Acababa la semana pasada teniendo al ciclismo como
protagonista por partida doble. La última etapa de la París-Niza terminaba de
una forma espectacular, con una de esas etapas que quedará para el recuerdo
durante mucho tiempo. El protagonista principal una vez más ha sido Alberto
Contador, que aunque pase el tiempo y se vaya haciendo mayor, tiene claro que
su ciclismo es atacar sin descanso y dar espectáculo. Los aficionados
agradecemos que haya ciclistas así. Le echaremos de menos cuando nos falte y
debería estar prohibido el que tenga que retirarse. Nos resignaremos porque es
ley de vida.
La otra noticia se refiere por desgracia y una vez más a la muerte de un ciclista y otros siete que han resultado heridos, cuatro de ellos muy graves, al ser atropellados por un coche conducido por un octogenario que trató de adelantarlos cuando circulaban por la carretera PO-552 de municipio pontevedrés entre A Guardia y Baiona.
La grupeta formada por 20 aficionados a su paso por San Xián, fueron arrollados por un vehículo que conducía un hombre de 87 años al intentar adelantarlos.
Dicho conductor, en un primer momento, continuó la marcha, por lo que se interpretó que se había dado a la fuga, pero paró en un restaurante próximo, donde contó lo que ocurrió dando la voz de alarma y avisando a la Policía Local. En las pruebas a las que fue sometido dio negativo en alcoholemia y drogas. Tiene el carne en vigor y el vehículo la ITV en orden.
El siniestro tuvo lugar en una carretera ancha, en una zona con buena visibilidad y recta, un lugar muy habitual en la que los días con meteorología favorable, esta transitada por multitud de ciclistas y personas paseando.
Golpe brutal para los aficionados al ciclismo que junto a peatones y motoristas somos los más vulnerables, constituyendo el 50% del total de las muertes producidas en accidentes de tráfico según un estudio de la Organización Mundial de la Salud.
Por otro lado, la edad del autor del atropello pone sobre la mesa, de nuevo, el debate de si debería haber una edad máxima para seguir conduciendo ya que en España no existe una edad límite para ponerse al volante. Según datos de la DGT, el 94%, unos tres millones de conductores entre 65 y 74 años con el carné en vigor cogen el coche casi a diario.
El caso es que hoy, decir que el deporte está de luto, que nuestro ciclismo llora a uno de los suyos, son frases que suenan huecas, que no expresan todo el significado de lo que se quiere manifestar, hoy nuestras bicicletas una vez más llevan una cinta negra en sus manillares. Una vez más, uno de los nuestros pereció absurdamente e incomprensiblemente en la carretera, otros tres ciclistas están heridos muy graves y otro menos grave que continúan hospitalizados en la UCI del Hospital Álvaro Cunqueiro. Otros dos lesionados están en el Hospital Povisa después de que un tercero recibiera el alta.
José Antonio Casas Pérez (52 años) del Club Miñor Bike, perdió la vida cuando cumplía su semanal e indispensable ejercicio de entrenamiento, cuando pedaleaba, entre la ilusión y la fatiga, como era costumbre con su grupeta de amigos y amantes del ciclismo.
Es difícil por ahora juzgar el grado de culpabilidad de los involucrados en esta tragedia, pero en cambio es fácil advertir que los ciclistas siempre estamos desafiando el peligro y exponiendo nuestras vidas cada día que salimos a la carretera.
Nuevamente hizo falta la perdida de otra vida, para advertir a las autoridades de que se deben tomar medidas y para hacer un nuevo llamamiento a la prevención, al respeto y a la prudencia.
No se puede seguir llevando luto y desolación a los hogares de las familias de ciclistas como la de José Antonio Casas Pérez.
Esta tragedia ocurrida el sábado pasado, nuevamente aviva la polémica sobre la seguridad de este deporte, espero que pasados unos días no se vuelva olvidar.
El problema de la siniestralidad durante la práctica del ciclismo reside en que el colectivo de ciclistas, que se aproxima al millón en España, comparte la calzada con treinta millones de vehículos.
La práctica del ciclismo popular, especialmente durante los fines de semana, es una actividad beneficiosa para la salud, pero también de riesgo, una de las que produce más lesiones y muertes.
Los conductores no siempre respetan las normas de tráfico, que exigen dejar un margen mínimo de metro y medio entre vehículo y ciclista durante la maniobra de adelantamiento.
