Alberto Contador, en el final de la última etapa de la París-Niza 2017. |
Yo no nací para ciclista. Pero mi afición al ciclismo comenzó a los 7 años cuando mi padre me llevaba al Puerto Pajares y a la Espina para ver pasar a los ciclistas participantes de la Vuelta Ciclista a España entre los que se encontraba Federico Martín Bahamontes.
Ya pasados unos años, en mi juventud soñaba ser un ciclista, como Luis Ocaña o Eddy Merckx, soñaba con atacar desde lejos y destrozar a mis rivales, soñaba con demarrar una y otra vez en los puertos hasta quedarme solo, ahora me doy cuenta que si hoy fuese un niño soñaría ser Alberto Contador.
La París-Niza, es una carrera que nunca decepciona, y menos si esta por medio el “Pistolero de Pinto”, que como siempre, nunca tiene suficiente, nunca se cansa de luchar y siempre da espectáculo.
En la actualidad, uno puede ser más o menos fan de Contador, de Chris Froome, de Nairo Quintana, de Nibali o de Valverde. No voy entrar a discutir quién de estos es mejor corredor, quien tiene más clase o más piernas, pero cuando me siento delante de la tele a ver ciclismo quiero ver espectáculo, quiero ver gente valiente, que me sorprenda, que un día ataque desde lejos y otro desde cerca, que en una etapa llana te monte un abanico para sorprender a los rivales, que no me aburra nunca. No quiero ver ciclistas con mucho nombre pero que se montan en un tren hasta el último kilometro, no quiero ver ciclistas que se mantienen en el grupo para esprintar en el último repecho, no quiero dormir la siesta con el ciclismo, yo no quiero eso.
Hoy en día “El Pistolero de Pinto”, solo ante el peligro, es capaz de dar ese espectáculo, es el único capaz de mantenerme pegado a la tele esperando la siguiente genialidad.
En el oeste, se decía que de los cobardes nunca se escribirían historias y que los valientes nunca llegarían a viejos. “El Pistolero de Pinto” con 34 años y 7 grandes en el bolsillo, sigue luchando las carreras. Nunca fue cobarde (por eso tiene tantas historias a sus espaldas) y sigue siendo valiente, una cualidad que le hay que agradecer eternamente.
Su habilidad para intentar desestabilizar la clasificación general de una carrera con un ataque lejano en esta París-Niza volvió a dejarnos otra tarde para la historia del ciclismo. El Pistolero de Pinto en las muecas de sus piernas cuenta con otros ataques lejanos tan sonados o más que este.
Alberto Contador, durante la cronoescalada de la París-Niza 2017. |
En la Vuelta a España de 2012 con Joaquim Rodríguez vestido de líder y tras la jornada de descanso después del final en el Cuitu Negru, el Pistolero de Pinto en la Collada de la Hoz, un puerto de tercera categoría situado a 50 kilómetros de meta lanzó un ataque para intentar contactar con la fuga que iba por delante sin encontrar respuesta por parte de Alejandro Valverde y Purito, sus principales rivales por la general. El trabajo de Sergio Paulinho, su compañero en el Saxo-Bank, hizo que el grupo de cabeza abriera hueco con el pelotón de los favoritos. Contador se quedó en cabeza junto a Paolo Tiralongo a su paso por Potes y a 14 kilómetros de meta se marchó en solitario a la meta de Fuente Dé, donde logró la etapa tras superar en 7 segundos a Valverde y en 2:37 a Joaquim Rodríguez, además de situarse como nuevo líder. Alberto supo administrar su ventaja en la general en La Lastrilla y la Bola del Mundo para lograr su segunda Vuelta a España.
Contador en 2015 en el Mortirolo se aseguraba un nuevo Giro de Italia. Después de la jornada de descanso posterior al final en alto en Madonna di Campiglio, el Pistolero de Pinto, que afrontaba como líder esta etapa, decidió sentenciar el Giro camino de Aprica. En una etapa que incluía las subidas a Campo Carlo Magno, Passo del Tonale, un primer paso por el final en alto Aprica, el Mortirolo y la llegada final, Alberto vio en un primer momento cómo se le escapaba el Giro tras una avería en el descenso del primer paso por Aprica. Con la ayuda de sus compañeros en el Tinkoff, llegó al Mortirolo cediendo 50 segundos con Mikel Landa, Fabio Aru y Kruijswijk, pero en la subida les dio caza y al ver que Aru no iba bien, decidió soltarle (el sardo sufriría una avería en el descenso del Mortirolo). Con Landa, Kruijswijk y Contador en cabeza, el alavés atacaría a 4 kilómetros de meta en la subida a Aprica para llevarse el triunfo de etapa con 38 segundos de ventaja sobre Kruijswijk y el Pistolero de Pinto, que continuó líder con 4:02 sobre Landa y 4:52 sobre Aru. Alberto ampliaría aún más su renta en la etapa de Verbania y lograría mantener la ventaja con Aru tras las victorias del italiano en Cervinia y Sestriere para lucir la maglia rosa en Milan y lograr su segundo Giro.
Alberto Contador, entrando en solitario en el Alto do Malhao de la Vuelta al Algarve de 2016 |
Por último en 2016 Contador dinamita la Vuelta camino de Formigal. Después de la durísima etapa pirenaica camino del Aubisque, el pelotón se preparaba para otro final en alto en Formigal, en una etapa de 120 kilómetros. Repitiendo el mismo guión empleado en Alpe d´Huez en 2011, el Tinkoff y Contador aceleraron en los primeros kilómetros para romper el pelotón. Nairo sí supo reaccionar al cambio de ritmo para entrar en el grupo delantero, mientras Froome, sin apenas compañeros, intentaba conectar pero no podía alcanzar al grupo. Contador se fue con Nairo y Brambilla en busca de la etapa, que se llevó el italiano, y que permitió al colombiano ampliar la ventaja con Froome en la general a 3:37 que le permitieron subirse por primera vez a lo más alto del podio de Madrid mientras que el Pistolero de Pinto, que se puso a 25 segundos de Froome en Formigal, finalmente no logró subir al cajón entre los tres primeros, aunque sí subió al podio de Madrid como el ciclista más combativo de la Vuelta.
Se puede ser más o menos seguidor de este tipo de corredores, decir que ya no están como estaban, que al final el rendimiento que sacan no es muy grande. Se puede decir todo lo que se quiera, pero cuando me siento delante del televisor a ver ciclismo quiero ver a esta clase de ciclistas.
Hoy, si volviese a ser niño volvería a soñar con ser ciclista, pero segurísimo que no soñaría con ser un ciclista cualquiera, tampoco soñaría con ganar Tours, ni tener un equipazo a mi lado, o ser uno de los grandes esprinters. Hoy, como todos los niños actuales, soñaría con ser un ciclista como es Alberto Contador (El Pistolero de Pinto).
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