Indurain (hijo) calentando bajo la atenta mirada de su padre |
Su nombre completo es: Miguel Induráin López de Goicoechea y en las últimas semanas su apellido, muy familiar, ha vuelto a sonar con fuerza en los medios especializados en ciclismo. Se trata de Miguel Indurain júnior, el hijo mayor del mejor ciclista español de todos los tiempos.
Después de probar en otros deportes como el karate o el futbol, hace cinco años que decidió seguir la estela de su padre. Desde entonces, pertenece al Club Ciclista Villavés luciendo el maillot del Beola Motor.
Miguel Induráin (padre). No es el primer ciclista que ve como su vástago sigue sus pasos. Como ejemplos están los Merckx (Eddy y Axel), los Roche (Stephen y Nicolás) o los Schleck (Johny, Frank y Andy).
Cuando Miguel Indurain Larraya anunció un 2 de enero de 1997 que colgaba la bicicleta, explicó brevemente los motivos que le llevaron a tomar esa decisión. "Creo que ya le he dedicado el tiempo suficiente al ciclismo de competición y ahora deseo disfrutar de este deporte como afición. En definitiva, y tras meditarlo minuciosamente, pienso que he tomado la mejor decisión para mí y para mi familia. Ellos también me están esperando", aseguró. La familia eran su mujer Marisa y su hijo Miguel, nacido en diciembre de 1995.
Dieciséis años después de que el ciclismo español quedara huérfano de su gran campeón, otro Indurain llama a la puerta. Todos los que lo han visto aseguran que se trata de una fotocopia del padre. Alto y robusto, con largas piernas que la genética le tira más hacia rodador y una musculatura todavía por definir. Tímido e introvertido, se entrega en cuerpo y alma al entrenamiento. Siempre en silencio, huyendo de los focos y de todo el ruido que genera su apellido.
Su exhibición en el campeonato de Navarra contrarreloj, donde recorrió los 10 kilómetros del recorrido a una media de 40,18 kilómetros por hora, hizo recordar a más de uno las demostraciones de Miguel Indurain senior en la lucha contra el cronómetro. Otro guiño al pasado son las muestras de compañerismo hacia otros miembros del equipo.
Una planta muy similar, un físico privilegiado, un carácter reservado y generosidad con los compañeros. Las comparaciones están ahí. De momento, esto es solo el principio de un largo camino hacia la cima. El tiempo dirá si otro Indurain inscribe su nombre con letras de oro en las páginas del deporte español y mundial.
El próximo año correrá con los Sub-23, madera tiene, aunque los grandes solo salen cada cincuenta años.
De momento el exciclista sale con su hijo por las carreteras de vez en cuando y, dentro de su discreción habitual, se le puede ver también en las cunetas apoyándole o dándole consejos, mostrándose orgulloso de que su hijo mayor, haya decidido seguir sus pasos apoyándole de forma incondicional para que disfrute tanto como él y mejore, si es posible, su trayectoria.
A la pregunta de si su hijo tiene facultades. Miguelon padre responde: “Todavía no tiene el físico hecho, hay otros que con su edad están más desarrollados, pero también yo tuve un desarrollo tardío. Pero tiene buena palanca al tener la pierna larga y domina bien la bicicleta”.
Miguel Indurain (hijo), desde luego, planta tiene, no sé si más que su padre, pero una cosa llama la atención y en la que sí se parece a su padre es en la forma física.
A mí, sinceramente me gustaría que llegase muy alto. Me encantaría volver disfrutar con otro Miguel Induráin, de nuevo ganador del Tour de Francia.
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