ENRICO GASPAROTTO CELEBRA LA VICTORIA EN LA AMSTEL GLOD RACE |
Como es tradición todas las
temporadas, las colinas doradas de Holanda ejercieron una vez más de
anfitrionas al inicio del tríptico más
famoso de cada año, que se completaría con la Flecha Valona y la
Lieja-Bastogna-Lieja.
Con la disputa de la clásica
cervecera, la primera del tríptico de las Ardenas, la Amstel Gold Race, llegaba
la hora de los ciclistas especializados en las pruebas de un día de competición,
ciclistas explosivos para realizar ataques intensos en las numerosas
dificultades que presentan los recorridos de estas clásicas, ciclistas potentes,
con buen paso por las cotas cortas y empinadas y buenos rematadores. Es decir,
el ciclista clasicómano.
En una mañana típica de
primavera y por las rutas de la cerveza
rubia holandesa se disputó en Limburgo
(Holanda) la Amstel Gold Race, entre Maastricht y la cota del Cauberg que
patrocina la empresa cervecera que le da nombre. Su recorrido es un buen plan
para cualquier cicloturista; pero un
infierno para cualquier ciclista de los que participan en esta carrera ya que consta
de más de 30 cotas, cortas pero duras subidas encadenadas, donde el Cauberg es
el más destacado. Un sube muros y baja rampas hasta la extenuación, un perfil
de sierra que cercena con precisión las fuerzas de los ciclistas.
Una vez efectuados, por parte de
la UCI, los controles en busca de motores ocultos, la carrera partió de
Maastrich para llegar a Valkenburg después de 251 kilómetros y 34 cotas por
caminos rurales pero también por carreteras irreprochables, de las que
cualquiera se espera encontrar en Holanda, con su carril bici paralelo y desde
el cual los ciclistas reciben el ánimo de miles de espectadores.
El polaco Michal Kwiatkowski, al
frente del Sky, que defendía el título rodeado de un potente equipo, a 90 kilómetros del final,
cuando las piernas empezaban a sentirse,
el Sky se puso al frente de la serpiente multicolor para dar caza a la escapada
que se había formado en el kilómetro 35 de la salida. Pero no era el día de
Kwiatkowski, ya en la segunda subida a Cauberg el polaco se quedó atrás
evidenciando su mal momento. No volvió a dar señales de vida. Kilómetros antes
ya lo había hecho Philippe Gilbert, otro de los favoritos.
Tras el trabajo del Sky, el
Orica trabajó a tope para Michael Matthews, de forma que la fuga del día murió
a 14 kilómetros de la llegada, poco después del penúltimo paso por Cauberg.
Entre tanto, bajo una lluvia intensa Purito Rodríguez sufría una caída en una
curva que le retiraba de la puja por la victoria, acabando por retirarse de la
carrera.
Cuando restaban ocho kilómetros
aparece Tim Wellens que aprieta los dientes en un ataque de grandeza, apoyando
los brazos en el manillar busca la gloria mientras el pelotón convertido en un
conglomerado de dudas razonables veía que los segundos iban en aumento. A menos
de cinco kilómetros, el ciclista belga llevaba 17 segundos de ventaja que le
hacían soñar. Entre jadeo y jadeo ya se veía en el podio, rodeado de azafatas,
besos, flores y requerido por los fotógrafos.
Pero la clásica cervecera,
volvió a vivir su momento decisivo en el último paso por el muro del Cauberg, a
1,8 km de meta, último paso, donde los lobos del pelotón huelen la sangre, a
solo 100 metros de la cima terminaba la historia de Wellens y empezaba la de
Enrico Gasparotto que atacó llevándose a
rueda a Michael Valgren, al que batió sin problemas en el sprint, después de
sembrar en el pelotón la desconfianza y
el caos, y donde las dudas fueron más fuertes que las certezas. Tercero al
frente del pelotón llegaba Sonny Colbrelli.
Emotivo segundo triunfo en la Amstel
Gold Race de Gasparotto, un ciclista con clase enrolado en un equipo modesto,
aún estremecido por el fallecimiento el mes pasado de Antoine Demoite a
consecuencia de un atropello en la Gante-Wevelgem. Gasparotto cerraba un
paréntesis de cuatro temporadas sin triunfos alzando los brazos al cielo para dedicar
su esfuerzo a su compañero de equipo y honrar su memoria.
La curiosidad del día fue la
ridícula caída de Fabio Felline. Caída ridícula, pero dolorosa, que le hizo
abandonar y que tuvo lugar en la salida cuando intentaba colocar un sensor en
su bicicleta.
