domingo, 21 de abril de 2013

VUELVEN LOS ESCARABAJOS

NAIRO QUINTANA, tras vencer en la Volta a Catalunya
Colombia vuelve a vivir la euforia del  ciclismo, después de aquella época en la que los pequeños ciclistas apodados “escarabajos” que escalaba las montañas con la agilidad de verdaderos trapecistas: Álvaro Mejía, Fabio Parra (único podio colombiano en el Tour de Francia de 1988), Lucho Herrera (ganador de la Vuelta a España y Premio de la Montaña  de 1987), Martin Farfán y Oliverio Rincón.
Colombia vuelve a exportar otra hornada de pequeños hombrecillos tostados al sol y que son la sensación del momento en el pelotón internacional.
Me estoy refiriendo a Nairo Quintana, reciente ganador de la Vuelta al País Vasco, vencedor del Tour del Porvenir en 2010, Vuelta a Murcia, Ruta del Sol, Giro de Emilia, etapas en la Dauphine Libere y la Volta a Catalunya, y de la contrarreloj que cerró la ronda Vasca. Nairo Quintana honra la memoria de sus antepasados ciclistas. No se puede llamar pequeño (1,70), pero su aspecto enjuto y piel tostada, tiene ventaja sobre Lucho Herrera, Fabio Parra y los demás, por que llego a Europa muy joven (19 años), y solo conoció esta escuela de competición.
Nairo Quintana, corre para la primera multinacional española, el Movistar, siendo ahora mismo el emblema de su equipo.
En Colombia la bicicleta era para él la supervivencia. Como los españoles de después de la guerra. Por necesidad, aprendió a andar en bicicleta con quince años, para subir y bajar los dieciséis kilómetros del puerto de Tunja (allí donde Miguel Induráin ganó el Mundial contrarreloj de 1995 delante de Abraham Olano), que lo llevaba hasta el colegio, ya que su padre, propietario de un kiosco de refrescos en una casita en mitad del puerto, lo que ganaba no le llegaba para pagar el autobús a sus hijos.
De aquellos ciclistas portentosos en montaña y patosos cuesta abajo que se habían ganado el respeto y la simpatía europea, llega esta nueva generación que parece tener lo mejor de las dos vertientes. Se defienden contra el reloj y vuelven a marcar diferencias en las subidas, algo que se está viendo como símbolo de un ciclismo más limpio.
Tanto Sergio Henao, como Carlos A. Betancur, escarabajos de esta nueva generación, en declaraciones recientes coincidían en decir que a más controles, ellos tenían también más ventajas. “El venir de la altura les daba un poco más de beneficio. Acostumbrados a entrenar a 2.500 metros el correr al nivel del mar se siente la diferencia”.
Para los ciclistas honrados es una garantía que haya muchos controles. Ya que a más controles, mejor será el resultado de la nueva generación de escarabajos.
Pero la limpieza en el pelotón no es la única causa de que estos escarabajos colombianos vuelvan a estar de moda. Los equipos de ese país poseen estructuras para competir con garantías en Europa, como el Colombia, que, tras realizar una pretemporada a más de 2.000 metros de altitud, se encuentran compitiendo en estos continentes previo paso al Giro de Italia.
De las tres grandes, la Vuelta a España siempre ha sido la carrera más propicia para los colombianos, y donde más triunfos han logrado. Aunque es el Giro de Italia la prueba donde últimamente han brillado más, nunca han subido al podio, así que no habrá que perderles de vista, porque, como han avisado, son más fuertes y completos que nunca.

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