Los
hermanos Schleck son unos ciclistas que forman parte de la historia del
ciclismo y que tras los dos últimos años de fracasos deportivos, de depresiones,
de lesiones, de positivos, aficionados a vivir la noche y adictos al alcohol, llegando
incluso a coquetear con la retirada, en esta próxima temporada 2014 quieren volver
a competir con los mejores.
Después de atravesar todo este sinfín de obstáculos y a las puertas del inicio de una nueva temporada, quieren empezar de cero. Hace unos días, totalmente sincronizados y más unidos que nunca Andy y Frank dieron señales de vida. Desgranaron lo que será su plan para la próxima temporada. Dicen iniciar un nuevo ciclo desde cero, como en los viejos tiempos y con el Tour de Francia como única meta.
Todo el maremágnum de problemas que les sucedieron durante estos dos últimos años y que los aparto de las carreras, hizo que cayeran en el ostracismo más absoluto, pero que parece que salen indemnes, o eso quieren dar a entender.
Todo comenzaba cuando se pusieron a las órdenes de Johan Bruyneel, otro personaje caído en desgracia, pero a Dios gracias este sin billete de regreso. La diferencia de criterios entre unos y otros provocaron un clima irreconciliable que afectó al rendimiento de todo el equipo Radioshack-Leopard durante 2012. Andy, en las planificaciones de la temporada, le gusta jugar con fuego, su preparación cara al Tour fue un camino plagado de malos resultados que daban motivos para el enfado de su director. Al final, como dice el refrán, el que juega con fuego termina quemándose. Andy se quemo en la caída de la contrarreloj de la Dauphiné fracturándose el sacro. Eso fue lo que dijeron los médicos, fuese lo que fuese la lesión dejo huérfano a su hermano en el Tour.
Como las desgracias nunca vienen solas o a perro rabioso todo se le vuelven pulgas, los problemas continuaron, las tensiones internas y las broncas entre los ciclistas fueron continuas, todo esto en plena disputa del Tour. Y de golpe y porrazo, el positivo por Xipamide de Frank, aquí comenzaba el verdadero vía crucis, ya no sólo profesional de los hermanos Schleck, sino también el personal.
Fran centró todos sus esfuerzos en defender su inocencia. Una batalla en los tribunales que se saldo con una agridulce derrota. Solo un año de suspensión, la mitad de lo normal y que concluyó el pasado 13 de julio de este año.
Mientras Andy, aparentemente recuperado de una lesión plagada de extrañas conjeturas, regresaba en solitario, ya sin Bruyneel al mando, la intención era recuperar su sitio en el pelotón. Pero ahora los protagonistas eran muy diferentes a los que se enfrentó en su última gran actuación por el verano del 2011.
Andy creía que iba a recuperar su golpe de pedal, que iba escalar montañas como una moto, no fue así, el ciclismo va más allá de las buenas intenciones. De nuevo las malas planificaciones, los fracasos, los hundimientos en carrera fueron disipando todas sus ilusiones, para pasar a ser un aguador y gregario más.
En los tres primeros meses de la temporada, Andy no logro terminar ninguna carrera en las que participo. Una primera parte de temporada desoladora, hasta que en la Flecha Valona logró cruzar la línea de meta, este logró hacia creer que se iniciaba una tímida recuperación.
Le faltaba su otra mitad, sin su hermano, Andy se queda aislado, desmotivado, mirando hacia un horizonte vacio, y mientras el equipo tenía otras preocupaciones y luchaba por otras prioridades.
Esperando que llegase el mes de julio, decidió refugiarse al lado de su familia, buscando el aislamiento y la concentración necesarias para afrontar el Tour de Francia, su máxima aspiración. Pero de nuevo se le vio que llegaba con el pie cambiado, en ningún momento estuvo con los mejores y la vigésima posición cerraba una época de pobres resultados para un ciclista que estaba llamado a conquistar otras cotas.
Al mismo tiempo, su hermano Frank terminaba de cumplir su sanción y Trek les daba un voto de confianza, previa rebaja de su salario. De nuevo los hermanos Schleck estaban incluidos en un equipo de primer nivel, juntos, como en las mejores épocas.
