domingo, 24 de abril de 2016

EL TRIPTICO DE LAS ARDENAS

ENRICO GASPAROTTO CELEBRA LA VICTORIA EN LA
AMSTEL GLOD RACE

Como es tradición todas las temporadas, las colinas doradas de Holanda ejercieron una vez más de anfitrionas  al inicio del tríptico más famoso de cada año, que se completaría con la Flecha Valona y la Lieja-Bastogna-Lieja.

Con la disputa de la clásica cervecera, la primera del tríptico de las Ardenas, la Amstel Gold Race, llegaba la hora de los ciclistas especializados en las pruebas de un día de competición, ciclistas explosivos para realizar ataques intensos en las numerosas dificultades que presentan los recorridos de estas clásicas, ciclistas potentes, con buen paso por las cotas cortas y empinadas y buenos rematadores. Es decir, el ciclista clasicómano.

En una mañana típica de primavera  y por las rutas de la cerveza rubia holandesa  se disputó en Limburgo (Holanda) la Amstel Gold Race, entre Maastricht y la cota del Cauberg que patrocina la empresa cervecera que le da nombre. Su recorrido es un buen plan para cualquier cicloturista;  pero un infierno para cualquier ciclista de los que participan en esta carrera ya que consta de más de 30 cotas, cortas pero duras subidas encadenadas, donde el Cauberg es el más destacado. Un sube muros y baja rampas hasta la extenuación, un perfil de sierra que cercena con precisión las fuerzas de los ciclistas.

Una vez efectuados, por parte de la UCI, los controles en busca de motores ocultos, la carrera partió de Maastrich para llegar a Valkenburg después de 251 kilómetros y 34 cotas por caminos rurales pero también por carreteras irreprochables, de las que cualquiera se espera encontrar en Holanda, con su carril bici paralelo y desde el cual los ciclistas reciben el ánimo de miles de espectadores.

El polaco Michal Kwiatkowski, al frente del Sky, que defendía el título rodeado de  un potente equipo, a 90 kilómetros del final, cuando las piernas  empezaban a sentirse, el Sky se puso al frente de la serpiente multicolor para dar caza a la escapada que se había formado en el kilómetro 35 de la salida. Pero no era el día de Kwiatkowski, ya en la segunda subida a Cauberg el polaco se quedó atrás evidenciando su mal momento. No volvió a dar señales de vida. Kilómetros antes ya lo había hecho Philippe Gilbert, otro de los favoritos.

Tras el trabajo del Sky, el Orica trabajó a tope para Michael Matthews, de forma que la fuga del día murió a 14 kilómetros de la llegada, poco después del penúltimo paso por Cauberg. Entre tanto, bajo una lluvia intensa Purito Rodríguez sufría una caída en una curva que le retiraba de la puja por la victoria, acabando por retirarse de la carrera.

Cuando restaban ocho kilómetros aparece Tim Wellens que aprieta los dientes en un ataque de grandeza, apoyando los brazos en el manillar busca la gloria mientras el pelotón convertido en un conglomerado de dudas razonables veía que los segundos iban en aumento. A menos de cinco kilómetros, el ciclista belga llevaba 17 segundos de ventaja que le hacían soñar. Entre jadeo y jadeo ya se veía en el podio, rodeado de azafatas, besos, flores y requerido por los fotógrafos.

Pero la clásica cervecera, volvió a vivir su momento decisivo en el último paso por el muro del Cauberg, a 1,8 km de meta, último paso, donde los lobos del pelotón huelen la sangre, a solo 100 metros de la cima terminaba la historia de Wellens y empezaba la de Enrico Gasparotto  que atacó llevándose a rueda a Michael Valgren, al que batió sin problemas en el sprint, después de sembrar en el pelotón  la desconfianza y el caos, y donde las dudas fueron más fuertes que las certezas. Tercero al frente del pelotón llegaba Sonny Colbrelli.

Emotivo segundo triunfo en la Amstel Gold Race de Gasparotto, un ciclista con clase enrolado en un equipo modesto, aún estremecido por el fallecimiento el mes pasado de Antoine Demoite a consecuencia de un atropello en la Gante-Wevelgem. Gasparotto cerraba un paréntesis de cuatro temporadas sin triunfos alzando los brazos al cielo para dedicar su esfuerzo a su compañero de equipo y honrar su memoria.