ALEJANDRO VALVERDE, TRAS CRUZAR LA LINEA DE META Y CONSEGUIR SU CUARTA FLECHA VALONA |
Al intentar colocar el sensor en
marcha, metió la mano en los radios quedándosele metida entre la rueda y la horquilla,
el italiano salió volando por encima del manillar, causándole rotura de nariz y
diferentes lesiones faciales. Todavía tuvo suerte, se podría haber cortado
incluso un dedo, las lesiones sufridas le obligaron a ser trasladado a un
hospital, donde le sometieron a una
operación de cirugía.
Finalizada la Amstel Gold Race,
comenzaba tres días después el segundo capítulo del Tríptico de las Ardenas,
ésta vez por las carreteras belgas de la provincia de Valonia.
La Flecha Valona es la clásica
más española del calendario ciclista, cuatro años consecutivos lleva tiñéndose
de amarillo y rojo gracias a Purito Rodríguez, Dani Moreno y el Bala Valverde.
Motivos suficientes para poner el énfasis en los corredores españoles que a
base de grandes logros le han tomado cariño a esta clásica belga.
El recorrido de la Flecha Valona
se caracteriza por tener 196 km de recorrido, que a pesar de ser el más corto
de la trilogía, las 12 cotas con tres pasos por el Muro de Huy, donde en el
último paso se encuentra la línea de meta y una pasada por la Côte de Chevare
que con su 8,1% de media sirve para alentar a que los ciclistas ataquen a falta
de cinco kilómetros para finalizar la carrera.
Sin embargo, el punto culminante
y donde se resolvió esta clásica fueron en los menos de dos kilómetros de las
paredes del Muro de Huy que al 9% de desnivel medio y con una pendiente máxima
del 19% hizo que los ciclistas se
retorciesen sobre las bicicletas.
Comenzaba la carrera con una
serie de ataques, para buscar formar una fuga que cogiera cierta distancia,
pero no ha sido hasta el kilómetro 60 cuando se consiguió conformar la
escapada.
La diferencia que la fuga iba cogiendo con el
pelotón era cada vez mayor, pues una vez ésta se conformó surgió una especie de
tranquilidad en el gran grupo, aunque siempre iban manteniendo una distancia
controlable, en torno a los 4 minutos. A partir del kilómetro 100, y después del
primer paso por el Muro de Huy, el Movistar se puso en cabeza del pelotón
reduciendo la diferencia hasta los 2,25. Tras esa reducción, el pelotón volvió
a relajarse, turnándose en cabeza el Movistar y el Katusha.
Al inicio del segundo paso por
el Muro de Huy y a falta de 30 kilómetros, los cuatro fugados tenían una
diferencia de 1,15, que se redujo a la mitad durante la subida. Los fugados al
ver que la distancia se reducía, tanto Cummings y Dillier dejaron atrás a sus
compañeros, poco después seria Dillier quien se quedase al imponer Cumming un
fuerte ritmo, emprendiendo una aventura en solitario.
En la Cota de Cherave, a 5
kilómetros de meta y cazado Cumming, se produjo el movimiento de Bob Jungles,
al que respondió rápidamente Ion Izaguirre. Al final de la Cota atacó Tim
Wellens que les dio caza en el llano. El trió obtuvo una renta máxima de 15
segundos siendo cazados por el pelotón a falta de 2 km gracias al trabajo de
los Ettix.
Metros antes de iniciarse la
última, y definitiva, subida al Muro de Huy, el Movistar Giovani Visconti,
realizó un sensacional trabajo de preparación y colocación. Dejando a Valverde
en posiciones delanteras. Posición privilegiada que mantuvo prácticamente durante el agónico sprint por las paredes del
Muro de Huy, esa colina de 1,3 kilómetros infernales, con esas curvas cerradas
que maltratan los riñones y exprimen al máximo los pulmones. Esfuerzo al límite
en rampas del 26% de desnivel y en pendientes medias del 9,6%. Examen para la
exhibición de escaladores rápidos y potentes como el Bala Valverde. Un ciclista
superdotado físicamente y con una intuición privilegiada, dueño de un palmarés
envidiable.
Cuando quedaban 300 metros le
superaron Alaphillipe (2º) y Dan Martín (3º), pero a 100 de la línea de meta, les dio la estocada,
dejándolos atrás y con ventaja suficiente para celebrar la victoria con
tranquilidad.
WOUT POELS, CELEBRANDO SU TRIUNFO EN LA META DE LA LIEJA-BASTOÑA-LIEJA |
Alejandro Valverde suma cuatro
victorias en la Flecha Valona, las tres últimas consecutivas, convirtiéndose en
el ciclista más laureado en la emblemática clásica de las Ardenas y superando
el escalafón del irrepetible Eddy Merckx.
Ningún comentario:
Publicar un comentario