Sera un 11 de
mayo de 2019 cuando los ciclistas que decidan participar en la próxima 102ª
edición del Giro de Italia, inicien en Bolonia un combate a dos ruedas que
transcurrirá prácticamente por toda Italia, a excepción del paso por la
República de San Marino, para finalizar un 2 de junio en una ciudad inmortal
como es Verona.
Ambas etapas
serán contrarreloj individual que harán completar los 3.518,5 kilómetros en
total de esta edición que incluidos los 46,500 metros de altitud, harán que sea
uno de los recorridos más difíciles de los últimos años.
Un recorrido que
en esta edición se caracteriza por las tres contrarreloj, las seis etapas de
dificultad baja adecuadas para los velocistas, las 7 de dificultad media y las
5 de dificultad alta. Habrá 7 llegadas cuesta arriba, incluyendo las
contrarrelojes individuales de Bolonia y San Marino.
El Giro, una vez
más, pretende ser diferente. Al contrario del Tour de Francia y de la Vuelta no
forma parte del todopoderoso imperio ASO, la empresa francesa que gestiona
ambas pruebas y, como siempre, pretende ir a su aire y su espíritu le lleva a
apostar por el ciclismo clásico, lejos de los muros donde los ciclistas se
retuercen y sin inclinarse en exceso por las etapas cortas y explosivas, las
que son marca de los caminos que conducen a París y Madrid.
Si el Tour de
Francia y la Vuelta a España apuestan por un nuevo ciclismo alejado del ajetreo
de las contrarrelojes (solo habrá una en la ronda francesa y presumiblemente en
la próxima Vuelta española), el Giro se decidirá el año que viene con tres
etapas con de duelo contrarreloj; la inicial, en Bolonia; la intermedia, en la
República de San Marino y la final, en las calles de Verona. Eso sí, tampoco se
atreven a retroceder tanto en el pasado y ninguna de las tres son de excesivo
kilometraje (8, 34 y 15), un giño para atraer a ciclistas como Tom Dumoulin,
disgustado con un trazado del Tour que no le va y el ganador de la edición del
2017 y segundo este año por detrás de Chris Froome, quien difícilmente repetirá
la experiencia italiana que le privó de llegar a Francia con la intensidad
suficiente en sus piernas para luchar por una quinta victoria en París. Eso sí
ganó tras el festival y la exhibición en la Finestre.
El gallo que se
apunte al Giro no podrá ni mucho menos resguardar fuerzas si luego pretende
pelear por el Tour. Hasta nueve etapas se han programado por encima de los 200
kilómetros, en un trazado que mirará las montañas de los Apeninos y por
supuesto los Dolomitas, y que pasará por L´Aquila, en recuerdo al décimo
aniversario del terremoto que destrozó la zonaPrueba de que habrá que apretar
al máximo para adjudicarse la última “maglia rosa” en Verona está en el hecho
de la dificultad de etapas como la penúltima, de carácter “dolomítico”, con
final en el Monte Avena y nada menos que a 5.000 metros de desnivel positivo.
O, sin duda, la gran etapa 16 que afrontará dos montañas tan duras como
históricas, la Cima Coppi al paso del Gavia con sus 2.618 metros, la Montaña
Pantani en el Mortirolo y la etapa Bartali a su paso por Bolonia-Fucecchio.
Homenaje a Fausto Coppi en el centenario de su nacimiento con la llegada a Novi
Ligure y Cuneo-Pinerolo.
Además de los
deportes, habrá muchos temas socioculturales que se desarrollarán a lo largo
del recorrido. Con la llegada a L´Aquila, 10 años después del terremoto que la sacudió
el 6 de abril de 2009, será uno de los momentos más emocionantes de este Giro.
La Corsa Rosa también recordará personajes y lugares que han hecho de la
historia pasada y reciente de Italia como el “genio” Leonardo da Vinci 500 años
después de su muerte o Indro Montanelli, ensayista y periodista histórico 110
años después de su nacimiento en Fucecchio. La llegada a Pesaro recordará al
gran compositor Gioacchio Rossini.
¿Quién participara en este Giro?. No hay nada claro
por ahora. Se lo piensa Geraint Thomas, el ganador del Tour de Francia, que renunciaría
a un nuevo viaje por Francia a favor de Italia. Le gustaría ir a Mikel Landa,
pero con tanta dureza es difícil que llegue como él querría al Tour, el gran
reto del ciclista alavés para el 2019. Y, en cambio, si quiere correrlo el Campeón
del Mundo, Alejandro Valverde,, porque en el Tour sufre más que se divierte y a
los 39 años no está en el ciclismo ni quiere pasear el maillot arcoíris sin ánimo
de disfrutar.
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