domingo, 31 de xullo de 2016

¿HAY RELEVO GENERACIONAL EN EL CICLISMO ESPAÑOL?

Alejandro Valverde, Joaquim "Purito" Rodríguez y Alberto Contador,
llegando a la meta de la decimoquinta etapa de la Vuelta Ciclista a
España de 2012.

Termina el mes de julio y con él se va la rutina del sofá y el mando a distancia. Los 21 días que duro el Tour de Francia, después de la comida y entre bostezos, encendía la televisión y ahí estaba  la carrera más importante del mundo enseñándonos los paisajes excepcionales, los puertos de 2.000 metros de altura y un pelotón multicolor serpenteando por las carreteras pirenaicas o alpinas.

El hecho de que sólo haya un equipo español en la elite del ciclismo es un obstáculo para que España brillase en esta edición, sin embargo los ciclistas españoles dieron la cara y nunca se arrugaron frente a las adversidades planteadas por la carrera. Fueron piezas importantes en otros equipos trabajando para otros líderes.

En otras palabras: los 18 ciclistas nacidos en España que participaron, si se batieron el cobre por la carrera más prestigiosa del universo ciclista. Lo peor de todo, es que 11 de los 18 que participaron este año superan ya los treinta años. Ante la retirada de Joaquim “Purito” Rodríguez, al final de esta temporada y con los otros superclase como Alberto Contador o Alejandro Valverde dando sus últimos coletazos en el pelotón internacional, todo parece indicar que se avecinan años de penurias para el ciclismo en nuestro país.

Pero de momento, los ciclistas españoles son corredores de talla mundial que siempre dan la cara en todas las vueltas por etapas, y por supuesto, en la carrera más grande de todas, tenían que aparecer.

Entre los veteranos que hay que relevar esta Alberto Contador. El Pistolero de Pinto no ha tenido su mejor Tour. Después de una temporada diseñada para rendir como nunca en la ronda gala, una sucesión de infortunios en la primera semana acabaron con todas sus esperanzas. Pero si hay algo que siempre hay que alabar de Alberto es su pundonor, sus ganas de ofrecer espectáculo a todos los aficionados. Buscó volver a sentirse importante con un ataque en la triste etapa en la que abandonó, a pesar de vérsele que no estaba en condiciones, pero eso no le privo de dar la cara, de luchar por ser uno de los más fuertes en cada etapa. Esas cosas son las que hacen que Contador no sea uno más, esas cosas hacen que sea único.

El segundo que pronto empezara a pedir el relevo es Alejandro Valverde, El capitán de la armada española para los Juegos Olímpicos de Rio sigue haciendo gala de un extraordinario estado de forma. Parece que su físico no tiene límites, al igual que su ambición. Esta fue una temporada con infinitos picos de forma, con triunfos de todos los colores, en clásicas o grandes Vueltas. Tras un excelso Giro de Italia, en el que consiguió acabar en el pódium final, llegó al Tour para ayudar a Nairo Quintana en su camino hasta el sueño amarillo que persigue su equipo el Movistar. No ha dejado indiferente a nadie.

Acompaño a su jefe de filas hasta los últimos metros de las ascensiones, tirando de él en algunas etapas que se le atragantaron al escarabajo colombiano.

Pero no solo ha trabajado para él. También ha buscado ser el protagonista, haciendo de todo: ataque suicida a más de 100 kilómetros que puso en jaque la carrera, un tercer puesto de etapa en la segunda jornada, un sprint contra los velocistas en el que quiso rememorar viejas arrancadas.

Parece que por él no pasan los años, la veteranía le está sentando  excelentemente bien, convirtiéndose en un seguro de vida en las vueltas por etapas.

Dani Navarro es un ciclista luchador por naturaleza, que se ha confirmado como uno de los más combativos de este Tour. Fuga que se formaba cuando el desnivel de la carretera ascendía, fuga en la que entraba. Luchó en todas las etapas, estando cerca del triunfo en el mítico Mont Ventoux. Lo intento con todas sus fuerzas, pero el ciclista del Cofidis cedió en los últimos metros de la etapa para finalizar tercero. Un esfuerzo que no tuvo recompensa, pero que sus paisanos y los aficionados al mundo del ciclismo le agradecemos.

