domingo, 27 de marzo de 2016

LA MALDICIÓN DEL ARCO IRIS

HARM OTTENBROS EN 1969
Uno de los tópicos más conocidos del ciclismo es sin duda esa frase de: “La maldición del maillot arco íris”.
Pocos deportes como el ciclismo se prestan a los tópicos, uno de ellos es sin duda al que se refiere a la poca o nula fortuna que suele acompañar a los ciclistas que logran el preciado maillot arco iris.
Para cualquier ciclista profesional, el Campeonato del Mundo en ruta es uno de los eventos más esperados del calendario internacional. Muchos de estos profesionales basan buena parte de la temporada en prepararse para dicha competición: estudian minuciosamente el recorrido por el que transcurrirá la carrera y visualizan mentalmente cada una de sus curvas. Sin embargo, es ya habitual en las últimas década que el ganador del mundial no tenga un año precisamente bueno durante el año posterior a su obtención del maillot de Campeón del Mundo. Tan extraño es el hecho que podría hablarse incluso de una maldición en torno al preciado maillot.
El inicio de esta maldición comienza con Harm Ottenbros campeón en Zolder (Bélgica) en 1969. Al año siguiente, luciendo su maillot arco iris en Flandes se pegó el gran batacazo, rompiéndose la muñeca y su equipo fue suspendido esa misma temporada por las leyes antitabaco.
En 1987 Stephen Roche ganó el Giro de Italia, el Tour de Francia y el Mundial de Villach (Austria). Vestido de arco iris, al año siguiente todo el mundo esperaba que en esas carreras y en cualquiera que se presentase las ganase con una sola pierna. Resulto que entre lesiones, problemas de salud y demás, impidieron que jamás volviera a ser ni siquiera parecido al Roche que deslumbró en la temporada 1987.
Rudy Dhaenens pasó a ser uno de los Campeones del Mundo más grises de la historia, después de enfundarse el maillot arco iris en Utsunomiya (Japón) de 1990, no volvió a ganar nada en el resto de temporadas como profesional.
GIANNI BUGNO
El italiano Gianni Bugno ganó el Campeonato del Mundo de Stuttgard (Alemania) en 1991, el siguiente año en teoría iba a ser el suyo, preparó a conciencia el Tour de Francia, pero fracasó, maquillando ese fracaso al volver a ganar el mundial.
La cosa es que tentar dos veces la suerte fue demasiado para él, en 1993 fracaso nuevamente tanto en el Giro de Italia como en el Tour de Francia, y esta vez ya no pudo ni acabar el Mundial, dentro de una temporada que la  paso casi en blanco.
Lance Armstrong después de ser Campeón del Mundo en Oslo (Noruega) en 1993, tuvo que pagar esa maldición nada menos que con su salud, al descubrírsele un cáncer de testículos.
En el Mundial de Duitama (Colombia) en 1995, Abraham Olano conseguía su primer arco iris para  España. Cruzaba la línea de meta con la rueda trasera pinchada y gracias al control táctico de Miguel Induráin, segundo en el sprint. Olano, también fue víctima de este gafe: perdió el Giro de 1996 en el penúltimo día y siempre sufrió con las grandes ascensiones.
Johan Museeuw ganó en la  misma temporada el Campeonato del Mundo de Lugano (Suiza) en 1996 y la Copa del Mundo al mejor ciclista en carreras de un día. Era el ciclista de las clásicas, pero fue vestir el maillot arco iris y caer en desgracia: se fracturó la rodilla en la París-Roubaix y, tras recuperarse sufrió un grave accidente de coche.
Laurent Brochard tras ganar el Campeonato del Mundo de San Sebastián (España) en 1997, se manifestaba como una persona alegre y feliz, pero su sonrisa de Campeón del Mundo se desvaneció en cuestión de meses tras explotar el escándalo de dopaje organizado del equipo Festina en el Tour de Francia de 1998, concluyendo su carrera profesional con mal sabor de boca.
El letón Ramans Vainstein después de ser Campeón del Mundo en Plouay (Francia) en 2000, estuvo salpicado por las tramas de dopaje.
PETER SAGAN
A Igor Astarloa tras su triunfo en el Mundial de Hamilton (Canada) en 2003, le situó en el primer plano del panorama ciclista embolsándose un buen contrato con el Cofidis. Todo fue un espejismo, no pudiendo confirmar las expectativas generadas, sucediéndole lo mismo que a Romans Vainsteins.
Incluso la mala suerte que acompaña a este maillot arco iris traspasa a quien lo porta, en el Mundial de Salzburgo Austria) de 2006 se imponía Paolo Bettini, apenas una semana después su hermano Sauro muere con poco más de 40 años en un accidente de circulación.
Otros Campeones del Mundo como Oscar Camenzind o Alessadro Ballan prácticamente desaparecieron del mapa después de enfundarse el maillot arco iris y qué decir de Tom Boone, después de ganar su mundial parece que le vio un tuerto.
Peter Sagan es el portador del arco iris este año, tras los tres primeros mese de esta temporada se le acumulan las maldiciones.
No ganaba como Campeón del Mundo y acumulaba muchos segundos puestos. Como si de brujería se tratase, parecía que no había manera de que ganase. El eslovaco acumulaba ya seis segundos puestos en lo que llevamos de este año. Siempre lo rozaba, siempre pegando en el poste y nunca acertando.
Pero hoy, por fin después de 19 días de competición, Sagan alzaba los brazos en la meta de Wevelgem enfundado en su maillot arco iris.
Exactamente seis meses después de su oro en el Mundial de Richmond, Sagan tenía ganas de desquitarse y romper esa maldición sobre quien viste el maillot arco iris.
Ese triunfo que tanto se le resistió terminó al fin con esa maldición, ya había pisado demasiadas veces el amargo segundo escalón del podio. ¿Continuara en lo que falta de temporada alzando los brazos o volveremos ver la maldición del Arco Iris?.
Lo bueno para él es que ya solo le queda algo más de seis meses como Campeón del Mundo, puesto que el maillot arco iris ya está esperando a un nuevo incauto.

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