La
Vuelta empezaba la semana con la expulsión de la carrera de Vincenzo Nibali por
haberse agarrado al coche de su equipo mientras trataba de alcanzar al pelotón
principal después de la caída sufrida durante el transcurso de la etapa con
final en Caminito del Rey. Su reacción fue saltar las reglas, pensando
seguramente que ninguna cámara le vería. Tras la expulsión el Tiburón pidió
perdón diciendo que no era el primero ni sería el último que hace algo así (no pongo en duda que sea cierto) y que la sanción
fue excesiva (en eso y con el reglamento en la
mano, no tiene ninguna razón).
Sin
Nibali, uno de los grandes favoritos, comenzó la tercera etapa entre Mijas y
Málaga, una etapa propicia para el sprint que cumplió el guion ya que el
Tinkoff se encargó de echar abajo la aventura de los ocho escapados cuando
faltaban 15 kilómetros a meta. Los sueños ante el sprint animaban a Nacer
Bouhanni, John Degenkolb, loco por lograr su décima victoria en la Vuelta y
también los de Peter Sagan. El eslovaco del Tinkoff-Saxo se sacudió el síndrome
del segundo puesto que le persigue en las grandes pruebas alzando los brazos
como vencedor de la etapa donde el escarabajo colombiano Esteban Chaves
defendió con éxito el maillot rojo de líder.
Tras
batir al sprint a Bouhanni y a Degenkolb, Sagan celebró una victoria que se le
negó en el Tour con cinco segundos puestos. La etapa fue balsámica para Sagan y
para el Tinkoff, ya que fue el equipo que más trabajó en toda la etapa en busca
del primer sprint de la Vuelta.
También
fue un día inolvidable para el escarabajo Esteban Chaves, que resistió vestido
de rojo una etapa desagradable en la que el viento de cara obligó al pelotón a
esforzarse más de lo previsto.
La
etapa del domingo dejó una caída masiva que a algunos ciclistas les obligó a
abandonar la carrera, a otros simplemente les hizo perder tiempo y, un último
grupo se quedó en el limbo de poder llegar a meta con magulladuras y heridas
que cualquiera habría pedido un mes de baja. Estas adversidades, muchas veces,
sacan a relucir la verdadera naturaleza de las personas. Para un ciclista, la
mayor bofetada que le puede dar su profesión es una caída cuando el pelotón
rueda a 70 por hora. La impotencia de dar con los huesos en el suelo sin mayor
protección que su fino maillot, que es como no llevar nada. Paolo Tiralongo,
necesitó 40 puntos de sutura tras la caída. Apenas podía ver por su ojo
izquierdo entre las heridas y los vendajes. Era una locura que siguiera en
carrera, pero su tenacidad le hizo que saliese de Mijas a pesar de no dormir la
noche anterior. Los ciclistas están hechos de otra pasta, intentar lo intentó,
pero no soportó el dolor, así que su heroicidad llegó a su fin tras 45
kilómetros de carrera. Fue seguramente lo mejor que pudo hacer, por eso su
tenacidad merece este reconocimiento, más tarde también abandonaba Fabian
Cancellara, que arrastraba una severa gastroenteritis.
Así
que entre la frustrada picaresca del Tiburón de Mesina y la desgracia, el
Astana de Fabio Aru y Mikel landa se quedó con siete hombres a las primeras de
cambio.
El
martes Alejandro Valverde tiró de velocidad y clase para adjudicarse el triunfo
en la cuarta etapa de la Vuelta con final en repecho en la meta de Vejer de la
Frontera (Cádiz). Balaverde no falló mandando un mensaje a los favoritos, que
anhelan el maillot rojo que aún reposaba en las espaldas del escarabajo Chaves.
Vejer
es un lugar idóneo para perderse entre todas esas casa blancas sin excepción,
en contraste con las urbes Arco Iris que los nuevos tiempos han puesto de moda.