Uno de los futuros esperanzadores del ciclismo español es Gorka Izagirre, que todavía por las calles de Berna y un minuto después de que el director del Tour, Christian Prudhomme diese el banderazo de salida, tropezó con el francés Warren Barguil y con su compañero Imanol Ervite, cayéndose al suelo y rompiéndose la clavícula. En vez de recorrer los kilómetros que tenía la etapa hasta el lago de Finhaut Emosson, el ciclista vasco cogió el camino del hospital y de ahí a casa.

Gracias que quedaba su hermano Jon Izagirre, referente de la nueva generación española y algo más que un simple escudero de lujo.

Fue el gran triunfador español de este Tour, llevándose un triunfo a la altura de unos pocos en la última etapa de montaña con unas condiciones de lluvia extremas y un descenso peligrosísimo. El vasco hizo gala de su gran habilidad encima de la bicicleta para culminar una remontada que nunca olvidará.

A sus 27 años se está consagrando como una de las grandes perlas españolas, su tercera semana en la ronda gala dan fe de ello. Cuando las fuerzas están, más justas, y solamente los grandes ciclistas pueden relucir, Ion culminó con unas etapas perfectas.

En la cronoescalada terminó en séptima posición, a poco más de un minuto de un soberbio Chris Froome. En Mont Ventoux aguantó los envites de los más fuertes de la carrera. Acabando de redondearla en una última semana de ensueño con la victoria en Morzine por delante de todo un campeón del Tour como Vincenzo Nibali o de un ganador de etapa como Jarlison Patano. Ion Izagirre contrarrelojea, sube y baja, tiene en sus piernas el ciclismo moderno, la llave del futuro español está en sus manos.

Para la vieja guardia que aún sigue a pie firme nunca es fácil decir adiós. Joaquim “Purito” Rodríguez se armó de valor para pronunciarse en el primer día de descanso y comunicar a todo el mundo que se retiraba al final de temporada. No se va porque no pueda estar con los mejores.

Ion Izagirre, único vencedor español de una etapa del Tour de Francia 2016.
El año pasado consiguió levantar los brazos en dos ocasiones, y este año ha logrado estar con los mejores todos los días y termina el Tour con otro Top-10. Se despide de la vuelta por etapas por excelencia con un séptimo lugar que, a expensas de lo que pueda suceder en Rio, puede ser un broche de oro para un año que no ha sido el mejor de su trayectoria profesional.

Aguanto el ataque de los más fuertes, disfruto con un ataque en el Col de Joux Plane para recordar al “Purito” de aquellas arrancadas que le permitieron levantar los brazos o conseguir entrar en el pódium final de París. Se va el ciclista ofensivo, de los que tantas alegrías le han dado a este deporte, y que tanto echaremos en falta a partir del año que viene.

Otro referente de la nueva generación española es Mikel Landa. Entro en la alineación del Sky a última hora, a causa de su abandono en el Giro de Italia para ser el gregario de lujo de Chris Froome. Trabajador incansable y con una implicación, a nivel de compañerismo, digna de estudio. Su debut en el Tour deja un recuerdo en las piernas de todos los ciclistas que participaron en esta edición.

Cada vez que se ponía en cabeza entraba con un ritmo demoledor que hacia caer, de uno en uno, a los miembros del pelotón. En la penúltima etapa mostró que su condición de gran fondista sigue intacta. Las dos grandes terceras semanas que completó en el Giro y Vuelta del 2015 no fueron ninguna casualidad. España tiene a un gran escalador de presente para las generales de las grandes vueltas.

