El lunes comenzábamos la semana con
la disputa de la 3ª etapa del Tour de Francia, una etapa que estuvo marcada por
la caída de una veintena de ciclistas y un largo parón del pelotón ordenado por
Christian Prudhomme que marcaron el devenir de una etapa que finalizaba en el
Muro de Huy y que nos dejo la imagen de un pelotón totalmente parado en la
carretera esperando a los que, por
suerte, pudieron levantarse y seguir la carrera, como fueron los casos del
propio líder Fabian Cancellara, que pudo reincorporarse aprovechando la
neutralización y Rui Costa, al igual que Johan Vansummeren y Michael Matthews.
La tremenda caída forzó a que tuviesen que abandonar Simon Gerrans, Dmitry Kozontchuk,
Tom Dumoulin y Willian Bonnet, que fue el más afectado y necesito de un
collarín tras quedar tendido en el suelo. Cancellara que logro finalizar la
etapa, aunque se quedó descolgado a causa de las heridas sufridas, tras los exámenes
a los que fue sometido decidió abandonar la competición debido a las fracturas
de dos vértebras lumbares similares a las que ya tuvo la pasada primavera y que
le obligaron a parar la competición.
Al margen de la terrible montonera
que marcó a sangre y fuego esta etapa que finalizaba en la subida corta pero de
porcentajes violentos y con una pared explosiva y prestigiosa como es el Muro de
Huy, la misma llegada que la de la Flecha Valona y donde Joaquim “Purito”
Rodríguez volvió a demostrar su explosividad apuntándose la etapa por delante
de Chris Froome, el otro vencedor del día ya que aventajo en once segundos a
Nairo Quintana y a Vincenzo Nibali y en 18 a Alberto Contador que unido a los
seis de bonificación le hacían líder. Lo inquietante es la perdida de esos 18
segundos de Contador en meta. No aguanto
el ritmo de Froome, ni fue capaz de seguir
la rueda del grupo de Nibali y Nairo. Es verdad que la pérdida es mínima
y que admite un millón de excusas, pero se le ve debilidad.
La temida y dura etapa del martes con
más de trece kilómetros de pavés fue emocionante con varios ataques por parte
de Nibali al que todos los favoritos respondieron salvando una etapa a la que
todos temían. No hubo que lamentar caídas pero si abandonos, como fueron los de
Andreas Schillinger, Daryl Impe y el ya comentado de Cancellara. En los tramos
adoquinados Contador sufrió una avería que paso inapreciable para la mayoría de
los espectadores y posiblemente para sus rivales. Al pistolero se le rompió la
llanta trasera a falta de 25 kilómetros y aunque le rozaba prefirió no
cambiarla. Por suerte le aguanto y pudo llegar sin contratiempo.
El triunfo fue para la locomotora
alemana Tony Martin que gracias a las bonificaciones también se hacía con el
prestigioso maillot amarillo.
El miércoles con la llegada a Amiens
volvían las caídas al Tour, caída tras caída y más caídas, son sucesos
inevitables cuando el pelotón acumula tanta tensión y la carretera esta mojada.
Esta vez el espectacular accidente llegó justo bajo la pancarta de 25
kilómetros a meta. En la parte trasera del pelotón, alguien hizo el afilador y
más de treinta ciclistas se fueron al suelo. Afortunadamente para ellos, era en
un instante de calma y la velocidad era baja. Entre los afectados, como no,
estaba el francés Thibaut Pinot, que este año se apunta a todas las desgracias.
Lo mismo que Nacer Bouhanni, días después de caerse en el Campeonato de
Francia, el sprinter francés del Cofidis volvió a rodar por los suelos, con
heridas de consideración, siendo evacuado en ambulancia al hospital de Arras. Así
fue que, lo que parecía una etapa cantada para la llegada masiva el pelotón se
partió en varios trozos, llegando a la meta unos cincuenta corredores entre los
que iba Andre Greipel que ganó fácilmente debido a que el ciclista del Lotto ha
venido a este Tour muy preparado y por eso gana hasta en las metas volantes.