Aunque el blanco es un color muerto, no hay en el mundo una combinación de
colores más bella que el blanco con el blanco. En Vejer de la Frontera lo saben
y por eso no renuncian a ello. Merece la pena visitarlo aunque sea a través de
Google Maps, lo mismo que hizo el ganador de la etapa que a través de un
ordenador o quizás una Tablet, conoció la inédita llegada al pueblo gaditano.
Ese sistema es la leche en el ciclismo moderno. Hace años, la serpiente
multicolor se adentraba a ciegas en los finales inéditos, sin saber muy bien
dónde atacar o dónde reservar fuerzas para el momento clave. La tecnología resta
espontaneidad y riesgos, pero no daña el espectáculo.
El
plan cibernético dio sus frutos. Internet le explicó cómo era el terreno y
Valverde puso la clase, la fuerza y la demostración de que su podio en el Tour
no fue casualidad. El viejo rockero del ciclismo español sigue ganando. Como
siempre.
En
el nervioso sprint intermedio de Chiclana de la Frontera, una caída fracturó al
grupo. Entre los afectados se encontraba Joe Dombrowski que vivió una situación
insólita cuando intentaba reanudar la marcha.
El
ciclista del Garmin fue sorprendido por uno de los seguidores de la carrera,
que amagó, mitad en serio, mitad en broma, con robarle la bicicleta. Al
parecer, el aficionado, sin camiseta y con un cigarrillo en la boca, es una
persona muy conocida en la provincia.
El
miércoles el australiano con rasgos orientales de 21 años que responde al
nombre de Caleb Ewans, se presentaba en sociedad ganando al sprint la quinta
etapa de la Vuelta con la meta en cuesta de Alcalá de Guadaíra (Sevilla), donde
un corte en la recta de llegada cambio el maillot rojo de líder a la espalda de
Tom Domoilin e hizo perder a Valverde seis segundos respecto a Chris Froome.
El
ciclista del Orica, es un ultraligero de 1,65 y 61 kilos, en contraste con el
clásico perfil de sprinter grande y pesado que no estaba llamado para la fiesta prevista
para un Degenkold, un Sagan, un Valverde o incluso para un Purito Rodríguez,
pero los sueños se persiguen antes de alcanzarlos y a veces llegan. Quería
ganar en una grande y al verse entre los grandes, bien colocado por su equipo,
se lanzó con fe y sin complejos.
Atrevimiento
juvenil en un sprint loco, desordenado, donde se metió tras Degencolb para
superarle. Sagan esta vez quedo tercero.
Su
primer gran tesoro estaba conseguido, la alegría del equipo se transformó en
agridulce al perder el maillot rojo del
escarabajo Chaves desde la segunda etapa. El botín quedó reducido pero la
fiesta seguía en el equipo que dirige Neil Stephens.
En
el final trampa cayo el escarabajo que se quedó cortado en la última recta, el
desorden hizo el resto. Froome muy atento a la hora de la verdad pico ocho
segundos a Aru, Chaves, Landa, Nairo Quintana, Purito Rodríguez y Valverde.
Por
su parte, Tom Dumoulin, aprovechó el sprint para hacerse con el maillot rojo de
líder por un solo segundo que cambiaba de manos por tercera vez en esta Vuelta.
El
jueves volvía la sonrisa juvenil del escarabajo Chaves al podio de la Vuelta,
donde celebró su segunda victoria de etapa y la recuperación del maillot rojo
de líder que había cedido la víspera. El “Chavito”, líder tras imponerse en
Caminito del Rey, se había despistado unos metros en Alcalá de Guadaira
perdiendo el maillot rojo, pero hoy hacia doblete en la meta de La Iruela, en
la Sierra de Cazorla para reconquistar ese maillot rojo que tan bien le sienta
y así mostrarnos nuevamente su particular sonrisa exhibiendo su buena dentadura
y demostrando que es un ciclista feliz. Sonríe como un niño frente a las
cámaras del directo televisivo, despidiendo siempre las entrevistas en directo
con un saludo a Colombia, con la V de la victoria y con ojos brillantes de
felicidad.