Por último tenemos a Mikel Nieve, asiduo a los top-10 en las grandes vueltas en su etapa con el Euskaltel-Euskadi. Nunca defrauda cuando se acercan las carreras de tres semanas. En el Giro de Italia rozó la perfección. Tras la ausencia de  Landa, este navarro dio un paso al frente para capitanear al Sky. Se llevó a casa una victoria de etapa y el maillot azul de la montaña. En el Tour no brillo tanto como podría al estar a la sombra de su jefe de filas. Pero el nivel que ha demostrado estuvo a la altura de los más grandes. Acompaño a Froome casi hasta la misma línea de meta, convirtiéndose en un gregario de lujo para el inglés. No desapareció en ninguna etapa y con un ritmo demoledor, secó todas las esperanzas de los ciclistas para poder derramar y restarle tiempo al maillot amarillo.

Estos, junto con algunos más que corren en equipos de segunda división son el relevo generacional del ciclismo español.

Contador, Valverde y Purito son los veteranos a los que hay que relevar. Sin ellos parece que la garantía de éxito se esfuma en el actual panorama del ciclismo español, que lleva más de 30 años dando muchos frutos.

Como estamos viendo, van surgiendo nuevos nombres, si, pero la mayoría de chavales con buena proyección acaban abocados al olvido ante la falta de expectativas profesionales que les aporta el mundo de la bicicleta.

Yo creo que hay relevo generacional, el ciclismo español no corre el riesgo de perderse en el anonimato.


Recordemos tiempos pasados y disfrutemos mientras podamos.