Los favoritos llegaron todos bien y enteros, aunque con el miedo en el cuerpo.
Otro damnificado que se tuvo que ir para casa en esta etapa fue Jack Bauer.
La 6ª etapa tenia la llegada en Le
Havre, la ciudad en la que en 1924 y 1925 venció Ottavio Bottecchia, en ambos
casos culminó con la general final convirtiéndose en el primer ciclista italiano
en ganar el Tour. Este italiano que había nacido en 1894 en el seno de una
familia muy humilde, empezó muy pronto a trabajar de albañil. En plena guerra
aprendió a pedalear porque combatió con los Bersaglieri, una unidad que llevaba
mensajes al Estado Mayor en bicicleta. Al término del conflicto, tras recibir
la medalla de bronce al valor, se dedicó al ciclismo profesional.
En 1922 acabó segundo el Tour tras su
jefe que auguró: “este será mi sucesor”. No se equivoco, dos años después
fue líder del Tour desde el primer al último día, volviendo a ganarlo al año
siguiente. En 1926 se retiro con lágrimas en los ojos y en 1927 no llego a
correrlo, unos días antes (14 junio), fallecía en un hospital por las heridas
sufridas doce días antes. Un agricultor lo había encontrado con el cráneo, una
clavícula y varios huesos fracturados. Después de trasladarle a un bar cercano
el cura del pueblo le dio la extremaunción sobre una mesa. Aunque su bicicleta
estaba intacta, la investigación se cerró como un accidente. Años después se
autoinculparon dos personas. Un agricultor en su lecho de muerte, dijo que le
había dado una pedrada por robarle sus uvas. En Nueva York, un italiano que
había sido detenido tras una pelea a navajazos confesaba que había matado a
Ottavio y a su hermano Umberto (atropellado en 1926), por encargo de los
fascistas, por haber sido un izquierdista muy crítico con Mussolini. Fuese como
fuese, su muerte nunca fue esclarecida. Pero Ottavio Bottecchia forma parte de
la historia del Tour de Francia que precisamente el jueves llegaba al lugar
donde este italiano empezó a escribir su propia leyenda.
La etapa de hoy todo presagiaba que
iba ser una etapa tranquila, de sol en lo alto y con una fuga consentida. El
guión se estaba cumpliendo, hasta que en el último kilometro se desplomaba el
líder. Nadie le disparó, pero en una maniobra extraña Tony Martin perdía el
equilibrio y se abalanzaba sobre los ciclistas que iban a su derecha: Nibali y
Nairo, entre otros también se fueron al suelo. Froome se salvo por centímetros.
Tony Martin fue el responsable y el
más perjudicado, incapaz de apoyar el brazo izquierdo en el manillar, cruzo la
meta empujado por sus compañeros. El alemán subió al podio, pese a la fractura
de clavícula confirmada poco después desde el hospital.
El susto no fue a mayores para el
resto de implicados. El tiempo no corría porque el accidente había sido dentro
de la zona de protección, últimos tres kilómetros.
Para el equipo Etixx QuickStep fue
una etapa cruelmente agridulce: Mientras Tony Martin cruzaba la meta malherido,
su compañero Zdenek Stybar celebraba su triunfo después de aprovechar el
desconcierto de la caída para sumar su primer triunfo en el Tour. Peter Sagan,
fiel a su costumbre este año, quedaba por tercera vez segundo en las seis etapas
disputadas. Michael Albasini abandonaba.
La 7ª etapa del Tour se corrió sin
que nadie luciese el maillot amarillo. Tony Martin hasta ayer líder de la ronda
gala, se había fracturado la clavícula izquierda tras la caída en el último
kilómetro de la etapa, por lo que hoy no tomó la salida y el heredero de esa
prenda Chris Froome, decidió en la misma mañana antes de la salida no lucir el
amarillo en homenaje a Tony Martin.
