domingo, 6 de xullo de 2014

EL LEGADO DEL EUSKALTEL TIENE DOS REPRESENTANTES EN ESTE TOUR DE FRANCIA 2014

Ayer se inicio una nueva edición de la mejor carrera del mundo por etapas. Tal día como hoy de hace un año, nueve ciclistas del desaparecido Euskaltel-Euskadi disputaron por carreteras francesas la 100 edición y última del equipo, con Igor Antón y Mikel Nieve como líderes con opciones a ocupar puestos en el top 10 de Tour de Francia, al final Nieve termino 12º y Antón 23ºen la clasificación general final.
De aquellos hombres que formaron parte de la última plantilla del histórico Euskaltel, sólo dos tomaron ayer la salida  en la ciudad inglesa de Leeds: Mikel Nieve, hoy en el Sky de Chris Froome e Ion Izagirre con el Movistar, que el pasado domingo ganó el Campeonato de España de fondo en carretera.
Ninguno de los dos conseguirá alcanzar el top 10 en esta edición, ya que su misión será ayudar a sus líderes en sus respectivos objetivos. La única esperanza recaerá en Ion Izaguirre que podría tener vía libre en algunas etapas de la carrera para buscar un buen resultado en caso de que Alejandro Valverde no lograse codearse con los principales aspirantes  al podio. Este guipuzcoano demostró el pasado domingo en Ponferrada que se encuentra en un buen momento de forma.
Mikel Nieve, por su parte, es el tercer hombre del Sky por detrás del indiscutible líder y vigente campeón Chris Froome y de Richie Porte.
La diferencia que veremos este año en este Tour de Francia con los años anteriores será evidente. A pesar de que estos dos ciclistas del legado del Euskaltel, junto a los otros siete participantes de Bizkaia, Guipuzkoa y Navarra que seguramente volverán animaran la carrera en los puertos de montaña de los Vosgos, Alpes, y Pirineos como solían hacerlo siempre, lo que observaremos será la gran ausencia de la afición vasca, seguramente seguirán acudiendo a las principales ascensiones pirenaicas, pero la ausencia de un equipo propio a quien animar seguramente provoque que muchos de los que acudían otros años no lo hagan en esta ocasión. Durante 13 años consecutivos la motivación de arropar a los Euskaltel permanecía vigente y era una obligación ineludible de todo aficionado vasco.
Por primera vez en muchos años, cientos de aficionados han dejado de recibir la camiseta con la que jalear ese legado naranja que ya amenaza con difuminarse sin remedio, como lo podremos comprobar en este Tour de Francia 2014.
Mientras ese cocinero y la camarera vasca elaboraban y servían las tapas, los pinchos, la tortilla de patata y el bacalao al pin pin, las calles y las plazas de Harrogate (Inglaterra), rebosantes de aficionados, recibían al pelotón en esta primera etapa del Tour donde ganaba el alemán Marcel Kittel. Yorkshire se llevaba el premio a la fotogenia y el Tour de Francia lograba lo que no consiguiera Napoleón: conquistar el Reino Unido.
Una primera etapa con varios ganadores y un solo perdedor, Mark Cavendish que como buen ingles, tenía en mente convertirse en el primer líder británico en suelo británico y eso que su madre llena de lagrimas y de razón le había dicho aquello de: NO CORRAS, HIJO. Al velocista del Omega le pudo el ansia y en pleno sprint se apoyó en el australiano Simon Gerrans y ambos rodaron por el asfalto con graves consecuencias para el ingles: una dislocación en el hombro que le hace abandonar en la segunda etapa. Primera baja del Tour, que deja a los sprinter restantes sin uno de sus mejores hombres.
Hoy se corrió la segunda etapa en tierras inglesas donde pudimos   observabar alucinados al gentío que convertía cada colina en un pequeño Galibier; cada muro en una rampa del Tourmalet, pero que también tenía sus peligros, y es que había tanta gente que se colocaba hasta en los descensos y llanos, desiertos habitualmente en la propia Francia. Increíble, pero es que en Inglaterra hay gente (pa tó), como diría un andaluz.
La etapa presentaba un recorrido que recordaba a las clásicas de las Ardenas. Se la denominó como la Lieja británica con nueve cotas puntuables (cinco de tercera, tres de cuarta y una de segunda), más de 3.00 metros de desnivel y una rampa del 30% a cinco kilómetros de la meta.  Vincenzo Nibali supo manejarse bien en los kilómetros finales y sorprendió a sus rivales en Sheffield, el tiburón del estrecho de Messina, no solo ataca en el mar;  traducido al ciclismo, sabe atacar en las subidas y en el llano, consiguiendo lo que está al alcance de pocos, vestirse de rosa en el Giro, de rojo en la Vuelta y hoy de amarillo en el Tour.
Atacó Contador en el último muro y respondió cuando quien hizo el experimento fue Froome, ataco Peter Sagan, pero el demarraje triunfal fue el del “Tiburón”, que lanzo su mordisco a dos kilómetros y venció en solitario. De momento Nibali les sacó dos segundos en una etapa peligrosa que rompió el pelotón en mil pedazos, los favoritos llegaron juntos, Alejandro Valverde entre ellos.
En Inglaterra, al igual que en Los Vosgos, Alpes o Pirineos no veremos a la Marea Naranja, símbolo de una afición animando a sus ciclistas. Ya no volveremos a ver esa afición, esa tradición, esos conocimientos, ese amor y pasión por un deporte como demostraban las imágenes de cualquier etapa de montaña cerca de los Pirineos en el Tour o la Vuelta durante la última década.

Eso sí, en nuestra retina nos quedara para siempre el recuerdo de los maillots naranja inundando la carretera y los arcenes.

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