luns, 25 de xullo de 2016

ANÁLISIS FINAL DEL TOUR DE FRANCIA 2016

Terminó un Tour de Francia que aburrió, no emocionó y donde los gallos no pelearon como se esperaba de ellos.
Terminó un Tour que premia por tercera vez, a un Chris Froome que, una vez más, apoyándose en el rodillo que sólo su equipo es capaz de desplegar de manera magistral en esta carrera lo llevaron en bandeja al privilegiado sillón de los más alto del podio de los Campos Elíseos de París. Un Sky que supo imponer su ley, pero que tampoco vio a ninguno de sus rivales, salvo el Astana y sus locuras, intentando hacer algo distinto para poner en entredicho ese dominio.
¿Alguien sabe a que jugó el Movistar de Nairo Quintana?, ¿Qué táctica utilizaron?. Nairo desde el comienzo del Tour se dedico a ser el perrito faldero de Chris Froome, un ciclista que pretende ganar el Tour no puede ser pasivo como lo fue Nairo. En ciclismo a veces hay que arriesgar aunque luego toque perder, si no se arriesga no se gana.
Arriesgar fue lo que hizo Froome en la 8ª etapa, tras pasar la línea del premio de la montaña del Peyresourde se puso en cabeza acelerando al máximo, mientras Nairo cogía un bidón para beber un trago y refrescarse. En esa acción, Froome cogió diez metros, Nairo arroja el botellín lleno contra el asfalto pero ya el inglés le saca quince y más tarde cien. Para cuando Alejandro Valverde llego para poner orden ya no había rebufo que coger. Chris bajaba lanzado, tomando ventaja, sentado sobre la barra de su bici y aún así pedaleando en una postura imposible.
Ganó la etapa y se vistió de amarillo, dejando a todos sus rivales estupefactos y sorprendidos por ese ataque inesperado, pero posiblemente muy estudiado.
El nuevo líder de Tour, demostraba estar en su máximo esplendor. Ahora no solo contrarrelojea y sube. También baja como una centella.
En la 12ª etapa, los que creíamos que lo habíamos visto todo en el ciclismo, descubrimos que no; que todavía nos faltaba por ver algo más. Nos faltaba ver al líder del Tour, corriendo cuesta arriba durante más de 100 metros ante el estupor de los aficionados que no sabían cómo reaccionar. Tras romper su bici en la caída provocada nuevamente por una moto de la Televisión, vimos a Froome como si fuese un boxeador sonado tras recibir un golpe brutal, desorientado, desconcertado, como si no supiera que hacer.
Fue una situación inesperada. En ningún caso un ciclista abandona su bicicleta y se va a pie hacia la meta. Chris Froome siempre sorprende, y lo hizo, aunque los jueces decidieron finalmente borrar lo que sucedió en un escenario caótico.
Desde el despacho de la oficina permanente los jueces tomaban una decisión excepcional ante un incidente excepcional.
El escarabajo Quintana volvía a perder comba después del ataque furioso del líder, respaldado por Richie Porte y Bauke Mollema, los tres protagonistas del incidente, engullidos por el gentío que desbordaba las cunetas.
La primera contrarreloj de este Tour estuvo teñida por el trágico suceso acaecido la noche anterior en Niza. Todos los equipos y ciclistas que disputan esta edición del Tour mostraron su condena por los hechos y se solidarizaron con las víctimas.
Todos cumplieron con su obligación, banderas a media asta, ánimos decaídos, pero salieron a recorrer los 37,5 kilómetros de la contrarreloj. Las cunetas como cada día, estaban llenas de aficionados aplaudiendo a los ciclistas, nadie había desertado, como si no hubiera sucedido nada.
La única mala noticia fue para Nairo, Froome ya estaba a tres minutos.
Después de la 15ª etapa, que presentaba un recorrido con seis puertos apta para intentar poner en apuros al maillot amarillo. Chris Froome declaraba que le sorprendía que no hubiese más ataques de sus rivales.
Otra oportunidad perdida, pero la mayoría de los ciclistas ya se conformaban con mantener su puesto en la general.
Faltaban cuatro días y nadie alteraba ni el orden ni al líder. Únicamente un tumulto, una moto parada y una bicicleta rota en el Mont Ventoux, sacaron de sus casillas a Chris Froome.
Al aficionado medio nos entusiasma más una etapa clásica de los Pirineos o de los Alpes que una cronoescalada, salvo que te lleves tu caravana y se plante un Campeón del Mundo como Peter Sagan en la puerta de tu casa rodante pidiéndote permiso para usar el baño.
Seguir una contrarreloj por televisión para escuchar que Chris Froome lleva mala cadencia con su plato ovalado y que no es buena señal que le caigan chorros de sudor por la cara, es como cuando los electores engañan a los encuestadores. Las caras de los ciclistas no siempre son el espejo del alma o de la concentración de lactatos en la sangre. Por eso mirar la televisión para ver una contrarreloj y fijarse en los gestos de los contendientes suele ser un ejercicio baldío.
La mala cadencia, los chorros de sudor, esos brazos escuálidos y esas piernas que parecen mal alineadas para montar en bicicleta fueron de menos a más, para remontar en cada kilómetro y ganar la etapa, dejando sentenciado el Tour con otro golpe moral a sus rivales. Con la naturalidad de los campeones, sin ferocidad, sólo haciendo bien su trabajo alejo aún más a sus rivales, aunque quedaban dos etapas durísimas.
En la 19ª etapa, la lluvia hizo acto de presencia, pedalear bajo la lluvia y con la calzada mojada no es para tomarse riesgos, pero Froome los tomó y en una curva mal trazada, también descubrió la dureza del asfalto, arrastrando a Vincenzo Nibali, que había realizado una encomiable labor de gregario para Fabio Aru. Es que a veces los líderes se creen dioses, por encima del bien y del mal.
Iba el británico por delante de todos sus compañeros de equipo en vez de resguardarse detrás. Su osadía tubo una ventaja: pudo elegir entre cuatro bicicletas que inmediatamente se pusieron a sus órdenes. Cuando montaba, otros dos compañeros que llegaban, pudieron tirar de él al instante.
Iba incómodo en aquella bicicleta, pero tardo muy poco en llegar al grupo.
No era su día. Le dolía el cuerpo, le dolía la moral, le dolía la bici, por eso en la ascensión a Le Bettex, en las faldas del Mont Blanc, rodo a su manera. Poniendo a su equipo en cabeza para ralentizar la marcha y frenar a Aru, Nairo y Porte, que pretendían sacar réditos, al tiempo que beneficiaban a Adam Yates, que hacia la goma.
A pesar de perder unos segundos con Nairo, Froome salió bien parado.
La Joux Plaine, un monumento del Tour, sirvió sólo para alivio de Froome y gloria de Jon Izaguirre.
Todos hicieron lo que pudieron, pero sólo uno sonrió en meta con una mueca tímida, sin prepotencia y que se llama Chris Froome. El británico nunca se ha creído mejor que los demás, aunque lo sea.
Confeso al atravesar la línea de meta en Morzine que se deshizo de todo el estrés de las tres semanas de carrera, que le embarga la emoción y que no es nada sin sus compañeros de equipo, que disputo veinte etapas a bloque, hasta ganar.
Los demás pueden decir lo mismo. Todos lo dieron todo, pero no les rentó como a Chris Froome, que en la última etapa de los Alpes cabalgó cómodo hasta Morzine. Las fuerzas estaban muy justas. Romain Bardet conservó su silla en el segundo escalón del podio; como Nairo Quintana el tercer podio en tres participaciones.
Desde hace años la general es aburrida porque ahora los líderes no compiten por las etapas.
Terminó este Tour de Francia 2016  dejándonos tres imágenes inolvidables: Froome bajando el Perysourde, Froome corriendo en el Mont Ventoux y Froome Campeón.
Si queremos seguir gozando con el ciclismo, tendremos que visualizar videos pasados porque este Tour de Francia ha sido de lo más aburrido.

