Joaquim “Purito” Rodríguez quiso anunciar su
adiós al ciclismo de elite en la carrera más grande y en Andorra su tierra de
adopción.
Tras 17 años de competición como profesional,
anunciaba que se retiraba al final de esta temporada 2016.
Eligió el primer día de descanso del Tour de
Francia, en su lugar de residencia, en un céntrico hotel de Andorra, para
evitar que los periodistas tuvieran que desplazarse hasta el suyo. Hasta
escogió una hora adecuada, alejada de las comparecencias de los demás
protagonistas del Tour. Incluso el día fue el adecuado después de una etapa que
acabó en alto.
Sentado tras una mesa llena de micrófonos,
con una camisa blanca, con aire resuelto, sonriente, amable como siempre con
los periodistas les decía que el motivo de esta rueda de prensa, aparte de
hablar del Tour y de lo bien que estaba andando, era para anunciar lo que todo
el mundo esperaba que iba a decir, porque el rumor ya corría desde el día
anterior. “Este es mi último año de competición”,
logro decir de una tirada antes de que los sollozos le quebraran la voz
rompiéndosele la frase. Tuvo que parar y los aplausos de sus familiares y
amigos, le animaron a seguir después de varios segundos. Bebió agua y pidió perdón.
Carraspeando y con la voz rota, “Ha llegado el momento de decir que aquí se acaba todo, y
prefiero dejarlo en un nivel alto, en un buen nivel, no puedo…” De nuevo
el nudo en la garganta, y aplausos de ánimo. Un respiro, un par de bocanadas de
aire: “Agradeceros a todos el apoyo del primero al
último día” apuntó refiriéndose a los periodistas.
Este deporte me lo ha dado todo, y seguiré
vinculado a él, confesó antes de acordarse de los suyos. Es el deporte que amo
gracias a mi familia, y no cambiaría ni un segundo de todo lo que he hecho en
mi carrera. “Gracias a mi familia por aguantarme estos
años y espero que todos hayáis disfrutado de mi ciclismo lo mismo que yo”.
Se retira del ciclismo con victorias en las
tres grandes Vueltas, en la Flecha Valona, en el Giro de Lombardía, en la
Volta, en la Vuelta al País Vasco, además de decenas de triunfos más y con
admiración a los corredores con los que ha competido todos estos años. “Si tengo que escoger a dos ciclistas con los que he corrido
me quedo con Bartali y Valverde”, apunto.
El mejor apodo en el ciclismo actual que
distingue a Joaquim Rodríguez: “Purito”, había nacido de su suficiencia juvenil
en la primera concentración de la ONCE, en la que desafió y atacó a los jefes
Jalabert y Olano, para después esperarlos al final de la cuesta en la que les
había dejado clavados, tan fácil le había resultado que les hizo ademan de
fumarse un puro, diciéndoles que le daba tiempo de fumarse un purito.
Aquello ocurrió en el invierno de 2001, en
Grazalema (Cádiz). Quince años más tarde, y después de haber completado uno de
los mejores historiales del ciclismo mundial, “Purito”, una marca registrada e
irrepetible cuelga la bicicleta.
Nacido bajo el signo de Tauro en 1979, Purito,
después de su trayectoria como aficionado en el Iberdrola, en el País Vasco,
fichó en 2001 como profesional en el equipo ONCE, siendo el rebelde que se
atrevió a enfrentarse a Manolo Saiz en 2003, desobedeciendo con personalidad su
orden de dejar el maillot amarillo de la Vuelta a otro compañero, lo que era
una de las señas de identidad del ONCE después de ganar una contrarreloj por
equipos.
Unos días después logró su primer gran
triunfo en la etapa con final en Plá de Beret, al año siguiente se puso a las
órdenes de Matxin en el Saunier Duval para recalar en el Caisse d´Epargne con
Eusebio Unzue y de lugarteniente de Valverde, en 2010 se liberó y comenzó una
carrera de líder en el Katusha que le permitió formar junto al ya retirado
Óscar Freire, Alejandro Valverde y Alberto Contador la mejor generación de la historia del ciclismo español.
Purito, brillaba en las clásicas y en las
pruebas por etapas, mejor escalador que rodador, en su palmarés solo le falta
una victoria en una grande por etapas. Lo pudo haber conseguido en 2012, cuando
tuvo tanto el Giro como la Vuelta a su alcance. Una última contrarreloj en
Milán, en la que le pudo el canadiense Ryder Hesjedal, y un ataque inolvidable
de Contador camino de Fuente Dé, le dejaron segundo en ambas. En el Tour de
2013 quedó tercero tras Chris Froome. Le falta una Lieja-Bastogne-Lieja por
ayudar a Valverde a ganarla, quedando segundo en 2009 en el monumento más
adecuado a su perfil. En cambio, fue capaz de ganar, y dos veces, el Giro de
Lombardía, el monumento más duro, el que cierra el año en otoño, siendo de
momento el único español que lo ha conseguido.
Para acabar la carrera de un Gran Campeón,
que mejor que una final Olímpica de ruta, en un circuito tan duro como una
etapa de montaña del Tour, nerviosa e incontrolable como las clásicas de primer
orden. Su despedida tuvo todos los honores que se merecen los campeones.
Impecable, el catalán se vació en la última prueba como profesional, dio caza
al mini-pelotón de Vincenzo Nibali, pero apenas pudo tomar algo de aire antes
de que “El Tiburón” lanzara su ataque final a 18 kilómetros de meta.
“Purito” al final había estado donde se
suponía que tenía que haber estado Alejandro Valverde. El “Purito” de siempre
lo había intentado nuevamente, pero chutó al palo, en una carrera apasionante,
llena de alternativas y que no corono a un escalador, como se esperaba, sino a
un clasicómano que supo superar las tres finales a la cota de Vista Chinese,
una subida escarpada, selectiva, y una bajada aún más cruel, que dejo tirados
en la cuneta a gente de la talla de Geraint Thomas, Sergio Henao, Vincenzo
Nibali y Richie Porte.
El belga Greg Van Avermaet se proclamaba
Campeón Olímpico en la prueba de ciclismo en ruta, con salida y meta en Fuerte
de Copacabana sobre 256,4 kilómetros, por delante del danés Jakob Fuglsang y
del polaco Rafal Majka plata y bronce, respectivamente, mientras que el español
Joaquim “Purito” Rodríguez acababa quinto.
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