Aprovechando estos días de transición hasta el Tour de Francia,
quiero destacar algunas cosas de lo acontecido en el Giro de Italia 2013, un
Giro que empezó muy animado, con espectáculo en la primera semana llena de
emboscadas y sorpresas que propició que los mejores de la general aparecieran
rápidamente en los primeros puestos. Ryder Hesjedal y Bradley Wiggins muy
activos, se mostraron muy metidos en
carrera y transmitiendo sensaciones positivas que hacían pensar que iban muy en
serio. Pero fue aparecer el agua, el frio y la nieve para que todo cambiara,
después de varios días de grandes penurias y desengañados por el mal clima que
les trajo la enfermedad, decidieron poner rumbo a casa.
El Giro perdía a dos de sus tres grandes favoritos, quedando el horizonte absolutamente despejado para Vincenzo Nibali que demostró ser el más fuerte de la carrera desde el primero al último día.Terminando la primera semana de carrera de rosa y desde ahí hasta Brescia asumió con maestría su papel de líder. Lidiando con certeza las pocas dificultades a las que se tuvo que enfrentar, aprovechando las pocas oportunidades para demostrar de manera efectiva su superioridad en cualquier terreno y que a pesar de haber sido un Giro mutilado, Nibali fue superior a todos sus rivales.
Se acabó llevar el cartel de aspirante, Vincenzo Nibali alcanzó su madurez deportiva situándose junto a los más grandes del ciclismo.
Queda claro, que a pesar de las variaciones y cancelaciones de etapas en este Giro de Italia no fueron determinantes para dilucidar el vencedor final pero si al resto de participantes.
A la sombra de Vincenzo Nibali aparecieron dos grupos de ciclistas de generaciones diferentes.
Una generación de jóvenes y prometedores ciclistas que empiezan a dar muestras de su clase, aunque les falta ese punto de madurez que les permite luchar por grandes victorias.
La otra generación, estuvo formada por veteranos que exprimieron su experiencia para agarrarse a los puestos de honor.
Cadel Evans y Michele Scarponi, tercero y cuarto respectivamente, hicieron valer su veteranía para no ceder ni un segundo más incluso en los días malos. Aprovecharon la eliminación de lo más duro del recorrido para aguantar en los primeros puestos en la general a pesar de no haber transmitido grandes sensaciones en la alta montaña. La veteranía es un grado, experimentados en mil batallas y su habilidad para moverse en carrera agarrándose a cualquier rueda cuando las piernas no responden les valió esos puestos de honor que están destinados a ser heredados por esta generación que viene empujando fuerte.
A quien se le acabo el crédito definitivamente fue a Robert Gesink que por enésima vez volvió a fracasar a pesar de librar con solvencia la primera semana, fue incapaz de estar con los mejores en su terreno, desinflándose absolutamente en los últimos días y abandonando en la 19ª etapa.
No creo que el equipo Blanco en un futuro próximo vaya a confiar su suerte en Gesink, teniendo a Bauke Mollema, Steven Kruijswijk o Wilco Kelderman representantes de ese grupo de jóvenes herederos que salieron perjudicados por la cancelación de los puertos más duros de este Giro y que fueron principalmente: Rigoberto Uran, Carlos Betancur y Rafal Majka. Betancur, disipó cualquier duda sobre qué tal se adaptaría a una vuelta de tres semanas, mostrándose más fuerte que Evans y Scarponi según aumentaba la dureza de la etapa por lo que no hubiera sido raro que hubiera podido asaltar la tercera plaza del podio.
En lo negativo los positivos por EPO de Danilo di Luca y Mauro Santambrogio del Vini Fantini.
Si el ciclismo quiere recuperar el camino de la credibilidad pérdida, ciclistas como Danilo di Luca, involucrado hasta en tres escándalos de dopaje y Santambrogio tienen que desaparecer del panorama ciclista. En el caso de Di Luca parece que por fin no volveremos a ver al italiano con un dorsal.
A veces olvidamos que en el dopaje no se puede estar de un lado ni del otro. Se tiene que estar contra el dopaje o no estar.
En cuanto a los españoles, Beñat Intxausti fue el más destacado de los nuestros, finalizando octavo y venciendo en una etapa, además de portar un día el maillot rosa de líder.