Pero en dos años, los tiempos han cambiado bastante, la nueva generación de corredores y la decadencia de los anteriores han cambiado la fisonomía de la competición, dando lugar a un panorama diferente al que los Schleck no están acostumbrados. Hoy, el salto de calidad de Vincenzo Nibali y la irrupción de Chris Froome y Nairo Quintana pondrán las cosas muy difíciles al regreso de los hermanos Schleck a la cumbre.
Los nuevos rivales parten con una ventaja abismal con respecto a ellos. Están mucho más habituados a la competición, no sufrieron el parón de dos años y la progresión de resultados también sigue en ascenso.
Pero a pesar de esta carrera por etapas que se les presenta y con muchos obstáculos, ellos derrochan optimismo y motivación, aunque no a partes iguales: Frank (33 años), confesaba hace unas semanas al diario luxemburgués Le Quotidien: “Me he vuelto a enamorar del ciclismo y he pasado página”, “Con la motivación y la preparación que he realizado tengo muchas ganas de comenzar a competir. He hecho más kilómetros de entrenamiento que en anteriores temporadas y el objetivo mínimo es volver a alcanzar el nivel que tenía antes”.
Andy (28 años), era más cauto, más consciente y con los pies en el suelo tras la decepcionante temporada decía: “que volver a la senda de la victoria será complicado”. “El sueño es ganar el Tour, pero tal vez esto no sea posible”. “Los rivales quizás son más fuertes ahora que hace cuatro años, pero de todas maneras afronto esta nueva etapa con motivación y sobre todo con mi hermano de nuevo al lado”.
Por sus declaraciones se ve a uno más cauto que al otro, pero de nuevo los dos están motivados. Sé que habrá quien piense que lo del regreso de los hermanos Schleck solo serán cantos de sirena y que será un milagro que vuelvan a luchar por ganar alguna de las grandes. Otros seguro que si creerán que volverán a su nivel.
Yo creo que la tarea no será fácil, sin embargo en sus piernas queda volver a cumplir lo prometido en las entrevistas y demostrar sus dotes en la carretera. Hoy por hoy están por debajo de los ya mencionados Froome, Quintana o Nibali, la carrera de supervivencia de los hermanos Schleck ha comenzado.
Después de atravesar todo este sinfín de obstáculos y a las puertas del inicio de una nueva temporada, quieren empezar de cero. Hace unos días, totalmente sincronizados y más unidos que nunca Andy y Frank dieron señales de vida. Desgranaron lo que será su plan para la próxima temporada. Dicen iniciar un nuevo ciclo desde cero, como en los viejos tiempos y con el Tour de Francia como única meta.
Todo el maremágnum de problemas que les sucedieron durante estos dos últimos años y que los aparto de las carreras, hizo que cayeran en el ostracismo más absoluto, pero que parece que salen indemnes, o eso quieren dar a entender.
Todo comenzaba cuando se pusieron a las órdenes de Johan Bruyneel, otro personaje caído en desgracia, pero a Dios gracias este sin billete de regreso. La diferencia de criterios entre unos y otros provocaron un clima irreconciliable que afectó al rendimiento de todo el equipo Radioshack-Leopard durante 2012. Andy, en las planificaciones de la temporada, le gusta jugar con fuego, su preparación cara al Tour fue un camino plagado de malos resultados que daban motivos para el enfado de su director. Al final, como dice el refrán, el que juega con fuego termina quemándose. Andy se quemo en la caída de la contrarreloj de la Dauphiné fracturándose el sacro. Eso fue lo que dijeron los médicos, fuese lo que fuese la lesión dejo huérfano a su hermano en el Tour.
Como las desgracias nunca vienen solas o a perro rabioso todo se le vuelven pulgas, los problemas continuaron, las tensiones internas y las broncas entre los ciclistas fueron continuas, todo esto en plena disputa del Tour. Y de golpe y porrazo, el positivo por Xipamide de Frank, aquí comenzaba el verdadero vía crucis, ya no sólo profesional de los hermanos Schleck, sino también el personal.
Fran centró todos sus esfuerzos en defender su inocencia. Una batalla en los tribunales que se saldo con una agridulce derrota. Solo un año de suspensión, la mitad de lo normal y que concluyó el pasado 13 de julio de este año.
