Del 5 al 28 de mayo y con tres
días de descanso, la 100ª edición del Giro convertirá a Italia en una fiesta.
Una fiesta que todavía estará teñida de negro y llorando a uno de los grandes
ciclistas de ese país como era Michelle Scarponi. El ganador del Giro de Italia
del 2011 iba a competir estos días en la
ronda de su país como jefe de filas del Astana, pero por culpa de las
imprudencias de un pernicioso conductor sin escrúpulos, Scarponi no volverá dar
pedales nunca más, ni en el Giro ni en otras carreras, tampoco volverá hacer
reír al pelotón, ni nos volverá a deleitar con esos videos que colgaba en su
Facebook con su loro Frankie.
Las ceremonias de luto se siguen
acumulando en el ciclismo, otra vida segada por las imprudencias, espero y
deseo que sea la última de esa larga lista trágica.
Pero la vida continua, y aunque
con las penas en el cuerpo y en las piernas, esto no se puede detener y más
cuando se llega a la edición 100 y con un trazado impresionante. De hecho,
incluso el logotipo de la carrera ha sido modificado para esta edición.
La 100ª edición del Giro de
Italia apuesta decididamente por un guiño a los especialistas en la pelea
contra el crono, que podrán minimizar los daños que sufran en la alta montaña
gracias a un total de casi 70 kilómetros de lucha individual divididos en dos etapas. Quizás para
redondear del todo esta travesía por los distintos artes del pedaleo, yo echo
en falta una crono por equipos y una cronoescalada, aunque ya se sabe que en
los 21 días de competición es imposible meter todo con un mínimo sentido de la
coherencia y el espectáculo.
El Giro comenzara el viernes 5 de
mayo en la segunda mayor isla del Mediterráneo, los organizadores permitirán a
los habitantes de Cerdeña disfrutar de la Corsa Rosa durante tres días. Dos de
esas etapas, la inaugural y la de despedida serán perfectas para los sprinters, mientras
que la segunda, aunque tampoco es imposible para los velocistas, puede ser un
buen día para los aventureros que quieran y se atrevan a intentar la escapada
lejana o jugándosela en una bajada de casi 40 kilómetros.
Después de estas tres etapas
recorriendo la isla de Cerdeña llega el primer día de descanso y traslado para
la serpiente multicolor que antes de saltar a la península de la bota, rendirá
visita a Sicilia para disputar la 4ª etapa donde se enfrentaran a la primera
gran dificultad de este Giro. La más grande isla del Mediterráneo tiene su techo
en el volcán Etna, activo pero que no escupe lava desde hace cinco años y que
con sus 1.892 metros de altura seguramente marcará, las primeras diferencias
importantes en la general.
Tras este primer contacto con la
alta montaña y antes de saltar a territorio continental es previsible que los
sprinters disputen la victoria en la ciudad portuaria de Messina.
Tras el salto a la península los
ciclistas afrontan unas cuantas etapas de las llamadas de transición en las que
como es lógico servirán para que los aspirantes al podio final que hayan
quedado malheridos en el Etna laman sus heridas y recarguen las baterías para
lo que les viene encima. También serán etapas que sirvan para aquellos hombres
importantes que vieron enterradas sus opciones en estas primeras de cambio,
busquen salvar su honra cambiando su rol por otro más ofensivo, lo mismo que
esos combativos hombres de equipo de segunda línea que llegan a estas carreras
con la intención de dejarse ver en el gran escaparate como es el Giro de
Italia.
Así, pedalada a pedalada, llegara
el primer gran atracón de platos fuertes como serán la dupla de la llegada al
alto Blockhaus y la primera crono entre Foligno y Montefalco, con sus 39,2
kilómetros de lucha individual al final de la primera semana de competición.
Dos días que estarán seguidos por otra etapa pestosa debido a esos recorridos
que hacen doler las piernas con sólo pensar en los cuatro puertos que se
encadenan sin descanso antes de afrontar la trepidante bajada hacia Bagno di
Romagna.
Las siguientes etapas, a
excepción de la 14ª con final en Oropa, serán días sin demasiado que decir en
cuanto a la pelea por la general final, servirán para que unos recuperen
fuerzas y otros busquen la gloria pasajera del triunfo de etapa.
A partir del 16º día de
competición, será el momento de la batalla final en la que serán los gallos los
que tengan que tomar el protagonismo.
Si repasamos los perfiles de esta
última semana despierta, como no puede ser de otra manera, los más bajos
instintos de cualquier aficionado y con toda seguridad, atemorizara a todos
aquellos que pretendan llegar con opciones. Ese día en el Stelvio, techo de la
prueba (Cima Copi), que deja, con sus 2.758 metros, pequeño al Mortirolo que le
precede y al Giogo di Santa María que le sigue, como gran juez de la etapa
reina de este Giro del centenario.
Luego, todavía quedarán cuatro
etapas de montaña antes de esa contrarreloj final de 28 kilómetros que llevará
a los supervivientes desde el circuito de Monza a Milán y que acabará por
decidir el orden final de la clasificación general y, por tanto, el nombre del
ciclista que inscribirá su nombre en el revirado trofeo de la primera gran
vuelta de la temporada.
Conocido el recorrido, a partir del día 5 es el
turno para que los ciclistas conviertan esta propuesta en una carrera eléctrica
y atractiva.