domingo, 28 de outubro de 2018

PRESENTACIÓN DEL TOUR DE FRANCIA 2019

Con la pompa de otras ocasiones, el recorrido del  tour de Francia 2019 que se presentó el pasado jueves en París, se nos vende como el Tour más montañoso de la historia.
La ronda francesa saldrá el 6 de julio de Bruselas, como homenaje a Eddy Merckx, de cuya primera victoria en el Tour se cumplirán 50 años en 2019. Por las mismas carreteras belgas por las que solía entrenar y competir “El Caníbal”, la serpiente multicolor disputara dos etapas. La que da el pistoletazo de salida es una etapa llana con el anecdótico paso por Kapelmuur que vestirá con toda seguridad de amarillo a un velocista y la contrarreloj por equipos el segundo día.
Ya en territorio francés, y antes de que el pelotón se adentre en los Vosgos los ciclistas disputaran dos etapas consagradas a los sprínters, para acto seguido afrontar una primera etapa ideal para una fuga y el primer gran reto para los escaladores, la llegada a La Planche des Belles Filles (7 km al 8,7%) y que al estar la meta algo más arriba de lo habitual los ciclistas se encontraran con una rampa final nueva al 20%. En esta misma etapa los ciclistas pasaran por 4 puertos previos (incluido el Ballon d´alsacia que siempre es un juez de la carrera). Sin embargo el resto del paso por el macizo central son más bien etapas rompe piernas que de montaña realmente.
Es de aplaudir el hecho de que las etapas de montaña, o media montaña, comiencen ya en la 5ª etapa, lo que ayudara en gran medida a reducir la tensión que se vive en el pelotón la primera semana de carrera y evitar las caídas
El Tour se adentrara a partir de ahí a explorar el Macizo Central, con tres etapas con aroma a clásica, aunque sin ningún gran puerto, emparedadas por otras dos etapas llanas y la jornada de descanso en Albi, el segundo martes de la carrera. Después de este merecido primer descanso, a partir de la 12ª etapa, comenzará lo bueno. Lo criminal, pensará más de uno. La primera etapa pirenaica será la más suave, con las ascensiones al Peyresourde y la Hourquette d'Anciran, esta última a 30 kilómetros de meta.
La contrarreloj individual corta, casi simbólica de Pau,será la encargada de empezar a poner a cada uno en su lugar y reordenará la clasificación general antes de la 14ª etapa, la tercera de la historia con llegada al Tourmalet (19 km. al 7,4%), previo paso por el Soulor. 
El tríptico pirenaico se cerrará con la llegada inédita a Prat d'Albis (11,8 km. al 6,9%) en una etapa que también incluye las ascensiones al Montsegur, el Puerto de Lers y el Muro de Péguère. El pelotón se dará un respiro en los dos días siguientes, cediendo el protagonismo a los sprínters (en Nimes) y los cazadores de etapas (en Gap, en una etapa que parte del acueducto del Port du Gard), antes de sumergirse en los Alpes en los que destaca la 18ª etapa, con tres puertos de más de 2.000 metros que sin embargo, no termina en alto.
Tres etapas terroríficas que empezarán con un plato fuerte: Vars, Izoard y Galibier, en cuyo descenso finalizará la jornada, para un total de 207 km, la etapa de montaña más larga de esta edición. Aussois, Iseran y Tignes (7,4 km. al 7%) conducirán al pelotón hacia la traca final, una etapa de 131 km. de los que 60 son de ascensión. Tras pasar Roselend y Longefoy, el pelotón tendrá que afrontar el criminal Val Thorens (33,4 km. al 5,5%), el tercer final más alto de la historia del Tour. La última etapa, como es tradición, será de transición hacia el podio final, con la clásica llegada a los Campos Elíseos de París.
Es cierto que esta edición del Tour de Francia, tendrá cinco finales en alto, tres de ellos a más de 2.000 metros de altitud, y un total de 30 puertos de segunda categoría o superior, siete de alta montaña, cinco accidentadas, siete llanas, una contrarreloj por equipos y otra individual. A pesar de este perfil, yo no estoy del todo de acuerdo con que sea tan montañoso como nos lo quieren vender.
Creo que está más enfocado a beneficiar las dotes escaladoras de los mejores ciclistas franceses del momento como son Romain Bardet y Thibaut Pinot. El vasco Mikel Landa, también entraría en la quiniela de los beneficiados de este recorrido.
Entre los perjudicados, esta la gente del perfil de Tom Dumoulin, Primoz Roglic e incluso el propio Chris Froome y el último ganador si al final decide participar, Gerain Thomas lo van a tener complicado.
A Nairo Quintana, yo realmente, no sé donde encajarle, porque las etapas de alta montaña debido al poco kilometraje, son más explosivas que agonísticas.
Lo dicho, un Tour montañoso pero hecho claramente para perjudicar a los contrarrelojistas que suben bien y beneficiar a los escaladores, pero sin tanta épica ni etapas de alta montaña como en otras ocasiones.
Sin adoquines, sin prólogo y sin etapas por debajo de los 100 kilómetros. Los organizadores del Tour de Francia 2019 nos lo quieren vender como uno de los más montañosos de la historia en un intento de incrementar el espectáculo y limitar el control de los grandes equipos. ¿Lo lograran?, ya se verá.
Creo que el recorrido incide en la senda marcada en los últimos años, alentada también por las dotes escaladoras de los mejores corredores franceses del momento, principalmente (como ya dije) Romain Bardet y Thibaut Pinot. Las contrarrelojes son ya anecdóticas en la carrera que hizo de ellas una de sus grandes señas de identidad. 54 kilómetros en total, repartidos a partes iguales entre la crono por equipos del segundo día en Bruselas y la individual en la 13ª etapa, y con cinco etapas de montaña por delante todavía, buscando que los escaladores más puros tengan margen para recuperar tiempo a base de ataques.
El mismo día de la presentación del Tour, su director Christian Prudhomme, aseguró que pedirá a la Unión Ciclista Internacional que prohíba los medidores a fin de ganar en espontaneidad. Tal petición ha hecho que muchos ciclistas desde entonces en declaraciones a los medios estén dando su opinión a una práctica que se ha estandarizado en este deporte y que, en opinión de muchos, resta vistosidad al ciclismo. Que el corredor sepa en cada momento dónde está su límite parece privarle de iniciativa.
Yo creo que si lo que se quiere es espectáculo, se deberían prohibir en carrera los potenciómetros e incluso los pinganillos. Eso convertiría este deporte en algo maravilloso. Los ciclistas se moverían por "sensaciones", y contribuiría a humanizar más el ciclismo dejando de lado las nuevas tecnologías.

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