Alejandro Valverde nada más
ganar la Volta a Cataluña 2017 decía que Marc Soler: “ganará
lo que se proponga, hasta una grande”.
Tras ocupar un peldaño más abajo que el Pistolero de Pinto, enfundarse el maillot de mejor joven de esta Vota a Cataluña y convertirse en la sensación agradable de la carrera, yo digo y sentencio: “que es la nueva joya del ciclismo español”. Este chicarrón catalán en un próximo futuro le veo llegar muy pero que muy lejos, solo va depender de las facilidades que le den y que le sepan llevar correctamente.
Este joven y polivalente corredor que ha impactado en la París-Niza primero y después en la Volta a Cataluña, por su físico y por la altura que tiene (1,86), me recuerda muy mucho a Miguel Induráin.
Ya en categorías inferiores nos ofreció grandes destellos haciendo cosas diferentes al resto, siendo capaz de fugarse en el kilómetro cero y aguantar hasta el final. En esta Volta le vimos como lanzaba a su líder Valverde después de soltar a Chris Froome y Alberto Contador. Este diamante del ciclismo español es valiente y todo lo hace bien a pesar de ser un chaval (23 años) que creció practicando la natación y la escalada junto a sus padres, que admiraba las genialidades de Messi y Ronaldinho, que jugaba al futbol de portero hasta cuando le regalaron una bici de mountain bike para dar pedales los fines de semana. Para él, practicar deporte era su única diversión, esa diversión le llevo a decantarse por el ciclismo después de que un amigo le dijera que probara entrenar con el equipo ciclista Velosprint, en el polígono industrial de Vilanova.
Ahí le vieron posibilidades y en apenas una semana corría su primera carrera de infantiles. Ese ambiente le atrajo definitivamente, decantándose por entrenar dos días a la semana preparando la competición de los sábados y domingos lo que le llevo a decirles a sus padres y amigos que: “La bici era más divertida que el balón”. Primero le fichó el Club Ciclista Mollet, después el Magia Huesca júnior, completando sus tres temporadas Sub-23 en el Lizarte, hasta el salto al Movistar en el 2015.
En enero de ese mismo año debutó en la Vuelta a San Luis (Argentina), y en agosto se apuntó una victoria que suele señalar a los campeones del futuro: el Tour del Porvenir.
Esta temporada cumple su tercer año con el Movistar y ya se ha consolidado entre los hombres fuertes del equipo. Las vueltas por etapas, al ser buen escalador y contrarrelojista, parecen su hábitat natural, aunque de momento todo hace pensar que no será este año cuando debute en alguna de las tres grande, él prefiere ir mejorando y que sea el equipo el que decida. Iremos viendo cómo evoluciona y a dónde puede llegar.
Anteriormente ya dije que me recordaba mucho a Miguel Induráin. Sé que muchos diréis que compararlo con el navarro es un sacrilegio, no voy a discutir quien tiene razón, pero miro detenidamente su fisonomía, condiciones innatas y sus prometedores comienzos y me recuerda al 5 veces ganador del Tour. Mide dos centímetros menos que Induráin, ambos conquistaron el Tour del Porvenir, eso sí, Marc con 21 años fue más precoz, todavía está en proceso de crecimiento, pero ya es grande, largo, elegante y mostrándose sin complejos. Sube ligero, con gran soltura, se desenvuelve con habilidad en el llano y le encantan las fugas en solitario. Todas estas cualidades confirman los grandes destellos ofrecidos en categorías inferiores, cuando hacia cosas diferentes al resto. Marc es valiente y todo lo hace bien, es realmente alucinante verle en la Volta cómo tiraba de su líder Valverde después de soltar a Froome y a Contador, sin ningún tipo de complejos, siempre bien colocado leyendo perfectamente la carrera en cada momento.
Hacer lo que está haciendo Marc Soler es ser un talento puro, un superdotado de la bicicleta, un corredor de esos que salen cada mucho tiempo. Hoy por hoy, el talento que le veo a Marc no se lo veo a ninguna de las muchas promesas del ciclismo actual.
Espero y deseo que le den facilidades y que le sepan llevar correctamente para que no le pase lo que a otros que también fueron grandes aficionados, que llegaron a ganar incluso el Tour del Porvenir, que apuntaban maneras, pero tras llegar a profesionales se desinflaron o les costó mucho coger el pulso.
Sinceramente me parece que el Movistar no es el equipo idóneo para este diamante en bruto. Me preocupa que no sepan gestionar el talento del catalán. La sombra de Valverde y Nairo Quintana es demasiado alargada como para hacerse un hueco entre los gallos de ese gallinero, aunque Marc se lo está haciendo a base de empujones. Pero con las mismas armas intentaron pelear Rui Costa, Beñat Intxausti, Ion Izaguirre y alguno más que no me vienen ahora a la cabeza, eran corredores que destacaban pero que se tuvieron que ir del equipo por falta de oportunidades.
Me gustó mucho el final de la temporada pasada que hizo este chaval, y después de lo que me está asombrando en lo llevamos de esta, empiezo a dejar de temer por el ciclismo español, y es que el talento puro aparece de forma espontanea y sin avisar.
Siempre comente que me gustan los ciclistas que sorprenden, que son valientes, con casta, peleones y descarados, Marc Soler cumple todos esos requisitos y encima es un niño.
