domingo, 15 de febreiro de 2015

CADEL EVANS CUELGA LA BICICLETA

Ayer, día de San Valentín Cadel Evans cumplió 38 años, hace solamente seis días que se puso su último dorsal profesional, jubilándose después de 17 años en que hizo sus primeras incursiones en el ciclismo de ruta. Se marcha el señor, el campeón de carácter, la constancia, el trabajo progresivo, la resistencia y la disciplina, cualidades irremediablemente asociadas a todo un campeón que se va limpio sin ninguna mancha en su currículo en un deporte en el que durante demasiado tiempo ha sido imposible poner la mano en el fuego por nadie. Algo que hay que agradecerle.
El australiano se retiró el pasado domingo disputando la Cadel Evans Great Ocean Road Race, en Geelong (Australia), una prueba creada expresamente para su despedida y para que corriese entre los suyos, como siempre había querido. Terminó quinto en la carrera que lleva su nombre, su última carrera como profesional, dándose un baño de cariño por las carreteras de su país, corriendo en familia para reverenciar a sus fans más cercanos, aquellos que nunca se separaron de él.
Se fue el ciclista tozudo ex biker, objeto de amores y odios, el ciclista especial, el ganador de un Tour de Francia, un Campeón del Mundo, símbolo del deporte en su país y de una generación de ciclistas que ya dan sus últimas pedaladas.
Ha dicho adiós vitoreado por su gente, después de mostrar a todo el mundo sus habilidades, primero con la Mountain Bike donde ganó dos veces la Copa del Mundo (1998-1999) y después en el ciclismo en ruta con las 29 victorias como profesional entre las que están los dos Tours de Romandia (2006-2011), la UCI Pro Tour en 2007, el Campeonato del Mundo de fondo en carretera en 2009, la Flecha Valona en 2010, la Tirreno Adriático en 2011, el Tour de Francia en 2011 y los cuatro podios en las grandes vueltas: 2º en los Tour de Francia de 2007 y 2008, 3º en la Vuelta a España de 2009 y 3º en el Giro de Italia de 2013.
Con la retirada de Cadel Evans se nos va un trozo de este nuevo ciclismo del Siglo XXI, se nos va el Evans que dependiendo de la época en la que hagamos referencia vemos al ciclista timorato y marginado corredor del Telecom hasta el triunfante y sólido campeón de su época en el BMC, una dilatada y coherente evolución, jalonada de éxitos de toda índole.
Evans pasó por el Saeco (1999-2001), Mapei (2002), Telecom (2003-2004), Lotto (2005-2009) y BMC 2010-2015), equipos de muy diferente fisonomía y objetivos, labrándose a base de mucha constancia y no pocos tropiezos, un palmarés, una reputación y un prestigio dentro del pelotón que esta fuera de toda duda. No obstante, no fue un ciclista que enamorase a las masas debido a que era de esos ciclistas difíciles de catalogar y ciertamente camaleónico según las circunstancias.
Criticándosele por su carácter calculador en las Vueltas por etapas, por sus pocos ataques y su ciclismo de retaguardia.
Pero no debemos olvidarnos de sus actuaciones de alto carácter ofensivo, que equilibran su particular imagen, como por ejemplo en el Giro de 2010, que finalizó quinto, o en el Tour de 2011 que ganó. También en su único Mundial, el de Mendrisio en 2009, cuando sorprendió a todos a falta de 3 kilómetros del final, haciendo una carrera muy ofensiva.
Cadel Evans ya forma parte de la historia reciente del ciclismo. Un símbolo de la globalización de este bello deporte, que comenzó en Australia y un ejemplo de ciclismo limpio, mimado por la UCI y los grandes organizadores.
Un ciclista luchador y con carácter, de marcada personalidad, tanto dentro como  fuera de las carreras. Célebre por sus salidas de tono con los periodistas cuando las etapas no le salían bien, o sus nervios desbordados cuando se jugaba todo un Tour de Francia.
Con 34 años y tras cubrirse de gloria en París, bajó claramente el pistón comenzando a decaer, pero aún le dio tiempo para ganar en escenarios como: Trentino, Utah, Tour Down Under o hacer tercero en el Giro de Italia de 2013, su último gran resultado.
Desde el muro de Huy a Montalcino, desde Mendrisio al muro de Bretaña, fueron esos lugares en los que este incombustible canguro, a base de coraje y resistencia, imprimió su nombre de Campeón.
Su pedaleo no era poético, tampoco brillaba en las montañas ni barría en las contrarreloj, pero tenía su estilo propio y fiel que mantuvo durante sus 18º temporadas como profesional.
Con la retirada del ciclismo profesional de Cadel Evans, el ciclismo australiano no se queda huérfano, ya que cuenta con una de las canteras más prolíficas del mundo, pero es difícil que surja un nuevo Cadel Evans. Porque ha sido único, tanto en la victoria, como en la derrota, en el llano, en las cronos o en la montaña.

Abrumado y feliz, Cadel Evans deja el ciclismo como un señor.

Ningún comentario:

Publicar un comentario