No hay plazo que no se cumpla, y un año más la temporada
ciclista llegó a su fin.
Es hora de bajar el telón a una temporada cargada de momentos inolvidables y también de despedida con victoria de todo un mito del ciclismo mundial. Fabian Cancellara finalizó su exitosa carrera como ciclista profesional de la mejor manera posible, ganando de forma clara la contrarreloj de los JJ.OO de Rio. El suizo de 35 años había decidido con antelación colgar la bicicleta al final de esta temporada. Sabía que la contrarreloj de los Juegos de Rio era su última prueba, sabía que era el momento de dejar su firma para el recuerdo y el momento más importante de su carrera profesional.
Cancellara no se defraudo así mismo, ni a los aficionados. Acabo ganando la última crono de su vida profesional, y no era una simple contrarreloj, era la contrarreloj de unos Juegos Olímpicos, su segundo oro olímpico. Espartaco la ganó, haciendo una crono espectacular. Deja el ciclismo y con él se nos va un mito, un gran contrarrelojista y también un gran clasicómano.
En Messina hay un tiburón que esta temporada también nos dio su momento de gloria. El italiano tirando de épica se llevo su segundo Giro de Italia en un largo sprint final que duró dos etapas de montaña, aunque su resurrección ya la había iniciado en el Colt dell´Agnello que le llevo hasta la maglia rosa en Milán.
Tras un mediocre 2015, con un manager deportivo que dudaba de su calidad en vista de los resultados y con un país que depositaba todas sus esperanzas en él, Vincenzo Nibali estaba obligado a llevarse la Corsa Rosa.
Tras un inicio de carrera que no transcurría por los derroteros que esperaba el líder del Astana y a falta de superar los Alpes italianos, el rocoso Steven Kruijswijk le superaba en todos los terrenos.
Los tiburones tienen por lema “Morir matando”, precisamente el de Messina es de los pocos que cuando se viste de ciclista no se conforma ni se resigna. El Giro, en esta edición visitaba Francia y para entrar en el país vecino la serpiente multicolor debía superar el nevado Col dell´Agnello, “Cima Coppi”. La locomotora del Astana tenso la cuerda en el ascenso donde un fatigado Alejandro Valverde cedía. Pero sería en el descenso donde iba a cambiar el signo del Giro y donde el Tiburón comenzaría la reconquista.
La experiencia bajando del tiburón Nibali, le valió para seguir aprovechando el trabajo realizado por su equipo y apretar a sus rivales, el que sufrió las consecuencias fue el líder Kruijswijk que chocó contra un muro de nieve, aunque se levantó rápidamente no pudo evitar quedarse solo, viendo como pedalada a pedalada perdía el Giro . Otro de los damnificados ese día fue Ilnur Zakarin con una escalofriante caída que incluso se temió por su vida.
Por delante, al estar Esteban Chaves y Nibali tanto el Astana como el Orica tiraban a muerte del pequeño grupo, solo quedaba la subida a la estación de esquí de Risoul donde los dos gallos lucharían a cara de perro por ser el futuro vencedor del Giro 2016.
Ya en plena ascensión a Risoul y después de dos ataques, al tercer mordisco del Tiburón, Chaves comenzó a sufrir una pequeña crisis cediendo poco a poco terreno. Quedaban cuatro kilómetros hacia la gloria de Nibali e Italia entera vibraba con la exhibición y valentía de su ídolo.
Los metros pasaban y la buena cadencia del Tiburón de Messina le hacían aumentar ostensiblemente la diferencia con Chaves, mientras Kruijswijk, líder hasta ese día luchaba por no perder el pódium.
En meta, Nibali celebró por todo lo alto la victoria, rompiendo a llorar nada más bajarse de la bicicleta. Toda la presión y las críticas por su rendimiento salieron a la palestra. Vincenzo Nibali lo había vuelto a hacer y ahora ya nadie dudaba de que el triunfo seria para él, aunque Chaves portaba la maglia rosa con 44 segundos de ventaja.
