domingo, 1 de marzo de 2015

CICLISMO EN EL DESIERTO POR LOS PETRODOLARES

Durante el mes de febrero que ayer puso punto final al segundo mes de competición de esta temporada 2015, la serpiente multicolor se desplazó de una manera cada vez más evidente a la península arábiga. La combinación de los petrodólares (dinero fresco y en efectivo) y las buenas temperaturas llevaron a los equipos con sus mejores  ciclistas a hacer una buena parte de su preparación competitiva en este inicio de temporada a las tres carreras de los países árabes.
Del 4 al 7 de febrero en el Emirato de Dubái se disputó el Tour de Dubái que organiza desde el año pasado el Consejo de Deportes de Dubái en asociación con la RCS Sport (organizadora del Giro de Italia), es la más joven y la encargada de abrir el tríptico con cuatro días en el Emirato. Este año ascendió a la categoría 2.HC, máxima dentro de este calendario. Ante este ascenso de categoría y en vista de que los ciclistas quieren evitar el frío mallorquín de finales de enero o debutar tan pronto en el Tour Down Under o en el Tour de San Luis, con la disputa del Tour de Dubái se les presentaba una oportunidad idónea al tener asegurado buen tiempo, calor, amplias carreteras por las que competir y el lujo árabe, fueron algunas de las cosas de las que disfrutaron los ciclistas durante esos cuatro días de competición, donde solo el viento de la zona les ocasionaron algunos inconvenientes. Pese a ser solamente su segunda edición, la participación y su calidad superaron por mucho las expectativas de esta carrera donde el ciclista de la isla de Man (Inglaterra), Mark Cavendis (Etixx-Quick Step) se convertía en el Campeón de esta segunda edición tras imponerse en la cuarta y última etapa al italiano Elia Viviani (Sky) y Juanjo Lobato (Movistar), segundo y tercero respectivamente, haciéndose con el liderato que hasta ese momento ostentaba el alemán John Degenkold (Giant). Juanjo Lobato concluía esta primera cita en el tercer lugar del podio final, terminando así una semana en la que ha sabido mantener la regularidad. Mientras, el también español Alejandro Valverde no pudo mantenerse en el podio finalizando cuarto a doce segundos del británico que releva en el palmarés de la prueba al estadounidense Taylor Phinney, ganador del título el año pasado.
Inmediatamente un día después comenzaba la más veterana del tríptico, el Tour de Qatar, con más de una década de historia y seis días de competición, la edición de este año se disputó del 8 al 13 de febrero, manteniendo su filosofía de etapas destinadas al nerviosismo por el viento y las llegadas masivas incentivaron la participación de una gran cantidad de velocistas, la contrarreloj en el Circuito de Lusail, rompió la rutina dando la única oportunidad a los  rodadores, y en general, para todos aquellos que no tenían esa punta de velocidad. Disputar el Tour de Qatar parece sencillo ya que no hay ni un metro de desnivel, pero encierra la trampa del viento. Esas largas rectas, sin nada a los costados de la calzada pero con fuertes ráfagas de viento obligan a los corredores a tener que estar siempre delante, para poder controlar la carrera, luchar por las bonificaciones en los sprints intermedios o intentar evitar las caídas como las sufridas por Tom Boonen y Peter Sagan, dos de los favoritos en esta primera etapa. Una etapa en la que el ciclista español José Joaquín Rojas (Movistar) se enfundo el primer maillot de líder tras conseguir la victoria. El murciano aprovechó una llegada masiva sin dominadores para estrenar su casillero esta temporada, prolongando el magnífico inicio de temporada del Movistar.
La victoria de la segunda etapa se la jugaron un grupo de 25 ciclistas entre los que no estaba el líder Joaquín Rojas, quien se dejaba el maillot de líder al perder más de 3 minutos en meta. El viento lateral y favorable, sumado a las tormentas de arena que golpearon al pelotón desde la salida, convirtieron la etapa en un campo de batalla, con hasta tres grandes intentos de abanicos que acabaron por partir al grupo en incontables pelotones. La etapa la ganaba el noruego Alexander Kristoff (Katusha), enfundándose el maillot de líder.
La contrarreloj individual de 10,9 kilómetros de la tercera etapa se disputó en el circuito de velocidad de Lousail, fue para el holandés Niki Terpstra (Etixx-Quick Step), que detuvo el cronómetro en 14 minutos y 3 segundos, superando en 8 segundos a Fabián Cancellara (Treck Factory Racing) y en 9 a Bradley Wiggins (Sky), pasando a dominar la general con 11 segundos sobre Maciej Bodnar (Tinkoff-Saxo) y con 12 sobre Ian Stannard (Sky). De nuevo el viento y la arena fueron protagonistas de la cuarta etapa, hecho que obligó a la organización a adelantar una hora La salida. El miedo a las caídas y a las condiciones imposibles denunciadas por algos ciclistas no impidieron las aventuras. El propio Bradley Wiggins fue uno de los que aterrizaron en el asfalto catarí. Alexander Kristoff remato el buen trabajo de su equipo ante el acoso del Tinkoff-Saxo de Peter Sagan, que buscaba con ahínco la victoria. Un sprint ajustado que al final se apuntó el noruego que firmaba así su segunda victoria. La general mantenía al frente a Niki Terpstra.