xoves, 21 de xullo de 2016

ANTOINE DIGNEF

ANTOINE DIGNEF
Antoine Dignef naceu en Velm, Limburgo (Bélxica), o 9 de outubro de 1910. Morreu aos 80 anos en Sint-Truiden (Bélxica), o 9 de abril de 1991.
Corredor moi dotado que so lle faltou un mínimo de velocidade para facerse co palmarés que se merecia.
Dignef converteríase no primeiro ciclista en lograr unha vitoria de etapa na Volta a España ao facerse coa primeira etapa da súa primeira edición celebrada en 1935.
Seria na rolda española onde lograría os seus maiores éxitos deportivos ao lograr dúas vitorias de etapa, ademais do terceiro posto da clasificación xeral final de 1935.
Ese ano non gañou a Volta a España tras perder 20 minutos ao ser derrubado por un motociclista.
Profesional de 1932 a 1941.
A pesar da súa fortaleza, a guerra e os problemas de saúde obrigáronlle a retirarse cando aínda non tiña 30 anos.
TRIUNFOS: 1935, vencedor de dúas etapas da Volta a España, dunha etapa da París-Niza e da Clásica de Lanklaar.
1936, vencedor do G. P. da Famenne, da Ans, da Spa e da Tournai.
1937, vencedor da Spa.
1938 vencedor do G. P. Escaut, da Scheldeprijs Vlaanderen e da Stadsprijs Geraardsbergen.
1939, vencedor dunha etapa da Volta a Bélxica e da Joigne.
Nunca participou no Xiro de Italia.
TOUR DE FRANCIA: 1933 (26º) e 1935 (20º).
VOLTA A ESPAÑA: 1935 (3º, máis dúas etapas).
Outros resultados dignos de mención: 1933, terceiro na Volta a Cataluña. 1934, segundo na Volta a Bélxica. 1935, segundo na París-Niza. 1939, segundo na Volta a Bélxica.
EQUIPOS: 1932-1934 Gran Lucifer-Hutchinson. 1935 Depas. 1936-1937 Colin Wolber. 1938-1941 Helvett Hutchinson.

