Después
de finalizado el Tour de Francia y a raíz de la expulsión de Frank
Schleck de este Tour, el ex ciclista profesional y ganador de dicha
carrera en 2006 Óscar Pereiro, hizo una declaraciones afirmando:
“que
si no se para el dopaje el ciclismo se muere”,
resaltando también, que vio más portadas dando la noticia del
dopaje de Frank que cuando gana un ciclista español alguna etapa
como fue el caso de Luis León Sánchez y Alejandro Valverde. “No
sé que ocurre pero en ciclismo, el positivo vende muchísimo más
que los triunfos”.
Después
de oír estas declaraciones a mí me producen lastima e indignación:
Lastima porque es evidente que los señores que manejan los hilos del
ciclismo son los que menos hacen para que este deporte no se muera y
sin embargo son los que más reciben de él. Mi indignación va
dirigida a los medios de comunicación que, mientras Luis León
Sánchez y Alejandro Valverde hacían gestas en la mejor carrera del
mundo, prefirieron dirigir sus miradas hacia las vacaciones de los
futbolistas. Esos mismos medios que ignoran los triunfos de ciclistas
españoles, cuando salta un positivo por diuréticos como fue el caso
de Frank Schleck es cuando ellos ahora hacen correr ríos de tinta y
si sacan portadas día tras día.
No
puedo entender, que durante meses no se hable de doping y cuando
llega el Tour de Francia parece que tiene que saltar la chispa, hay
cosas que por mucho que me rompo los sesos no logro entender.
Faltaba
un mes para el inicio del Tour y vimos como volvía el culebrón
Armstrong, el primer día de descanso detienen y suspenden a Remy de
Gregorio por algo que había hecho el año pasado y una semana
después y coincidiendo con el segundo día de descanso, aparece el
doping de Frank Schleck.
Todos
sabemos que el Tour y la UCI van, temporada tras temporada cogidos de
la mano, haciendo suyo aquello del refrán antiguo “que
hablen de ti…aunque hablen mal”.
Pues muy bien señores McQuaid y Prudhomme, felicidades,
lo hicisteis a las mil maravillas, salvasteis un Tour bastante
aburrido a golpe de escándalos.
La
mafia de los controles antidoping, necesitan que siga habiendo
positivos para continuar con el negocio. Los directores de equipos
que se empeñan, parece que cada vez más, en quitar el protagonismo
y la iniciativa a los ciclistas. La ausencia de patrocinadores y la
desaparición de carreras como consecuencia de todo esto y así hasta
un largo etc., y en medio de todo este maremágnum están los
protagonistas principales que son los propios ciclistas, pisoteados,
incapaces de unirse y exigir que se les trate como a personas y no
como animales o delincuentes.
Yo
no tengo soluciones, pero segurísimo que si de mí dependiese
empezaría por quitarme al Sr. Pat McQuaid de la poltrona de la UCI
para dar entrada a gente que verdaderamente ame el ciclismo y que
estén dispuestos a trabajar cada día por mejorarlo.
Asi
que Óscar Pereiro, puedes dormir tranquilo, el ciclismo lo aguanta
todo. Es un deporte de cultura viciosa que no ha sabido salir de su
lodazal por culpa de esos señores que hoy dirigen la UCI. Pero entre
tanto, los amantes de este deporte seguimos llenando las cunetas del
Tourmalet, Mortirolo, Lagos de Covadonga, Bola del Mundo o Ézaro. La
última ascensión al Angliru, con un semidesconocido Juanjo Cobo al
frente del pelotón de la Vuelta a España, la RTVE registró
audiencias superiores a los dos millones.
Los
que acudimos a las carreras, los que lo vemos por la TV, no seguimos
la opinión general que los medios de comunicación atribuyen a este
género periodístico del dopaje.
El ciclismo es un
gigante maravilloso que aunque tenga pies de barro, la regeneración
que se emprendió en su día dará sus frutos.
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