La curiosidad del día fue la ridícula caída de Fabio Felline. Caída ridícula, pero dolorosa, que le hizo abandonar y que tuvo lugar en la salida cuando intentaba colocar un sensor en su bicicleta.

ALEJANDRO VALVERDE, TRAS CRUZAR LA LINEA DE META Y
CONSEGUIR SU CUARTA FLECHA VALONA 
Al intentar colocar el sensor en marcha, metió la mano en los radios quedándosele metida entre la rueda y la horquilla, el italiano salió volando por encima del manillar, causándole rotura de nariz y diferentes lesiones faciales. Todavía tuvo suerte, se podría haber cortado incluso un dedo, las lesiones sufridas le obligaron a ser trasladado a un hospital, donde le  sometieron a una operación de cirugía.

Finalizada la Amstel Gold Race, comenzaba tres días después el segundo capítulo del Tríptico de las Ardenas, ésta vez por las carreteras belgas de la provincia de Valonia.

La Flecha Valona es la clásica más española del calendario ciclista, cuatro años consecutivos lleva tiñéndose de amarillo y rojo gracias a Purito Rodríguez, Dani Moreno y el Bala Valverde. Motivos suficientes para poner el énfasis en los corredores españoles que a base de grandes logros le han tomado cariño a esta clásica belga.

El recorrido de la Flecha Valona se caracteriza por tener 196 km de recorrido, que a pesar de ser el más corto de la trilogía, las 12 cotas con tres pasos por el Muro de Huy, donde en el último paso se encuentra la línea de meta y una pasada por la Côte de Chevare que con su 8,1% de media sirve para alentar a que los ciclistas ataquen a falta de cinco kilómetros para finalizar la carrera.

Sin embargo, el punto culminante y donde se resolvió esta clásica fueron en los menos de dos kilómetros de las paredes del Muro de Huy que al 9% de desnivel medio y con una pendiente máxima del 19%  hizo que los ciclistas se retorciesen sobre las bicicletas.

Comenzaba la carrera con una serie de ataques, para buscar formar una fuga que cogiera cierta distancia, pero no ha sido hasta el kilómetro 60 cuando se consiguió conformar la escapada.

 La diferencia que la fuga iba cogiendo con el pelotón era cada vez mayor, pues una vez ésta se conformó surgió una especie de tranquilidad en el gran grupo, aunque siempre iban manteniendo una distancia controlable, en torno a los 4 minutos. A partir del kilómetro 100, y después del primer paso por el Muro de Huy, el Movistar se puso en cabeza del pelotón reduciendo la diferencia hasta los 2,25. Tras esa reducción, el pelotón volvió a relajarse, turnándose en cabeza el Movistar y el Katusha.

Al inicio del segundo paso por el Muro de Huy y a falta de 30 kilómetros, los cuatro fugados tenían una diferencia de 1,15, que se redujo a la mitad durante la subida. Los fugados al ver que la distancia se reducía, tanto Cummings y Dillier dejaron atrás a sus compañeros, poco después seria Dillier quien se quedase al imponer Cumming un fuerte ritmo, emprendiendo una aventura en solitario.

En la Cota de Cherave, a 5 kilómetros de meta y cazado Cumming, se produjo el movimiento de Bob Jungles, al que respondió rápidamente Ion Izaguirre. Al final de la Cota atacó Tim Wellens que les dio caza en el llano. El trió obtuvo una renta máxima de 15 segundos siendo cazados por el pelotón a falta de 2 km gracias al trabajo de los Ettix.

Metros antes de iniciarse la última, y definitiva, subida al Muro de Huy, el Movistar Giovani Visconti, realizó un sensacional trabajo de preparación y colocación. Dejando a Valverde en posiciones delanteras. Posición privilegiada que mantuvo prácticamente  durante el agónico sprint por las paredes del Muro de Huy, esa colina de 1,3 kilómetros infernales, con esas curvas cerradas que maltratan los riñones y exprimen al máximo los pulmones. Esfuerzo al límite en rampas del 26% de desnivel y en pendientes medias del 9,6%. Examen para la exhibición de escaladores rápidos y potentes como el Bala Valverde. Un ciclista superdotado físicamente y con una intuición privilegiada, dueño de un palmarés envidiable. 

Cuando quedaban 300 metros le superaron Alaphillipe (2º) y Dan Martín (3º), pero a  100 de la línea de meta, les dio la estocada, dejándolos atrás y con ventaja suficiente para celebrar la victoria con tranquilidad.