domingo, 17 de xullo de 2016

NO MERECE LA PENA PERDERSE LA SIESTA POR VER EL TOUR

La carrera sin bici de Chris Froome por las rampas del Mont Ventoux
Inedito, rocambolesco, surrealista, cada cual que le ponga el adjetivo que quiera a este Tour de Francia 2016.  
Ya hace tiempo que los acontecimientos que suceden en el Tour le superan: Atropellos de ciclistas por coches de la organización, autobuses que se quedan atrapados en la línea de meta, choque de motos de asistencia o televisión, pancartas de último kilometro que se caen sobre los ciclistas, etc, etc.
Ante estos despropósitos en la carrera más importante del panorama internacional, los ciclistas no hacen más que quejarse por los problemas de seguridad que sufren, el Tour no hace otra cosa que darles la razón, pero sin poner ningún medio para que nada de esto se repita.
Cosa que estamos viendo que si se repite. No me quiero imaginar lo que pasaría si todo esto ocurriese en la Vuelta a España, ¿alguien se lo imagina?. Nos crucificarían, veríamos a la prensa de medio mundo encima de la organización, a los ciclistas haciendo parones en mitad de la etapa, a los directores de los equipos reclamando sin parar, etc, etc.
Pero, sea lo que sea el Tour es el Tour, y hace y deshace lo que le da la gana.
Sin ninguna duda este Tour será recordado por la carrera pedestre de Chris Froome y por las decisiones justas o injustas de la Des-organización.
Richie Porte, Bauke Mollema y Chris Froome, por los suelos.
Pero ciñéndonos en lo deportivo, después de dos semanas de competición el Tour llegaba hoy a los Alpes, aunque era una etapa de grandes puertos con el Grand Colombier por medio, la meta no finalizaba en alto.
La transición Pirineos-Alpes, dejando a un lado lo ocurrido en el Ventoux ha sido más que favorable a Chris Froome. Tanto en la crono, como en la etapa de Montpellier, el británico ha ido ganando segundos hasta situarse con una ventaja de casi dos minutos sobre Bauke Mollema, 2,45 sobre Adam Yates y 2,59 sobre Nairo Quintana.
La etapa de hoy era un continuo sube y baja que prometía grandes cosas entre los primeros de la clasificación general, pero la apisonadora maquina del Sky aplastó la única y efímera tentativa del día. A falta de la última semana, ya nadie tiene fuerzas. El propio Froome declaraba a la llegada a meta que le extrañaba que no hubiese más ataques de sus rivales. Tanto se debió de aburrir durante la etapa de hoy que incluso amagó con un ataque, pero al momento se freno. No necesita de esos alardes.
Nairo Quintana este año está a años luz de Froome, que aunque no está súper ni mucho menos (él lo sabe y por eso hace lo que hace).
Hoy por hoy, Nairo Quintana para vencer a Froome y a su equipo, tenía el Movistar que tirar a muerte desde el principio de la etapa para hacer trabajar al Sky como perros, para cuando llegase el siguiente puerto Froome solo contase con dos hombres en vez de con ocho, evitando al mismo tiempo que valla en carroza y entre algodones.
Chris Froome tampoco ha querido perderse el último encierro de
San Fermin
¿Qué te llevas a una docena o dos a tu rueda?. Qué más da, si tu carrera es otra, lo que se necesita es hacer currar al Sky.
¿Qué te van a coger igual?. Da lo mismo, te cazaran después de que curren un buen rato y se peguen un buen calentón.
Pero no, la táctica que está empleando el Movistar es pegarse con el resto de la escapada a ver quién tira, para después parar a Valverde y pasarse el resto de la etapa a rueda de los 9 del Sky.
Y claro, se llega al último puerto con Froome en sofá, hablando tranquilamente por el pinganillo y hasta si le apetece fumándose un puro.
¿Es necesario dejar de dormir la siesta para ver estas etapas del Tour?. No me queda más remedio que resignarme y limitarme a ver si ocurre algo en el último puerto. Pero no puede ocurrir nada, porque Nairo se pasa a rueda toda la subida.
Según radio Macuto, atacaran a la Armada Invencible inglesa la última semana cuando tengan el segundo puesto del Tour asegurado y Nairo no tenga tanto miedo a que se lo quiten.

Que no señores, el Tour de Francia dura tres semanas y se empieza a ganar o a perder desde el primer día.

