuvo, al menos, en los nacionales de su país.
Warren
Barguil
Y, por último, tenemos a aquellos
que retrasaron una semana esa puesta a punta competitiva y optaron por la
siempre montañosa Vuelta a Suiza, que
fue la segunda oportunidad de ver juntos a dos de los líderes de Movistar, Mikel
Landa y Nairo Quintana. El otro gallo del Movistar también tenía
previsto participar, pero a última hora el Movistar anunciaba que Alejandro
Valverde haría un plan alternativo que pasaba por correr la Ruta del Sur, rebautizada ahora
como Ruta de Occitania.
El murciano, tras no poder estar presente en la Vuelta a
Suiza por un constipado, decidió tomar la Ruta de
Ocittania, de menor categoría, como rodaje final antes de la ronda francesa.
Era el gran favorito... y cumplió los pronósticos con un grandioso espectáculo. Tras
conquistar la etapa reina de la carrera, la etapa final no le supuso demasiados
problemas para el gallo del Movistar.
Alejandro Valverde llega al Tour de Francia
con las mejores sensaciones posibles.
Los
tres gallos del corral de Unzue, especialmente Landa y Quintana protagonizaran
uno de los grandes morbos de este Tour de Francia. El alavés ha dejado claro, por activa y por
pasiva, que no volverá a supeditarse a un jefe de filas si considera que tiene
opciones de triunfo y el colombiano ha repetido hasta la saciedad que el único
líder de Movistar para la Grande
Boucle es él.
“La
carretera pondrá a cada uno en su sitio”, repiten unos y otros cada vez
que son confrontados con el tema, por lo que la
Vuelta a Suiza, fue la segunda vez, tras la Vuelta al País Vasco en la que
compartieron la misma carretera Landa y Quintana, el interesantísimo primer
asalto fue una guerra psicológica que los aficionados esperábamos con ansia.
Un duelo que volvimos a vivir en tierras helvéticas el segundo asalto en el que
un mejor resultado de Landa, como ya ocurriera en Euskadi (el alavés fue segundo
y el colombiano, quinto), dejaría relativamente tocado a un Quintana que, no lo
olvidemos, afronta en este Tour de Francia un momento crucial en su carrera
deportiva y, seguramente, se juegue buena parte de su peso específico en un
Movistar con el que todavía le une contrato hasta final de 2019. Pero en Suiza,
el escarabajo colombiano (3º) y Mikel Landa (16º), dejan el liderazgo del
Movistar muy disputado.
En medio de todo esto, encontramos
a un Alejandro Valverde al que la
veteranía le da más ventajas que desventajas. Por un lado, porque con 38
años ya cumplidos (diez más que Quintana y Landa) nadie pretende colocar sobre
él la enorme presión de tener que ganar el Tour, pero, a la vez, su genialidad
y ambición hacen que nadie se atreva a descartar por completo al murciano.
Quizás esa mezcla de veteranía y su condición de gran ídolo de la afición,
unida a esa manera de entender el ciclismo, quitándose de encima buena parte de
la presión y la tensión que, sin duda, han tenido que sufrir, el vasco y el colombiano.
La Vuelta a Suiza tenía que haber
sido la primera carrera
en la que los tres gallos del corral telefónico habrían coincidido juntos, no pudo ser, algo que
ahora ocurrirá directamente el día de San Fermín en Francia. A partir de
ese día será la carretera quien finalmente pondrá a cada uno en su sitio. Esta
situación tanto puede ser beneficiosa como negativa. Tendremos 21 días para
verlo.
Junto a los dos hombres de Movistar
también estuvieron en Suiza Richie
Porte (1º), Steven
Kruijswijk (8º), Jakob
Fuglsang (2º), Tim
Wellens, Bauke Mollema (12º)
o Tejay Van Garderen (37º).
Rigoberto Urán
Pero hoy mismo la
última hora urgente decía que: ASO tomaba la decisión firme de no permitir la
presencia de Chris Froome en esta edición del Tour de Francia, un
posicionamiento que la propia esposa y representante del máximo favorito a
subir por quinta vez a lo más alto del podio en París no dudaba en decir con
firmeza que Froome participaría.
Ultimísima incógnita
que queda por desvelar a tan pocos días del comienzo. La lentitud con la que se resuelven los procesos y Chris Froome es el mejor ejemplo. Todavía no sabemos si mantendrá su victoria en la Vuelta a España
2017, por el camino, también ha ganado el Giro de Italia 2018, que le podría
ser arrebatado.
El Tour de Francia vivió una convulsión en
aquel 1998 y estuvo a punto de no llegar a París. La mejor carrera del mundo,
que hasta entonces miraba para otro lado, como casi
todos los estamentos, decidió ponerse al frente de esa lucha antidopaje, como le exigía la sociedad francesa. Había que dar el paso o
morir. Desde entonces, el Tour se reserva el derecho de admisión por una
cuestión de imagen. Pero esa norma entra en conflicto con otras normas. Si
Froome está compitiendo, no lo olvidemos, es porque el reglamento se lo
permite. El Tour ya vetó en diferentes momentos las participaciones del Astana,
Tom Boonen, Manolo Saiz o Richard Virenque, pero tuvo que recular ante las
decisiones de arbitraje. El Sky hoy mismo ha recurrido la prohibición a Froome.
Ya veremos qué pasa esta vez. Los precedentes juegan a favor del
ciclista.
Siete de Julio San Fermín…, que gane el mejor y el más limpio. Tenemos
que creer en un ciclismo sin trampas, ni tramposos.
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