En la última etapa de montaña, el Tiburón no permitió que nadie se interpusiera en su camino. Volvió a ser el más fuerte de los favoritos, vistiéndose de líder para ser el ganador final del Giro 2016 tras un final vibrante como solo el Tiburón de Messina lo sabe hacer.
Si alguien quiere saber que es un descenso, que se lo pregunten al escarabajo colombiano Jarlinson Pantano.
El 17 de julio de 2016, la 15ª etapa del Tour de Francia con final en Culoz, será una de esas etapas que los amantes del ciclismo nunca olvidaremos y no por haber sido importante para la general, sino por el espectáculo que se produjo en la fuga del día entre Rafal Majka y Jarlinson Pantano, el descenso de Lacets du Grand Colombier por parte del escarabajo y su posterior victoria tras haber sufrido y sufrido para poder llegar al último kilometro con margen para disputarle la victoria de etapa a Rafal Majka que fue el primero en lanzar el sprint, el escarabajo había guardado una bala en la recámara y la gasto en el último suspiro cruzando en primer lugar la línea de meta.
El colombiano no se lo creía, había sufrido, había hecho un descenso de vértigo y había podido disputar el sprint y ganar, nadie se lo podía creer, él tampoco. Acababa de conseguir su primera victoria en una gran vuelta y le daba a su equipo, el IAM, una gran alegría en su último Tour de Francia.
Otro de los momentos importantes de esta temporada 2016 fue cuando Chris Froome lanzó el ataque en el épico descenso del Col de Peyresourde que le llevo hacia su tercer Tour de Francia. Su extraña posición aerodinámica sobre el tubo horizontal del cuadro de su bicicleta dando pedales, fue tan efectivo que le llevo al triunfo de etapa y vestirse con el maillot amarillo, que ya no perdió hasta París.
Al líder del todo poderoso Sky se le critica por su forma y estilo a la hora de pedalear. Cabeza baja, ligeramente torcida fijándose en los vatios que sus piernas transmiten a las bielas de sus pedales y sus largos brazos abiertos dan como resultado un estilo poco agraciado, pero efectivo cien por cien. Su única debilidad era la inseguridad en los descensos. Pero eso cambió en la 8ª etapa del Tour de esta temporada. A pocos metros de coronar Peyresourde los ciclistas recogen bidones de sus auxiliares pensando que lo peor de la etapa ya había sucedido. Entre los que también pensaban eso, estaba Nairo Quintana, pero todo lo contrario era lo que pensaba Froome. Este aceleró justo en la cima ante la sorpresa de sus rivales, sobre todo el escarabajo colombiano que se quedo mirándolo incrédulo. Esas decimas que tardo en reaccionar hicieron que Froome tomará unos metros de ventaja. Froome, siempre criticado por su poca habilidad en los descensos, comenzaba a aumentar su ventaja con respecto al grupo que tardo en organizarse.
El inglés, estaba desbocado en busca de dar el primer golpe sobre la mesa y puso todo su corazón en ello. La imagen pedaleando con su cuerpo agazapado sobre la barra y el manillar de la bicicleta buscando mayor velocidad a pesar de cierta inestabilidad asombro a todo el mundo. La heterodoxa forma del inglés le dio resultado ya que metro a metro la diferencia seguía aumentando hasta el medio minuto con el que se planto en la línea de meta, dando así el primer zarpazo al Tour. Chris Froome es así, uso un método poco vistoso pero muy efectivo, todo vale para ganar el Tour.
Si en la bajada del Col de Peyresour hizo de guepardo de la sabana de Kenia, en el Mont Ventoux, Froome practicó el atletismo.
El ciclismo siempre depara sorpresas. No obstante la que nos deparó la 12ª etapa del Tour, en Mont Ventoux, nunca la habíamos visto antes. Froome, que marchaba líder de la carrera, cayó al ser embestido por una moto, al ver que su bici había sido dañada, decidió correr a pie hasta que le entregaron otra.
