domingo, 29 de outubro de 2017

PRESENTACIÓN DE LAS TRES GRANDES

En este tiempo de receso dentro de la competición ciclista, los organizadores aprovechan este himpas para las presentaciones de lo que será la próxima temporada 2018.
La primera de las grandes presentaba su recorrido en Israel, donde el director de la Corsa Rosa, Mauro Vegni, en rueda de prensa celebrada en un hotel anunciaba a bombo y platillo la mayor apuesta deportiva hasta la fecha en la Ciudad Vieja y Sagrada de Jerusalén. La primera etapa del GIRO DE ITALIA 2018 se disputará el 4 mayo con una contrarreloj en Jerusalén de 10,1 kilómetros,  recorrerá el país de norte a sur durante tres días y donde las autoridades del país esperan que este acontecimiento haga despuntar el turismo.
Tras 101 años de historia, el Giro cruza las fronteras europeas en una nueva apuesta por la internacionalización. Es la primera vez que se hace fuera de Europa y la historia y singularidad de Jerusalén son las razones de los organizadores en elegir esta ciudad para empezar un nuevo centenario en la historia del Giro de Italia.
Después del pistoletazo de salida, le seguirá una segunda etapa de 167 kilómetros entre las ciudades costeras de Haifa y Tel Aviv y una última de 226 kilómetros desde Bersheva a Eilat, colindante con Egipto y Jordania.
Las empinadas subidas y pronunciadas bajadas características de Jerusalén serán recorridas por los 176 participantes en esta primera de las grandes carreras del calendario mundial.
 En esta primera presentación asistieron al acto el reciente retirado Alberto Contador, el también ciclista italiano Ivan Basso, los ministros israelíes de Cultura y Turismo, Miri Reguev y Yariv Levin, el titular italiano de Cultura, Luca Lotti y el alcalde de Jerusalén, Nir Barkat.
El ex ciclista español aseguró que lo principal era la contrarreloj, ya que ese recorrido era muy técnico, y donde más riesgos tienen que asumir los ciclistas participantes. El resto, en cuanto a la carrera en línea no será mayor problema. También dijo que la mayor dificultad que afrontarán los participantes será obviamente la tensión que siempre hay la primera semana de las grandes vueltas, por no perder tiempo y estar bien colocado y las posibles caídas, más que el peligro de las curvas. 
Todavía con diez meses por delante hasta que empiece la carrera, el resto de etapas son un misterio. Se especula con un fin de fiesta en Trentino por ser el centenario del fin de la I Guerra Mundial, que supuso la anexión de esta región para Italia. Pero de momento no son más que rumores sin un fundamento oficial. También hay varias cimas importantes que se barajan para decidir la carrera.
Una de ellas es el Zoncolan. El durísimo puerto transalpino tendría mucho peso específico en el Giro.
Otra de las llegadas decisivas que suena con fuerza es Pratonevoso, si bien esto tampoco ha podido ser confirmado.
También hay muchos rumores sobre un final en el Vaticano. De momento solo son rumores y es que el Giro 2018 se va cociendo a fuego lento.
TOUR DE FRANCIA. Los organizadores presentan un Tour de Francia 2018 clásico, pero lleno de trampas y con dinamita oculta en muchas montañas.
La carrera comenzará el 7 de julio en la costa atlántica, en la isla de Nourmoutier, del departamento de Vendée, en la región de Pays de Loire, con las dos primeras etapas llanas, acabando en Fontenay le Comte y La Roche Sur Yon respectivamente, y la 3ª una crono por equipos de 35 km en torno a la localidad de Cholet. 
El Tour del 2018 no tendrá apenas contrarreloj (35 kilómetros por equipos, 31 kilómetros individuales), solo tres llegadas en alta montaña (Rosière y Alpe d’Huez, en los Alpes; Col de Portet, por encima de Sant Lary Soulan, hasta 2.215 metros, en los Pirineos), dos repechos como fin de etapa (Mûr de Bretagne y Mende), 21 kilómetros de pavés en la etapa de Roubaix, que son muchos en los 150 kilómetros de una etapa que la quieren corta porque se corre el 15 de julio (el domingo de la final del Mundial de fútbol), varias etapas llanas abiertas al viento en el norte que ponen de los nervios, estresan y desgastan a los escaladores puros, y muchas subidas y otros tantos descensos peligrosos para los que arriesgan. Es un Tour pensado para los ciclistas que se llevan ahora, pero que no se amolda a ningún favorito y, sin embargo, cualquiera de ellos podría conquistarlo. Precisamente, la riqueza del recorrido del próximo año ofrece alternativas para todos. Para ganarlo y para perderlo.