En la 5ª etapa los jueces tuvieron que echar un vistazo a la foto finish para proclamar ganador a Alexander Kristoff, que en el desierto catarí esta temporada se mostró intratable y que por tercera vez en cinco días alzo los brazos. Niki Terpstra, aguanto el maillot dorado en una jornada en la que se salió a 50 kilómetros por hora, muy disputada, en ocasiones con un fuerte viento que dificultó la marcha y produjo algunas caídas.
En la sexta y última etapa se vivieron momentos de emoción, cuando Alexander Kristoff metió cierto miedo al líder cuando se apuntó dos segundos de bonificación en el primer sprint intermedio, con lo que se situaba a nueve, pero ya no tuvo más opciones porque Terpstra estuvo siempre muy atento en la parte delantera del pelotón y junto a su equipo no permitieron que nadie y menos Kristoff, abriera hueco y consiguiera segundos de ventaja. La etapa fue para Sam Bennett (Bora-Argon) que consigue su triunfo más significativo en su corta carrera, tras la cual Niki Terpstra revalida su triunfo en esta prueba que ya se adjudicó el año pasado.
A estos seis días de competición en Qatar, le siguieron cuatro de descanso activo para los integrantes de la serpiente multicolor que posteriormente completarían con otros seis de competición en el sultanato de Omán que cerraba el tríptico en Oriente medio y que es la más complicada, ya que su orografía da para un par de etapas de montaña en la que los ciclistas tendrían las primeras pruebas de cara a sus grandes objetivos en esta temporada.
La primera etapa como era predecible al ser totalmente llana se disputo al sprint con victoria del italiano Andrea Guardini (Astana) que se convertía en el primer líder de la prueba.
En la segunda etapa el calor volvió a ser el gran protagonista, provocando el primer gran sofocón de la temporada para muchos de los integrantes de este pelotón como fue el caso de “Purito” y Vincenzo Nibali que se quedaron cortados en el repecho situado a 5 kilómetros de meta. Ese mismo sol sin embargo, no le ha podido venir mejor a Alejandro Valverde para su recuperación, que tras el abandonó en la última etapa del Tour de Qatar, según parece por estar algo enfermo, se metía de lleno en la lucha por la segunda etapa que por centímetros se llevó Fabian Cancellara que pasaba a comandar la clasificación general y colocaba a Valverde como el gran favorito de llevarse esa general final.
La tercera etapa con inicio y final en la ciudad de Al Mussanah Sports City,  consagraba a Alexander Kristoff al sumar su cuarta victoria en esta temporada, después de las tres en el Tour de Qatar. Fabian Cancellara continuaba de líder de la general.
La meta de la cuarta etapa estaba en Green Mountain, una subida en la que vimos un reguero de ataques de los principales gallos. El primero en abrir el  fuego y probar fue Nibali, que no esperó demasiado para iniciar su ofensiva y seleccionar el grupo, que quedó reducido a unos veinte privilegiados, tras el esfuerzo de ese potente ataque, el Tiburón de Mesina se vino abajo, momento que aprovechó el líder del BMC Tejay Van Garderen, al ver la debilidad de hombres como “Purito”, Valverde y el propio Nibali. El norteamericano contrataco con Rafa Valls (Lampre-Merida) y Rafal Majka (Tinkoff-Saxo), un trio con desparpajo, hambre y ganas de victoria. A falta del último kilómetro un grupo en el que estaban Valverde y Pinot alcanzaban al trio de escapados, momento que aprovecho Ben Hermans, pero todos salieron a su rueda. El nuevo y potente demarraje de Van Garderen se llevó consigo a Rafa Valls que en un mano a mano final aprovechó el trabajo del americano del BMC rematándole con clase y contra pronóstico en la parte más empinada de la Montaña Verde, meta de la etapa reina que un año más dicto sentencia y corono como Rey del Tour de Omán al español Rafa Valls que se ponía de líder con todos los boletos para hacerse con la victoria final. Tercero entraba Alejandro Valverde.  
La quinta etapa fue suspendida por las duras condiciones climatológicas que impedían el correcto desarrollo de la carrera. Una tormenta de arena, ráfagas de viento y un calor asfixiante hicieron que los ciclistas se plantaran obligando a la organización a neutralizar la etapa. Sin la disputa de esta etapa y ante la última completamente llana, Rafa Valls era el máximo favorito para llevarse la general final como así fue.
Después del horroroso día anterior que pasaron los ciclistas, con más de 40 grados de temperatura y unos vientos huracanados, en la sexta etapa había miedo de que volviera a suspenderse. Sin embargo, los termómetros de Omán señalaban que el calor había descendido unos 20 grados y por lo tanto podía darse el pistoletazo de salida. Tras ese pistoletazo, los continuos ataques por formar la escapada buena enseguida desvelaron las intenciones de cuatro ciclistas que lo consiguieron y que rápidamente aventajaron al pelotón en más de 9 minutos a falta de 70 kilómetros.