WOUT POELS, CELEBRANDO SU TRIUNFO EN LA META DE LA
LIEJA-BASTOÑA-LIEJA
Alejandro Valverde suma cuatro victorias en la Flecha Valona, las tres últimas consecutivas, convirtiéndose en el ciclista más laureado en la emblemática clásica de las Ardenas y superando el escalafón del irrepetible Eddy Merckx.

Hoy mismo, último domingo de abril, como todos los años se disputo la última prueba del Tríptico de las Ardenas, la Lieja-Bastoña-Lieja, que este año tuvo algunas variaciones en su recorrido con respecto a los otros años.

La “Decana” de los “Monumentos” o “Señora” debido a su antigüedad se disputa en Bélgica, el país que vio nacer al mayor ganador de esta prueba ciclista, Eddy Merckx con cinco victorias, quedando inmortalizado para siempre con su estatua en la subida del Stockeau, que este año no fue protagonista.

En un día muy adverso, por una climatología hostil de mucha lluvia, nieve y viento, la Lieja-Bastoña-Lieja se iniciaba con la información de que el recorrido iba a sufrir una variación entre los kilómetros 45 y 70 a causa de la nieve, por lo que la distancia total seria de 248 kilómetros.

Demasiados kilómetros en un día que tocaba sufrir y en la que los ciclistas evocarían la épica del ciclismo de antaño. Una épica que en la primera hora de carrera no pudieron evocar los 100 ciclistas que se retiraron.

Una vez la carrera ya estaba en marcha, rápidamente 8 valientes conseguían formar la escapada, en el kilómetro 12 ya se encontraban con una cierta ventaja respecto al pelotón y en el 35 la renta había subido a los 4 minutos. Siendo a los 100 cuando alcanzaron la máxima diferencia que fue de 8 minutos y medio.

Coincidiendo con la primera cota, el Movistar se puso en cabeza del pelotón para empezar a controlar la fuga y para que no siguieran aumentando la renta. Ese trabajo obtuvo sus frutos, pues la ventaja, una vez superada la segunda cota, era ya de 7,20.

Ya dentro de los últimos 100 kilómetros, los ciclistas han tenido que sufrir  unas condiciones climatológicas muy adversas, la lluvia y la nieve hicieron que bajasen las temperaturas. En medio de esta tormenta, el pelotón comandado por el Etixx y Movistar seguían reduciendo la diferencia poco a poco.

A falta de 60 kilómetros la climatología daba una pequeña tregua, momento que aprovecharon para reducir la ventaja a 3 minutos. Los fugados, al ver que el pelotón se les echaba encima, comenzaron a atacarse para seleccionar la fuga. En plena ascensión a la dura cota de La Redoute se fueron por delante De Gendt, De Marchi, Edet y Laegen, pero el pelotón ya estaba a 1,50, y a 1 minuto Voeckler que marchaba en posiciones intermedias, siendo cazado antes de la Cota de Sprimont, bajando la diferencia de los fugados a menos de un minuto. En plena ascensión, Grivko lanza un hachazo que hace que se estire el pelotón y que la fuga sea absorbida.

Con todos los favoritos agrupados se llegaba a la última cota adoquinada que los organizadores habían incorporado en el tramo final para darle un punto más de dureza y de alternativas a la carrera. En el momento que llegaron a la Rue de Naniot, Alaphillipe intento un ataque que rápidamente fue neutralizado. Pero nuevamente lanzo otro ataque al que solo le pudieron seguir, Poels, Rui Costa Y Samuel Sánchez, quedándose cortados Alaphillipe, Purito y el Bala Valverde  que caía en la última trampa, un tramo de adoquines en plena Rue Naniot, de 600 metros al 10,5% de desnivel y a tan sólo 2,5 kilómetros de la meta. Nuestro Alejandro Valverde sucumbía en el novedoso escalón que los organizadores habían incluido este año, trampa mortal que hizo que no pudiese conquistar su cuarto triunfo en la decana del calendario internacional.

Los últimos dos kilómetros fueron una hegemonía de Albasini, pues sus acompañantes no le dieron un solo relevo. A falta de 250 metros, Rui Costa parecía que iba lanzar el sprint, pero tanto Albasini como Poels se le adelantaban, imponiéndose finalmente, el ciclista del Sky Wout Poels. Segundo quedo Michael Albasini y tercero Rui Costa.

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