Así es que el viernes, el Tour estaba
como triste y algo manco. En las clasificaciones sobre el papel había un líder,
pero ese líder no estaba en carrera. Los jueces constataron que Tony Martin no
corría y tomaron nota, pero no lo hicieron oficial hasta la llegada a Fougéres.
El único detalle que recordaba el
efímero reinado del alemán era el coche de su equipo, colocado el primero en la
fila detrás del pelotón, el director de carrera y el médico; lugar que le
corresponde a los auxiliares de un líder que a la hora en que la carera partió,
estaba siendo operado de su fractura de clavícula. Marck Cavendish, después de
varios intentos fallidos, fue capaz al fin de volver ganar una etapa del Tour
superando a todos para homenajear así a
su compañero. Froome, ahora sí, era el nuevo líder. En esta etapa abandonaba
Gregory Henderson y la anécdota del día fue la caída durante la neutralización
de Contador, Robert Gesink y Manuel Quinziato. Los tres reemprendieron la
marcha sin problemas al no sufrir heridas ni lesiones graves, aunque se
cortaron del pelotón durante unos cuantos kilómetros.
El Muro de Bretagne final de la 8ª
etapa, no resolvió ninguna incógnita, solo Nibali se quedo atrás entre los
favoritos perdiendo 10 segundos porque no hubo pelea. Sólo Alexis Vuillermoz
que ya había sido tercero en el Muro de Huy, se salió de la norma en los
últimos metros, para conseguir la primera victoria francesa en este Tour. Un
Tour en el que de momento nadie provoca peleas. Froome, es el líder, observa
desde su atalaya, Contador controla, a Nairo Quintana nadie le ha visto aún,
totalmente escondido entre Jonathan Castroviejo y Alejandro Valverde. A Nibali sólo
se le ve desde esa cámara que tanto le gusta al realizador del Tour y que
recoge a los rezagados.
Mientras en Francia, la victoria de
etapa de Vuillermoz le encumbra, Warren Barguil desplaza en las preferencias a
Pinot y los favoritos aplazan las peleas en los muros para la próxima semana en
los Pirineos. Sera allí donde empieza la verdadera pelea por el maillot
amarillo.
En la contrarreloj por equipos con final
en Plumelec que se disputo hoy, vimos bocas abiertas, caras desencajadas,
ciclistas que no querían cortarse, imágenes dantescas tras un recorrido nada habitual
en una crono por equipos de 28 kilómetros y endurecida por esa meta en la cima
de Cadoudal, 1,7 al 6,2%, que finalmente no deparó las grandes diferencias que
se preveían. Ganó el BMC de Tejay Van Garderen por solo un segundo de diferencia
al Sky de Froome, pero no pudo arrebatarle el maillot amarillo como era su
intención. La tercera posición fue para el Movistar a 4 segundos. Contador cedió
28 segundos y Nibali 35 del BMC.
Chris Froome sale reforzado ante el
día de descanso, pero con Van Garderen
pisándole los talones. Contador ya está a más de un minuto, mientras Nairo, a
pesar de la gran contrarreloj, se queda a casi dos minutos y Nibali a 2:22.
Valverde está entre el Pistolero y el Escarabajo.
Las intenciones están claras, falta
ponerlas en marcha y cumplirlas. De momento nadie abdica del trono de París. Los
pretendientes son los mismos, aunque Nibali y su equipo fueron los que más
tiempo perdieron, Froome esta fuertísimo, pero ojo, ya empieza a tener en cuenta
a Van Garderen, que no figuraba en el ramillete del póquer de ases, pero que
siempre estuvo ahí y más ahora, que su equipo ganó la crono, eso sí, por apenas
un segundo de diferencia con el equipo de Froome, tal vez porque Nicolas Roche
se quedó sin fuerzas a 30 metros de meta. Nairo gana enteros y se le ve entero,
tenía que esperar a sus compañeros en las cuestas, para después exhibir su
mejor sonrisa cuando entro en la meta el Tinkoff con un tiempo peor que el de
el Movistar.
El
Tour de Francia 2015 está todavía abierto. Después de la jornada de descanso de
mañana lunes, comienzan los Pirineos.
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