A dos kilómetros de meta, Froome junto a Bauke Mollema y Richie Porte se distancian de Nairo Quintana, quien tenía que ser ayudado por su compañero Alejandro Valverde para minimizar las perdidas. Sin embargo, la gran presencia de aficionados en el último kilómetro y medio de carrera dificultaban el paso a las motocicletas. Una de ellas que iba unos metros por delante del trío, desgraciadamente tuvo que parar provocando la caída de Froome y Richie Porte. La bici del maillot amarillo sufrió daños irreparables, por lo que, nervioso y sin nadie de su equipo cerca que le pudiera prestar la bici, Froome hizo unos cuantos metros a pie, corriendo al lado de los aficionados, hasta que la organización le entrego una bicicleta. No obstante, los nervios y su feeling con la bici prestada le hicieron bajarse a 400 metros de la llegada y esperó a que su equipo le diera una bici de recambio.
Finalmente, Froome llegó a meta con más de un minuto y medio perdido respecto a los demás ciclistas de la general, algo que significaba la pérdida del liderato en pos de su compatriota Adam Yates. El hecho de haber practicado atletismo varios metros, hacían saltar las alarmas al sobrevolar los rumores de una posible descalificación, pues el reglamento dice que el ciclista debe ir siempre acompañado de su bici.
Durante más de media hora, los jueces de carrera estuvieron deliberando sobre lo ocurrido, decidiendo que Froome no solo no era descalificado sino que no se contarían los tiempos del último kilómetro, por lo que ni él ni Richi Porte no solo no perdían tiempo sino que mantenían los segundos de ventaja que le habían cogido a Nairo y al resto de ciclistas.
Así que todo quedo en un susto. Un susto para Chris Froome que quedara en su memoria y en la de todos los aficionados al ciclismo que pudimos ver en directo una situación nunca antes vivida.
Es hora de bajar el telón a una temporada cargada de momentos inolvidables y también de despedida con victoria de todo un mito del ciclismo mundial. Fabian Cancellara finalizó su exitosa carrera como ciclista profesional de la mejor manera posible, ganando de forma clara la contrarreloj de los JJ.OO de Rio. El suizo de 35 años había decidido con antelación colgar la bicicleta al final de esta temporada. Sabía que la contrarreloj de los Juegos de Rio era su última prueba, sabía que era el momento de dejar su firma para el recuerdo y el momento más importante de su carrera profesional.
Cancellara no se defraudo así mismo, ni a los aficionados. Acabo ganando la última crono de su vida profesional, y no era una simple contrarreloj, era la contrarreloj de unos Juegos Olímpicos, su segundo oro olímpico. Espartaco la ganó, haciendo una crono espectacular. Deja el ciclismo y con él se nos va un mito, un gran contrarrelojista y también un gran clasicómano.
En Messina hay un tiburón que esta temporada también nos dio su momento de gloria. El italiano tirando de épica se llevo su segundo Giro de Italia en un largo sprint final que duró dos etapas de montaña, aunque su resurrección ya la había iniciado en el Colt dell´Agnello que le llevo hasta la maglia rosa en Milán.
Tras un mediocre 2015, con un manager deportivo que dudaba de su calidad en vista de los resultados y con un país que depositaba todas sus esperanzas en él, Vincenzo Nibali estaba obligado a llevarse la Corsa Rosa.
Tras un inicio de carrera que no transcurría por los derroteros que esperaba el líder del Astana y a falta de superar los Alpes italianos, el rocoso Steven Kruijswijk le superaba en todos los terrenos.