Puede gustar a unos más que a otros, pero el Tour 2018 sigue siendo innovador a la vez que respeta sus ingredientes clásicos. Y por su variedad: pavés, muros, metas en alto, llegadas en bajada, media montaña, un tramo de tierra, crono por equipos, acaso, creo que le falta alguna contrarreloj intermedia. Entre las novedades resalta esa etapa de montaña de 65 kilómetros. No creo que sea malo, ya que luego hay otras más largas y con grandes puertos. Los ejemplos los tenemos en los 175 kilómetros con la Madeleine, la Croix de Fer y el Alpe d’Huez, y los 200 km con el Aspin, el Tourmalet y el Aubisque. Puertos de toda la vida, adobados en esta edición con nuevos finales en subida: el Portet y la Rosiére. El Tour hace suyas algunas ideas de la Vuelta a España, las que han funcionado, pero sin perder su esencia. Los aficionados y el público en general lo agradecerán.
A faltan de detalles de las etapas intermedias que los organizadores irán desvelando poco a poco, si es seguro que el Tour de Francia 2018 terminará el 29 de julio en los Campos Elíseos de París.
VUELTA A ESPAÑA.  Oficialmente, la Vuelta no desvelará su recorrido hasta el mes de enero, lo único que se conoce hasta ahora es que comenzará en el Museo Pompidou de Málaga con una contrarreloj individual de unos 10 kilómetros, rompiendo así la tradición de que la ronda comience con una 'crono' por equipos.
También sabemos que arrancara el 25 de agosto de 2018 y que la meta de esa primera etapa estará situada en la calle Larios, uno de los sitios más icónicos de la capital de la Costa del Sol.
Diez kilómetros, muy urbanos, placenteros y donde los ciclistas esta vez no encontrarán ni arena ni pavés, sino mármol, que es lo que distingue al suelo de este icónico lugar. 
La Málaga antigua y la que mira al futuro tendrá en esa próxima edición cuatro salidas de etapa y una de ellas casi se puede dar por seguro terminara en el Caminito del Rey, con sus 7,3 kilómetros de subida al 5,5 por ciento y rampas del 15 por ciento de desnivel en su tramo final, una dura subida que la Vuelta incorporó a su recorrido en 2015, con victoria del colombiano Esteban Cháves, y que desde entonces es una marca internacional para Málaga.
La cuarta etapa se sabe que saldrá de Málaga, para terminar en otra provincia andaluza, que aun no se ha desvelado.
A partir de ahí y hasta la llegada a la Plaza de Cibeles en Madrid el 16 de septiembre de 2018 la Vuelta apuesta por finales en alto, que este año serán entre ocho o diez.
De esa decena de finales en alto, dos serán inéditos dentro de un recorrido en progresión de menos a más en cuanto a la dureza de los recorridos. Que alcanzaran su plato fuerte en la tercera semana y, especialmente, en la penúltima etapa, el sábado 15 de septiembre, que será una gran etapa de montaña.
El esbozo que conocemos hasta la fecha le falta por poner los nombres concretos, que aun ni han sonado más allá de la gran etapa de montaña por tierras vizcaínas de la que tanto se habla en Euskadi.
El regreso de la Vuelta a Bizkaia será con una etapa que promete ser una de las más atractivas de la Vuelta, partirá de la terminal de cruceros de Getxo y terminará en el monte Oiz. Se trata de una etapa "rompepiernas", de kilometraje medio y estará ubicada en la última semana. Además, será la única etapa que discurra por las carreteras vascas.
La Vuelta apostó por aprovechar de manera más intensiva la orografía vasca. El final, en el monte Oiz, promete ofrecer un gran espectáculo al tratarse de una ascensión de 14 kilómetros con rampas de hasta el 17%, con un tramo final siempre por encima del 10% de desnivel. Algunos tramos son de hormigón, no están ni siquiera asfaltados.
Por lo que conocemos a día de hoy, la Vuelta a España 2018 apuesta por la montaña, por las cuestas de grandes porcentajes y por la pelea entre los gallos todos los días.
En resumen, una Vuelta con galones.

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