domingo, 10 de xullo de 2016

ALBERTO CONTADOR ABANDONA EL TOUR DE FRANCIA

Hoy empezaba la alta montaña en el Tour de Francia. Tras nueve días ininterrumpidos de carrera, la serpiente multicolor corría la última etapa antes del primer día de descanso. Una etapa dura por antonomasia con cinco puertos de los que tres de ellos eran de primera categoría y uno Hors Categorie.
Era la etapa reina de los Pirineos, la que tenía que haber servido para aclara la clasificación general, era el día determinante para que el Pistolero de Pinto volviese a aspirar al podio, era el día decisivo para el Contador guerrero que quería hacerse con el Tour de Francia 2016. Nada de eso ocurrió, las caídas de las dos primeras etapas y un proceso febril le dejaron fuera completamente de la lucha por la general. En plena subida al Cantó, segundo puerto del día, a cien kilómetros de la meta de Arcalis, no pudo más, después de bajar al coche del médico en un par de ocasiones decidió bajarse de la bicicleta y meterse en el coche de asistencia del equipo.
En Bonaigua, nada más arrancar la etapa, intentó meterse en la escapada buena. Pero sus intenciones chocaron con la debilidad física y la impotencia. Nefasto día para el Pistolero de Pinto que empezaba el día herido del ala, se había levantado con algo de fiebre y se sentía mal, su cuerpo había necesitado trabajar muchísimo más para intentar recuperarse de las heridas y de los golpes, estaba corriendo en desventaja desde la primera etapa aunque nunca considero en tenerse que retirar. Finalmente cedió camino de Andorra.
Adiós a toda una exhaustiva planificación de la temporada, donde la ronda francesa ocupaba el lugar estelar. Seguramente ahora, después de someterse a pruebas médicas y de recuperación, su objetivo será los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro y la Vuelta a España.
Tras meses de sacrificio y trabajo, Contador había comenzado el Tour gafado. Para ganar una Vuelta de tres semanas como es el Tour de Francia, no solo se tiene que llevar todo controlado al milímetro, sino que también hay que tener lo que siempre se ha llamado “suerte del campeón”, para no tener ningún percance, ni caída, ni enfermedad. Esta vez el Pistolero de Pinto se encontró con todas las desgracias.
Su jerarquía era indiscutible: dos Giros, dos Tours y tres Vueltas en una secuencia única atropellada por el positivo del chuletón contaminado con clembuterol, que le arrebató el Tour de 2010 y el Giro de 2011. Por trayectoria y resultados este año el Pistolero de Pinto era capaz de ganar a Chris Froome, a Nairo Quintana y a sus equipos, aunque parecían estar un punto por encima de él. Llevaba siete años sin triunfar en el Tour, un dato elocuente que le motivaba para llegar a París vestido de amarillo, pero como se vio hoy, el Tour es muy difícil ganarlo, pero es muy fácil perderlo.
Mientras Alberto Contador decía basta y se montaba en el coche del Tinkoff, las nubes comenzaron a cubrir las montañas de Arcalís, soltando lágrimas de dolor por el abandono del Pistolero de Pinto. Unas lagrimas convertidas en granizo que apedrearon a los ciclistas; las comunicaciones se cortaron, como si las compañías telefónicas de Andorra lo hubieran previsto como una parte más del programa fúnebre de despedida de Alberto Contador.
En medio de la tempestad, corriendo ríos de agua por las cunetas Tom Dumoulin, un todoterreno, tenía abierto el camino a la victoria, completando así su trabajo del día.
Por detrás, los gallos destinados a la gloria también se mojaron, menos el escarabajo colombiano. Atacó Froome, Nairo pegado a su rueda; atacó Dan Martin, Nairo pegado a la rueda del líder Froome. Atacó Richie Porte y allí seguía el escarabajo, tan cerca del maillot amarillo que parecían ciclistas siameses.
La verdad es que no entendí la actitud del escarabajo, a no ser que temiese una pedrada de granizo que lo dejase KO.
¿Quiere de verdad Nairo Quintana ganar el Tour?.
¿O se conforma con volver a ser segundo para mayor gloria de Chris Froome?.