Los tiburones tienen por lema “Morir matando”, precisamente el de Messina es de los pocos que cuando se viste de ciclista no se conforma ni se resigna. El Giro, en esta edición visitaba Francia y para entrar en el país vecino la serpiente multicolor debía superar el nevado Col dell´Agnello, “Cima Coppi”. La locomotora del Astana tenso la cuerda en el ascenso donde un fatigado Alejandro Valverde cedía. Pero sería en el descenso donde iba a cambiar el signo del Giro y donde el Tiburón comenzaría la reconquista.
La experiencia bajando del tiburón Nibali, le valió para seguir aprovechando el trabajo realizado por su equipo y apretar a sus rivales, el que sufrió las consecuencias fue el líder Kruijswijk que chocó contra un muro de nieve, aunque se levantó rápidamente no pudo evitar quedarse solo, viendo como pedalada a pedalada perdía el Giro . Otro de los damnificados ese día fue Ilnur Zakarin con una escalofriante caída que incluso se temió por su vida.
Por delante, al estar Esteban Chaves y Nibali tanto el Astana como el Orica tiraban a muerte del pequeño grupo, solo quedaba la subida a la estación de esquí de Risoul donde los dos gallos lucharían a cara de perro por ser el futuro vencedor del Giro 2016.
Ya en plena ascensión a Risoul y después de dos ataques, al tercer mordisco del Tiburón, Chaves comenzó a sufrir una pequeña crisis cediendo poco a poco terreno. Quedaban cuatro kilómetros hacia la gloria de Nibali e Italia entera vibraba con la exhibición y valentía de su ídolo.
Los metros pasaban y la buena cadencia del Tiburón de Messina le hacían aumentar ostensiblemente la diferencia con Chaves, mientras Kruijswijk, líder hasta ese día luchaba por no perder el pódium.
En meta, Nibali celebró por todo lo alto la victoria, rompiendo a llorar nada más bajarse de la bicicleta. Toda la presión y las críticas por su rendimiento salieron a la palestra. Vincenzo Nibali lo había vuelto a hacer y ahora ya nadie dudaba de que el triunfo seria para él, aunque Chaves portaba la maglia rosa con 44 segundos de ventaja.
En la última etapa de montaña, el Tiburón no permitió que nadie se interpusiera en su camino. Volvió a ser el más fuerte de los favoritos, vistiéndose de líder para ser el ganador final del Giro 2016 tras un final vibrante como solo el Tiburón de Messina lo sabe hacer.
Si alguien quiere saber que es un descenso, que se lo pregunten al escarabajo colombiano Jarlinson Pantano.
El 17 de julio de 2016, la 15ª etapa del Tour de Francia con final en Culoz, será una de esas etapas que los amantes del ciclismo nunca olvidaremos y no por haber sido importante para la general, sino por el espectáculo que se produjo en la fuga del día entre Rafal Majka y Jarlinson Pantano, el descenso de Lacets du Grand Colombier por parte del escarabajo y su posterior victoria tras haber sufrido y sufrido para poder llegar al último kilometro con margen para disputarle la victoria de etapa a Rafal Majka que fue el primero en lanzar el sprint, el escarabajo había guardado una bala en la recámara y la gasto en el último suspiro cruzando en primer lugar la línea de meta.
El colombiano no se lo creía, había sufrido, había hecho un descenso de vértigo y había podido disputar el sprint y ganar, nadie se lo podía creer, él tampoco. Acababa de conseguir su primera victoria en una gran vuelta y le daba a su equipo, el IAM, una gran alegría en su último Tour de Francia.
Otro de los momentos importantes de esta temporada 2016 fue cuando Chris Froome lanzó el ataque en el épico descenso del Col de Peyresourde que le llevo hacia su tercer Tour de Francia. Su extraña posición aerodinámica sobre el tubo horizontal del cuadro de su bicicleta dando pedales, fue tan efectivo que le llevo al triunfo de etapa y vestirse con el maillot amarillo, que ya no perdió hasta París.