Algo que no parecía incomodar mucho al Lampre-Merida ya que los tiempos perdidos por Brändle,Keisse, Pate y Van Mairhaeghe no hacian peligrar el liderato de Rafa Valls, por lo que la etapa estaba siendo tranquila para el español. Sin embargo, a falta de siete kilómetros un ataque de Valverde puso contra las cuerdas al Lampre que rápidamente neutralizaron al compatriota de su líder que intentaba aguarles la fiesta. Por delante se mantenían los cuatro escapados donde el más listo de la clase fue Matthias Brändle, que a falta de tres kilómetros lanzo un ataque que nadie pudo seguir. Increíble victoria del austriaco en este Tour de Omán que se despide hasta el año que viene con Rafa Valls que gana su primera carrera por etapas  proclamándose de esta manera nuevo y flamante campeón. Tejay Van Garderen (BMC) y Alejandro Valverde (Movistar) completaron el podio, segundo y tercero respectivamente.
Estos 16 días de competición por tierras árabes son comparables a las carreras que se disputaban durante las mismas fechas en España, pero las ya mencionadas y agradables temperaturas son la principal excusa, aunque el factor diferencial es, lógicamente el económico. Sé que los equipos aun prefieren realizar sus stage de pretemporada invernal en la costa levantina y las islas Baleares y Canarias, pero a la hora de competir, prefieren trasladarse a los auspicios de los jeques que pagan con petrodólares contantes y sonantes.
Gracias a una acertada estrategia de imagen solo la Vuelta a Andalucía está remontando el vuelo, ahora además con televisión en directo, mientras que en la mayoría de las otras carreras españolas languidecen sin apoyos.
Este año los grandes gallos del pelotón internacional disputaron al menos dos de las carreras de los emiratos árabes, algunos incluso las tres: Mark Cavendish, Degenkolb, Philippe Gilbert, Purito Rodríguez, Nibali o Valverde estuvieron en Dubai; Gilbert y Valverde, junto con Tom Boone, Fabian Cancellara, Marcel Kittel, Alexander Kristoff, Peter Sagan, Niki Terpstra o Bradley Wiggins pasaron por Qatar y en Omán estuvieron presentes también Cancellara, Kristoff, Nibali, Purito, Peter Sagan, Rui Costa y Valverde  que hizo pleno. Prácticamente solo faltaron Contador y Chris Froome, que se estrenaron en Andalucía, el Campeón Mundial Kwiatkowski que estuvo en el Algarve y Nairo Quintana que había estado en el Tour de San Luis.
La tónica de estas carreras son muy similares: recorridos completamente llanos por un desierto sembrado de rascacielos, islas artificiales, mega tiendas, complejos comerciales cada vez más grandes y hoteles de súper lujo, eso sí, con fuertes rachas de viento como el gran protagonista, además de la siempre molesta arena. Exceptuando el habitual ascenso a Green Mountain (la montaña verde) en Omán, que permitió que los ciclistas aspirantes a triunfos en las grandes vueltas  mostrasen su estado de fuerza, el resto de los recorridos fue propicio para velocistas y rodadores. Otra de las novedades con las que se encuentran los ciclistas, en estos países sin ninguna tradición ciclista, es la práctica inexistencia de público, salvo en algún repecho o en la meta. Aunque las carreras fueron transmitidas por la televisión en directo, solo las pudieron ver en Dubai.
A pesar de todos los pros y contras que se puedan encontrar los equipos y los ciclistas, a la llamada de los petrodólares nadie se puede resistir y más en estos tiempos que corren. El dinero y la tradición son un debate que también en el ciclismo los últimos años se ha acentuado. Así es  que ante esta llamada el propio Campeonato del Mundo de ciclismo en ruta de 2016 se disputara en Qatar.
Una inversión económica proveniente de los emiratos que no solo se muestra en forma de competiciones con esta disputa del tríptico en Oriente Medio, o el próximo Campeonato del Mundo en 2016, sino también de nuevos equipos. Ya existe el Skydive Dubai en categoría Continental, que ya se ha hecho un hueco en los circuitos asiáticos y africano y que tiene la aspiración a medio plazo de ascender a la élite, también se habla de posibles patrocinios de equipos ya existentes.
Hay que tener claro que el ciclismo necesita de solvencia económica para evitar convertirse definitivamente en un deporte minoritario. El interés inversor que provenga de los emiratos puede ser muy positivo para crear competiciones, potenciar equipos, iniciar proyectos y sobre todo relanzar la imagen del ciclismo con más y mejores medios. Sin embargo, la falta de tradición podría suponer un alejamiento por parte del público más “puritano”. Pero sea como sea:

La realidad actual es que el ciclismo necesita dinero para sobrevivir.

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