domingo, 10 de xullo de 2016

ALBERTO CONTADOR ABANDONA EL TOUR DE FRANCIA

Hoy empezaba la alta montaña en el Tour de Francia. Tras nueve días ininterrumpidos de carrera, la serpiente multicolor corría la última etapa antes del primer día de descanso. Una etapa dura por antonomasia con cinco puertos de los que tres de ellos eran de primera categoría y uno Hors Categorie.
Era la etapa reina de los Pirineos, la que tenía que haber servido para aclara la clasificación general, era el día determinante para que el Pistolero de Pinto volviese a aspirar al podio, era el día decisivo para el Contador guerrero que quería hacerse con el Tour de Francia 2016. Nada de eso ocurrió, las caídas de las dos primeras etapas y un proceso febril le dejaron fuera completamente de la lucha por la general. En plena subida al Cantó, segundo puerto del día, a cien kilómetros de la meta de Arcalis, no pudo más, después de bajar al coche del médico en un par de ocasiones decidió bajarse de la bicicleta y meterse en el coche de asistencia del equipo.
En Bonaigua, nada más arrancar la etapa, intentó meterse en la escapada buena. Pero sus intenciones chocaron con la debilidad física y la impotencia. Nefasto día para el Pistolero de Pinto que empezaba el día herido del ala, se había levantado con algo de fiebre y se sentía mal, su cuerpo había necesitado trabajar muchísimo más para intentar recuperarse de las heridas y de los golpes, estaba corriendo en desventaja desde la primera etapa aunque nunca considero en tenerse que retirar. Finalmente cedió camino de Andorra.
Adiós a toda una exhaustiva planificación de la temporada, donde la ronda francesa ocupaba el lugar estelar. Seguramente ahora, después de someterse a pruebas médicas y de recuperación, su objetivo será los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro y la Vuelta a España.
Tras meses de sacrificio y trabajo, Contador había comenzado el Tour gafado. Para ganar una Vuelta de tres semanas como es el Tour de Francia, no solo se tiene que llevar todo controlado al milímetro, sino que también hay que tener lo que siempre se ha llamado “suerte del campeón”, para no tener ningún percance, ni caída, ni enfermedad. Esta vez el Pistolero de Pinto se encontró con todas las desgracias.
Su jerarquía era indiscutible: dos Giros, dos Tours y tres Vueltas en una secuencia única atropellada por el positivo del chuletón contaminado con clembuterol, que le arrebató el Tour de 2010 y el Giro de 2011. Por trayectoria y resultados este año el Pistolero de Pinto era capaz de ganar a Chris Froome, a Nairo Quintana y a sus equipos, aunque parecían estar un punto por encima de él. Llevaba siete años sin triunfar en el Tour, un dato elocuente que le motivaba para llegar a París vestido de amarillo, pero como se vio hoy, el Tour es muy difícil ganarlo, pero es muy fácil perderlo.
Mientras Alberto Contador decía basta y se montaba en el coche del Tinkoff, las nubes comenzaron a cubrir las montañas de Arcalís, soltando lágrimas de dolor por el abandono del Pistolero de Pinto. Unas lagrimas convertidas en granizo que apedrearon a los ciclistas; las comunicaciones se cortaron, como si las compañías telefónicas de Andorra lo hubieran previsto como una parte más del programa fúnebre de despedida de Alberto Contador.
En medio de la tempestad, corriendo ríos de agua por las cunetas Tom Dumoulin, un todoterreno, tenía abierto el camino a la victoria, completando así su trabajo del día.
Por detrás, los gallos destinados a la gloria también se mojaron, menos el escarabajo colombiano. Atacó Froome, Nairo pegado a su rueda; atacó Dan Martin, Nairo pegado a la rueda del líder Froome. Atacó Richie Porte y allí seguía el escarabajo, tan cerca del maillot amarillo que parecían ciclistas siameses.
La verdad es que no entendí la actitud del escarabajo, a no ser que temiese una pedrada de granizo que lo dejase KO.
¿Quiere de verdad Nairo Quintana ganar el Tour?.
¿O se conforma con volver a ser segundo para mayor gloria de Chris Froome?.

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