Mientras Andy, aparentemente recuperado de una lesión plagada de extrañas conjeturas, regresaba en solitario, ya sin Bruyneel al mando, la intención era recuperar su sitio en el pelotón. Pero ahora los protagonistas eran muy diferentes a los que se enfrentó en su última gran actuación por el verano del 2011.
Andy creía que iba a recuperar su golpe de pedal, que iba escalar montañas como una moto, no fue así, el ciclismo va más allá de las buenas intenciones. De nuevo las malas planificaciones, los fracasos, los hundimientos en carrera fueron disipando todas sus ilusiones, para pasar a ser un aguador y gregario más.
En los tres primeros meses de la temporada, Andy no logro terminar ninguna carrera en las que participo. Una primera parte de temporada desoladora, hasta que en la Flecha Valona logró cruzar la línea de meta, este logró hacia creer que se iniciaba una tímida recuperación.
Le faltaba su otra mitad, sin su hermano, Andy se queda aislado, desmotivado, mirando hacia un horizonte vacio, y mientras el equipo tenía otras preocupaciones y luchaba por otras prioridades.
Esperando que llegase el mes de julio, decidió refugiarse al lado de su familia, buscando el aislamiento y la concentración necesarias para afrontar el Tour de Francia, su máxima aspiración. Pero de nuevo se le vio que llegaba con el pie cambiado, en ningún momento estuvo con los mejores y la vigésima posición cerraba una época de pobres resultados para un ciclista que estaba llamado a conquistar otras cotas.
Al mismo tiempo, su hermano Frank terminaba de cumplir su sanción y Trek les daba un voto de confianza, previa rebaja de su salario. De nuevo los hermanos Schleck estaban incluidos en un equipo de primer nivel, juntos, como en las mejores épocas.
Pero en dos años, los tiempos han cambiado bastante, la nueva generación de corredores y la decadencia de los anteriores han cambiado la fisonomía de la competición, dando lugar a un panorama diferente al que los Schleck no están acostumbrados. Hoy, el salto de calidad de Vincenzo Nibali y la irrupción de Chris Froome y Nairo Quintana pondrán las cosas muy difíciles al regreso de los hermanos Schleck a la cumbre.
Los nuevos rivales parten con una ventaja abismal con respecto a ellos. Están mucho más habituados a la competición, no sufrieron el parón de dos años y la progresión de resultados también sigue en ascenso.
Pero a pesar de esta carrera por etapas que se les presenta y con muchos obstáculos, ellos derrochan optimismo y motivación, aunque no a partes iguales: Frank (33 años), confesaba hace unas semanas al diario luxemburgués Le Quotidien: “Me he vuelto a enamorar del ciclismo y he pasado página”, “Con la motivación y la preparación que he realizado tengo muchas ganas de comenzar a competir. He hecho más kilómetros de entrenamiento que en anteriores temporadas y el objetivo mínimo es volver a alcanzar el nivel que tenía antes”.
Andy (28 años), era más cauto, más consciente y con los pies en el suelo tras la decepcionante temporada decía: “que volver a la senda de la victoria será complicado”. “El sueño es ganar el Tour, pero tal vez esto no sea posible”. “Los rivales quizás son más fuertes ahora que hace cuatro años, pero de todas maneras afronto esta nueva etapa con motivación y sobre todo con mi hermano de nuevo al lado”.
Por sus declaraciones se ve a uno más cauto que al otro, pero de nuevo los dos están motivados. Sé que habrá quien piense que lo del regreso de los hermanos Schleck solo serán cantos de sirena y que será un milagro que vuelvan a luchar por ganar alguna de las grandes. Otros seguro que si creerán que volverán a su nivel.
Yo creo que la tarea no será fácil, sin embargo en sus piernas queda volver a cumplir lo prometido en las entrevistas y demostrar sus dotes en la carretera. Hoy por hoy están por debajo de los ya mencionados Froome, Quintana o Nibali, la carrera de supervivencia de los hermanos Schleck ha comenzado.
Los aficionados al ciclismo, sus fans y sobre todo para ellos,
su regreso y recuperación es necesaria e importante para el ciclismo actual.
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