La otra noticia se refiere por desgracia y una vez más a la muerte de un ciclista y otros siete que han resultado heridos, cuatro de ellos muy graves, al ser atropellados por un coche conducido por un octogenario que trató de adelantarlos cuando circulaban por la carretera PO-552 de municipio pontevedrés entre A Guardia y Baiona.
La grupeta formada por 20 aficionados a su paso por San Xián, fueron arrollados por un vehículo que conducía un hombre de 87 años al intentar adelantarlos.
Dicho conductor, en un primer momento, continuó la marcha, por lo que se interpretó que se había dado a la fuga, pero paró en un restaurante próximo, donde contó lo que ocurrió dando la voz de alarma y avisando a la Policía Local. En las pruebas a las que fue sometido dio negativo en alcoholemia y drogas. Tiene el carne en vigor y el vehículo la ITV en orden.
El siniestro tuvo lugar en una carretera ancha, en una zona con buena visibilidad y recta, un lugar muy habitual en la que los días con meteorología favorable, esta transitada por multitud de ciclistas y personas paseando.
Golpe brutal para los aficionados al ciclismo que junto a peatones y motoristas somos los más vulnerables, constituyendo el 50% del total de las muertes producidas en accidentes de tráfico según un estudio de la Organización Mundial de la Salud.
Por otro lado, la edad del autor del atropello pone sobre la mesa, de nuevo, el debate de si debería haber una edad máxima para seguir conduciendo ya que en España no existe una edad límite para ponerse al volante. Según datos de la DGT, el 94%, unos tres millones de conductores entre 65 y 74 años con el carné en vigor cogen el coche casi a diario.
El caso es que hoy, decir que el deporte está de luto, que nuestro ciclismo llora a uno de los suyos, son frases que suenan huecas, que no expresan todo el significado de lo que se quiere manifestar, hoy nuestras bicicletas una vez más llevan una cinta negra en sus manillares. Una vez más, uno de los nuestros pereció absurdamente e incomprensiblemente en la carretera, otros tres ciclistas están heridos muy graves y otro menos grave que continúan hospitalizados en la UCI del Hospital Álvaro Cunqueiro. Otros dos lesionados están en el Hospital Povisa después de que un tercero recibiera el alta.
José Antonio Casas Pérez (52 años) del Club Miñor Bike, perdió la vida cuando cumplía su semanal e indispensable ejercicio de entrenamiento, cuando pedaleaba, entre la ilusión y la fatiga, como era costumbre con su grupeta de amigos y amantes del ciclismo.
Es difícil por ahora juzgar el grado de culpabilidad de los involucrados en esta tragedia, pero en cambio es fácil advertir que los ciclistas siempre estamos desafiando el peligro y exponiendo nuestras vidas cada día que salimos a la carretera.
Nuevamente hizo falta la perdida de otra vida, para advertir a las autoridades de que se deben tomar medidas y para hacer un nuevo llamamiento a la prevención, al respeto y a la prudencia.
No se puede seguir llevando luto y desolación a los hogares de las familias de ciclistas como la de José Antonio Casas Pérez.
Eso no se debe repetir jamás. Los abnegados y
aficionados a la práctica del ciclismo, tenemos que ser protegidos y
respetados. Todos tenemos no solo derecho a la carretera, sobre todo, tenemos
derecho a seguir viviendo.
La figura de José Antonio Casas Pérez, deberemos
encuadrarla dentro de esa gente que se dedicó en apoyar de forma desinteresada
el ciclismo heroico de antes, ajeno a los problemas actuales del doping.
Practicaba el ciclismo en su parte más lúdica, para pasar un buen rato, hacer
amigos, conocer lugares y gentes diferentes, contagiandose de la esencia de
este deporte y sin pensar en más.Esta tragedia ocurrida el sábado pasado, nuevamente aviva la polémica sobre la seguridad de este deporte, espero que pasados unos días no se vuelva olvidar.
El problema de la siniestralidad durante la práctica del ciclismo reside en que el colectivo de ciclistas, que se aproxima al millón en España, comparte la calzada con treinta millones de vehículos.
La práctica del ciclismo popular, especialmente durante los fines de semana, es una actividad beneficiosa para la salud, pero también de riesgo, una de las que produce más lesiones y muertes.
Los conductores no siempre respetan las normas de tráfico, que exigen dejar un margen mínimo de metro y medio entre vehículo y ciclista durante la maniobra de adelantamiento.
A pesar de todas estas sin razones, los aficionados al ciclismo
seguiremos subiéndonos a la bicicleta para seguir dando pedales a pesar de que esta práctica se ha
convertido en una lotería.
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