Los
favoritos no entraron a la pelea haciendo los 3 kilómetros de subida cogidos de
la mano, aunque todos lo intentó Valverde pero se sento; lo intentó Froome y
siguió sentado, casi nunca se levanta porque el pulsómetro no se lo permite;
también lo intento Nairo con esa cara de roca tostada al sol, pero también
prefirió reservar energías para otros momentos.
El
que más lo intentó fue Tom Dumoulin, que vestido de rojo, pretendía conservar
los honores del podio, pero no lo consiguió, porque el sonriente escarabajo
administró la ventaja para poder hacer de nuevo la V de la victoria, después de
santiguarse.
El
viernes la serpiente multicolor seseo con su singular sonido metálico por
tierras andaluzas con nombres gallegos, que según nos recordó Perico Delgado en
la retrasmisión de la etapa, son producto de la emigración de la Edad Media,
después de la toma de Granada por los Reyes Católicos.
La
etapa entre Puebla de Don Fadrique y Murcia era el primer examen de altura de
esta Vuelta 2015 por la Alpujarra granadina, que bajo un calor asfixiante y muy
cerca del Mulhacén, el monte más alto de la península ibérica, encumbró a Bert
Jan Linderman como vencedor de la etapa después de que Amets Txurruka se
desfondase, de que Cousin hiciese el afilador de puro agotamiento y después de
que a Koshenvoy le ardieran los pulmones por falta de oxígeno.
Liderman,
con la luz de reserva encendida, culminó su heroica jornada para ganar le etapa
de su vida, tirando de oficio, de piernas y exprimiendo el desarrollo al
límite, en el barranco de Poqueira, al pasar
por Pampaneira o por el Alto de Capileira, donde se hizo a sí mismo la
última promesa: Aguantar hasta el final.
La
etapa destapó debilidad en Froome, quien cedió tiempo sobre el resto de
favoritos entre los que se postuló Fabio Aru que tras la tarjeta roja a Nibali
se convertía en un lobo para recordar al grupo de ilustres que él también
quiere el maillot rojo de líder y reafirmándose el propio líder el escarabajo
Chaves.
Ayer
sábado volvimos a vivir otra etapa accidentada por la culpa de una moto que
quiso convertirse en protagonista de una carrera ciclista, algunas veces por
imprudencia flagrante, como en la Clásica de San Sebastián, o como ayer. Hay muchas
causas, quizás demasiadas, unas veces por intereses informativos, otras por
motivos organizativos o comerciales, y otras, tal vez porque no todos los
conductores de esas motos tienen la experiencia suficiente, y no se enteran que
aunque están allí para trabajar, su labor se supedita siempre a la de los
ciclistas, que son los dueños de la carrera.
Sí,
dueños absolutos siempre. Y si en la calzada no caben los dos, el motorista es
el que debe pararse, y si el ciclista hace una maniobra extraña, ese motorista
tiene que preverla o si Luis León Sánchez baja a tumba abierta, como sucedió en
la Cresta del Gallo, el motorista debe apartarse, le guste o no.
Así
que las patadas a esa moto infernal y a su propia bicicleta eran normales, los
gritos a los médicos un tanto exagerados y que no tenían ninguna culpa, también
eran normales, porque el enfado de Peter Sagan, que tenía un rasponazo
espectacular en el glúteo, estaban más que justificados y con razón. Después de
haber sorteado las peligrosas curvas en el descenso de la Cresta del Gallo,
tenía razones suficientes como para enfadarse con el motorista irresponsable y
con todo el mundo, era una etapa que quería ganar pero no pudo, por razones
ajenas a su voluntad y que sin embargo no fue uno de los más damnificados de la
etapa, porque hubo un puñado de ciclistas que acabaron con clavículas rotas y
crismas partidas como fueron los casos de Dan Martin, Tejay Van Garderen, Nacer
Bouhanni y Kris Boeckmans que tuvieron que abandonar la carrera.
