domingo, 27 de decembro de 2015

CONSIDERACIONES SOBRE EL RITMO CARDIACO (Capítulo VI)

El Ritmo Cardíaco, como dice su nombre, es el ritmo o la regularidad con que ocurren los latidos del corazón. Estos latidos tienen como finalidad impulsar la sangre a través del sistema circulatorio, originando ondas en las arterias que son percibidas mediante impulsos conocidos como pulso. En condiciones normales el pulso tiene sincronía con los latidos cardíacos apareciendo inmediatamente después del primer ruido.
El corazón cuenta con un marcapasos natural, que corresponde a una estructura conocida como modo sinusual que se ubica en la parte posterior de la aurícula derecha, allí se origina los estímulos eléctricos que viajan primero a las aurículas y posteriormente a los ventrículos luego de un pequeño retardado. Cada impulso eléctrico hace que primeramente se contraigan las aurículas con lo que la sangre pasa a los ventrículos, posteriormente se contraen estos últimos y la sangre pasa entonces a la arteria correspondiente.
Normalmente, el corazón late entre 60 y 100 veces por minuto. En las personas que hacen ejercicios habitualmente, la frecuencia puede caer por debajo de 55 latidos por minuto. Pero si la frecuencia cardíaca es muy  rápida (más de 100 latidos por minuto), se denomina taquicardia, mientras que una frecuencia cardíaca lenta se denomina bradicardia.
Nuestro cuerpo al entrar en un estado activo opera a mayor velocidad. Naturalmente, esto no es dañino, en cuanto no lo forcemos permanentemente. Si deseamos obtener algo positivo del ejercicio, debemos permitir que se recupere entre jornadas de fuertes exigencias.
Los factores que nos afectaran favorablemente a nuestro rendimiento cardiaco y muscular en los entrenos, carreras o Marchas cicloturistas son:
ü Alto nivel de Carbohidratos.
ü Ausencia de lesiones o enfermedades.
ü Buen descanso diurno y nocturno dos días anteriores a la competición.
ü Buena ejecución del pedaleo redondo.
ü Buena temperatura ambiente.
ü Cadencia de pedaleo idónea.
ü Calentamiento idóneo.
ü Gran motivación, ilusión y ganas de triunfar.
ü Hora adecuada del esfuerzo.
ü Nada o pocos alimentos en el estómago.
ü Perfecta hidratación.
ü Punto justo de forma o entrenamiento.
Si somos capaces de conjugar todos estos factores, aparte de los tácticos y técnicos, estaremos en condiciones de exigir el máximo rendimiento a nuestro corazón y a nuestros músculos, traduciéndose en:
ü Gran facilidad para alcanzar el Umbral Anaeróbico y la Frecuencia Máxima rápidamente.
ü Capacidad de sostener el Umbral Anaerobico y/o la Frecuencia Máxima durante mucho tiempo.
ü Buena y rápida recuperación entre dos grandes esfuerzos, bajando muy rápido las pulsaciones del corazón.
Los factores que nos afectaran negativamente a nuestro rendimiento cardiaco y sus consecuencias son:
ü Un bajo nivel de Carbohidratos, la sensación de esfuerzo será grande pero el ritmo o la velocidad real será inferior a la que nos imaginábamos. Las pulsaciones nos bajaran, y nos será imposible alcanzar el Umbral Anaeróbico y mucho menos la Frecuencia Máxima. La recuperación será casi normal porque en estas condiciones no podremos hacer esfuerzos intensos.
ü Una cadencia de pedaleo excesiva, la sensación de esfuerzo será grande, y se alcanzara el Umbral Anaeróbico y la Frecuencia Máxima con relativa facilidad, pero a costa de un gran derroche de energía mal canalizada. El Umbral Anaeróbico y la frecuencia Máxima lo aguantaremos muy poco tiempo. La recuperación será normal, quizás algo lenta.
ü Un calentamiento escaso o nulo, la sensación de esfuerzo será muy grande pero el Umbral Anaeróbico y la Frecuencia Máxima serán casi imposibles de alcanzar. Siendo la recuperación lenta entre dos grandes esfuerzos.
ü Un comienzo de enfermedad, la sensación de esfuerzo será normal pero las pulsaciones nos aumentarán de manera alarmante. El Umbral Anaeróbico y la Frecuencia Máxima la alcanzaremos fácilmente, pero nos será imposible mantenerla durante mucho tiempo. La recuperación muy difícil.