Al líder del todo poderoso Sky se le critica por su forma y estilo a la hora de pedalear. Cabeza baja, ligeramente torcida fijándose en los vatios que sus piernas transmiten a las bielas de sus pedales y sus largos brazos abiertos dan como resultado un estilo poco agraciado, pero efectivo cien por cien. Su única debilidad era la inseguridad en los descensos. Pero eso cambió en la 8ª etapa del Tour de esta temporada. A pocos metros de coronar Peyresourde los ciclistas recogen bidones de sus auxiliares pensando que lo peor de la etapa ya había sucedido. Entre los que también pensaban eso, estaba Nairo Quintana, pero todo lo contrario era lo que pensaba Froome. Este aceleró justo en la cima ante la sorpresa de sus rivales, sobre todo el escarabajo colombiano que se quedo mirándolo incrédulo. Esas decimas que tardo en reaccionar hicieron que Froome tomará unos metros de ventaja. Froome, siempre criticado por su poca habilidad en los descensos, comenzaba a aumentar su ventaja con respecto al grupo que tardo en organizarse.
El inglés, estaba desbocado en busca de dar el primer golpe sobre la mesa y puso todo su corazón en ello. La imagen pedaleando con su cuerpo agazapado sobre la barra y el manillar de la bicicleta buscando mayor velocidad a pesar de cierta inestabilidad asombro a todo el mundo. La heterodoxa forma del inglés le dio resultado ya que metro a metro la diferencia seguía aumentando hasta el medio minuto con el que se planto en la línea de meta, dando así el primer zarpazo al Tour. Chris Froome es así, uso un método poco vistoso pero muy efectivo, todo vale para ganar el Tour.
Si en la bajada del Col de Peyresour hizo de guepardo de la sabana de Kenia, en el Mont Ventoux, Froome practicó el atletismo.
El ciclismo siempre depara sorpresas. No obstante la que nos deparó la 12ª etapa del Tour, en Mont Ventoux, nunca la habíamos visto antes. Froome, que marchaba líder de la carrera, cayó al ser embestido por una moto, al ver que su bici había sido dañada, decidió correr a pie hasta que le entregaron otra.
A dos kilómetros de meta, Froome junto a Bauke Mollema y Richie Porte se distancian de Nairo Quintana, quien tenía que ser ayudado por su compañero Alejandro Valverde para minimizar las perdidas. Sin embargo, la gran presencia de aficionados en el último kilómetro y medio de carrera dificultaban el paso a las motocicletas. Una de ellas que iba unos metros por delante del trío, desgraciadamente tuvo que parar provocando la caída de Froome y Richie Porte. La bici del maillot amarillo sufrió daños irreparables, por lo que, nervioso y sin nadie de su equipo cerca que le pudiera prestar la bici, Froome hizo unos cuantos metros a pie, corriendo al lado de los aficionados, hasta que la organización le entrego una bicicleta. No obstante, los nervios y su feeling con la bici prestada le hicieron bajarse a 400 metros de la llegada y esperó a que su equipo le diera una bici de recambio.
Finalmente, Froome llegó a meta con más de un minuto y medio perdido respecto a los demás ciclistas de la general, algo que significaba la pérdida del liderato en pos de su compatriota Adam Yates. El hecho de haber practicado atletismo varios metros, hacían saltar las alarmas al sobrevolar los rumores de una posible descalificación, pues el reglamento dice que el ciclista debe ir siempre acompañado de su bici.
Durante más de media hora, los jueces de carrera estuvieron deliberando sobre lo ocurrido, decidiendo que Froome no solo no era descalificado sino que no se contarían los tiempos del último kilómetro, por lo que ni él ni Richi Porte no solo no perdían tiempo sino que mantenían los segundos de ventaja que le habían cogido a Nairo y al resto de ciclistas.
Así que todo quedo en un susto. Un susto para Chris Froome que quedara en su memoria y en la de todos los aficionados al ciclismo que pudimos ver en directo una situación nunca antes vivida.
El ciclismo es así.
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