domingo, 3 de xullo de 2016

EL TOUR DE FRANCIA 2016

Desde ayer y hasta el 24, como ocurre cada mes de julio, Francia respirará ciclismo por los cuatro costados. Este año para darle más grandiosidad a la mejor carrera del mundo, la organización ha diseñado un recorrido con clara tendencia hacia la montaña, algo que viene siendo habitual en las últimas ediciones por dos motivos: la espectacularidad y que hoy en día, los mejores ciclistas franceses pueden tener opciones de triunfo gracias a este recorrido. Van más de 30 años de sequía y los franceses están deseosos de ver a uno de los suyos en lo más alto del podio en París.
La 103ª edición del Tour de Francia tendrá 3.519 kilómetros divididos en 21 días de competición. Nueve etapas de alta montaña con cuatro finales en alto, ocho etapas llanas, dos de media montaña y otras dos cronometradas, siendo una de ellas en montaña, disciplina que vuelve tras doce años de ausencia. En esta edición, quien estará ausente serán los adoquines.
 Otra de las novedades de esta edición es que los dos días del merecido descanso a la serpiente multicolor serán fuera de Francia, el primero en Andorra y el segundo en Suiza.
La espectacular salida de la primera etapa será en la isla de Mont Saint-Michel, segundo lugar de peregrinación de Francia tras París, una etapa en línea con final en Utah Beach.
Dos días más rodara la serpiente multicolor por las cercanías donde se produjo el desembarco de Normandia y donde el viento y los nervios serán los principales enemigos. La tercera etapa con final en la pequeña cota de Cherbourg añadirá más nervios al pelotón.
 Después de la rápida incursión en el macizo central buscando los Pirineos, la caravana ciclista continuará dirección sureste con la primera etapa de media montaña con final en la estación de esquí Le Lioran. Los kilómetros finales sin un metro de llano podrían provocar algún susto a los favoritos que lleguen un poco cortos de preparación.
Con la aparición del tríptico pirenaico llegan las grandes montañas al Tour. Será en la séptima etapa con la ascensión al Col de Aspin a pocos kilómetros de meta, un aperitivo antes de las dos siguientes etapas.
La 8ª etapa será una de las grandes etapas reinas de este Tour con el encadenado de más de 100 kilómetros desde el Tourmalet, Hourquette d´Ancizan, Col de Val Louron y Peyresourde para después afrontar el rápido descenso hasta Bagneres de Luchon.
Para finalizar los Pirineos, la etapa hispano-andorrana y el primer final en alto serio de la ronda francesa en Ordino Arcalis, con cuatro puertos de montaña antes, que endurecerán la etapa.
En Andorrana finalizará la primera semana muy intensa y donde ya se empezará a filtrar los posibles candidatos al maillot amarillo final.
Tras un merecido día de descanso en tierras andorranas, la serpiente multicolor comenzara la segunda semana con dos etapas para los sprinters camino hacia los Alpes y con la etapa del Mont Ventoux que este año coincide con el día nacional francés. Al día siguiente, la cronoescalada de 37 kilómetros con un perfil algo ondulado que acentuará más la clasificación general. Estas dos etapas definirán o apretarán más la clasificación general.
Las dos etapas siguientes son llanas, aunque entre medias el final quebrado de Culoz dará un respiro al pelotón antes de entrar de lleno en el segundo bloque de montaña en plena traca final  en unos Alpes franco-suizos duros y desconocidos.
Tras el segundo día de descanso en Berna, capital de Suiza, se iniciaran las cuatro etapas alpinas.
La primera se disputa totalmente en suelo suizo con el final en Finhaut, un puerto fuera de categoría que viene precedido por otro de primera. Serán 30 kilómetros de autentica dureza siendo la etapa reina de los Alpes.
Al día siguiente, la cronoescalada en Megevé de 17 kilómetros situará a cada uno ya en su sitio y marcará el devenir de las siguientes etapas en función de cómo se situé la general final y como estén las fuerzas de cada uno.
Por último llegara la explosiva etapa de 146 kilómetros con final en Saint Gervais con cuatro puertos de montaña y el final en Morzine previo paso por Combiere, Ramaz y Joux Plane pondrá punto final a la gran montaña de este Tour de Francia 2016 y a la lucha por el maillot amarillo.
Tras el traslado de Moezine a Chantilly se disputara la etapa final en París para homenajear a los valientes ciclistas que terminen esta 103ª edición del Tour de Francia.
En definitiva, un trazado montañoso con grandes alternativas para el espectáculo y muchas oportunidades de poder sentenciar la carrera.

Francia y el ciclismo esperan una combativa y grandiosa edición acorde con el recorrido que la organización propuso para esta carrera que da y quita la gloria a los ciclistas.