El lunes 7
de julio con la disputa de la tercera etapa que finalizaba en Londres, el Tour
se despedía de tierras británicas con la victoria al sprint de Marcel Kittel y
con Vincenzo Nibali que continuaba líder.
El martes
ya en Francia, Kittel nuevamente se imponía al sprint confirmándose como el
rival a batir en las llegadas masivas, ya eran tres de cuatro.
Por otro
lado, el vencedor del Tour 2011 Andy Schleck ha tenido que abandonar tras la
caída del lunes, al tener dañado los ligamentos y el menisco de la rodilla
derecha. También en esta cuarta etapa, Chris Froome sufrió una caída sin
consecuencias importantes y Nibali conservaba el maillot amarillo de líder.
El
Infierno del Norte en la etapa del miércoles castigó al vigente campeón y
principal favorito al verse obligado a abandonar tras sufrir una segunda caída
en esta etapa antes de iniciarse el primer tramo de pavé. Las condiciones
climatológicas a lo largo del día resultaron muy adversas para todos los
ciclistas, siendo la jornada del miércoles una verdadera escabechina a pesar de
que antes de la salida se anunciaba la exclusión de dos tramos de los nueve de
pavé. No fue un buen día para casi nadie a excepción de Vincenzo Nibali que en
estas condiciones climatológicas se mueve como tiburón en el agua, así fue que
rodó a la altura de los grandes campeones, rompiendo al propio Contador en el primer
tramo de Pavé llegando a meta desfallecido a 2:32 de Nibali. El italiano
completo una increíble etapa que ganó Lars Boom que había atacado en el momento
justo. Una etapa que todos los ciclistas temían, ya que nadie como ellos saben
que los adoquines torturan brazos, riñones, cuádriceps y, sobre todo, agotan
psicológicamente, por eso fue que el pelotón termino desquiciado con muchos
damnificados. Ya no hay más pavés, solo terreno para remontar que todavía queda
mucho Tour.
Después
del paso por el infierno del pavés en la jornada del jueves, los ciclistas
clamaban por la tranquilidad, pero esta fue relativa ya que se rodó a 46, 3
kilómetros por hora.
Tras la
tempestad suele llegar la calma, pero hablar de tregua en el Tour de Francia es
tan difícil y desconocido que todos saben que aquí no existe. La etapa posterior
a la batalla del pavés y anterior a las cumbres de los Vosgos tendría que haber
sido como un día de descanso activo, pero la lluvia, el viento y las
caídas, unido a los abanicos en los
kilómetros finales hicieron que se fracturara el pelotón y se acentuara el
nerviosismo, convirtiéndola en un reguero de abandonos.
Por culpa
de uno de estos abanicos, el rey Kittel, vio cortada su racha de tres triunfos
al quedar rezagado. Ocasión que aprovechó su compatriota André Greipel para
hacerse con la victoria en Reims.
Los
favoritos salvaron el día sin mayores contratiempos, sin cambios en la general
y diferencias intactas. Contador y Valverde a 2.11 y 2.37 del "Tiburón" Vincenzo
Nibali.
No obstante la felicidad no fue
completa. Contador y Porte, ahora líder del Sky, perdieron
sendos gregarios: Jesús Hernández y Xabier Zandio.
En el caso de Contador, se quedó sin su amigo personal, su compañero de
habitación y su mejor gregario que tenía reservado para la montaña.
El
viernes nueva jornada llana, donde dos cotas finales, de cuarta categoría,
pondrían algo de salsa a una etapa, a priori, destinada al sprint aunque los
puertos finales redujeron el grupo final. Pero ello no quiere decir que la
emoción y la épica del ciclismo quedaran fuera de lugar. Fue la última etapa
llana antes de la llegada del primer bloque montañoso en los Vosgos. En lo que llevamos de carrera la carretera va madurando a los ciclistas tras
unas jornadas llenas de tensión y de trampas, además del mal tiempo y las
dificultades sobre el pavé. Antes de volver a ver batallas en la lucha por la
general hoy tocaba otra etapa en terreno llano. Los
ciclistas rodaron muy rápido durante todo el día y de nuevo las caídas hicieron
acto de presencia en los últimos metros. La lucha sin cuartel entre los
velocistas que superaron los dos últimos puertos fue a muerte, teniendo que ser
la foto-finish quien dictase sentencia en
Nancy: Trentin superó a Sagan.
Matteo Trentin no celebró la victoria tras cruzar la línea de meta porque creía que Peter Sagan le había rebasado en el último golpe de riñón. Pero
su equipo le informó por la radio: “Eres el vencedor”.
Vicenzo Nibali continúa líder de
la general y Alejandro Valverde, que avanza de la décima a la octava posición,
sigue como primer español.
Ayer se disputo la primera del tríptico de los
Vosgos y
precisamente cuando faltaban 50 kilómetros llegó la lluvia, momento que
aprovecho Alberto Contador para hacer estallar la tempestad.
Una etapa con trampa final. No
solo por esa lluvia, sino por los tres puertos finales, especialmente los dos
últimos, que eran autenticas paredes, cortas pero muy intensas. La etapa se la
llevo el francés del Ag2r Blel Kadri que se enfundaba el maillot de la montaña,
mientras Contador agitó la carrera en esos últimos puertos consiguiendo
recortar tres segundo a Nibali y algo más al resto de sus rivales. Una etapa en
la que los ciclistas cruzaron la línea de meta sudorosos por el esfuerzo,
mojados por la lluvia, doloridos por el ácido láctico que ataca a los músculos
de las piernas en esas duras pendientes. No es una epidemia sino una
consecuencia lógica sin excepciones, ya que le duelen al líder lo mismo que al
farolillo rojo, lo mismo que a Contador protagonistas todos de este Tour en los
primeros escarceos con la dureza de la montaña.
Hoy segunda etapa de media
montaña por el macizo de los Vosgos que presentaba seis puertos. El primero de
ellos ya de salida y el último se coronaba a 43 kilómetros de la meta. Una
distancia demasiado lejana para que los gallos se implicaran en la pelea, sobre
todo en vísperas del primer gran día de alta montaña. Tony Martin del Omega,
como si de una contrarreloj se tratara, rodo en solitario los últimos 59
kilómetros entrando triunfador en la meta de Mulhouse. Tony Galopin es ahora el
nuevo líder con 1:34 sobre Nivali y 2:40 sobre Tiago Machado que ahora es
tercero.
El protagonismo de esta etapa lo
acaparó Joaquim “Purito” Rodríguez, que luchó por los puntos de la montaña. El
catalán, sin pretensiones en la general, hoy nos demostró que si tiene
ambiciones en este Tour: nada más ni nada menos que el maillot de lunares rojos
y seguramente algún triunfo de etapa en las cimas fuera de categoría, hoy de
momento ya araño sus once primeros puntos.
¿Que pasará mañana?, es difícil de imaginar,
pero los franceses en su Fiesta Nacional vibrarán con su compatriota vestido de
amarillo como líder del Tour. Los pronósticos dicen que lo perderá porque la
etapa será espectacular y en la que sólo los líderes estarán delante, pero ojo,
él también puede ser uno de los elegidos porque el amarillo es casi una
cuestión de estado y porque hay mucho Tour y todo sigue vivo.
Ningún comentario:
Publicar un comentario