Por equipos la victoria fue para el Sky, aunque ninguno ha festejado tantos triunfos de etapa como los cuatro del Movistar.
Se acabó el Giro 2013, en el que por desgracia las complicaciones meteorológicas fueron en muchas ocasiones más protagonistas que la propia carrera.
El Giro perdía a dos de sus tres grandes favoritos, quedando el horizonte absolutamente despejado para Vincenzo Nibali que demostró ser el más fuerte de la carrera desde el primero al último día.Terminando la primera semana de carrera de rosa y desde ahí hasta Brescia asumió con maestría su papel de líder. Lidiando con certeza las pocas dificultades a las que se tuvo que enfrentar, aprovechando las pocas oportunidades para demostrar de manera efectiva su superioridad en cualquier terreno y que a pesar de haber sido un Giro mutilado, Nibali fue superior a todos sus rivales.
Se acabó llevar el cartel de aspirante, Vincenzo Nibali alcanzó su madurez deportiva situándose junto a los más grandes del ciclismo.
Queda claro, que a pesar de las variaciones y cancelaciones de etapas en este Giro de Italia no fueron determinantes para dilucidar el vencedor final pero si al resto de participantes.
A la sombra de Vincenzo Nibali aparecieron dos grupos de ciclistas de generaciones diferentes.
Una generación de jóvenes y prometedores ciclistas que empiezan a dar muestras de su clase, aunque les falta ese punto de madurez que les permite luchar por grandes victorias.
La otra generación, estuvo formada por veteranos que exprimieron su experiencia para agarrarse a los puestos de honor.
Cadel Evans y Michele Scarponi, tercero y cuarto respectivamente, hicieron valer su veteranía para no ceder ni un segundo más incluso en los días malos. Aprovecharon la eliminación de lo más duro del recorrido para aguantar en los primeros puestos en la general a pesar de no haber transmitido grandes sensaciones en la alta montaña. La veteranía es un grado, experimentados en mil batallas y su habilidad para moverse en carrera agarrándose a cualquier rueda cuando las piernas no responden les valió esos puestos de honor que están destinados a ser heredados por esta generación que viene empujando fuerte.
A quien se le acabo el crédito definitivamente fue a Robert Gesink que por enésima vez volvió a fracasar a pesar de librar con solvencia la primera semana, fue incapaz de estar con los mejores en su terreno, desinflándose absolutamente en los últimos días y abandonando en la 19ª etapa.
No creo que el equipo Blanco en un futuro próximo vaya a confiar su suerte en Gesink, teniendo a Bauke Mollema, Steven Kruijswijk o Wilco Kelderman representantes de ese grupo de jóvenes herederos que salieron perjudicados por la cancelación de los puertos más duros de este Giro y que fueron principalmente: Rigoberto Uran, Carlos Betancur y Rafal Majka. Betancur, disipó cualquier duda sobre qué tal se adaptaría a una vuelta de tres semanas, mostrándose más fuerte que Evans y Scarponi según aumentaba la dureza de la etapa por lo que no hubiera sido raro que hubiera podido asaltar la tercera plaza del podio.
En lo negativo los positivos por EPO de Danilo di Luca y Mauro Santambrogio del Vini Fantini.
Si el ciclismo quiere recuperar el camino de la credibilidad pérdida, ciclistas como Danilo di Luca, involucrado hasta en tres escándalos de dopaje y Santambrogio tienen que desaparecer del panorama ciclista. En el caso de Di Luca parece que por fin no volveremos a ver al italiano con un dorsal.
A veces olvidamos que en el dopaje no se puede estar de un lado ni del otro. Se tiene que estar contra el dopaje o no estar.
En cuanto a los españoles, Beñat Intxausti fue el más destacado de los nuestros, finalizando octavo y venciendo en una etapa, además de portar un día el maillot rosa de líder.
Por equipos la victoria fue para el Sky, aunque ninguno ha festejado tantos triunfos de etapa como los cuatro del Movistar.
Se acabó el Giro 2013, en el que por desgracia las complicaciones meteorológicas fueron en muchas ocasiones más protagonistas que la propia carrera.
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