Tras ocupar un peldaño más abajo que el Pistolero de Pinto, enfundarse el maillot de mejor joven de esta Vota a Cataluña y convertirse en la sensación agradable de la carrera, yo digo y sentencio: “que es la nueva joya del ciclismo español”. Este chicarrón catalán en un próximo futuro le veo llegar muy pero que muy lejos, solo va depender de las facilidades que le den y que le sepan llevar correctamente.
Este joven y polivalente corredor que ha impactado en la París-Niza primero y después en la Volta a Cataluña, por su físico y por la altura que tiene (1,86), me recuerda muy mucho a Miguel Induráin.
Ya en categorías inferiores nos ofreció grandes destellos haciendo cosas diferentes al resto, siendo capaz de fugarse en el kilómetro cero y aguantar hasta el final. En esta Volta le vimos como lanzaba a su líder Valverde después de soltar a Chris Froome y Alberto Contador. Este diamante del ciclismo español es valiente y todo lo hace bien a pesar de ser un chaval (23 años) que creció practicando la natación y la escalada junto a sus padres, que admiraba las genialidades de Messi y Ronaldinho, que jugaba al futbol de portero hasta cuando le regalaron una bici de mountain bike para dar pedales los fines de semana. Para él, practicar deporte era su única diversión, esa diversión le llevo a decantarse por el ciclismo después de que un amigo le dijera que probara entrenar con el equipo ciclista Velosprint, en el polígono industrial de Vilanova.
Ahí le vieron posibilidades y en apenas una semana corría su primera carrera de infantiles. Ese ambiente le atrajo definitivamente, decantándose por entrenar dos días a la semana preparando la competición de los sábados y domingos lo que le llevo a decirles a sus padres y amigos que: “La bici era más divertida que el balón”. Primero le fichó el Club Ciclista Mollet, después el Magia Huesca júnior, completando sus tres temporadas Sub-23 en el Lizarte, hasta el salto al Movistar en el 2015.
En enero de ese mismo año debutó en la Vuelta a San Luis (Argentina), y en agosto se apuntó una victoria que suele señalar a los campeones del futuro: el Tour del Porvenir.
Esta temporada cumple su tercer año con el Movistar y ya se ha consolidado entre los hombres fuertes del equipo. Las vueltas por etapas, al ser buen escalador y contrarrelojista, parecen su hábitat natural, aunque de momento todo hace pensar que no será este año cuando debute en alguna de las tres grande, él prefiere ir mejorando y que sea el equipo el que decida. Iremos viendo cómo evoluciona y a dónde puede llegar.
Anteriormente ya dije que me recordaba mucho a Miguel Induráin. Sé que muchos diréis que compararlo con el navarro es un sacrilegio, no voy a discutir quien tiene razón, pero miro detenidamente su fisonomía, condiciones innatas y sus prometedores comienzos y me recuerda al 5 veces ganador del Tour. Mide dos centímetros menos que Induráin, ambos conquistaron el Tour del Porvenir, eso sí, Marc con 21 años fue más precoz, todavía está en proceso de crecimiento, pero ya es grande, largo, elegante y mostrándose sin complejos. Sube ligero, con gran soltura, se desenvuelve con habilidad en el llano y le encantan las fugas en solitario. Todas estas cualidades confirman los grandes destellos ofrecidos en categorías inferiores, cuando hacia cosas diferentes al resto. Marc es valiente y todo lo hace bien, es realmente alucinante verle en la Volta cómo tiraba de su líder Valverde después de soltar a Froome y a Contador, sin ningún tipo de complejos, siempre bien colocado leyendo perfectamente la carrera en cada momento.
Hacer lo que está haciendo Marc Soler es ser un talento puro, un superdotado de la bicicleta, un corredor de esos que salen cada mucho tiempo. Hoy por hoy, el talento que le veo a Marc no se lo veo a ninguna de las muchas promesas del ciclismo actual.
Espero y deseo que le den facilidades y que le sepan llevar correctamente para que no le pase lo que a otros que también fueron grandes aficionados, que llegaron a ganar incluso el Tour del Porvenir, que apuntaban maneras, pero tras llegar a profesionales se desinflaron o les costó mucho coger el pulso.
Sinceramente me parece que el Movistar no es el equipo idóneo para este diamante en bruto. Me preocupa que no sepan gestionar el talento del catalán. La sombra de Valverde y Nairo Quintana es demasiado alargada como para hacerse un hueco entre los gallos de ese gallinero, aunque Marc se lo está haciendo a base de empujones. Pero con las mismas armas intentaron pelear Rui Costa, Beñat Intxausti, Ion Izaguirre y alguno más que no me vienen ahora a la cabeza, eran corredores que destacaban pero que se tuvieron que ir del equipo por falta de oportunidades.
Me gustó mucho el final de la temporada pasada que hizo este chaval, y después de lo que me está asombrando en lo llevamos de esta, empiezo a dejar de temer por el ciclismo español, y es que el talento puro aparece de forma espontanea y sin avisar.
Siempre comente que me gustan los ciclistas que sorprenden, que son valientes, con casta, peleones y descarados, Marc Soler cumple todos esos requisitos y encima es un niño.
Con este nuevo talento, el ciclismo español tiene
futuro.
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