La
etapa la ganó Jasper Stuyven, que adelanto en el último metro al español Pello
Bilbao. El escarabajo Chaves sin ningún apuro mantuvo el maillot rojo de líder.
Tras
la caótica etapa, los comisarios de la Vuelta decidieron expulsar de la carrera
al motorista de la organización que provocó la caída de Sagan, que a su vez fue
multado con 278 euros por injurias, amenazas y atentar contra la imagen del
ciclismo.
La
etapa de hoy se inicia con la ausencia de Peter Sagan, que abandonaba la Vuelta
al no haber podido recuperarse de las heridas causadas por el atropello.
Luchaba por llegar a Madrid con el maillot verde, lo mismo que Froome lucha por
el rojo.
De
un campeón se puede esperar todo. A veces lo peor, pero casi siempre lo mejor.
Chris
Froome es un campeón y así lo demostró en las escarpadas montañas que rodean
Jávea, en la Cumbre del Sol. Nairo, dice de él que es un ciclista impredecible,
que lo mismo se descuelga que ataca, pero el escarabajo colombiano se equivoca:
Froome es el ciclista más predecible del mundo porque se alimenta de los datos
de su pulsómetro. No da una pedalada de más sin mirar al ordenador personal de
su manillar, que parece decidir más cosas que su director deportivo. No parecía
que la ascensión a la cima alicantina iba a ser un territorio propicio. Las
sensaciones que ofreció en los primeros kilómetros del segundo paso a la
ascensión a Cumbre del Sol, meta de la 9ª etapa no hacían pensar nada bueno
para el líder del Sky. Pero Froome no mira a sus rivales, ni se fija en sus
gestos ni en sus maniobras. Su mirada hundida, los brazos con su habitual
postura que parecen inadecuados para un esfuerzo tan descomunal, siempre parece
no estar preocupado de nada de lo que sucede a su alrededor. Él corre en su
mundo y a su bola, así que a cuatro kilómetros para la meta, cuando las rampas
deshacen las piernas, se queda descolgado del grupo de los favoritos. Los comentaristas
de radio y televisión al unísono, daban el adiós definitivo al campeón,
exhausto por los esfuerzos del Tour.
Pero
Froome haciendo oídos sordos estaba a otra cosa. Hacia su contrarreloj
particular, sus series de fuerza cuando así se lo indicaba su pulsómetro. Valverde
y Nairo lanzaron fuegos de artificio, bajo el calor sofocante que ahoga a sus
rivales. El escarabajo Chaves, sonriente y todavía líder, aguanta como puede
aunque se encuentra agotado. Los valientes que iban por delante casi desde el
inicio, hacía tiempo que se habían diluido en las pendientes imposibles del
19%, derretidos como el asfalto. Entonces Dumoulin, inspirado observa que el
maillot rojo del escarabajo está cada vez más lejos y muchos metros por detrás.
En
ese momento, el pulsómetro de Froome le dice que debe apretar. Obediente, llega
desde atrás, se une al grupo, respira y se va. Sólo Purito le puede seguir a la
caza de Dumoulin, que ya acaricia el maillot rojo. Froome y su pulsómetro
machacan con sus pedaladas y no engañan.
Mañana
comienza la segunda semana y ya está a la altura de Nairo y de Valverde, que
lastimado por una caída, hizo lo que pudo, que fue mucho. Tiene que pasar por
el médico para revisar su clavícula.
El
Campeón del Tour de Francia 2015 ha vuelto
como esperaban en su equipo, y todavía quedan dos semanas, llega lo
mejor para él y también para Purito, que con discreción, se ha colocado segundo
en la general. También, para Dumoulin que hoy batía a Froome, con doble premio:
ETAPA Y GENERAL
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