domingo, 19 de outubro de 2014

ANDY SCHLECK, PONE FIN A SU CARRERA.

Andy Schleck, visiblemente emocionado anuncia que
deja la practica del ciclismo profesional.
El luxemburgués Andy Schleck, del equipo Trek Factory Racing, el pasado 9 de octubre anunció visiblemente emocionado su retirada del ciclismo profesional tras nueve años de carrera y después de sufrir una lesión en la rodilla durante la última edición del Tour de Francia.
Andy Schleck, de 29 años se retiró en la cuarta etapa del último Tour de Francia, fue operado de la rodilla derecha en un hospital suizo con roturas parciales en los ligamentos colaterales y cruzados, el menisco desgarrado y una lesión en el cartílago articular.  "Obviamente me siento decepcionado por acabar mi carrera así", dijo Schleck el día en que anunciaba su retirada. El ciclista luxemburgués señaló que sus ligamentos han curado, pero no el cartílago, y que pese a la rehabilitación, no ha logrado superar esa herida.
Ganador del Tour en 2010 tras la descalificación por dopaje de Alberto Contador, segundo en las ediciones del Tour de 2009 y 2011, ganador en 2010 de  la Lieja-Bastoña-Lieja, Campeón de Luxemburgo, así como mejor ciclista joven del Tour y del Giro de Italia, fueron sus principales logros en un palmarés que podría haber sido mucho más amplio si su cabeza y el azar le hubieran acompañado más. Fue un triunfador precoz y gran rival de Contador, ya que  las trayectorias de Andy Schleck y del Pistolero de Pinto están, inexorablemente, fundidas. Ambos se exhibieron en una memorable ascensión al Tourmalet en 2010 que terminó con un emotivo abrazo y en 2011 lanzaron un ataque suicida para descabalgar a Cadel Evans camino de Alpe d'Huez.
El hijo del que fuera gregario de Luis Ocaña siempre nos cautivó, no sólo por su categoría ciclista, sino por ese entorno que le convirtió en un corredor singular. Fue un niño bien, criado en el seno de una familia acomodada y amante del deporte, su abuelo también había sido ciclista en la década de los 30. Dotado de un gran talento, careció de ese espíritu de sacrificio que sólo otorga haber crecido en la necesidad. Siempre protegido por su hermano Frank, irrumpió en el ciclismo como modelo de precocidad. En el Tour de Francia fue el mejor joven en tres ediciones consecutivas: 2008, 2009 y 2010. En el 2007, con sólo 22 años, fue segundo en el Giro de Italia.
Era un sobresaliente escalador, discreto contrarrelojista que flojeaba en los descensos. Un poco despistado, ¿quién no recuerda aquel error al cambiar de piñón que le provocó un salto de la cadena en el puerto de Balés que le hizo perder el maillot amarillo en el Tour de 2010? y propenso a las caídas. La fatalidad le ha perseguido. Fue expulsado de la Vuelta de 2010 por irse de juerga con su compañero Stuart O'Grady. En 2012 se rompió el sacro, por lo que estuvo varios meses de baja. En la última edición del Tour se cayó en la tercera etapa y se rompió los ligamentos cruzados de la rodilla derecha, también se lastimó el menisco y el cartílago. Precisamente esta lesión le ha obligado a abandonar el ciclismo. Y es que el Tour le proporcionó la gloria y le condenó a los infiernos. La Grand Boucle, insaciable, devora a sus hijos predilectos.
La prematura despedida profesional del delgadísimo chico de piernas arqueadas, nos cogió a todos por sorpresa, aunque ya veíamos que su estrella desde el 2012 se iba apagando, pues todo lo que tenía Andy se acabó aquel 9 de junio de 2012. Abandonó la Dauphine. Un día fatídico que será recordado como el inicio del fin de su carrera. Una fractura en el Sacro le apartó del Tour y aunque intentó volver a correr, solo puedo competir seis días más esa temporada. Terminó el año con 33 días de competición. Él por aquel entonces, anunciaba su intención de volver en enero tan fuerte como era. Pero no lo logró.
Andy Schleck recibiendo el maillot amarillo del
Tour de Francia de 2010.
En 2013, debutó en la Down Under y no acabó la carrera. Lo intentó en Tirreno y tampoco acabó, en la Itzulia más de lo mismo. Andy estaba mal. El hecho de estar casi un año sin acabar una carrera hizo que, aunque muchos no lo quisiesen reconocer. Andy no estaba entre los favoritos al Tour en 2013. Llegaba mermado físicamente. A eso había que unirle la falta de confianza y el mazazo de no tener a su hermano cerca por estar sancionado por un positivo en el Tour del 2012. Andy era un hombre triste y apagado. Acabó la ronda gala en 20ª posición a 41:46 del ganador Chris Froome. El luxemburgués, que había llegado a acumular un sinfín de halagos, pasó a ser el centro de todas las críticas.
En este 2014 parecía que si bien los resultados no eran nada buenos, había podido volver a sentirse ciclista, con una cantidad  de días de competición aceptable. Fue al Tour con mentalidad diferente. Ahora era él quien debía ayudar a su hermano. Sin embargo no llegó a pisar Francia.
No ha vuelto a correr desde entonces, y no lo volverá a hacer.
Aquel joven ciclista luxemburgués de tan sólo 22 años y debutante en una grande,  que sorprendía al mundo entero con un segundo puesto en el Giro de Italia de 2007 y que todos se preguntaban ¿Quién es ese?. Desde entonces empezamos a saber que era Andy Schleck, hermano de Frank e hijo de Johnny, ambos también ciclistas. Desde entonces, aquel nombre jamás volvió a pasar inadvertido para nadie.