ü Con drogas estimulantes aumentaremos las pulsaciones muchísimo más allá de lo normal, pudiendo morir en el intento. No las tomemos nunca, podríamos tener consecuencias catastróficas. Usemos a cambio las “endorfinas naturales” que nuestras glándulas y nuestro cerebro segregaran al torrente sanguíneo. Metámonos grandes cantidades de estas “endorfinas” en la sangre a base de tener unas tremendas ganas de vencer, gran ambición deportiva, de tener una gran ansiedad de conseguir lo que nos proponemos, y de recibir nuestro merecido premio. Estas endorfinas nos aplacarán un poco el dolor, y nos aumentarán nuestro Umbral Anaeróbico al máximo y también nuestra Frecuencia Máxima si lo necesitamos, todo esto no es peligroso para nuestra salud.
ü Con el estómago haciendo la digestión, para un mismo esfuerzo las pulsaciones aumentan, por retener el estómago e intestinos parte de la sangre que deberían regar los músculos. Aumenta el Umbral Anaeróbico y la Frecuencia Máxima de forma ficticia y la recuperación será lenta.
ü Con la falta de entrenamiento o entrenamiento inadecuado, la sensación de esfuerzo será muy grande, alcanzaremos el Umbral Anaeróbico y la Frecuencia Máxima rápidamente, pero solo la podremos mantener durante muy poco tiempo y la recuperación será la más lenta y difícil de cuantos factores llevo señalados.
ü Con la falta de motivación, de ilusión y de coraje para triunfar, las pulsaciones no suben, porque simplemente no tenemos el coraje suficiente para ir soportando el sufrimiento según aumentan las pulsaciones con el esfuerzo. No alcanzaremos el Umbral Anaeróbico y mucho menos la Frecuencia Máxima. Siendo la recuperación normal.
ü En horas inadecuadas de ejecución del esfuerzo, tendremos las mismas sensaciones que cuando el calentamiento fue escaso o nulo.
ü Con una ligera o gran deshidratación, para el mismo esfuerzo, las pulsaciones aumentaran, al disponer el corazón de menos volumen de sangre. Nos aumentara el Umbral Anaeróbico y la Frecuencia Máxima de forma ficticia y la recuperación será muy lenta entre dos esfuerzos.
ü Con un mal descanso diurno y nocturno 1 o 2 días anteriores al esfuerzo, tendremos las mismas sensaciones que tuvimos con el nivel bajo de Carbohidratos y la recuperación será muy lenta entre dos grandes esfuerzos.
ü Con el pedaleo a pistón, la sensación del esfuerzo será muy alta, pero la velocidad y las pulsaciones no nos subirán a donde  deberían porque de esta manera utilizamos menos de la mitad de los músculos de las piernas. El Umbral Anaeróbico y la Frecuencia Máxima serán difíciles de alcanzar y si se logra es por poco tiempo. La recuperación entre dos esfuerzos será normal.
ü Con el sobreentrenamiento, la sensación de esfuerzo será grande y el Umbral Anaeróbico y la  Frecuencia Máxima nos será muy difícil de alcanzar aunque a veces lo consigamos. La recuperación será algo lenta.
ü Con la temperatura ambiente muy baja, tendremos sensaciones muy parecidas a las del calentamiento escaso o nulo.
Si nuestro rendimiento no es el que esperábamos en un día determinado, analizaremos uno a uno y por eliminación los factores que han afectado negativamente a nuestro rendimiento. Pueden ser uno o varios factores. Deberemos ir eliminando los factores que tengamos bien en orden, hasta quedarnos con la causa de nuestro bajo rendimiento.  Tenemos que tener cuidado, ya que un factor puede bajar las pulsaciones y otro puede subirlas con lo que nos quedaremos con las pulsaciones normales.
Aprendamos a calcular el ritmo cardíaco por el esfuerzo percibido dejando de mirar el pulsómetro a diferentes intensidades y pensando un número determinado de pulsaciones justo antes de mirarlo otra vez. El número que salga en la pantalla nos dirá si nos hemos equivocado o acertado. Hacerlo varias veces cada día. Nos será muy útil cuando no llevemos el pulsómetro y estemos en buenas condiciones.
El próximo capítulo lo dedicare a la planificación del entrenamiento físico.

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