 La gran actuación en aquel Giro en la que solo Danilo Di Luca pudo con él, le hizo pasar de la noche a la mañana de ser un ciclista de nivel medio a ser una de las grandes esperanzas del ciclismo. Era joven y tenía ante sí el deber de demostrar que aquel resultado no era un espejismo. Su calidad era indudable, y para explotarlo al máximo se rodeó de gente de confianza, principalmente su hermano Frank que paso a ser  su fiel escudero en la carretera y su sustento psicológico fuera de ella. Al año siguiente en lo que fue su primer intento de asaltar el Tour de Francia, finalizó en 11ª posición. No se consideró un fracaso, pero muchos empezaron a dudar si realmente iba a ser el corredor que parecía que sería. Ahí, para demostrar que se equivocaban, comenzó su obsesión con el Tour. En 2009, Andy cumplió las expectativas y  demostró que, efectivamente, podía luchar por ganar el Tour. Segundo intento en la ronda francesa y segundo puesto, solo por detrás del gran dominador en las carreras de tres semanas  (en ese año logró su segundo Tour y su cuarta grande) Alberto Contador.  Ahora sí, nadie dudaba de Andy Schleck, incluso muchos se apresuraron a afirmar que aquel esbelto y rubio corredor de 1,86 m. de estatura desafiaría al propio Contador. Era el enviado, el llamado a ser quien acabase con el aplastamiento del Pistolero de Pinto en la ronda francesa. Además, su victoria en la Lieja-Bastoña-Lieja le lanzó también como un gran clasicómano, aunque esa faceta nunca la llegó a explotar.
Andy Schleck, durante la rueda de prensa de su despedida
Pero si hay un año clave en la carrera del corredor, por aquel entonces en el Saxo Bank, fue 2010. Tenía motivación y, cómo no, a su inseparable hermano Frank. Además, a sus 25 años había alcanzado ese punto de madurez que le faltó el año anterior. Todo iba rodado. Había logrado su primera victoria de etapa en la ronda gala y era líder entrada ya la última semana. Se frustró todo en la 15ª etapa. Atacó Contador en la ascensión a Bales y Andy se quedó descolgado. Se le salió la cadena y perdió 49 segundos con el madrileño, lo que le costó el liderato. Pese a que Contador le dejó ganar tres días después en el Tourmalet, el enfado era máximo. Volvió a terminar segundo en la general, esta vez a sólo 39 segundos del entonces corredor del Astana. Pero unos meses después saltaba la noticia. Alberto Contador había dado positivo por Clembuterol en el Tour 2010. La UCI le suspendió cautelarmente, y cuando el TAS hizo efectiva su sanción de dos años en febrero de 2012, Andy pasó  a ser el ganador del Tour 2010. Había alcanzado su sueño, si bien no era de la manera que él deseaba.
Otro año más Andy volvió a obsesionarse con el Tour y con Alberto. Eran su sombra, su hermano y él. Allá donde iba Contador, iban ellos. Eran, como venía ocurriendo los últimos tres años, los que tenían todas las miradas encima. Era el duelo esperado por todos. Pero Alberto no estaba bien. Se había caído en el inicio de la carrera y tenía la rodilla dañada. A los Schleck les daba igual, era el hombre a vigilar. No había nadie más en su cabeza.
La estrategia fue un fracaso. La excesiva vigilancia a Contador había hecho que Andy estuviese antes de comenzar la 17ª etapa a dos minutos y medio de Thomas Voeckler y a uno veinte con Cadel Evans. Solo un milagro podía hacer a Andy ganar aquel Tour en la carretera. Pues bien, el milagro vino en forma de exhibición. A más de 60 kilómetros, en plena subida a Izoard lanzó un demarraje al que ninguno  (solo Pierre Rolland que acabó desistiendo) hizo el más mínimo amago de salir. Coronó el Izoard, y comenzó a subir el Galibier en solitario. Culminó su machada con éxito, ganó la etapa y se colocó segundo en la general a tan sólo quince segundos de Voeckler. Había entrado de nuevo en la pelea dando un portazo, asustando a sus rivales. Ahora sí, estaba muy cerca su primer Tour en la carretera y no en los despachos. Pero esta vez tampoco. Pese a llegar líder a la contrarreloj de la penúltima etapa, Cadel Evans le ganó la partida y se llevó el Tour de Francia 2011. Decepción absoluta en casa de los Schleck que habían finalizado segundo y tercero. Adiós a otra opción de asaltar la ronda gala sobre el asfalto. Aquella ocasión perdida resultó ser su última opción de vestirse de amarillo en París.
Con su retirada, también cierra su periplo profesional uno de los ciclistas con más talento que ha dado el ciclismo en la última década. 
Triste final para una estrella que llegó a mostrar su luz en lo más alto, que llegó a luchar de tú a tú con el mejor Alberto Contador y que ahora, después de once años de carrera, se apaga antes de tiempo. 
Gracias Andy Schleck, por tu clase excepcional, aparte de que nos brindaste varios años de un gran espectáculo en el ciclismo. Gracias por ser ese ciclista que me hizo levantarme del sofá cuando atacaste en Izoard y ganaste en el Galibier. Gracias de todo corazón, no solo a ti, sino también a tu hermano Frank por habernos ofrecido ese ciclismo valiente que en este deporte poco a poco se va olvidando.
Como tu muy bien dices: " para mí el ciclismo no es ni el principio ni el fin de mi vida. Tengo una novia y un hijo maravillosos".

SUERTE CAMPEÓN EN TUS NUEVOS PLANES DE VIDA.

Ningún comentario:

Publicar un comentario